La muerte de Stalin
2017 

6.3
9,080
Comedia
La noche del 2 de marzo de 1953 murió un hombre. Ese hombre es Josef Stalin, dictador, tirano, carnicero y Secretario General de la URSS. Y si juegas tus cartas bien, el puesto ahora puede ser tuyo. Una sátira sobre los días previos al funeral del padre de la nación. Dos jornadas de duras peleas por el poder absoluto a través de manipulaciones, lujurias y traiciones.
19 de marzo de 2020
19 de marzo de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque el planteamiento de la película es muy bueno, el desarrollo humorístico no siempre es satisfactorio, hay escenas geniales y otras que parecen sacadas de guion de telenovela. Sea cómo fuese es una película con un ritmo trepidante y una burla, a veces demasiado soez, a la idea que hay instalada en el imaginario colectivo capitalista sobre los tópicos, la simbología y la disciplina de los regímenes comunistas.
19 de marzo de 2018
19 de marzo de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iannucci recrea con un humor negro y ácido los hipotéticos dias posteriores a la muerte de Stalin. En forma de satira muestra el drama y el dolor, pero sobretodo el miedo que sufrio el pueblo sovietico durante todo el gobierno del georgiano con claros problemas de paranoia. Junto a ellos está las acciones por conseguir el poder de toda la cúpula del partido, que como personajes caricaturescos ilustran el comportamiento en forma de absurdo de lo que habia sido y seguiria siendo por un tiempo la realdiad política de la Unión Sovietica.
Siempre se agradece la satira inteligente, valiente y atrevida de cualquier aspecto, pero sobretodo de temas díficiles y llenos de sufrimiento. A todo debería llegar el humor, a la historia, a la vida y sobretodo al dolor.
Siempre se agradece la satira inteligente, valiente y atrevida de cualquier aspecto, pero sobretodo de temas díficiles y llenos de sufrimiento. A todo debería llegar el humor, a la historia, a la vida y sobretodo al dolor.
19 de agosto de 2020
19 de agosto de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
271/31(17/08/20) Entretenida aunque irregular farsa en formato comedia negra dirigida por Armando Iannucci y coescrita por él mismo, Fabien Nury, David Schneider, Ian Martin y Peter Fellows, basándose en la novela gráfica francesa de 2010 y 2012 La Mort de Staline, la película describe (de modo libre) la lucha por el poder y consecuentes purgas tras la muerte del líder soviético Joseph Stalin en 1953, contando para ello con un formidable elenco actoral coral donde se caricaturiza a los jerarcas del Kremlin, su ambición, sus miedos, sus dudas, su instinto de supervivencia, entre los que los encarnan están Steve Buscem, Simon Russell Beale, Jeffrey Tambor, Paddy Considine, Jason Isaacs o Michael Palin. Una sátira que ridiculiza la dictadura soviética, a los aduladores del sátrapa, a su hipocresía, a sus puñaladas traperas. Mezclando paranoia, terror, despotismo, luchas de poder, traiciones, venganzas, masacres, juicios sumarísimos, con un desarrollo irregular nos adentramos en las intrigas palaciegas por hacerse con el poder vacante tras el fallecimiento del tirano. Creando un escenario donde el temor al mínimo error o caerle mal (incluso por un chiste inocente) a un superior suponga ser eliminado. Tiene picos de ingenio macabro (el inicio: cuando hay que repetir un concierto de música; como los ministros soviéticos requieren de quorum para llamar a un médico para Stalin moribundo; como se encuentran sin médicos en Moscú por una purga; Stalin en su canto de cisne señalando un cuadro con un cordero al que cada cual da una interpretación más prosaica,...). Posee una ambientación correcta, sin alardes visuales, pero efectiva en su escenificación de los lugares y hechos.
Pero tiene sus taras en cierto desequilibrio de tono en muchos tramos, con personajes que parecen pertenecer a otra película distinta (ejemplo el rol de la hija de Stalin, Svetlana encarnada por Andrea Riseborough o el pasado de vuelta s deus hermano Vasily, al que da vida Rupert Friend), teniendo un rush final donde de pronto viramos a algo demasiado dramático por lo visto anteriormente, esto descoloca y no termina de nivelare el metraje, pareciendo estar hecho a machetazos.
