En cierto sentido, este filme me ha recordado aquello de Groucho Marx de, estos son mis principios, pero si no le gustan....
Lo que más me ha gustado es el planteamiento que hace Çatak en torno a la protagonista en cuanto a, tengo mis convicciones, tengo mis principios, y los tengo claros, ahora, he de poner estos en práctica y, entonces, surge la responsabilidad de los actos y sus consecuencias, con lo que al final, el blanco y el negro, lo que creemos seguro, acaba resultando una escala de grises, una realidad más compleja.

Lo anterior lo expone el director ante los dilemas generados por dos robos, uno entre los alumnos, y otro entre ¿profesores?, los adultos. En ambos casos, asistimos a las asunciones y convicciones personales de los profesores implicados, así, más allá de la protagonista, vemos la seguridad con la que cada uno, desde sus prejuicios, ideología, experiencia, afirma las cosas, asienta sus sospechas, sobre la culpabilidad ajena.
Para ello, el director nos sumerge en un ambiente otoñal, cuasi invernal, donde la oscuridad y la sombra del cielo exterior impregna el interior de ese colegio, donde la luz es fría, la gente viste en tonos oscuros, apagados. Ambientación para mí algo exagerada y demasiado explicita.
La critica hacia este mundo donde todo el mundo opina, saca conclusiones, sin tener información, pruebas, o sin verificar la validez de las mismas, desde los medios de comunicación (aquí representados por el periódico de la escuela), la sociedad y sus también prejuicios (los padres), los profesionales que ven su trabajo y posición cuestionada (los otros profesores), etc, esta muy bien llevada.
Como lo está el que, la opinión se hace con demasiada frecuencia sin tener en cuenta el contexto, social y, personal. Cuando vemos el ataque de ansiedad de la protagonista, no sabemos si, además de por las presiones vividas profesionalmente, también, en su vida privada, hay algo que la tense. Pero es que, además, de ser así, lo privado sirve de justificación y escusa, de nuevo con demasiada frecuencia, para justificar el escarnio y la critica, diciendo: se comporta así, va a contracorriente o se equivoca porque en su vida privada...lo que, al final se convierte en una trampa.
En general todos los actores están muy bien en su papel, bastante comedidos, sin casi ninguna estridencia o exageración, contención que intuyo es a propósito por parte del director.
Al acabar de verla, no he podido si no recordar otra reciente película que, del mismo modo, trata asuntos parecidos, "Anatomía de una caída" de Justine Triet. Quizás, este mundo actual de las noticias cortas, de la preeminencia de las imágenes, del bulo y las noticias falsas, de la crítica constate en las redes, de la exposición pública de nuestra personalidad, de para que, desde el cine, se reflexione sobre ello.

Das lehrerzimmer, o The teacher's lounge, está dirigida por Ilker Çatak y nos presenta una escuela de secundaria en la que es nueva Carla Nowak (Leonie Benesch), profesora de matemáticas, educación física y también tutora. Están sucediendo una serie de robos en el centro y se apunta directamente a los alumnos, cuando la profesora decide llegar al fondo de todo, y eso acaba involucrando también a parte del personal docente (Eva Löbau) e incluso a algún alumno (Leonard Stettnisch). Hablamos de un centro rígido, desde luego, y muy alemán, por lo que los hechos que se persiguen, el robo en este caso, es tratado con la máxima diligencia, entendiéndose que los castigos serán ejemplares. Sin embargo, el guion de la trama da un vuelco y nos encontramos ante una jaula de la que la profesora no podrá salir.

La película se muestra interesante de principio a fin, el ritmo narrativo puede no ser demasiado ágil, pero sí que crece la intriga por ver qué va a suceder con el robo y, de paso, también vemos cómo interaccionan profesores, alumnos y madres y madres, cada uno a su propio interés, sin tener demasiado en cuenta la humanidad y los valores, que es precisamente de lo que trata un instituto de secundaria. Se tiene cintura más bien estrecha, por lo que el docente español ha de tomarse con pinzas lo que aquí sucede. En este en concreto parece que los profesores van demasiado a la suya y las relaciones entre ellos son difíciles y a veces algo forzadas. No es la mejor película internacional nominada a los Oscars, pero sí que es otra mirada al mundo escolar, al de los prejuicios y al de los valores. Interesante también ver algunas técnicas para gestionar la clase que tiene esta profesora y que pueden surtir efecto.

