Luna de papel
7.6
6,306
Comedia. Drama
Estados Unidos, años 30. Durante la época de la Gran Depresión y la Ley Seca, un estafador de poca monta que intenta vender biblias a las viudas, se hace cargo a regañadientes del cuidado de la hija de una antigua amante. La niña no sólo aprende rápidamente todos los trucos del oficio de su protector, sino que incluso le ayuda, en algunas ocasiones, a salir de apuros. Una comedia dramática con excelentes críticas, especialmente en Estados Unidos. (FILMAFFINITY) [+]
18 de octubre de 2022
18 de octubre de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es la película favorita de Sofía Coppola por casualidad. Peter Bogdanovich puede ser el director más infravalorado de la historia del cine. Su filmografía es excelsa, propia de un genio insuperable, de un prodigio del cine, de un superdotado del celuloide, y normalmente no se le recuerda como tal por puro error imperdonable y porque cayó en desgracia para la industria y el público en la segunda parte de su filmografía. Él fue piedra angular de mi cine favorito, el de los 70, y “Luna de papel” es paradigma perfecto de ese cine que amo. Y además es una road movie, mi gran debilidad. Y ambientada en la Gran Depresión, mi época predilecta. Y una tragicomedia donde las risas y las lágrimas se mezclan a partes iguales. Es imposible pedir más. Y lo da todo.
Desde el punto de vista formal, la cinta utiliza, en un blanco y negro hipnótico y perfecto para contar una historia de los años de la Gran Depresión, un uso perfecto de la profundidad de campo que la emparenta directamente con Orson Welles encuadrando varias escenas a la vez, unos planos fijos en el coche apasionantes y un derroche de caligrafía visual inaudito. La presencia de John Ford es igualmente rastreable en muchísimos planos.
A medio camino entre otras dos obras maestras de la época, “El golpe” de George Roy Hill y “Bonnie & Clyde” de Arthur Penn, ambos también pertenecientes a la mejor generación de cineastas habida en la historia, Bogdanovich toca el cielo del mejor cine posible con esta historia ambientada en tiempos de la Gran Depresión y la Ley Seca en la que una niña de 9 años tiene que cruzar el país con un timador de poca monta que va y viene por el mundo sin destino fijo, a la espera del próximo incauto que caiga en sus redes para poder timarlo y seguir adelante en una búsqueda del golpe definitivo claramente imposible.
La convivencia acaba convirtiéndose en proceso iniciático para la niña, en la vida y en su carrera delictiva, que acaba resultando que no se le da nada mal, mientras que una relación paterno-filial, nunca se sabe si real o no, pero absolutamente adorable en todo caso, se desarrolla entre ambos.
Un guión tan mágico como inolvidable, una fotografía en blanco y negro que es pura magia poética (como ya utilizara también el propio Bognanovich en “La última sesión”, con la que esta película comparte muchísimos aspectos, hijas ambas del mismo magistral padre y encumbrando por igual la historia del cine) y, sobre todo y por encima de todo, su pareja protagonista: Ryan y Tatum O´Neal, padre e hija en la vida real y probablemente en el argumento de esta cinta.
No quiero ser yo el que peque de exagerar con la dimensión de la interpretación de la niña, pero baste decir que ganó el Oscar a los 10 años y que, a día de hoy, nadie lo ha logrado aún con menos edad. Una interpretación de esas que marca una etapa en la historia del cine. Pura road movie de supervivencia y picaresca de uno de los más grandes directores que haya dado el cine.
Y luego está su compromiso social, porque entre escena y escena, Peter Bogdanovich nos muestra la devastación humana que supuso la crisis económica vivida entonces. En suma, una de las más grandes películas de la historia del cine.
Desde el punto de vista formal, la cinta utiliza, en un blanco y negro hipnótico y perfecto para contar una historia de los años de la Gran Depresión, un uso perfecto de la profundidad de campo que la emparenta directamente con Orson Welles encuadrando varias escenas a la vez, unos planos fijos en el coche apasionantes y un derroche de caligrafía visual inaudito. La presencia de John Ford es igualmente rastreable en muchísimos planos.
