My Mexican BretzelDocumental
2019 

Documental, Intervenciones de: Ilse G. Ringier, Frank A. Lorang
7.1
2,397
Documental. Drama
Diario íntimo de una mujer de clase acomodada, Vivian Barrett, ilustrado por las filmaciones caseras de su marido León, un rico industrial, entre los años 40 y 60 del siglo pasado. La película es también un melodrama clásico a lo Douglas Sirk o Todd Haynes, con los sentimientos a flor de piel. Un viaje en volandas a través de la vieja Europa. Un ensueño romántico.
25 de octubre de 2022
25 de octubre de 2022
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Se puede experimentar en los límites del cine todo lo que se quiera. De hecho, cuanto más mejor. Las fronteras entre géneros están para destrozarlas a golpe de genialidad. Mezclar realidad y ficción además siempre resulta apasionante. Pero… tan sólo cuando existe una historia que contar. “My Mexican Bretzel” es una extraña y soporífera incursión en un territorio desconocido por parte de Nuria Giménez Lorang.
Y es que la idea primigenia, sobre el papel, resulta fascinante: utilizar las viejas películas caseras de sus abuelos, mezclarlas con frases del diario de su abuela y crear un melodrama clásico a lo Douglas Sirk con todo ello. Sin embargo, el resultado es aburrido hasta la náusea, y continente y contenido se acaban atragantando por más interés que el espectador le otorgue a la aventura.
Pequeña revelación en los Goya 2020, esperaba mucho de ella y el desencanto ha sido absoluto. Nuria Giménez Lorang va entremezclando las imágenes filmadas entre los años 40 y 60 por sus abuelos para contarnos una historia quizás demasiada pegada a la realidad del diario de su abuela: una plana vida de unos burgueses ricos que causan mucho más asco que pena en un tiempo donde su tragedia pija da risa y ganas de empujarlos contra la cruda realidad de los problemas reales del proletariado.
La protagonista está muy apenada por tanto esquiar en Suiza, viajar por Francia, cruzar el Atlántico hasta América en varias ocasiones y darse la vida padre a costa de una fortuna de origen desconocido para el espectador, pero seguramente incalificable, como todas. Pero eso no es lo peor de la propuesta: lo más intragable resulta ser la edición de sonido de la misma, prácticamente muda durante su corto pero cansino metraje. Apenas algún sonido que otro y pocas notas musicales entre un silencio general aburrido hasta decir basta. Alguien debió explicarle a Nuria Giménez Lorang que el cine es tanto sonido como imagen, una sabia mezcla de ambos.
Y es que la idea primigenia, sobre el papel, resulta fascinante: utilizar las viejas películas caseras de sus abuelos, mezclarlas con frases del diario de su abuela y crear un melodrama clásico a lo Douglas Sirk con todo ello. Sin embargo, el resultado es aburrido hasta la náusea, y continente y contenido se acaban atragantando por más interés que el espectador le otorgue a la aventura.
Pequeña revelación en los Goya 2020, esperaba mucho de ella y el desencanto ha sido absoluto. Nuria Giménez Lorang va entremezclando las imágenes filmadas entre los años 40 y 60 por sus abuelos para contarnos una historia quizás demasiada pegada a la realidad del diario de su abuela: una plana vida de unos burgueses ricos que causan mucho más asco que pena en un tiempo donde su tragedia pija da risa y ganas de empujarlos contra la cruda realidad de los problemas reales del proletariado.
La protagonista está muy apenada por tanto esquiar en Suiza, viajar por Francia, cruzar el Atlántico hasta América en varias ocasiones y darse la vida padre a costa de una fortuna de origen desconocido para el espectador, pero seguramente incalificable, como todas. Pero eso no es lo peor de la propuesta: lo más intragable resulta ser la edición de sonido de la misma, prácticamente muda durante su corto pero cansino metraje. Apenas algún sonido que otro y pocas notas musicales entre un silencio general aburrido hasta decir basta. Alguien debió explicarle a Nuria Giménez Lorang que el cine es tanto sonido como imagen, una sabia mezcla de ambos.