Tiene un incisivo arranque mostrando el clima de terror en la URSS, cuando tras un concierto radiado en directo por la radio, Stalin telefonea a la emisora para felicitarlos por la emisión, y para pedir una grabación, el jefe del programa Andreyev (desaprovechado Paddy Considine). Pero no lo han grabado, el caos y el miedo asola a los responsables, que no tiene otra que volver a repetir el concierto en las mismas condiciones de público, que se marchaba, y teniendo que buscar deprisa y corriendo a otro director de orquesta (que secuestran) ante la indisposición del que la había dirigido, además deben convencer a la pianista para que repita, esto no desea hacerlo para el dictador, pues este mató a su familia, y todo ello bajo un clima de paranoia que te llega en los rostros y comentarios de todos. Para tras esto embarcarnos en un desarrollo trepidante viaje a las entrañas de un régimen poderoso y a la vez ridículo, donde no saben pedir un doctor (quizás porque se han cargado todos los buenos por ser demasiado intelectuales) sin que sea en una asamblea, hasta desembocar el vodevil en la muerte (curioso que con el título del film no se vea la propia muerte).
Los personajes son una piara de cerdos intentando hacerse con la parte del león, carroñeros capaces de parte para sobrevivir y hacerse con el pastel del poder. Nikita Khrushchev como secretario general interino es él más vivo de todos, el más avispado (lo de hacer escribir a su esposa lo que ha dicho mientras estaba ebrio con Stalin, es de traca), él más manipulador, un sutil ambicioso. Encarnado de modo excelso por un arrollador Steve Buscemi, temeroso de los caprichos de Stalin (su gusto por las listas negras); Su contraparte es Lavrentiy Beria, encargado de la jefe de la policía secreta, una víbora gorda que gusta de torturar, violar y matar, pero que sin su benefactor vivo intenta dar otra imagen (hipócrita). Simon Russell Beale le encarna con vis siniestra, teniendo dos grandes momentos cuando pregunta a Molotov que como recuerda a su esposa (condenada a muerte), Molotov habla perrerías de ella (por miedo a no ser tomado por traidor a la patria), tras lo que aparece su esposa que tenía retenida Beria y que ha liberado para tener un aliado. El otro es cuando saca el dosier de todos los ministros donde guarda los secretos inconfesables de cada uno; Vyacheslav Molotov como ministro de Asuntos Exteriores (en realidad esto es falso, pues tras estar en el cargo hasta 1949, lo dejó y volvió al ministerio tras la muerte d Stalin)es visto como un pusilánime patético, teniendo su gran momento en un discurso sobre que votar en una reunión de ministros, dándole la vuelta una y otra vez mezclando las ideas del comunismo y de Stalin, alegato propio de un Monty Python; Jeffrey Tambor está muy bien como Georgy Malenkov, vanidoso (lleva una coqueta faja que intenta ocultar) sucesor de Stalin que se muestra como un títere de Beria; Jason Isaacs da vida al pomposo Mariscal Gueorgui Zhúkov, un guiñol excesivo, con un muestrario infinito de medallas al que solo le falta un bedel junto a él llevando las que le faltan, un lenguaraz y mal hablado arrogante (“Me follé a Alemania. Creo que puedo joder a un bulto de carne con un maldito chaleco (refiriéndose a Beria)", un militarista pendenciero; Rupert Friend como Vasily, el hijo alcohólico de Stalin resulta otro fantoche desfasado, pero al menos tiene una jocosa frase procaz "Ni siquiera eres una persona! Eres un testículo! Estás hecho principalmente de pelo! ”.
Se le puede achacar las muchas libertades que se toman para que la verdad no estropee su argumento, por ejemplo todo lo referente a los muertos de civiles asesinado por el ejército mientras los infelices solo deseaban entrar en Moscú para loa r a su líder Stalin es inventado.
Pero tiene sus taras en cierto desequilibrio de tono en muchos tramos, con personajes que parecen pertenecer a otra película distinta (ejemplo el rol de la hija de Stalin, Svetlana encarnada por Andrea Riseborough o el pasado de vuelta s deus hermano Vasily, al que da vida Rupert Friend), teniendo un rush final donde de pronto viramos a algo demasiado dramático por lo visto anteriormente, esto descoloca y no termina de nivelare el metraje, pareciendo estar hecho a machetazos.
