Haz click aquí para copiar la URL

The Grandmaster

Drama. Acción Un relato sobre las artes marciales y el alma de la civilización china. Dos maestros de kung fu, Ip Man (Tony Leung), el hombre que entrenó al mítico Bruce Lee, y la bella Gong Er (Zhang Ziyi) se reúnen en la ciudad natal de Ip Man en vísperas de la invasión japonesa de 1936. El padre de Gong Er, un gran maestro de renombre, también viaja a esa ciudad para la ceremonia de su jubilación, que tendrá lugar en el legendario burdel El ... [+]
Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
escribe tu crítica
6
20 de enero de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
2.500 planos configuran el nuevo amalgama de imágenes, secuencias, miradas, luchas, espejos, luces, marcos, encuadres, pasillos, música… del chino Wong Kar-Wai. The Grandmaster, trabajo que le ha llevado tres años de duro rodaje, es un efectista producto cargado de una belleza, podemos decir que usual en el director de Deseando amar y 2046, asombrosa, en la que se nos muestra un interesante y bello recorrido por la China del siglo XX, presentándonos y, contándonos, la vida de Ip Man, el reconocido entrenador del mítico Bruce Lee dentro del arte marcial conocido como Wing Chun. Un arte compuesto por tres formas: Kata, Kuem y Pumse. El Wing Chun: Tiene como objetivo el de ayudar a comprender en profundidad los conceptos básicos del sistema y desarrollar habilidades tales como la raíz, la coordinación, la mecánica corporal, la relajación, la estructura, el desarrollo de la energía y el poder explosivo. Mismos objetivos aplicables a nuestros sentidos a la hora de ver un trabajo de este señor.

Uno, que anda todavía vibrando de aquella experiencia amorosa –y costosa por sus protagonistas– que es Deseando amar. De su magia, del Yumeji’s Theme de Sigeru Umebayashi –enamorado de esta pieza musical de por vida–, de los paseos a por leche por aquellas escaleras, de la lluvia, del intenso color que emanaba amor desde cualquier punto hacia donde dirigieses la mirada, de perspectivas varias... de todo, porque Deseando Amar es para amarla. De 2046, donde Wai de nuevo nos llenaba de color alma y mente. Donde se podía asistir una vez más a un ejercicio siempre efectista visual y musicalmente, en el que dejarse llevar es la mejor herramienta para disfrutar de estas obras tan meticulosas. Y de paso, poniéndose uno a recordarlas, encontrará ciertos puentes de conexión con esta The Grandmaster. No pasa lo mismo con My Blueberry nights, una lujosa cinta de niveles estilísticos muy altos, pero de nefasto y aburridísimo guión. Llega con terribles ganas de ser seducido y enamorado nuevamente ante un estreno más que esperado.

The Grandmaster cuenta la historia de Ip Man (Tony Leung: Deseando amar y 2046), maestro y divulgador del Wing Chun (hegemónica del sur de china) y Gong Er (Zhang Ziyi: El camino a casa) experta en el Ba Gua (la que procede del norte). Ip Man se dedica a la enseñanza, Gong, es más bien una mujer inclinada a no transmitir los conocimientos de su legado familiar. Mirar hacia delante (Ip Man), y mirar hacia atrás (Gong Er). Dos estilos diferentes de luchar, de ver y sentir diferentes tipos de lucha que se cruzarán por amor, poder y satisfacción.

Estos dos maestros del kung fu vienen a reunirse en la ciudad natal de Ip Man, Foshan, en vísperas de la invasión japonesa en 1936. El abuelo de Gong Er, un gran maestro de renombre, también viaja a Foshan para su ceremonia de jubilación, que se llevará a cabo en el legendario burdel ‘El pabellón de oro’. Una historia de traición, honor y amor llevada a cabo durante la época tumultuosa que siguió a la caída de la última dinastía de China, un tiempo de caos, y una división y guerra, época también de oro de las artes marciales chinas.

Wong Kar –Wai no defrauda en cuanto a dotes técnicos, diría que está por encima de cualquier trabajo anterior, puesto hay cientos de detalles de los que poder hablar y seccionar hasta hacer de un plano o secuencia una nueva película. Te quedarás más que satisfecho con el resultado final si sólo buscas eso –y sin buscarlo–, porque todas las luchas: la protagonizada bajo la lluvia, la del burdel entre Ip y Gong, o la memorable, descomunal, o como se le quiera definir, pero grandiosa lucha, en la estación del tren entre Gong y Ma Sam, son para arrodillarse y hacer reverencias. Su estilo, color, textura, movimientos a cámara lenta, la gente observando desde las ventanas o nosotros desde la nuestra, nos llenará de placer y agitación. Simplemente magistral.

Pero The Grandmaster como cualquier otro filme, debe, tiene que tener para ser una gran obra, o por lo menos engancharte con lo verdaderamente necesario, un buen guión. Una historia y desarrollo a la altura –qué mínimo–, en este caso del nivel técnico, del que es elocuente la película, para formar una explosión, al igual que los golpes de tan maravilloso arte, definitiva y mortal.

