Bus Stop
6.4
2,810
31 de marzo de 2011
31 de marzo de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así se podría titular también a esta película en dónde una cabaretera de aire ingenuo y en busca de la felicidad se las tiene que ver frente a las consecuencias del enamoramiento a primera vista de un hombre con modales poco finos que entiende poco o nada de las mujeres.
Aunque la película hoy en día puede resultar con cierto tinte ñoño, logra enganchar al espectador e incluso divertirlo con algún pasaje. Las actuaciones de Murray y Monroe son lo mejor de la película, que si bien es cierto, que parecen sobreactuadas, logran otorgar a cada uno de sus personajes el encanto que les caracteriza.
Aunque la película hoy en día puede resultar con cierto tinte ñoño, logra enganchar al espectador e incluso divertirlo con algún pasaje. Las actuaciones de Murray y Monroe son lo mejor de la película, que si bien es cierto, que parecen sobreactuadas, logran otorgar a cada uno de sus personajes el encanto que les caracteriza.
19 de junio de 2012
19 de junio de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Personajes
Marilyn Monroe
Ed (Director de cine)
Al levantarse el telón se ve a Marilyn Monroe, un poco deprimida, metida en una bañera llena de espuma que cubre su cuerpo al completo. A su izquierda, una mesita con unos papeles un poco húmedos, un teléfono, una botella de whisky y un vaso lleno de esta bebida hasta la mitad, mezclado con hielo y soda. Suena música jazz. Marilyn tararea “Prelude To A kiss” de Duke Ellington, mientras se echa agua y espuma por encima del cuerpo. Suena el teléfono. Marilyn lo mira con indiferencia, como si fuera un pajarillo que se posara en su ventana y que en breves momentos fuera a marcharse. El teléfono vuelve a sonar con igual estridencia. Marilyn alarga el brazo izquierdo y lo descuelga, saliendo de su ensueño.
Marilyn: -Billy, ¿eres tú?
Ed (un poco enfadado): -¿De qué puñetas hablas Marilyn, es que no me reconoces? Soy yo, Ed. (Aumentando un poco más su enfado.) ¿Por cierto, a qué Billy te refieres, a Walder?
Marilyn (con laxitud e indiferencia): -Sí, Ed, a Walder. Tenía la ilusión de que fuera él quien me llamara para rodar una película y que esta vez el papel fuera algo distinto a lo de siempre.
Ed (intentando serenarse): -Bueno, Marilyn, ¿recibiste el guión que te envió mi secretaria?
Marilyn (indignada): -¿Te refiere a esa historieta de paletos y cowboys provincianos?
Ed: No sé si lo sabes Marilyn, pero esa historia está escrita por William Inge, que no sólo es uno de los mejores dramaturgos de este país, sino también de este maldito siglo.
Marilyn: -No me hables de dramaturgos, Ed, yo estuve casada con uno y créeme, sé todo lo que se puede saber sobre ellos. Los ves en los círculos literarios donde todo son apretones de manos, elogios y honores, pavoneándose como Roberto de Saint-Loup sobre su hermoso caballo, y llegas a creer que son alguien, pero en realidad son como niños tirando de las faldas de sus mamás para que les compren un juguete brillante y esplendoroso y cuando se han cansado de jugar con él, lo tiran a la basura. (Marilyn cesa de hablar, afligida por sus palabras. Alcanza el whisky con la mano derecha, le da un trago, y vuelve a hablar.) Estoy cansada de estas historias Ed, en ellas sólo soy una rubia guapa y tonta y sabes… (Se deprime un poco más pero continúa.) Soy mucho más que eso Ed, mucho más. Al menos las comedias que hice con Billy, eran más inteligentes que esta.
Ed: -Mira Marilyn, yo también creo que vales mucho, pero también creo que estás siendo injusta con este guión, se trata de una bonita historia con final feliz, donde un pal…, perdón, donde un chico de provincias, conoce a una chica también de provincias, que trabaja en un club haciendo números musicales y se enamora de ella. Entonces él, que por desgracia ha vivido en un rancho y no conoce modales, tendrá que aprenderlos para que esta, repito, bonita historia de amor, llegue a buen puerto.
Sigue abajo, en zona spoiler.