A medio camino entre otras dos obras maestras de la época, “El golpe” de George Roy Hill y “Bonnie & Clyde” de Arthur Penn, ambos también pertenecientes a la mejor generación de cineastas habida en la historia, Bogdanovich toca el cielo del mejor cine posible con esta historia ambientada en tiempos de la Gran Depresión y la Ley Seca en la que una niña de 9 años tiene que cruzar el país con un timador de poca monta que va y viene por el mundo sin destino fijo, a la espera del próximo incauto que caiga en sus redes para poder timarlo y seguir adelante en una búsqueda del golpe definitivo claramente imposible.
La convivencia acaba convirtiéndose en proceso iniciático para la niña, en la vida y en su carrera delictiva, que acaba resultando que no se le da nada mal, mientras que una relación paterno-filial, nunca se sabe si real o no, pero absolutamente adorable en todo caso, se desarrolla entre ambos.
Un guión tan mágico como inolvidable, una fotografía en blanco y negro que es pura magia poética (como ya utilizara también el propio Bognanovich en “La última sesión”, con la que esta película comparte muchísimos aspectos, hijas ambas del mismo magistral padre y encumbrando por igual la historia del cine) y, sobre todo y por encima de todo, su pareja protagonista: Ryan y Tatum O´Neal, padre e hija en la vida real y probablemente en el argumento de esta cinta.
No quiero ser yo el que peque de exagerar con la dimensión de la interpretación de la niña, pero baste decir que ganó el Oscar a los 10 años y que, a día de hoy, nadie lo ha logrado aún con menos edad. Una interpretación de esas que marca una etapa en la historia del cine. Pura road movie de supervivencia y picaresca de uno de los más grandes directores que haya dado el cine.
Y luego está su compromiso social, porque entre escena y escena, Peter Bogdanovich nos muestra la devastación humana que supuso la crisis económica vivida entonces. En suma, una de las más grandes películas de la historia del cine.
26 de marzo de 2024
26 de marzo de 2024
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una obra maestra que trata sobre como los desamparados y desesperados resistimos día a día mediante la esperanza y la ilusión. Todos los personajes compran en cierta forma su "Luna de papel", no importa si esta es falsa ya que sirve como incentivo para seguir luchando: esto va desde las personas que tras la pérdida de un familiar compran las biblias que Moses y Addy traen a su puerta, la propia Addy esperando que Roosevelt conteste sus cartas, o Trixie la bailarina que fantasea su sueño americano por unos momentos al pasear con nuevo vestido y nuevo auto del brazo de Moses, entre otros personajes, como el de Imogene, la chica afroamericana explotada por Trixie que espera algún día volver con su familia.
El sobrevivir gracias a las esperanzas (aunque con ayuda de algunos timos) es claramente el espirítu de aquella época de la Gran Depresión. Aunque los personajes no asisten nunca al cine, toda la carga del cine de la época (generalmente asociado al escapismo) está puesta en la propia película: ahora se me vienen a la cabeza principalmente "The Kid" (1921) de Chaplin, la cual si bien es anterior, también es una tragicomedia sobre el vínculo paterno-filial de dos pícaros que solo se tienen el uno al otro para seguir adelante en busca del pan nuestro de cada día.
Los ejes temáticos de Paper Moon ya estan puestos en la propia trama
y en las acciones de sus personajes, quienes viven escapando en todo sentido. Incluso su maravilloso plano final (no pudo haber existido un mejor cierre) recuerda a muchas grandes películas clásicas, desde westerns de Ford a Modern Times de Chaplin, entre otras.
Demás está decir que Bogdanovich y los O'Neal pueden moverse perfectamente entre la comedia y el drama, haciendo que la despedida de ambos protagonistas resulte tremendamente conmovedora.
Recomiendo un pase doble de esto con "The Purple Rose of Cairo" (1985), otra obra maestra de temática similar que pertenece al conjunto de mis películas favoritas... conjunto al que también acaba de ingresar Paper Moon.
El sobrevivir gracias a las esperanzas (aunque con ayuda de algunos timos) es claramente el espirítu de aquella época de la Gran Depresión. Aunque los personajes no asisten nunca al cine, toda la carga del cine de la época (generalmente asociado al escapismo) está puesta en la propia película: ahora se me vienen a la cabeza principalmente "The Kid" (1921) de Chaplin, la cual si bien es anterior, también es una tragicomedia sobre el vínculo paterno-filial de dos pícaros que solo se tienen el uno al otro para seguir adelante en busca del pan nuestro de cada día.
