El tiempo del lobo
2003 

6.1
3,637
Drama
En la mitología germánica, el momento anterior al Apocalipsis, en el que se trastocan los valores y caen las más altas torres, se conoce como "El tiempo del lobo". Una familia de clase media (padre, madre y dos hijos) huye de la catástrofe ocurrida en la ciudad, y se refugia en su casa de campo. Piensan que así lograrán librarse del caos generalizado, pero pronto comprenderán que eso es de todo punto imposible. (FILMAFFINITY)
17 de febrero de 2010
17 de febrero de 2010
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ha pasado algo que está desencadenando el Apocalipsis, o casi. Ahora, la lucha por la supervivencia es distinta a la del hasta ahora rutinario quehacer cotidiano. Es más primitiva. Más visceral. Más directa. Y, desde luego, más peligrosa.
No hay más remedio que convivir (en la manada se está más seguro que solo), aunque, al mismo tiempo, haya que forcejear por un poco de espacio. O venderse por un poco de agua.
En “El tiempo del lobo”, la gente está todavía muy “civilizada”. Los organizadores, cabecillas o como quiera llamárseles vuelven a ser, como siempre, los más fuertes, es decir, los que disponen de un arma. Y alguno ya empieza a apuntar maneras tiránicas, pero aún no se ha desencadenado la rabia, la brutalidad. Aún no se ha mostrado la otra cara del animal humano. La del lobo que todos llevamos dentro.
Haneke plantea la situación y, como es habitual, deja que el espectador piense sobre ello y saque sus propias conclusiones pero tal planteamiento deja una sensación insatisfactoria como si, para leer una novela, nos conformáramos sólo con el prólogo.
Y esto es lo que hace Haneke: nos cuenta el prólogo. El resto de la historia depende de uno mismo.
No hay más remedio que convivir (en la manada se está más seguro que solo), aunque, al mismo tiempo, haya que forcejear por un poco de espacio. O venderse por un poco de agua.
En “El tiempo del lobo”, la gente está todavía muy “civilizada”. Los organizadores, cabecillas o como quiera llamárseles vuelven a ser, como siempre, los más fuertes, es decir, los que disponen de un arma. Y alguno ya empieza a apuntar maneras tiránicas, pero aún no se ha desencadenado la rabia, la brutalidad. Aún no se ha mostrado la otra cara del animal humano. La del lobo que todos llevamos dentro.
Haneke plantea la situación y, como es habitual, deja que el espectador piense sobre ello y saque sus propias conclusiones pero tal planteamiento deja una sensación insatisfactoria como si, para leer una novela, nos conformáramos sólo con el prólogo.
Y esto es lo que hace Haneke: nos cuenta el prólogo. El resto de la historia depende de uno mismo.
11 de julio de 2012
11 de julio de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con este film de ambiente post apocalítptico pretende Haneke, una vez más, dejar al espectador entre el estado de shock y el hastio existencial. El escenario elegido; una Europa, la Europa Central/Occidental, ¡el corazón del Estado de Bienestar!, totalmente en ruinas. En este escenario nos planta Haneke sus trampas, porque para turbarnos Haneke recurre directametne a la trampa, a veces sutil y sofisticada pero las más de las veces bastante burda. Su principal recurso, los animales, Haneke usa y abusa de las mascotas y los animales domésticos para provcar el desagrado del espectador. Es algo bastante comprensible teniendo en cuenta la especial sensibilidad del público potencial de esta película hacia los animales, de hecho todos nos hemos planteado qué pasaría si la vida de nuestra mascota dependiese de nosotros en un momento de apuro económico, solo hay que retorcer esa dificil cuestión un poco más, qué pasaría con nuestra mascota el día del apocalipsis (en el spoiler procedo al despiece y análisis de estas trampas).
A pesar de esto que para mí desluce al film, el ambiente logrado por Haneke está bastante logrado y el recurso del niño salvaje me gustó. Una película pasable.
A pesar de esto que para mí desluce al film, el ambiente logrado por Haneke está bastante logrado y el recurso del niño salvaje me gustó. Una película pasable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las trampas de las mascotas y animales:
1.Los perros abandonados. Para mí la trampa más legítima, es bastante razonable pensar que en esa situación tan degrada miles de perros serían abandonados a su suerte, una escena nada rara en muchos paises.
2. El periquito, trampa lacrimogena y torticera ¿tan poco resistente es ese animal? yo diría que tiene bastante más posibilidadaes de sobrevivir que los humanos del film, que se de un paseo Haneke por los parques de Madrid y vea lo bien que se las arreglan las cotorras sin sus dueños.
3. Los caballos, la trampa más burda de todas, la imagen que tenemos del caballo es la de un ser noble y poderoso a la vez que manso, Haneke se los carga inmisericordemente con el motivo más estúpido, consumen mucha agua. Repito que es burdo, muy burdo, el motivo; lo lógico sería dejar que los caballos, bastante útiles, aguantasen el mayor tiempo posible hasta reventar y solo entonces darles el tiro de gracia y aprovechar su carne, máxime cuando el paisaje es el de una Europa humeda y constantemente nublada.
1.Los perros abandonados. Para mí la trampa más legítima, es bastante razonable pensar que en esa situación tan degrada miles de perros serían abandonados a su suerte, una escena nada rara en muchos paises.
2. El periquito, trampa lacrimogena y torticera ¿tan poco resistente es ese animal? yo diría que tiene bastante más posibilidadaes de sobrevivir que los humanos del film, que se de un paseo Haneke por los parques de Madrid y vea lo bien que se las arreglan las cotorras sin sus dueños.