Marilyn Monroe
Ed (Director de cine)
Al levantarse el telón se ve a Marilyn Monroe, un poco deprimida, metida en una bañera llena de espuma que cubre su cuerpo al completo. A su izquierda, una mesita con unos papeles un poco húmedos, un teléfono, una botella de whisky y un vaso lleno de esta bebida hasta la mitad, mezclado con hielo y soda. Suena música jazz. Marilyn tararea “Prelude To A kiss” de Duke Ellington, mientras se echa agua y espuma por encima del cuerpo. Suena el teléfono. Marilyn lo mira con indiferencia, como si fuera un pajarillo que se posara en su ventana y que en breves momentos fuera a marcharse. El teléfono vuelve a sonar con igual estridencia. Marilyn alarga el brazo izquierdo y lo descuelga, saliendo de su ensueño.
Marilyn: -Billy, ¿eres tú?
Ed (un poco enfadado): -¿De qué puñetas hablas Marilyn, es que no me reconoces? Soy yo, Ed. (Aumentando un poco más su enfado.) ¿Por cierto, a qué Billy te refieres, a Walder?
Marilyn (con laxitud e indiferencia): -Sí, Ed, a Walder. Tenía la ilusión de que fuera él quien me llamara para rodar una película y que esta vez el papel fuera algo distinto a lo de siempre.
Ed (intentando serenarse): -Bueno, Marilyn, ¿recibiste el guión que te envió mi secretaria?
Marilyn (indignada): -¿Te refiere a esa historieta de paletos y cowboys provincianos?
Ed: No sé si lo sabes Marilyn, pero esa historia está escrita por William Inge, que no sólo es uno de los mejores dramaturgos de este país, sino también de este maldito siglo.
Marilyn: -No me hables de dramaturgos, Ed, yo estuve casada con uno y créeme, sé todo lo que se puede saber sobre ellos. Los ves en los círculos literarios donde todo son apretones de manos, elogios y honores, pavoneándose como Roberto de Saint-Loup sobre su hermoso caballo, y llegas a creer que son alguien, pero en realidad son como niños tirando de las faldas de sus mamás para que les compren un juguete brillante y esplendoroso y cuando se han cansado de jugar con él, lo tiran a la basura. (Marilyn cesa de hablar, afligida por sus palabras. Alcanza el whisky con la mano derecha, le da un trago, y vuelve a hablar.) Estoy cansada de estas historias Ed, en ellas sólo soy una rubia guapa y tonta y sabes… (Se deprime un poco más pero continúa.) Soy mucho más que eso Ed, mucho más. Al menos las comedias que hice con Billy, eran más inteligentes que esta.
Ed: -Mira Marilyn, yo también creo que vales mucho, pero también creo que estás siendo injusta con este guión, se trata de una bonita historia con final feliz, donde un pal…, perdón, donde un chico de provincias, conoce a una chica también de provincias, que trabaja en un club haciendo números musicales y se enamora de ella. Entonces él, que por desgracia ha vivido en un rancho y no conoce modales, tendrá que aprenderlos para que esta, repito, bonita historia de amor, llegue a buen puerto.
Sigue abajo, en zona spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Marilyn: -Bueno, Ed, acepto rodar esta película, pero… (Dándole un fuerte trago al whisky y ya ostensiblemente achispada.) No creas que soy tonta, Ed, porque todos lo creen, y es por culpa de estas malditas películas donde sólo canto, río como una tonta y enseño mis atributos. ¡Soy una buena actriz, Ed! ¡Estudié en el actor´s studio! Si no fuera porque he tenido muchos gastos últimamente jamás aceptaría este guión tan mediocre y lo sabes.
Ed (rehuyendo a hablar sobre el guión): -Me alegro mucho, Marilyn, es una buena noticia contar contigo para este proyecto, ¿quieres saber quiénes serán tus compañeros de reparto, Marilyn?
En ese momento Marilyn sale de la ducha, totalmente desnuda, dejando el teléfono descolgado junto al whisky. Se acerca a una pequeña repisa que hay a la derecha de la mesita, que contiene, entre otras cosas, un frasco de pastillas por la mitad. Marilyn lo coge y se vuelve a meter en la bañera, vierte whisky en el vaso hasta la mitad, lo mezcla con soda y hielo y lo deja sobre la mesa. Abre el frasco de pastillas vertiendo el contenido en su boca, mientras oye tenuemente, al otro lado de la línea, la voz de Ed que la llama desesperadamente. Entonces agarra el vaso y se lo bebe de un sólo trago.
