No se sabe bien adónde va esta película. Roba mucho con unos paisajes bellísimos. Ancianos en la naturaleza es un llamador por su originalidad temática. Pero no se entiende cuál es la historia que quiere contar, tal vez porque son demasiadas. El desarrollo es confuso. Quiere hablar de la ancianidad, pero también de la naturaleza, la muerte, el suicidio, la enfermedad, el arte, las catástrofes y sus consecuencias, la salud mental, la reclusión, la libertad, la sociabilización, la vida ermitaña, el amor en la tercera edad, y como si todo eso fuera poco esboza un intento de ¿romance? fugaz entre los protagonistas más jóvenes.
No sé, para mí se entendería mejor si hubiera elegido uno o dos de esos temas y los hubiera desarrollado a fondo. En fin, un defecto del que adolecen muchas películas últimamente, donde parece que los directores tienen miedo de no poder entretener al espectador, entonces meten temas y subtemas, tramas y subtramas. En las antípodas de una película como The quiet girl, donde se cuenta una historia, una sola, pero de manera brillante y conmovedora.
Termina siendo aburrida, sin cohesión interna y predecible, más allá de los paisajes y una actuación de Lachapelle que la sostiene en buena medida.

Esta ha sido la tercera película que he visto este fin de semana Yunior. Pensaba escribirla contándote todos los detalles, incluso estropeando la trama para que vieras lo atractivo del planteamiento y el desenlace, pero eso era antes de terminar de verla. Una vez la has visto solo puedo decirte que la veas, que es preciosa, que trata de muchos temas con libertad y originalidad, y que me ha encantado verla y reflexionar sobre ella. Es de esas películas que te transportan por su delicadez y casi te diría que por su lentitud, que mientras la ves te parece que va despacio pero que cuando recuerdas todo lo que ha pasado, te parece imposible que lo hayan comprimido en un par de horas. Una delicia