6 de enero de 2021
6 de enero de 2021
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver la película y escuchar a Nuria Giménez gracias a la loable iniciativa de Screenbox-Lleida todavía mantengo la sorpresa y la alegría de estar ante una fantástica singularidad de una obra creada al margen de cualquier "industria" cinematográfica y que surge a partir del hallazgo de 29 horas de grabación doméstica en 16mm de sus abuelos maternos residentes en Suiza entre los años 50-70 del siglo XX.
Después de un trabajo obsesivo y minucioso de seis años, en palabras de la misma Nuria, y sólo con la participación técnica de profesionales del sonido, la imagen y la edición en la parte final del proceso se nos muestra en 73 minutos una dramática historia de desamor que consigue mantener la atención y la intriga con un formato que va mucho más allá de lo que sería un documental estándar. Hay un respeto absoluto por las imágenes que, en su desnudez original, mantienen una fuerza muy loable reafirmada por los silencios, algunos efectos sonoros y un texto extraído del "diario personal" de la Viv el cual no quita en ningún caso el protagonismo absoluto de las imágenes. La edición y la selección de los fotogramas en su conjunto transmiten también aspectos de la personalidad y la relación de la pareja donde el entusiasmo inicial se funden sin remedio.
Tanto si vamos a la proyección sin saber nada sobre el proceso de elaboración como si ya hemos leído sobre ello, una vez sentados en la sala podremos disfrutar de las diferentes capas que la conforman. Desde una primera más dramática y bien conseguida a partir de las vivencias de la Viv hasta el dilema central en torno a la misma mentira y la incapacidad evidente de acceder a la verdad aunque se disponga de material de primera mano. Tal y como se dice en comenzar la sesión: "la mentira como la mejor manera de llegar a la verdad".
Venga pues, déjese engañar con espíritu lúdico y seguro que lo disfrutará. (8)
> bit.ly/3nJekfW
Después de un trabajo obsesivo y minucioso de seis años, en palabras de la misma Nuria, y sólo con la participación técnica de profesionales del sonido, la imagen y la edición en la parte final del proceso se nos muestra en 73 minutos una dramática historia de desamor que consigue mantener la atención y la intriga con un formato que va mucho más allá de lo que sería un documental estándar. Hay un respeto absoluto por las imágenes que, en su desnudez original, mantienen una fuerza muy loable reafirmada por los silencios, algunos efectos sonoros y un texto extraído del "diario personal" de la Viv el cual no quita en ningún caso el protagonismo absoluto de las imágenes. La edición y la selección de los fotogramas en su conjunto transmiten también aspectos de la personalidad y la relación de la pareja donde el entusiasmo inicial se funden sin remedio.
Tanto si vamos a la proyección sin saber nada sobre el proceso de elaboración como si ya hemos leído sobre ello, una vez sentados en la sala podremos disfrutar de las diferentes capas que la conforman. Desde una primera más dramática y bien conseguida a partir de las vivencias de la Viv hasta el dilema central en torno a la misma mentira y la incapacidad evidente de acceder a la verdad aunque se disponga de material de primera mano. Tal y como se dice en comenzar la sesión: "la mentira como la mejor manera de llegar a la verdad".