Montada como si de una obra teatral se tratara, por capítulos –así la veo yo–, veremos entrar y salir personajes de la historia sin más explicación –bueno, viviremos de flashbacks durante todo el metraje–, cargando el relato de cierta complejidad. Apuntar, que la narración china tradicional organiza las relaciones entre los elementos del relato de forma más libre y flexible que la novela occidental, pero no culpa de esto, porque no se llevó acabo así finalmente –dicho por el propio Wai–, The Grandmaster , ni construida a capítulos ni de la forma tan libre como es la narración de este país, alcanza los niveles requeridos, y ya no para su comprensión –que es llevadero–, sino para un entretenimiento y aprendizaje digno del resto del trabajo.

El Hongkonés demuestra ser un auténtico maestro dirigiendo: su narrativa visual con la cámara sí es perfecta. La fotografía, obra de Philippe Le Sourd, sí es para quitarse el sombrero. La música, a cargo de Sigeru Umebayashi y Nathaniel Méchaly, es hermana gemela de cualquier plano, momento o estado del filme. Todo en el apartado técnico es desbordante de majestuosidad. Todo. Son, como decía, cientos y miles de detalles con los que disfrutar diseccionando poco a poco. Pero, su guión, realizado entre Wong Kar-Wai, Xu Haofeng y Zou Jinzhi, basándose en una historia propia del director, no es de ese magnetismo, no logrando engancharte, dejándote frío como las tierras por las que nos moveremos durante el visionado.

Kung fu: Horizonal y vertical. Como la vida de de Ip y Gong respectivamente. La deshonra y la gloria.

Mi web: cinemaunderground.net
31 de enero de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"The Grandmaster" es una película que conmueve y desorienta. Conmueve porque imprime a la biografía de Ip Man (Tony Leung) una dimensión melancólica, fatalista, con una brillantez formal indudable. Desorienta porque esta biografía no cubre toda la vida del biografiado (no llegamos a la época en la que da clases a Bruce Lee) y además la historia se pierde en otros personajes, especialmente el de Gong Er (Zhang Ziyi), su rival en las artes marciales, y su amor secreto. En conjunto, queda un film sin duda brillante, pero irregular; un film confuso en tanto que biografía, pero con momentos, escenas e imágenes de una fuerza visual impresionante. La pelea en la estación de tren, o el cortejo que camina sobre la nieve, o la lucha bajo la lluvia del principio, son buenos ejemplos de ello.

Lo que quizá sorprende más en este apasionado y melodramático film de artes marciales es la aparición, en el tramo final, del tema de Deborah que Ennio Morricone compuso para la magistral "Érase una vez en América" (Once Upon a Time in America, 1984), la última película de Sergio Leone. Wong Kar-Wai no sólo hace un homenaje a Leone, además emplea este tema musical para dar a su historia una categoría melancólica que hable del paso del tiempo, de lo que pudo ser y no fue, de la grandeza de los maestros de las artes marciales.
8
11 de febrero de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras una larga ausencia Wong Kar-Wai vuelve a sentarse en la silla de director para brindarnos una película que, si bien no es completamente ajena a sus escenarios habituales (recordemos que "As Tears go By" y "Ashes of Time" ya tomaban el tema de la lucha y las artes marciales como punto de referencia), si supone un nuevo paso en el modo de trabajar de uno de los directores más aclamados del cine asiático actual.

Y es que The Grandmasters, como no podía ser de otro modo viniendo de quien viene, presenta una fotografía sublime con un registro de colores, una atención por el detalle y una concepción de los espacios que encandila, deleita y sorprende desde el primer momento. Así, incluso en las vertiginosas escenas de combate (la "gran" novedad de la cinta con respecto a los ritmos y situaciones a las que nos tiene acostumbrados el director), podemos encontrar el sello de identidad de un maestro que, alejándose de la voluptuosidad, colorido, magnificencia y hasta extravagancia de las producciones más recientes del género (pienso en "Tigre y Dragón", "Hero", "La Casa de las Dagas Voladoras", etc), se centra en la contundencia, la técnica y la ferocidad de la lucha para ofrecer un espectáculo visual donde, increiblemente, los pirueteos o la presentación excesivamente coreografiada de otras cintas están aquí completamente ausentes. No encontraremos en The Grandmasters luchadores saltarines, combates que más parecen bailes o efectos especiales que convierten el arte marcial en un teatro efectista para el forzado deleite del espectador. Y sin embargo, el genial tratamiento de dichas escenas, con cuidada atención a cada golpe, bloqueo, giro y posicionamiento o desplazamiento de los pies de los contendientes, les confiere tal atractivo que engancha y deleita gracias también a un magnífico uso del sonido, que en todo momento engrandece y enfatiza la contundencia de la batalla. El trabajo de cámara, por su parte, brilla con luz propia cuando, unido a una edición y un montaje más que sobresalientes, nos permite disfrutar de unos combates donde la ferocidad de la violencia dialoga armónicamente con la delicadeza de los detalles y los lentos primeros planos, dando lugar a un ritmo muy particular que, sin verse forzado pese a lo complejo de dicho tratamiento, confiere una notable personalidad a cada escena. Todo ello enmarcado en unos escenarios cuya atmósfera (un lluvioso y oscuro callejón en medio de la noche, una nevada estación de tren azotada por el viento, la recargada estancia de una "Casa de Placer" de la china de los años treinta...) dota a cada escena de una ambientación completamente única y cargada de personalidad.