Tiene un incisivo arranque mostrando el clima de terror en la URSS, cuando tras un concierto radiado en directo por la radio, Stalin telefonea a la emisora para felicitarlos por la emisión, y para pedir una grabación, el jefe del programa Andreyev (desaprovechado Paddy Considine). Pero no lo han grabado, el caos y el miedo asola a los responsables, que no tiene otra que volver a repetir el concierto en las mismas condiciones de público, que se marchaba, y teniendo que buscar deprisa y corriendo a otro director de orquesta (que secuestran) ante la indisposición del que la había dirigido, además deben convencer a la pianista para que repita, esto no desea hacerlo para el dictador, pues este mató a su familia, y todo ello bajo un clima de paranoia que te llega en los rostros y comentarios de todos. Para tras esto embarcarnos en un desarrollo trepidante viaje a las entrañas de un régimen poderoso y a la vez ridículo, donde no saben pedir un doctor (quizás porque se han cargado todos los buenos por ser demasiado intelectuales) sin que sea en una asamblea, hasta desembocar el vodevil en la muerte (curioso que con el título del film no se vea la propia muerte).
Los personajes son una piara de cerdos intentando hacerse con la parte del león, carroñeros capaces de parte para sobrevivir y hacerse con el pastel del poder. Nikita Khrushchev como secretario general interino es él más vivo de todos, el más avispado (lo de hacer escribir a su esposa lo que ha dicho mientras estaba ebrio con Stalin, es de traca), él más manipulador, un sutil ambicioso. Encarnado de modo excelso por un arrollador Steve Buscemi, temeroso de los caprichos de Stalin (su gusto por las listas negras); Su contraparte es Lavrentiy Beria, encargado de la jefe de la policía secreta, una víbora gorda que gusta de torturar, violar y matar, pero que sin su benefactor vivo intenta dar otra imagen (hipócrita). Simon Russell Beale le encarna con vis siniestra, teniendo dos grandes momentos cuando pregunta a Molotov que como recuerda a su esposa (condenada a muerte), Molotov habla perrerías de ella (por miedo a no ser tomado por traidor a la patria), tras lo que aparece su esposa que tenía retenida Beria y que ha liberado para tener un aliado. El otro es cuando saca el dosier de todos los ministros donde guarda los secretos inconfesables de cada uno; Vyacheslav Molotov como ministro de Asuntos Exteriores (en realidad esto es falso, pues tras estar en el cargo hasta 1949, lo dejó y volvió al ministerio tras la muerte d Stalin)es visto como un pusilánime patético, teniendo su gran momento en un discurso sobre que votar en una reunión de ministros, dándole la vuelta una y otra vez mezclando las ideas del comunismo y de Stalin, alegato propio de un Monty Python; Jeffrey Tambor está muy bien como Georgy Malenkov, vanidoso (lleva una coqueta faja que intenta ocultar) sucesor de Stalin que se muestra como un títere de Beria; Jason Isaacs da vida al pomposo Mariscal Gueorgui Zhúkov, un guiñol excesivo, con un muestrario infinito de medallas al que solo le falta un bedel junto a él llevando las que le faltan, un lenguaraz y mal hablado arrogante (“Me follé a Alemania. Creo que puedo joder a un bulto de carne con un maldito chaleco (refiriéndose a Beria)", un militarista pendenciero; Rupert Friend como Vasily, el hijo alcohólico de Stalin resulta otro fantoche desfasado, pero al menos tiene una jocosa frase procaz "Ni siquiera eres una persona! Eres un testículo! Estás hecho principalmente de pelo! ”.
Se le puede achacar las muchas libertades que se toman para que la verdad no estropee su argumento, por ejemplo todo lo referente a los muertos de civiles asesinado por el ejército mientras los infelices solo deseaban entrar en Moscú para loa r a su líder Stalin es inventado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El último plano del film intenta reflejar el clima de aves de rapiña en el politburó soviético, donde unos intentan apuñalar a su superior para cazar su puesto. Esto visto cuando está en un teatro Khrushchev ya como mandamás de la URSS, y tras él Leonidas Brézhnev, que conspiraría en 1964 para echar al mandatario soviético y colocarse él en el poder.