Los ejes temáticos de Paper Moon ya estan puestos en la propia trama
y en las acciones de sus personajes, quienes viven escapando en todo sentido. Incluso su maravilloso plano final (no pudo haber existido un mejor cierre) recuerda a muchas grandes películas clásicas, desde westerns de Ford a Modern Times de Chaplin, entre otras.
Demás está decir que Bogdanovich y los O'Neal pueden moverse perfectamente entre la comedia y el drama, haciendo que la despedida de ambos protagonistas resulte tremendamente conmovedora.
Recomiendo un pase doble de esto con "The Purple Rose of Cairo" (1985), otra obra maestra de temática similar que pertenece al conjunto de mis películas favoritas... conjunto al que también acaba de ingresar Paper Moon.
29 de mayo de 2020
29 de mayo de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mi gusto la mejor película de Peter Bogdanovich.
El excelente dúo formado por Ryan O´Neal y Tatum O´Neal, padre e hija en la realidad, sostiene por sí solo una estupenda comedia dramática que narra las peripecias de un par de timadores en los tiempos de la Gran Depresión americana.
El desparpajo y el ingenio de la pequeña aportan el toque cómico a la historia y le valió a su protagonista el oscar de mejor actriz secundaria siendo la más joven en lograrlo hasta la fecha.
El excelente dúo formado por Ryan O´Neal y Tatum O´Neal, padre e hija en la realidad, sostiene por sí solo una estupenda comedia dramática que narra las peripecias de un par de timadores en los tiempos de la Gran Depresión americana.
El desparpajo y el ingenio de la pequeña aportan el toque cómico a la historia y le valió a su protagonista el oscar de mejor actriz secundaria siendo la más joven en lograrlo hasta la fecha.
5 de noviembre de 2012
5 de noviembre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta comienza con un funeral, la pequeña Addie acaba de perder a su madre quedándose practicamente sola. En la ceremonia aparece un "amigo" de la madre que accede a llevarla a casa de unos tíos. Su única intención es cobrar la indenización por el atropello. La pequeña se percata del jueguecito y reclama su dinero. Juntos se embarcan en una aventura a través de los Estados Unidos donde el astuto estafador intentará recuperar el dinero de la niña que se había gastado. Mediante sus habilidades para el engaño y la colaboración de la pícara muchacha, van recuperando el dinero y consiguiendo una vida acomodada.
La relación entre ambos personajes es sensacional. En 100 mínutos de metraje podemos encontrar grandes escenas que nos recuerdan a las cintas clásicas. No pongo en cuestión si fue merecido o no el Oscar a la joven actriz, a mi personamente me gustó su actuación y disfrute de la película.
La relación entre ambos personajes es sensacional. En 100 mínutos de metraje podemos encontrar grandes escenas que nos recuerdan a las cintas clásicas. No pongo en cuestión si fue merecido o no el Oscar a la joven actriz, a mi personamente me gustó su actuación y disfrute de la película.
4 de octubre de 2015
4 de octubre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
LUNA DE PAPEL comienza en un entierro. Hay menos de 10 personas. Entre ellas una niña de unos 10 años. Luego sabremos que su nombre es Addie Loggins (Tatum O'Neal). A punto de finalizar llega un hombre de mediana edad que luce sombrero y bigote; es Moses Pray (Ryan O'Neal: padre de Tatum O'Neal en la vida real). El difunto es la madre de la niña, y Moses, al ser interpelado por algunos asistentes, dice que la conocía. Estamos en el estado de Kansas. Moses dice que se dirige en su coche al este, y en esa dirección, en una ciudad de Missouri, vive el único pariente que le queda a Addie, por lo demás sola: su tia, hermana de la difunta. Moses accede a llevarla a regañadientes.
Ahí comienza la relación entre Moses y Addie, Adfie y Moses, los dos protagonistas principales y casi únicos de esta historia ,y que durará toda la película. Moses resulta que es un timador de poca monta que se dedica a vender biblias a domicilio a mujeres recién enviudadas y Addie es una niña muy lista para su edad, como lo demostrará en sobradas ocasiones, no solo practicando con éxito pequeños timos y ayudando en los de Moses con su apariencia angelical, sinó sacándolo de líos más gordos, y además es bastante precoz.
