Esta sí merece el título de película de culto.
Lo peor: la escena con el tipo de la estación de servicio, se supone alivio cómico, cuando toda la película es una parodia, totalmente innecesario.
Linda, es un personaje insoportable, se la pasa llorando y gritando. Es claro que la intención era que se empatice con las villanas, sobre todo Varla, pero siempre me parece bastante estúpido que para destacar a la villana hagan que la antagonista buena sea una pusilánime.
Lo mejor: todos los personajes tiene su momento de destacar. Muy buenos planos, la película está bien filmada para haber costado una miseria, no se ve barata.
Es astuta, llena de humor negro y dobles intensiones, y logra captar la época y de paso ser adelantada a su tiempo.
La capacidad para cambiar de tono, ritmo y registro todo el tiempo, de la comedia sexual, al melodrama sórdido, al drama criminal, etc.
La química entre Tura Santana, Haji y Lori Williams.

Otra pastrulada del sr. Russ Meyer. El tema principal de este film es la violencia, pero la violencia femenina. Nos cuenta la historia de tres bailarinas de gogó que les gusta causar problemas, son malas y codiciosas, no les interesa matar para conseguir su objetivo.

El buen Russ Meyer aunque deja las escenas de desnudos explícitos, sigue con el erotismo en esta película. Las tres protagonistas son bombas sexies, especialmente la malvada Varla (Tura Satana) y su llamativo escote. Las otras dos no se quedan atrás: Rosie (Haji) es el brazo derecho de Varla, fiel y Billie (Lori Williams) es provocativa pero sin maldad.

El guión no fue nada del otro mundo, pero los diálogos cargados de humor negro, lograron que la película sea entretenida. Además, claro, de los cuerpazos de las intrépidas forajidas, un deleite para la vista del espectador. Una de las películas más representativas de la Serie B, sin lugar a dudas.