Las personas que se borran de las imágenes en los créditos finales, se refieren a la extendida práctica de censura visual en La URSS, cuando el gobierno soviético borraba algunas figuras depuradas de la historia soviética, alterando sus imágenes, o eliminándolas.
Varios académicos han señalado inexactitudes históricas en La muerte de Stalin. Iannucci ha respondido: "No estoy diciendo que es un documental. Es una ficción, pero es una ficción inspirada en la verdad de lo que debe haber sentido como en el momento. Mi objetivo es que el público sienta el tipo de baja -Nivel de ansiedad que debe tener la gente cuando acaba de dedicarse a su vida diaria en ese momento".
El historiador Richard Overy ha escrito que la película "está plagada de errores históricos", que incluyen:
Molotov no era ministro de Relaciones Exteriores cuando murió Stalin. Había sido despedido en 1949, pero volvió a ser ministro de Relaciones Exteriores en la reorganización posterior a Stalin.
El mariscal (no el mariscal de campo) Zhukov era un comandante de campo local cuando Stalin murió, exiliado a las provincias para satisfacer los celos paranoicos de Stalin hacia él. Se convirtió en viceministro de Defensa en el gobierno posterior a Stalin, pero no fue el comandante del ejército soviético en marzo de 1953.
Jruschov, no Malenkov, presidió la reunión para reorganizar el gobierno.
Beria fue arrestado tres meses después de la muerte de Stalin, no casi simultáneamente, y eso fue precipitado por el Levantamiento de Alemania del Este de 1953, no una masacre de dolientes en Moscú, que en realidad se basa en los 109 que murieron pisoteados durante el funeral. Además, Beria no era jefe de las fuerzas de seguridad, cargo que abandonó en 1946.
Overy fue sumamente crítico en el sentido de que la película no honraba adecuadamente a los que murieron durante el liderazgo de Stalin. Iannucci dijo que "eligió atenuar el absurdo de la vida real" para hacer el trabajo más creíble.
La parte de Radio Moscú es un recuento de una historia apócrifa registrada por primera vez en el libro Testimony de Solomon Volkov. Pero en el relato de Volkov, fue Maria Yudina quien fue despertada en medio de la noche para que la llevaran a grabar, y la grabación hizo llorar a Stalin, lo que lo llevó a pagarle a Yudina 20.000 rublos en agradecimiento. Posteriormente, la historia sirvió como base suelta para la obra de radio de la BBC de 1989 The Stalin Sonata de David Zane Mairowitz.
Otro aspecto histórico más pequeño de la trama se modificó para la película: el accidente aéreo de Sverdlovsk en 1950 en el que murieron 11 jugadores del equipo de hockey sobre hielo VVS Moscú. En la película, Vasily Stalin y Anatoly Tarasov tratan con un equipo nacional de hockey sobre hielo de la Unión Soviética agotado, con una referencia a su jugador estrella Vsevolod Bobrov, que perdió el vuelo. En realidad, el accidente ocurrió el 5 de enero de 1950, más de tres años antes de la muerte de Stalin.
Cabe señalar también que la NKVD no era conocida como tal en el momento de la muerte de Stalin, habiendo sido reemplazada por la MVD en 1946.
Me queda un film bueno a ratos, pero descompensado en varios tramos como para ser sólido. Fuerza y honor!!!
Las personas que se borran de las imágenes en los créditos finales, se refieren a la extendida práctica de censura visual en La URSS, cuando el gobierno soviético borraba algunas figuras depuradas de la historia soviética, alterando sus imágenes, o eliminándolas.
Varios académicos han señalado inexactitudes históricas en La muerte de Stalin. Iannucci ha respondido: "No estoy diciendo que es un documental. Es una ficción, pero es una ficción inspirada en la verdad de lo que debe haber sentido como en el momento. Mi objetivo es que el público sienta el tipo de baja -Nivel de ansiedad que debe tener la gente cuando acaba de dedicarse a su vida diaria en ese momento".
El historiador Richard Overy ha escrito que la película "está plagada de errores históricos", que incluyen:
Molotov no era ministro de Relaciones Exteriores cuando murió Stalin. Había sido despedido en 1949, pero volvió a ser ministro de Relaciones Exteriores en la reorganización posterior a Stalin.