La relación entre ellos se establecerá de igual a igual desde un principio pese a la abultada diferencia de edad, dado el carácter inquisitivo y respondón de la niña, aunque Moses se resiste, como es lógico, a que una niña le diga lo que tiene que hacer. Discuten a menudo, pero Moses tendrá que rendirse a la evidencia de que Addie es una socia muy valiosa en sus timos y una compañera muy perspicaz y entretenida.
Y así, timo a timo, aventura a aventura, peripecia a peripecia, nuestros dos protagonistas recorren el estado, y vemos como su relación de amistad, o como de padre a hija (realmente Addie duda si Moses es realmente su padre, aunque él lo niega, dado que él y su madre eran íntimos amigos según Moses), a veces tirante, pero siempre tierna, se va forjando y estrechando.
Luna de papel tiene una fotografía en blanco y negro que le sienta muy bien. Ambientada en la Gran Depresión, la gran crisis que asoló norteamérica a finales de los años 20, vemos todo tipo de vehículos de la época, no en vano estamos ante una road movie.
Destaca su guión, con un buen y constante diálogo, donde las situaciones originales, los escenarios y los personajes van discurriendo por la pantalla de una forma fluida y natural captando en todo momento nuestro interés hasta su mismísimo final, que por otro lado está a la altura de todo lo que hemos visto hasta llegar a él.
Tatum O'Neal, que contaba con 10 años, ganó el Oscar de 1973 a mejor actriz secundaria, siendo la más joven en conseguirlo hasta aquel entonces, y hay que decir que realmente se lo merece, dando la réplica a su padre en la vida real, de una forma magistral, natural y adulta. Es su personaje infantil quizás uno para el recuerdo, al igual que podemos recordar a Judy Garland en "El mago de Oz". Sin desmerecer para nada a su padre, Ryan O'Neal, que también está realmente bien, regalándonos ambos una pareja singular.
LO MEJOR: Tatum O'Neal y el guión.
Ahí comienza la relación entre Moses y Addie, Adfie y Moses, los dos protagonistas principales y casi únicos de esta historia ,y que durará toda la película. Moses resulta que es un timador de poca monta que se dedica a vender biblias a domicilio a mujeres recién enviudadas y Addie es una niña muy lista para su edad, como lo demostrará en sobradas ocasiones, no solo practicando con éxito pequeños timos y ayudando en los de Moses con su apariencia angelical, sinó sacándolo de líos más gordos, y además es bastante precoz.
La relación entre ellos se establecerá de igual a igual desde un principio pese a la abultada diferencia de edad, dado el carácter inquisitivo y respondón de la niña, aunque Moses se resiste, como es lógico, a que una niña le diga lo que tiene que hacer. Discuten a menudo, pero Moses tendrá que rendirse a la evidencia de que Addie es una socia muy valiosa en sus timos y una compañera muy perspicaz y entretenida.
Y así, timo a timo, aventura a aventura, peripecia a peripecia, nuestros dos protagonistas recorren el estado, y vemos como su relación de amistad, o como de padre a hija (realmente Addie duda si Moses es realmente su padre, aunque él lo niega, dado que él y su madre eran íntimos amigos según Moses), a veces tirante, pero siempre tierna, se va forjando y estrechando.
Luna de papel tiene una fotografía en blanco y negro que le sienta muy bien. Ambientada en la Gran Depresión, la gran crisis que asoló norteamérica a finales de los años 20, vemos todo tipo de vehículos de la época, no en vano estamos ante una road movie.
Destaca su guión, con un buen y constante diálogo, donde las situaciones originales, los escenarios y los personajes van discurriendo por la pantalla de una forma fluida y natural captando en todo momento nuestro interés hasta su mismísimo final, que por otro lado está a la altura de todo lo que hemos visto hasta llegar a él.
Tatum O'Neal, que contaba con 10 años, ganó el Oscar de 1973 a mejor actriz secundaria, siendo la más joven en conseguirlo hasta aquel entonces, y hay que decir que realmente se lo merece, dando la réplica a su padre en la vida real, de una forma magistral, natural y adulta. Es su personaje infantil quizás uno para el recuerdo, al igual que podemos recordar a Judy Garland en "El mago de Oz". Sin desmerecer para nada a su padre, Ryan O'Neal, que también está realmente bien, regalándonos ambos una pareja singular.
LO MEJOR: Tatum O'Neal y el guión.
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