Venga pues, déjese engañar con espíritu lúdico y seguro que lo disfrutará. (8)
> bit.ly/3nJekfW
30 de marzo de 2021
30 de marzo de 2021
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El talento de Nuria Giménez está en cómo recompone un puzzle, tan bello visualmente, mediante las palabras. En cómo articula su material, aunque no se sepa muy bien (al menos yo no lo sé) para qué utiliza el silencio, ya que no juega con él, no. El silencio predomina, ¿por elección o por cobardía? Tampoco sé a qué se deben los sonidos cuando aparecen, ¿y por qué esos? Otra cuestión es la empatía. No es tan fácil conectar con personas de la alta burguesía, como es el caso, y esto es un aspecto que me desliga de casi todo sentimiento. No me puedo identificar. Un ejemplo de obra similar, pero con un montaje-sentimiento que deslumbra es "Video Blues" de Emma Tusell, donde en todo frame parece haber un halo, un filtro de melancolía. Por tanto, el interés en la pieza de Giménez, es innegable dada su belleza visual y su poética cotidiana de alta cuna, pero no la volvería a ver. Sus setenta y poco minutos se estiran en demasía con tanto silencio desangelado. Pienso, y esto es una opinión personal, que este montaje con una banda sonora apropiada distaría mucho de este insulso resultado.
Ah, se me olvidaba. ¿Cómo transmitir sentimientos si todo lo que narras no es sino un montaje? La estética en puro estado. Da la casualidad, que los grandes creadores/as plasman mediante metáforas, o sin ellas, sus pensamientos sobre la vida, pero no es el caso. Giménez solo intenta explicar el aburrimiento, convertido en enfermedad, de una mujer burguesa a la que no le falta de nada. Un envoltorio que es solo eso.
Ah, se me olvidaba. ¿Cómo transmitir sentimientos si todo lo que narras no es sino un montaje? La estética en puro estado. Da la casualidad, que los grandes creadores/as plasman mediante metáforas, o sin ellas, sus pensamientos sobre la vida, pero no es el caso. Giménez solo intenta explicar el aburrimiento, convertido en enfermedad, de una mujer burguesa a la que no le falta de nada. Un envoltorio que es solo eso.
9 de diciembre de 2020
9 de diciembre de 2020
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuria Giménez Lorang presenta uno de los trabajos más originales de los últimos años, lo que demuestra el ingenio de algunos jóvenes talentos nacionales y que, junto a "El año del descubrimiento" de Luis López Carrasco, conforman dos documentales de obligado visionado, alejados del cine convencional y de una gran calidad formal.
El largometraje se ha presentado en festivales de todo el mundo, entre ellos el New York Film Fest, y en nuestro país tuvo su presentación en DocumentaMadrid de 2019 y posteriormente en otros lugares como el FICX de Gijón de 2019, en donde ganó 3 premios, y el D´A de Barcelona en donde fue elegida la mejor propuesta del festival de cine de autor de Barcelona.
Centrándonos en el largometraje filmado por una joven que vive en Barcelona y que es la nieta de Ilse G. Ringier y Frank A. Lorang, que decidió filmar de manera diferente y original su primer largometraje a partir de la muerte de su abuelo en 2010, cuando encontró en su casa unas bobinas filmadas en 16mm y 8mm muy bien conservadas. A partir de ese momento surgió la idea de, aprovechando ese material, sacar adelante una especie de falso documental, que va engañando al espectador, en donde vemos a sus abuelos suizos, y en el prólogo inicial podemos leer que "los textos que acompañan a las imágenes son extractos del diario de Vivian Barett", y se cita muchas veces al supuesto escritor Paravadin Kanvar Kharjappali con contínuas referencias a los engaños y las mentiras. Todo ello en un proyecto sin diálogos, y que podemos seguir la historia con unos textos que, como comentamos antes, son extractos de ese diario de una mujer de clase alta.
El documental nos cuenta una historia interesante, que mantiene el interés hasta el final, y lo hace con unas imágenes de archivo de la época que la directora pasó a formato digital, en donde observamos a sus antepasados en escenas durante la II guerra mundial, en sus vacaciones por todo el mundo, y con un guion que va narrando una historia que parece real y que es muy creíble, partiendo de cerca de 30 horas de película (las que se encontró Nuria en casa de su abuelo materno) y reduciendo a poco más de una hora, con una correlación entre las diferentes situaciones, que sirve como homenaje a sus parientes, y al mismo tiempo como ejemplo de lo que era la vida de unas personas de clase social alta en la Europa de mediados de mediados del siglo XX, cómo eran las carreteras y playas de Mallorca o las calles de Barcelona o París y las localidades suizas alrededor del Lago Lemán.