Fin
Ed (rehuyendo a hablar sobre el guión): -Me alegro mucho, Marilyn, es una buena noticia contar contigo para este proyecto, ¿quieres saber quiénes serán tus compañeros de reparto, Marilyn?
En ese momento Marilyn sale de la ducha, totalmente desnuda, dejando el teléfono descolgado junto al whisky. Se acerca a una pequeña repisa que hay a la derecha de la mesita, que contiene, entre otras cosas, un frasco de pastillas por la mitad. Marilyn lo coge y se vuelve a meter en la bañera, vierte whisky en el vaso hasta la mitad, lo mezcla con soda y hielo y lo deja sobre la mesa. Abre el frasco de pastillas vertiendo el contenido en su boca, mientras oye tenuemente, al otro lado de la línea, la voz de Ed que la llama desesperadamente. Entonces agarra el vaso y se lo bebe de un sólo trago.
Fin
21 de agosto de 2017
21 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia con tinte inocente sobre el improbable romance entre un rudo joven vaquero con una cantante de un salón de variedades. Joshua Logan dirige con buena mano una cinta simpática y con un reparto sólido, aunque, por fortuna debería añadirse, muchos de los valores de ideal masculino y femenino de la película han sido bastante superados por la sociedad actual.
¿Por qué, sin embargo, ha pervivido en el recuerdo? Pues si leen la estupenda crítica en esta misma página de "Vivoleyendo", verán cómo se incide en el gran factor de los factores: la presencia de Marilyn. Junto con la legendaria Sophia Loren, la rubia más deseada de América ha vivido con el sambenito bendición/maldición de su gran curvilínea belleza. Pero hay más, bastante más en una intérprete con un don natural para pasar de la picardía a la ternura con un simple gesto.
Perpetuado el paradigma de la rubia tonta, muchos se privan todavía de ver las innegables virtudes de una estrella capaz de elevar algunas escenas de la costumbrista "Bus Stop" a una obra más que digna. Hay muy buenos acompañamientos de secundarios, especialmente Arthur O´Connell (necesario contrapeso al cargante rol protagónico del vaquero de Don Murray) y Betty Field.
El momento de encerrar a los personajes en la nevada (cuando casi podría ser una pieza teatral) permite humanizarlos y comprenderlos mejor, tras haber sido figuras de retablo. Y es entonces cuando Marilyn nos regala dos o tres miradas para la historia del celuloide.
¿Por qué, sin embargo, ha pervivido en el recuerdo? Pues si leen la estupenda crítica en esta misma página de "Vivoleyendo", verán cómo se incide en el gran factor de los factores: la presencia de Marilyn. Junto con la legendaria Sophia Loren, la rubia más deseada de América ha vivido con el sambenito bendición/maldición de su gran curvilínea belleza. Pero hay más, bastante más en una intérprete con un don natural para pasar de la picardía a la ternura con un simple gesto.
Perpetuado el paradigma de la rubia tonta, muchos se privan todavía de ver las innegables virtudes de una estrella capaz de elevar algunas escenas de la costumbrista "Bus Stop" a una obra más que digna. Hay muy buenos acompañamientos de secundarios, especialmente Arthur O´Connell (necesario contrapeso al cargante rol protagónico del vaquero de Don Murray) y Betty Field.
El momento de encerrar a los personajes en la nevada (cuando casi podría ser una pieza teatral) permite humanizarlos y comprenderlos mejor, tras haber sido figuras de retablo. Y es entonces cuando Marilyn nos regala dos o tres miradas para la historia del celuloide.
23 de abril de 2012
23 de abril de 2012
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Confieso que no soy adicto a la Monroe desafortunadamente, pero algunas de sus mejores películas como: Con faldas y a lo loco, La tentación vive arriba, El príncipe y la corista, Vidas rebeldes y alguna que otra más no me han dejado indiferente.
Pero el otro día me puse a ver Bus Stop y cuando acabé de visionarla me dije, tengo que ver su filmografía y ver películas anteriores y posteriores a ésta para poder conocer a la actriz y también a la mujer.