3. Los caballos, la trampa más burda de todas, la imagen que tenemos del caballo es la de un ser noble y poderoso a la vez que manso, Haneke se los carga inmisericordemente con el motivo más estúpido, consumen mucha agua. Repito que es burdo, muy burdo, el motivo; lo lógico sería dejar que los caballos, bastante útiles, aguantasen el mayor tiempo posible hasta reventar y solo entonces darles el tiro de gracia y aprovechar su carne, máxime cuando el paisaje es el de una Europa humeda y constantemente nublada.
2 de mayo de 2013
2 de mayo de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es una concatenación de discusiones, peleas, dramatismos y llantos. Tantos que llega a cansar.
Se supone que ha habido una especie de hecatombe que ha dejado a la civilización en mínimos, pero esto no está bien explicado, así que te pasas más de media película esperando una explicación que no llega.
Mientras tanto, la gente se apelotona en una vieja estación con la esperanza de que llegue un tren para llevarlos no se sabe muy bien dónde, a un lugar mejor. La carestía es total, y se negocia con cualquier cosa para conseguir agua.
La película se hace lenta, muy muy lenta, y repetitiva. En mi opinión está sobrevalorada.
Se supone que ha habido una especie de hecatombe que ha dejado a la civilización en mínimos, pero esto no está bien explicado, así que te pasas más de media película esperando una explicación que no llega.
Mientras tanto, la gente se apelotona en una vieja estación con la esperanza de que llegue un tren para llevarlos no se sabe muy bien dónde, a un lugar mejor. La carestía es total, y se negocia con cualquier cosa para conseguir agua.
La película se hace lenta, muy muy lenta, y repetitiva. En mi opinión está sobrevalorada.
11 de enero de 2018
11 de enero de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Películas como "la pianista", "funny games", "cache" o "código desconocido" son algunos de los títulos que me hicieron decidirme por ver esta película. En primer lugar he de decir que la temática no es de mi agrado y eso algo ya influye a la hora de verla pero como es costumbre nunca se nada sobre las películas que voy a ver como mucho el director y poco mas y en una ocasión como esta es en las que me arrepiento de no saber nada. En la parte técnica no es destacable nada y en la artística anda mas bien flojita, los diálogos son mas bien pobres sin nada que aportar de relevancia a la historia mas bien todo lo contrario, la historia deja mucho que desear y eso que el tema podría haberse exprimido mucho mas, centrándose casi todo el tiempo en el "trueque" como forma de supervivencia. Me cuesta dar notas bajas porque se del trabajo que requiere hacer una película y la cantidad de personas que hay detrás, pero en este caso es indudable mi postura hacia ella, no me ha dejado ningún recuerdo, ni ninguna reflexión, me cuesta mucho recomendársela alguien.
30 de junio de 2018
30 de junio de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todas las películas o libros ambientados en un escenario post-apocalíptico tratan fundamentalmente de lo mismo: de como el derrumbamiento de la sociedad lleva al afloramiento de la maldad que llevamos dentro, de la maldad inherente al ser humano que es sujetada por leyes y normas en la sociedad, pero que se muestra en su máximo esplendor cuando todo cae.
Sabiendo esto, a un director como Haneke este genero pareciera que le viniera que ni pintado, pues toda su carrera se ha dedicado a observar con ojo clínico las partes más oscuras y feas de nosotros, siendo su realismo un afilado espejo que refleja nuestras más siniestras miserias. Y, si bien la cinta cumple hasta cierto punto, regalándonos dos o tres momentos de un desgarramiento genial, no termina de funcionar en conjunto, quizás por el hecho del propio escenario.
La cosa va así, cuando en todas las películas del genero se nos cuenta lo mismo, esto acaba por perder el intereses, por cansar; y al alejar su película de los escenarios urbanos contemporáneos a los que nos tiene acostumbrados, Haneke pierde mucha eficacia e impacto, pues gran parte de su encanto reside en la cotidianidad de las historias, quiero decir, en la familiaridad de los personajes y contextos que nos aportan el extra de perversión que necesitamos para sentir de verdad la turbación que subyace a la sociedad del consumo.
Aquí, en cambio, al ambientarse en una situación ficticia, futura e improbable, la película pierde fuerza, por muy duras y aplastantes que sean sus imágenes.
Sabiendo esto, a un director como Haneke este genero pareciera que le viniera que ni pintado, pues toda su carrera se ha dedicado a observar con ojo clínico las partes más oscuras y feas de nosotros, siendo su realismo un afilado espejo que refleja nuestras más siniestras miserias. Y, si bien la cinta cumple hasta cierto punto, regalándonos dos o tres momentos de un desgarramiento genial, no termina de funcionar en conjunto, quizás por el hecho del propio escenario.
La cosa va así, cuando en todas las películas del genero se nos cuenta lo mismo, esto acaba por perder el intereses, por cansar; y al alejar su película de los escenarios urbanos contemporáneos a los que nos tiene acostumbrados, Haneke pierde mucha eficacia e impacto, pues gran parte de su encanto reside en la cotidianidad de las historias, quiero decir, en la familiaridad de los personajes y contextos que nos aportan el extra de perversión que necesitamos para sentir de verdad la turbación que subyace a la sociedad del consumo.
Aquí, en cambio, al ambientarse en una situación ficticia, futura e improbable, la película pierde fuerza, por muy duras y aplastantes que sean sus imágenes.
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