En definitiva, SALA DE PROFESORES es una película que los docentes han de ver, puesto que ayuda a reflexionar, a pensar y a ir más allá de lo que las apariencias nos dicen. La pregunta sobre si se favorece al futuro académico y personal del alumnado por parte del centro educativo es algo que debemos hacernos en todo momento, por lo que no está de más darle una vuelta. No os la perdáis.

La dejo en Pasable que no es poco para el escaso Cine que contiene.
La realización es muy simple, un envidiable centro escolar en Alemania. Como este no creo que exista uno en toda España. Es lo que más me ha llamado la atención de toda la película.
La dirección es muy simple y arriesga poco. Visualmente es poco atractiva, vulgar. Lo mejor es el montaje, la forma en la que va narrando los acontecimientos. Tiene un buen ritmo y resulta entretenida.
La historia va de la típica Maestra buenista y tocapelotas que ni entiende ni acepta las normas de los demás, Sólo valen las suyas, que son las salvadoras de la humanidad. Pasa olímpicamente de todos y con su buenismo va generando un deterioro constante y grave de la convivencia escolar.
La historia está desperdiciada y se podía haber aprovechado mucho mejor, profundizando en el perfil psicológico de los personajes y en las consecuencias de sus acciones.
No es así, demasiado superficial, se convierte en la sensiblería de siempre, que si el pobre niño por aquí, que si el pobre niño por allá.
Los protagonistas están correcto. Puesto a destacar, la administrativa, la única que hace una gran interpretación, porque la maestra se limita a estar todo el rato mirando fijamente a la cámara con cara de estreñimiento.

Bien narrada e interpretada, es una buena película de sobremesa familiar frente al televisor. Más intensa que las buenistas películas sobre colegios y educación pero no deja de tener el halo alemán del cine tranquilo, sin sobresaltos.

La protagonista, vocacional joven profesora, se ve desbordada por un incidente que pone al límite sus emociones, entre la rigidez del sistema escolar y las pullas entre profesores, padres y alumnos.

Hay tensión y cierta intriga que mantiene atento al espectador. Sin más, entretenida.

'Sala de profesores', la escogida para representar a Alemania en la próxima edición de los Oscar, siembra desde un inicio esa mezcolanza de géneros. Es un aparente drama donde algo pequeño se hace bola y crece hasta desestabilizar un entorno tranquilo. No obstante, los arpeos instrumentales del inicio, así como la música desasosegante y un montaje que bascula entre la calma y el frenetismo, prometen una construcción mucho más cercana al thriller. Y, por si no era suficiente, la elección de un formato 4:3 refuerza esa claustrofobia y ese desazón.

Una serie de robos en el nuevo instituto en el que comienza a trabajar Carla comienza a crear cierta hostilidad en el centro y en la relación entre profesores, alumnos y padres. Este ambiente lleva a una tensión dentro de la sala de profesores y la secretaría que destapa toda una serie de prejuicios y opiniones jerárquicas, asimiladas socialmente. Carla decide investigar por su cuenta en pos de proteger a sus alumnos, pero su descubrimiento y sus métodos acaban haciendo estallar todo. De ahí surgen varias reflexiones sobre la mentira y la verdad, el derecho a la privacidad, las desigualdades económicas, el bullying, la falta de colaboración entre padres y profesores, el bien común y, sobre todo, uno de los temas fundamentales: el impacto (o la proyección) de los problemas adultos sobre los más jóvenes.

Al margen de la destacable interpretación de Leonie Benesch, el principal interés de la película subyace en lo relacional, en cómo a partir de toda esa construcción de dinámicas se establece un retrato social que apela más allá de las paredes del recinto escolar. Aun así, esa complejidad es un tanto desconcertante y acaba levantando más preguntas que respuestas hasta cerrar con un final de sentimientos encontrados y que hace dudar de esas intenciones encubiertas.

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