Para empezar rescaté un libro que tenía por casa, una de las muchas biografías que han escrito sobre ella, y tal como lo voy leyendo pienso con esa vida tan difícil que tuvo no podía interpretar sus papeles de otra manera -represente el papel que represente cuando la ves a ella piensas en la mujer que traspasa la pantalla y te dice soy Norma Jean.
Quizás el rústico ganadero que busca novia no podía encontrar a alguien tan a su medida como la inocente chica que sueña con triunfar en Hollywood, son tan diferentes pero a la vez tan iguales que la parada de Bus Stop los encuentra.
Don Murray es su hombre perfecto, la quiere a toda costa, la desborda, la respeta y que más puede desear, va a un rodeo y gana el amor de una mujer que es más importante.
Ella quiere triunfar en Hollywood, pero su triunfo es él, por primera vez la quiere un hombre.
El trío de la película es sencillamente genial, el joven ganadero rudo, simple, pero verdadero.
Ella la corista, soñadora, dulce, inocente, es ella es Norma Jean.
El capataz del vaquero, leal, justo, comprensible y todo en un clima rural delicioso, por ejemplo el concurso de rodeo.
Cuando acabó la película pensé, para mí ahora comienza una aventura con Marilyn pienso ver todas sus películas.
Pero el otro día me puse a ver Bus Stop y cuando acabé de visionarla me dije, tengo que ver su filmografía y ver películas anteriores y posteriores a ésta para poder conocer a la actriz y también a la mujer.
Para empezar rescaté un libro que tenía por casa, una de las muchas biografías que han escrito sobre ella, y tal como lo voy leyendo pienso con esa vida tan difícil que tuvo no podía interpretar sus papeles de otra manera -represente el papel que represente cuando la ves a ella piensas en la mujer que traspasa la pantalla y te dice soy Norma Jean.
Quizás el rústico ganadero que busca novia no podía encontrar a alguien tan a su medida como la inocente chica que sueña con triunfar en Hollywood, son tan diferentes pero a la vez tan iguales que la parada de Bus Stop los encuentra.
Don Murray es su hombre perfecto, la quiere a toda costa, la desborda, la respeta y que más puede desear, va a un rodeo y gana el amor de una mujer que es más importante.
Ella quiere triunfar en Hollywood, pero su triunfo es él, por primera vez la quiere un hombre.
El trío de la película es sencillamente genial, el joven ganadero rudo, simple, pero verdadero.
Ella la corista, soñadora, dulce, inocente, es ella es Norma Jean.
El capataz del vaquero, leal, justo, comprensible y todo en un clima rural delicioso, por ejemplo el concurso de rodeo.
Cuando acabó la película pensé, para mí ahora comienza una aventura con Marilyn pienso ver todas sus películas.
7 de septiembre de 2014
7 de septiembre de 2014
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupenda película con un final absurdo.
El vaquero y la puta. Virgen y ángel. El garrulo y la corista. Campo o ciudad, pureza o corrupción, el jardín del Edén o Sodoma y Gomorra, burricie o refinamiento, violencia o educación, sinceridad o hipocresía.
Buen salvaje llega a la ciudad en busca de la mujer. Tiene 21 años y casi no sabe lo que son. Allí se da de bruces con la imperial y decadente Marilyn (está fantástica con su aire de inocencia derrotada, de apatía soñadora, un poco pánfila y bastante degradada, que sabe que su cuerpo es su futuro y su inversión, delicada y sensible, tierna y vulnerable, dañada y dejada; un desgarro patrocinado y explotado, donde se confunden su vida y sus personajes; de ahí quizás su tremendo éxito, su inmortalidad, el hecho de que apenas actuaba, de que era así, en carne viva, a pesar del afán que hubo por sofisticarla y domesticarla, por someterla y pintarrajearla; muñeca rota, símbolo doliente de Hollywood y, por tanto, americano como pocos), "pueblerina ignorante" que sueña con triunfar en el cine y que malvive como cabaretera cutre. Flechazo bruto del gañán, a voces y golpes, maniobrando como si estuviera entre vacas y caballos, primario y salvaje.
Él quiere casarse, ella no. Él quiere volver a su Montana natal, ella, emigrar a Los Ángeles. Él no ha conocido mujer, ella, un regimiento de hombres; él es mañanero, ella, nocturna; él no sabe nada, ella sabe demasiado. Él va, ella está de vuelta.