No se queda atrás tampoco, como también es habitual en las cintas del autor, el excelente trabajo del equipo artístico. Esta vez, bajo el paraguas de unos años 30 que se debaten entre la pervivencia de la cultura tradicional china y el advenimiento de la modernidad industrial de principios del siglo XX, asistimos a una bella caracterización de escenarios y personajes en los que todo elemento, desde los uniformes, trajes y vestidos de l@s protagonistas y secundarios hasta la decoración de las salas, escuelas y exteriores, está cuidado al detalle. Una delicia estética que combina sabiamente abundancia y austeridad sin caer en ningún caso en el boato y sobrecarga.


Por último, cabe resaltar el que a nuestro juicio es el punto más flojo de esta nueva película; el tratamiento del argumento y la historia. Bien es sabido que Wong Kar-Wai no es precisamente un devoto de las reglas del guión y la planificación previa. De hecho, es usual que el director conciba y construya cada escena directamente cuando se encuentra frente al escenario elegido para cada circunstancia. En The Grandmasters, sin embargo, este método libre, improvisado y “rebelde” que tan buenos resultados dio en su filmografía previa (sobre todo en títulos como Days of Being Wild, Chungking Express o Fallen Angels) pasa factura ante las dificultades de imbricar una historia compleja en la que personajes, contexto histórico, teoría, práctica y evolución de las artes marciales y vivencias personales interactúan entre ellas como si de un protagonista más se tratara. Así, ante el habitual cambio de foco hacia las historias de los personajes que enriquecen el universo personal de Ip Man, el supuesto protagonista, en ocasiones resulta complejo para el espectador encontrar un hilo conductor que mantenga la atención e interés y permita agarrarse al centro recurrente de la trama que se está narrando. De hecho, si comprobar como el protagonismo se alterna alternativamente entre el personaje masculino y el personaje femenino de la historia resulta un atractivo notable (llegando incluso esta última a eclipsar en interés y actuación a la del propio Ip Man), en ocasiones dicha dualidad afecta a la continuidad del relato sin que el espectador comprenda muy bien como se ha llegado a cierto punto de la historia del otro. Sensación que se ve acentuada ante los constantes y difíciles cambios de ritmo de la película; de frenéticas (y excepcionalmente realizadas) escenas de acción a lentos monólogos interiores o descripciones de contextos que de nuevo se ven súbitamente interrumpidos por una nueva pelea, disputa o tensión dramática. Un ritmo atragantado en el que cada una de las partes es una pieza perfecta y bien construida, pero que difícilmente encajan entre sí de manera armónica al contemplarse en conjunto como una sucesión de acontecimientos.

En definitiva, una cinta notable por su factura técnica, visual y artística que deja de lado el estilo rebelde y dinámico de las primeras producciones de Kar-Wai para dar paso a una etapa de “madurez” en la que la perfección estética y formal relevan a las imágenes borrosas, los escenarios caóticos y las cámaras imprecisas de sus etapas previas, alejándose igualmente de los “cánones establecidos” del Nuevo Cine de Artes Marciales inaugurado ya hace años por Ang Lee con su Tigre y Dragón.
7
28 de mayo de 2014 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película ágil y entretenida , bien contada y sin pausa,merecidamente gano el oscar asiatico, por sus grandes escenas y efectos especiales y por la gran labor de sus actores Tony Leung Chiu Wai, Zhang Ziyi,Chang Chen.
Una historia que yo en particular ya había escucha y la verdad me ha sorprendido lo bien que ha sido lograda, buena trama, y gran intriga.
Muy buena.
14 de abril de 2023 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película extraordinaria de artes marciales, que destaca por su dirección impresionante y su diseño de producción visualmente impactante. La actuación de Tony Leung y Zhang Ziyi es impresionante, con una química en pantalla que te mantiene cautivado.

Además, la historia de Ip Man es contada de una manera emocionante y conmovedora, que te hace sentir profundamente conectado con los personajes. Los momentos de lucha son excelentes y están coreografiados de forma magistral.

En resumen, "The Grandmaster" es una obra maestra del cine de artes marciales, que ofrece una experiencia cinematográfica inolvidable y es un ejemplo de cómo el cine puede conmover y entretener al mismo tiempo.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para