A ese material de archivo de calidad, hay que unir la ardua y difícil labor de montaje para añadir el sonido cuando sea necesario, y sobre todo para crear un guion muy bien trabajado en donde vemos una historia de amor, de engaños del matrimonio formado por Vivian y Léon, unas supuestas infidelidades, y muchos engaños, ya que la cineasta consigue engañar al espectador (o al menos lo consiguió conmigo) en un aspecto fundamental que mejor descubrir. El principal defecto del proyecto es que la parte final es un poco precipitada, y hubiera estado mejor aportar algún material adicional en esas escenas de tono tan dramático (desconozco si es que no existían o fueron eliminadas).
Un largometraje que no es sencillo, que es bastante radical a nivel formal, pero que tendrá su público, en especial los que disfrutan con el cine de autor. Si entras en la historia es probable que te quedes hipnotizado por este documental tan original y que, al igual que esa lechuza que quiere cazar al roedor, en una escena que vemos varias veces en la parte inicial, me atrapó y sorprendió en varias situaciones.
LO MEJOR: El montaje. El guion y la originalidad del proyecto.
LO PEOR: La historia se queda corta en la parte final y tiene un final algo precipitado.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net, http://habladecine.com y https://www.estrenosdecine.online/
El largometraje se ha presentado en festivales de todo el mundo, entre ellos el New York Film Fest, y en nuestro país tuvo su presentación en DocumentaMadrid de 2019 y posteriormente en otros lugares como el FICX de Gijón de 2019, en donde ganó 3 premios, y el D´A de Barcelona en donde fue elegida la mejor propuesta del festival de cine de autor de Barcelona.
Centrándonos en el largometraje filmado por una joven que vive en Barcelona y que es la nieta de Ilse G. Ringier y Frank A. Lorang, que decidió filmar de manera diferente y original su primer largometraje a partir de la muerte de su abuelo en 2010, cuando encontró en su casa unas bobinas filmadas en 16mm y 8mm muy bien conservadas. A partir de ese momento surgió la idea de, aprovechando ese material, sacar adelante una especie de falso documental, que va engañando al espectador, en donde vemos a sus abuelos suizos, y en el prólogo inicial podemos leer que "los textos que acompañan a las imágenes son extractos del diario de Vivian Barett", y se cita muchas veces al supuesto escritor Paravadin Kanvar Kharjappali con contínuas referencias a los engaños y las mentiras. Todo ello en un proyecto sin diálogos, y que podemos seguir la historia con unos textos que, como comentamos antes, son extractos de ese diario de una mujer de clase alta.
El documental nos cuenta una historia interesante, que mantiene el interés hasta el final, y lo hace con unas imágenes de archivo de la época que la directora pasó a formato digital, en donde observamos a sus antepasados en escenas durante la II guerra mundial, en sus vacaciones por todo el mundo, y con un guion que va narrando una historia que parece real y que es muy creíble, partiendo de cerca de 30 horas de película (las que se encontró Nuria en casa de su abuelo materno) y reduciendo a poco más de una hora, con una correlación entre las diferentes situaciones, que sirve como homenaje a sus parientes, y al mismo tiempo como ejemplo de lo que era la vida de unas personas de clase social alta en la Europa de mediados de mediados del siglo XX, cómo eran las carreteras y playas de Mallorca o las calles de Barcelona o París y las localidades suizas alrededor del Lago Lemán.