Sencilla historia de contrastes; con un cabaret, un rodeo, un desfile y una parada de autobús; con nieve y sol, con mucho entusiasmo y alguna sordidez. Pocos elementos bien distribuidos y explicados.
Cine añejo (viva el cinemascope), entrañable en su primitivismo, rudeza y candor. Hay buenos diálogos y los personajes están bien definidos, arquetipos de línea clara, con pocos matices pero mucha sustancia. Virgil es el guía moral, el tercer y necesario vértice del triángulo, el que modera y dirige a los enamorados, el que civiliza el caos huracanado y bestial; mediador y espectador, juez y parte; interesante en su papel de negociador bienintencionado; un poco chato pero más ambiguo de lo que parece.
Humor sano que disimula el dolor; optan por una visión optimista e infantil que simplifica y ablanda el contenido peliagudo, el trasfondo amargo y cruel de la historia, el reverso trágico de esa América joven que derrocha fuerza y vitalismo, representada por el simpático Bo; de este modo queda en off todo lo sórdido, presente pero a media voz, sin querer molestar u ofender. Es un intento de velar el sustrato más complejo y sutil, de intentar gustar a todo el mundo.
El vaquero y la puta. Virgen y ángel. El garrulo y la corista. Campo o ciudad, pureza o corrupción, el jardín del Edén o Sodoma y Gomorra, burricie o refinamiento, violencia o educación, sinceridad o hipocresía.
Buen salvaje llega a la ciudad en busca de la mujer. Tiene 21 años y casi no sabe lo que son. Allí se da de bruces con la imperial y decadente Marilyn (está fantástica con su aire de inocencia derrotada, de apatía soñadora, un poco pánfila y bastante degradada, que sabe que su cuerpo es su futuro y su inversión, delicada y sensible, tierna y vulnerable, dañada y dejada; un desgarro patrocinado y explotado, donde se confunden su vida y sus personajes; de ahí quizás su tremendo éxito, su inmortalidad, el hecho de que apenas actuaba, de que era así, en carne viva, a pesar del afán que hubo por sofisticarla y domesticarla, por someterla y pintarrajearla; muñeca rota, símbolo doliente de Hollywood y, por tanto, americano como pocos), "pueblerina ignorante" que sueña con triunfar en el cine y que malvive como cabaretera cutre. Flechazo bruto del gañán, a voces y golpes, maniobrando como si estuviera entre vacas y caballos, primario y salvaje.
Él quiere casarse, ella no. Él quiere volver a su Montana natal, ella, emigrar a Los Ángeles. Él no ha conocido mujer, ella, un regimiento de hombres; él es mañanero, ella, nocturna; él no sabe nada, ella sabe demasiado. Él va, ella está de vuelta.
Sencilla historia de contrastes; con un cabaret, un rodeo, un desfile y una parada de autobús; con nieve y sol, con mucho entusiasmo y alguna sordidez. Pocos elementos bien distribuidos y explicados.
Cine añejo (viva el cinemascope), entrañable en su primitivismo, rudeza y candor. Hay buenos diálogos y los personajes están bien definidos, arquetipos de línea clara, con pocos matices pero mucha sustancia. Virgil es el guía moral, el tercer y necesario vértice del triángulo, el que modera y dirige a los enamorados, el que civiliza el caos huracanado y bestial; mediador y espectador, juez y parte; interesante en su papel de negociador bienintencionado; un poco chato pero más ambiguo de lo que parece.
Humor sano que disimula el dolor; optan por una visión optimista e infantil que simplifica y ablanda el contenido peliagudo, el trasfondo amargo y cruel de la historia, el reverso trágico de esa América joven que derrocha fuerza y vitalismo, representada por el simpático Bo; de este modo queda en off todo lo sórdido, presente pero a media voz, sin querer molestar u ofender. Es un intento de velar el sustrato más complejo y sutil, de intentar gustar a todo el mundo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final feliz no pega ni con cola. No es creíble ni tiene futuro. Él es como un niño y ella está demasiado cansada como para aguantar su ira jovial más de dos minutos. Debió acabar cuando ambos confiesan sus debilidades y, por un momento, se reconocen. Hubiese sido un buen final.
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