El mariscal (no el mariscal de campo) Zhukov era un comandante de campo local cuando Stalin murió, exiliado a las provincias para satisfacer los celos paranoicos de Stalin hacia él. Se convirtió en viceministro de Defensa en el gobierno posterior a Stalin, pero no fue el comandante del ejército soviético en marzo de 1953.
Jruschov, no Malenkov, presidió la reunión para reorganizar el gobierno.
Beria fue arrestado tres meses después de la muerte de Stalin, no casi simultáneamente, y eso fue precipitado por el Levantamiento de Alemania del Este de 1953, no una masacre de dolientes en Moscú, que en realidad se basa en los 109 que murieron pisoteados durante el funeral. Además, Beria no era jefe de las fuerzas de seguridad, cargo que abandonó en 1946.
Overy fue sumamente crítico en el sentido de que la película no honraba adecuadamente a los que murieron durante el liderazgo de Stalin. Iannucci dijo que "eligió atenuar el absurdo de la vida real" para hacer el trabajo más creíble.
La parte de Radio Moscú es un recuento de una historia apócrifa registrada por primera vez en el libro Testimony de Solomon Volkov. Pero en el relato de Volkov, fue Maria Yudina quien fue despertada en medio de la noche para que la llevaran a grabar, y la grabación hizo llorar a Stalin, lo que lo llevó a pagarle a Yudina 20.000 rublos en agradecimiento. Posteriormente, la historia sirvió como base suelta para la obra de radio de la BBC de 1989 The Stalin Sonata de David Zane Mairowitz.
Otro aspecto histórico más pequeño de la trama se modificó para la película: el accidente aéreo de Sverdlovsk en 1950 en el que murieron 11 jugadores del equipo de hockey sobre hielo VVS Moscú. En la película, Vasily Stalin y Anatoly Tarasov tratan con un equipo nacional de hockey sobre hielo de la Unión Soviética agotado, con una referencia a su jugador estrella Vsevolod Bobrov, que perdió el vuelo. En realidad, el accidente ocurrió el 5 de enero de 1950, más de tres años antes de la muerte de Stalin.
Cabe señalar también que la NKVD no era conocida como tal en el momento de la muerte de Stalin, habiendo sido reemplazada por la MVD en 1946.
Me queda un film bueno a ratos, pero descompensado en varios tramos como para ser sólido. Fuerza y honor!!!
1 de abril de 2018
1 de abril de 2018
20 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película trata en modo de parodia, los momentos anteriores y posteriores a la muerte de Stalin y la lucha por sucederle. Para ello, los autores se olvidan de la sutileza, el humor fino y el cuidado a un hilo argumental coherente que mantenga el interés, y se quedan con la exageración y el tópico sin más. El resultado es una torpe y a ratos aburrida bufonada, con algunas gracias divertidas y un humor negro a menudo fuera de contexto. Nada que ver, por ejemplo, con la excelente "Ser o no ser" (y también su secuela), en las que se podrían haber inspirado.
8 de marzo de 2018
8 de marzo de 2018
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producción británica basada en el cómic homónimo, que cuenta con varios actores americanos entre los que destaca un engordado y desatado Steve Buscemi, aunque todo el reparto se muestra hilarante durante esta comedia de enredos que alcanza cotas extremadamente altas de humor negro.
El hecho que da título a la película provoca continuamente, y sin descanso, situaciones muy divertidas y un tanto alocadas, dentro de un oscuro contexto histórico que nos hará sentir culpables cuando nos riamos con varios gags que mezclan las bromas satíricas con las absurdas. Una de las mejores comedias de los últimos años con unos actores en estado de gracia que no requiere haber estudiado los hechos reales en los que se inspira para poder ser disfrutada.
Más mini críticas en cinedepatio.com
El hecho que da título a la película provoca continuamente, y sin descanso, situaciones muy divertidas y un tanto alocadas, dentro de un oscuro contexto histórico que nos hará sentir culpables cuando nos riamos con varios gags que mezclan las bromas satíricas con las absurdas. Una de las mejores comedias de los últimos años con unos actores en estado de gracia que no requiere haber estudiado los hechos reales en los que se inspira para poder ser disfrutada.
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