A ese material de archivo de calidad, hay que unir la ardua y difícil labor de montaje para añadir el sonido cuando sea necesario, y sobre todo para crear un guion muy bien trabajado en donde vemos una historia de amor, de engaños del matrimonio formado por Vivian y Léon, unas supuestas infidelidades, y muchos engaños, ya que la cineasta consigue engañar al espectador (o al menos lo consiguió conmigo) en un aspecto fundamental que mejor descubrir. El principal defecto del proyecto es que la parte final es un poco precipitada, y hubiera estado mejor aportar algún material adicional en esas escenas de tono tan dramático (desconozco si es que no existían o fueron eliminadas).
Un largometraje que no es sencillo, que es bastante radical a nivel formal, pero que tendrá su público, en especial los que disfrutan con el cine de autor. Si entras en la historia es probable que te quedes hipnotizado por este documental tan original y que, al igual que esa lechuza que quiere cazar al roedor, en una escena que vemos varias veces en la parte inicial, me atrapó y sorprendió en varias situaciones.
LO MEJOR: El montaje. El guion y la originalidad del proyecto.
LO PEOR: La historia se queda corta en la parte final y tiene un final algo precipitado.
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net, http://habladecine.com y https://www.estrenosdecine.online/
21 de abril de 2024
21 de abril de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Os recomiendo el documental "My Mexican Bretzel", nominado a mejor documental y mejor dirección novel, en los Premios Goya 2021.
En primer lugar, os aconsejo que no busquéis ningún tipo de información sobre este documental aparte del que vais a poder leer en este artículo; es más, yo os recomiendo que no lo hagáis con ninguna película, porque la cantidad de información a nuestro alcance hoy en día es tal que nos ponemos delante de la pantalla demasiado condicionados.
Siempre es mejor ver una película sin apenas conocer nada sobre ella y percibirla sin ningún tipo de prejuicio si queremos poder emitir sobre ella un juicio de valor personal e intransferible, es decir, verla sin ninguna expectativa para poder disfrutarla más. Así que simplemente os voy a poner en situación para que os pique el gusanillo y os acerquéis a esta original y creativa manera de hacer cine -en este caso documental- que nos propone con este su brillante debut la directora Nuria Giménez Lorang.
El origen de este documental está en el viaje que hicieron la directora y su madre a casa de su abuelo en Suiza tras su fallecimiento. Allí, al recoger sus pertenencias encontraron en el sótano medio centenar de bobinas de cine que recopilaban momentos de la vida de sus abuelos: viajes, celebraciones, etc. En total la directora tenía a su disposición unas 30 horas de grabación que tuvo que digitalizar y montar hasta dar forma a esta pequeña maravilla que es "My Mexican Bretzel". Así pues, la película es un homenaje a sus abuelos, ¡y qué homenaje!. Seguro que si la pudieran ver estarían muy orgullosos de su nieta y de lo que ha conseguido con ese material y probablemente se quedarían boquiabiertos, como un servidor, al acabar de verla.
Así que prepárate para una sesión de vídeos caseros y familiares, pero no temas, no te aburrirás ni pasarás vergüenza ajena como cuando vas a casa de algún conocido y te clavan a traición el vídeo de su boda o, peor aún, el de la comunión de su hija. Sin necesidad prácticamente de sonido y con subtítulos cual si fuera una película muda el documental, que parece que pasa a convertirse en una película, te va atrapando hasta el final y ya no te soltará jamás.
El montaje de la película es notable, las imágenes y situaciones nos trasladan a esa Europa de los años 40 y llega hasta los años 70, pero lo que realmente realza la película es un excepcional guion que hace que las imágenes y las atmósferas a las que nos conduce la película resalten todavía más. Como ya os he dicho la música casi no existe y el sonido ambiente aparece en pocas ocasiones. En mi opinión, quizás sí que se echa en falta algo de sonido ambiente, pero es sólo mi apreciación personal. Otro gran acierto de la directora es haberse decantado por contarnos la historia con subtítulos y no haberlo hecho con una voz en off, que hubiese resultado monótona y cargante. Así, el documental se convierte en una especie de novela que vamos leyendo mientras vemos las imágenes de la vida de los abuelos suizos de la directora.
