Koyaanisqatsi: Una vida fuera de equilibrioDocumental
7.8
5,231
Documental
Realizado entre los años 1975 y 1982, "Koyaanisqatsi" -primera parte de lo que sería luego una trilogía formada por Koyaanisqatsi (1982), Powaqqatsi (1988) y Naqoyqatsi (2002)- es un singular documental que refleja la colisión entre dos mundos obligados a convivir: por un lado la vida de los hombres en la sociedad moderna, la vida urbana y occidental, llena de tecnología, ciencia y consumismo. Por otro la naturaleza y el medio ambiente ... [+]
2 de noviembre de 2008
2 de noviembre de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en un mundo rodeado de edificios enormes, donde la gente corre y tiene prisa por todo. Un mundo en el que la belleza visual se centra en el culto al cuerpo y lo que nos preocupa es comer la mejor comida, beber la mejor bebida y vestir los mejores trajes. Godfrey nos avisa de lo que está ocurriendo de una manera más que poética. Nos sumerge en un mundo de imágenes infinitas, a veces ralentizadas, otras aceleradas, creando dinamismo e impacto en el espectador. Quizá busque con eso despertar ciertas inquietudes que él tuvo en su época de monje. Ciertas inquietudes que probablemente tras una vida ascética le ocasionaron una visión del mundo excesivamente tecnologizado que olvida el cuidado de la naturaleza no sólo como factor geográfico, sino como fuente de paz y lucidez para el hombre. Esto tiene su traducción en las imágenes de la película puesto que la naturaleza aparece reflejada de una forma armónica en contraposición de la aceleración en el ritmo fílmico que se muestra en las escenas de la ciudad y su “ritmo cardíaco”. Casi parece querernos dar entender que el mundo está autodestruyéndose puesto que, aún insistiendo en que nos fijemos en sus espacios naturales y disfrutemos de él, compartiendo sus bellezas y su paz eterna, se va a pique gracias (o por desgracia) al ser humano. El director de esta trilogía nos da una de cal y otra de arena con este planteamiento que se presenta como fundamental a lo largo de la película. Nos muestra de forma sutil (y a veces algo efectista gracias al compositor Philip Glass), los caminos que la sociedad va tomando, esa sociedad de la que somos partícipes y que tan poco se preocupa del entorno en el que vive. Como ya he dicho, todo esto queda enmarcado por una música que acompaña este mensaje y que facilita la comunión con él.
A raíz de todas estas sugerencias me inquieta la sensación de que sea imposible escapar de la sociedad en la que vivimos.
Sin duda alguna, Koyaanisqatsi, la primera de las tres partes de la trilogía qatsi, es la más emocionante y bonita. Todo un mosaico de poder por parte de la madre naturaleza ante el intento de “colonización” del hombre, su trepidante ritmo de vida y su amada tecnología.
A raíz de todas estas sugerencias me inquieta la sensación de que sea imposible escapar de la sociedad en la que vivimos.
Sin duda alguna, Koyaanisqatsi, la primera de las tres partes de la trilogía qatsi, es la más emocionante y bonita. Todo un mosaico de poder por parte de la madre naturaleza ante el intento de “colonización” del hombre, su trepidante ritmo de vida y su amada tecnología.
23 de marzo de 2009
23 de marzo de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impactante, bella, natural, artificial, habitada, humanizada, comunicada, incomunicada, deshumanizada... Éstas sólo son algunas de las ideas acerca de la Tierra y nuestro habitar en ella que pasan a través de nuestra cabeza desde el comienzo de este excepcional documental.
Las poderosas imágenes acompañadas de una genial música de Philip Glass, más una fuerte carga crítica presente en cada uno de los planos que contemplamos, hace que al terminar de ver "Koyaanisqatsi", una extraña sensación física nos recorra de arriba a abajo.
Yo creo que es nuestro cuerpo, instintivamente.
Está pidiendo ayuda.