El encomiable el trabajo de más de seis años de recopilación, digitalización y montaje que hace de "My Mexican Bretzel" un producto original, y se convierte en un soplo de aire fresco en el panorama del cine nacional e internacional me atrevería a decir. Un documental que, aparte de sus abuelos, homenajea al cine clásico, a las grabaciones caseras (el instagram de los años 40), las novelas de amor, y nos deja con ganas de seguir las enseñanzas de ese sabio, escritor o filósofo desconocido que tanto cita su abuela.
Accattone
www.abretedeorejas.com
Artículo incluido en la publicación Compromiso y Cultura
En primer lugar, os aconsejo que no busquéis ningún tipo de información sobre este documental aparte del que vais a poder leer en este artículo; es más, yo os recomiendo que no lo hagáis con ninguna película, porque la cantidad de información a nuestro alcance hoy en día es tal que nos ponemos delante de la pantalla demasiado condicionados.
Siempre es mejor ver una película sin apenas conocer nada sobre ella y percibirla sin ningún tipo de prejuicio si queremos poder emitir sobre ella un juicio de valor personal e intransferible, es decir, verla sin ninguna expectativa para poder disfrutarla más. Así que simplemente os voy a poner en situación para que os pique el gusanillo y os acerquéis a esta original y creativa manera de hacer cine -en este caso documental- que nos propone con este su brillante debut la directora Nuria Giménez Lorang.
El origen de este documental está en el viaje que hicieron la directora y su madre a casa de su abuelo en Suiza tras su fallecimiento. Allí, al recoger sus pertenencias encontraron en el sótano medio centenar de bobinas de cine que recopilaban momentos de la vida de sus abuelos: viajes, celebraciones, etc. En total la directora tenía a su disposición unas 30 horas de grabación que tuvo que digitalizar y montar hasta dar forma a esta pequeña maravilla que es "My Mexican Bretzel". Así pues, la película es un homenaje a sus abuelos, ¡y qué homenaje!. Seguro que si la pudieran ver estarían muy orgullosos de su nieta y de lo que ha conseguido con ese material y probablemente se quedarían boquiabiertos, como un servidor, al acabar de verla.
Así que prepárate para una sesión de vídeos caseros y familiares, pero no temas, no te aburrirás ni pasarás vergüenza ajena como cuando vas a casa de algún conocido y te clavan a traición el vídeo de su boda o, peor aún, el de la comunión de su hija. Sin necesidad prácticamente de sonido y con subtítulos cual si fuera una película muda el documental, que parece que pasa a convertirse en una película, te va atrapando hasta el final y ya no te soltará jamás.
El montaje de la película es notable, las imágenes y situaciones nos trasladan a esa Europa de los años 40 y llega hasta los años 70, pero lo que realmente realza la película es un excepcional guion que hace que las imágenes y las atmósferas a las que nos conduce la película resalten todavía más. Como ya os he dicho la música casi no existe y el sonido ambiente aparece en pocas ocasiones. En mi opinión, quizás sí que se echa en falta algo de sonido ambiente, pero es sólo mi apreciación personal. Otro gran acierto de la directora es haberse decantado por contarnos la historia con subtítulos y no haberlo hecho con una voz en off, que hubiese resultado monótona y cargante. Así, el documental se convierte en una especie de novela que vamos leyendo mientras vemos las imágenes de la vida de los abuelos suizos de la directora.
El encomiable el trabajo de más de seis años de recopilación, digitalización y montaje que hace de "My Mexican Bretzel" un producto original, y se convierte en un soplo de aire fresco en el panorama del cine nacional e internacional me atrevería a decir. Un documental que, aparte de sus abuelos, homenajea al cine clásico, a las grabaciones caseras (el instagram de los años 40), las novelas de amor, y nos deja con ganas de seguir las enseñanzas de ese sabio, escritor o filósofo desconocido que tanto cita su abuela.
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