Las poderosas imágenes acompañadas de una genial música de Philip Glass, más una fuerte carga crítica presente en cada uno de los planos que contemplamos, hace que al terminar de ver "Koyaanisqatsi", una extraña sensación física nos recorra de arriba a abajo.
Yo creo que es nuestro cuerpo, instintivamente.
Está pidiendo ayuda.
1 de mayo de 2009
1 de mayo de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay documentales que se ven, otros en cambio se disfrutan ante una necesidad, la de salir del mundo real, el habitual que podemos tocar con nuestras manos, para introducirte en otro mundo, el real otra vez, que te muestra las cosas tal como son pero desde una perspectiva distinta.
Los mundos son muy grandes, hay mucho que observar y en ocasiones ayuda verlo desde una pantalla, dejándose invadir por la música, la verdadera protagonista a mi parecer en este caso, que sin darte cuenta conectaba los sentidos para manejar durante un tiempo tu subconsciente, bombardeado por imágenes, que de un modo relativo te demuestran que en ocasiones ver y escuchar es lo necesario para salir sin haber llegado nunca a entrar en un mundo paralelo que es el real. Tal vez comentarlo no sea necesario, lo que sí resulta cierto es que hay un momento adecuado para compartir el sosiego con el mundo. A mi me hacía falta algo así.
Los mundos son muy grandes, hay mucho que observar y en ocasiones ayuda verlo desde una pantalla, dejándose invadir por la música, la verdadera protagonista a mi parecer en este caso, que sin darte cuenta conectaba los sentidos para manejar durante un tiempo tu subconsciente, bombardeado por imágenes, que de un modo relativo te demuestran que en ocasiones ver y escuchar es lo necesario para salir sin haber llegado nunca a entrar en un mundo paralelo que es el real. Tal vez comentarlo no sea necesario, lo que sí resulta cierto es que hay un momento adecuado para compartir el sosiego con el mundo. A mi me hacía falta algo así.
31 de diciembre de 2009
31 de diciembre de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En efecto, no es necesaria la parafernalia de unos discursos intelectualoides o salvadores para mostrar ya desde 1982 una necesaria y mayúscula reflexión sobre la civilización contemporánea, el planeta y nuestras humanas obras. El mayor logro de esta cinta es ser tan poderosa con las imágenes como lo sería cualquier disertación filosófica de dos horas y permite al espectador participar en su propia creación como obra de arte. Se trata de una experiencia que se percibe con los sentidos, se construye a medida que se visiona y, por lo tanto, cada espectador elabora su propia película.
Philip Glass, se lleva todos los aplausos por su música exquisita, nuevamente...
Las dos restantes secuelas (Powwaqatsi y Naqoyqatsi) cierran un perfecto círculo, que le permite a Reggio ahondar en nosotros mismos, lo que somos... Y, ¿qué somos? Reggio no nos lo dice, desde luego. Nos lo muestra y Glass nos lo hace oír... Que vean los que tengan ojos... Que escuchen, quienes tengan oídos.
Philip Glass, se lleva todos los aplausos por su música exquisita, nuevamente...
Las dos restantes secuelas (Powwaqatsi y Naqoyqatsi) cierran un perfecto círculo, que le permite a Reggio ahondar en nosotros mismos, lo que somos... Y, ¿qué somos? Reggio no nos lo dice, desde luego. Nos lo muestra y Glass nos lo hace oír... Que vean los que tengan ojos... Que escuchen, quienes tengan oídos.
7 de diciembre de 2015
7 de diciembre de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Placer y terror en la misma historia, la historia catastrófica de la armonía de la naturaleza contra el caos de la "civilización". No se si son las fotografías de Ron Fricke las que hacen que la música de Philip Glass te haga alcanzar el éxtasis o es al revés. Un bocao en el alma y un placer para los sentidos, una obra de arte que todo ser viviente debería experimentar.
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