No sé ni que nota ponerle a esta película. No me cabe en la cabeza que hechos tan terribles, deleznables y estremecedores puedan haberlos causado personas. No lo entendería ni aunque hubiesen sido insectos en vez de seres humanos los sometidos a estas barbaridades y torturas extremas. Nos hemos centrado siempre tanto en los campos de exterminio nazis del holocausto, que hemos ignorado otros lugares, donde hechos muy similares tuvieron lugar por las mismas fechas. Yo me topé con este título (totalmente desconocido para mí), de pura casualidad. Y es que fue viendo un documental sobre las bombas atómicas. Desde luego, después de verla, ha pasado a ser la película basada en un hecho real más desagradable y cruda que he visto nunca. Hasta ahora "Saló" ostentaba tan "honorable" récord. No la recomiendo, desde luego que no. Pero si alguien quiere saber más, o no tiene ni idea de que los hechos estos sucedieron (como me pasó a mí), allá él/ella/elle.....y los otros treinta y tantos géneros que me quedan por mentar.

Pelicula es una obra de arte cinematográfica que emite una historia de manera audiovisual, por medio de una secuencia de imágenes, con o sin sonidos. Un par de escenas que ví y mi sensibilidad no pudo más lo cual apagué y mandé esta cosa que no merece el nombre de película a la basura.

El motivo es que ya no solamente las brutales torturas que hacían los japoneses a los chinos y son reflejadas a lo mas real posible y por supuesto al máximo gore, sino lo peor de toda esta cosa es que la escena del gato y las ratas es real.

El director fue tan sumamente inhumano, cobarde y sin alma que aprovechó que no habia leyes en defensa de los animales para temas cinematográficos y hacer dicha escena totalmente innecesaria, haciendo sufrir a un animal real e inofensivo hasta la muerte.

Hace falta ser cruel y sanguinario y solo por esto, si las personas somos conscientes, sensatas y sentimentales, esta cosa debería ser prohibida y censurada por todo lo alto. ¿Por qué el director no se atrevió hacer lo mismo con personas de verdad?. Claro, si lo llega hacer, es condenado a cadena perpetua o a pena de muerte.

Así como se dice tan habitual y tranquilamente que en el nombre de la religión se han cometido a lo largo de la historia numerosas tropelías, es mucho más raro, hasta imposible, escuchar que en el nombre de la ciencia se han perpetrado iguales o peores monstruosidades. Y esto se debe a que hemos sustituido un dios o ídolo por otro que tal baila, en el fondo más o menos parecido, y al actual solo se le puede alabar/adorar, nunca cuestionar o tocar, en igual medida que al anterior atacar, no vaya a ser que te pongan en la lista negra y te manden los perros de presa o incluso te quemen en la hoguera, es el proceso lógico, a rey muerto, rey puesto, nada nuevo bajo el sol, mismos animales, distintos collares, un fenómeno tediosa/eternamente repetido. Se piensa, cree o dice que hemos sustituido la fe o la superstición, la barbarie por la razón y la lógica, el progreso humano, libertad/igualdad/fraternidad, desde/con la revolución francesa todo empezó de cero, tabula rasa, mejoramos mucho como especie, qué duda cabe, dejamos definitivamente atrás perdido en el recuerdo más ominoso la edad media tan oscurantista y cristiana o católica y abrazamos de lleno la modernidad ilustrada, feliz y solidaria y (poco más o menos, muerto arriba, muerto abajo, daños colaterales) pacífica, pero en verdad todos esos conceptos o ideas rimbombantes son solo nombres en los que se cuelgan perchas morales interesadas, el poder siempre se arroga el bien, sectarias, maniqueas, partidistas, propaganda y en realidad todo está mucho más confundido y mezclado y es bastante complicado lo del huevo y la gallina, separar el grano de la paja, lo bueno de lo malo, lo sagrado de lo profano, lo irracional de lo santo, el sentido común del espanto, el amor y el odio, la verdad y la mentira.
Hemos pasado del cura o clérigo al médico o científico, de las hostias a los medicamentos, de Malaga a Malagón, mujeres y hombres y viceversa.
Se trataba y se trata en definitiva de tener al rebaño bien pastoreado, entretenido, narcotizado, obediente, que crea que vive en el mejor de los mundos posibles e imposibles, que hay orden y concierto, sentido, que los que están al mando o por encima suyo no son seres abyectos o sin escrúpulos y que no intentan expoliarle a toda costa ni que le desprecian a muerte o que le consideran/tratan como a un simple número intercambiable y completamente prescindible que nada cuenta, sino justo todo lo contrario, que ellos dicen la verdad y se preocupan mucho por él, por el bienestar de todos, que todo está en su sitio y es clara y científicamente cierto, como debe de ser, lo dice la ciencia, está la mar de comprobado, hay muchos estudios de las más señeras universidades que lo demuestran fehacientemente, no te ciegues, de hecho, y que deje hacer, que se haga a un lado, que no se queje ni cuestione nada, que no proteste, que diga sí, amén, bwana, a todo, que trague y no se atragante, yo y mi familia estamos para servirle a usted y a su señora si nos dejan a cambio de ver solo un poco la tele, comprarnos un coche y un móvil y votar de vez en cuando, tampoco pedimos tanto, muchas gracias por querernos demasiado, mío amo.
El protagonista de esta historia es un médico que en el nombre de la ciencia, todo sea por la patria amada nipona, utiliza a los seres humanos como cobayas, carne experimental, de cañón, morralla, escoria, basura, patatas, partículas o átomos moldeables. Para ganar la guerra. Eso cree o dice. En verdad, es una excusa, voluntad de poder, sadismo y desvío, estupidez y maldad, la receta de siempre.

Es de esas películas que arrastran leyenda, pero que el paso del tiempo le ha hecho mella. El Escuadrón 731 del ejército imperial japonés se dedicó a perpetrar toda clase de atrocidades en la China ocupada durante la II GM, bajo el pretexto de la búsqueda de armas bacteriológicas. La población autóctona fue sometida a aberrantes experimentos para comprobar la resistencia del cuerpo humano de cara a usar sus eventuales descubrimientos en el frente.

El paso del tiempo se acusa sobre todo en la total ausencia de sentido del ritmo, siendo que hay secuencias que funcionarían igual de bien (o mal) sacadas de ese contexto. No hay protagonistas claros hacia los que focalizar nuestra empatía y los actores por momentos parecen no profesionales. La violencia gráfica que en su momento escandalizó tanto ya sido muy superada, a pesar de que aún puede resultar incómoda de ver para los muy sensibles o no habituados. Como obra cinematográfica se hace algo pesada de ver y cuesta terminar su hora y tres cuartos.

Arrastró mucha polémica durante años por la explotación gratuita de la violencia que hace en una obra que se pretende didáctica. Como documento histórico de las barbaridades cometidas tiene su valor. Fue creada a modo de homenaje hacia las víctimas y como denuncia de los agresores. Pero parece que cada cierto tiempo en la historia humana se tienen que repetir actos de barbarie como los aquí descritos.

Cuando la realidad supera la ficción es normal un shock, un sentimiento surreal. Lamentablemente en la mayoría de los casos, la frase se aplica a malas noticias. En este caso tenemos la recreación de una de las etapas más oscuras de la humanidad, pero desde una perspectiva escasamente explorada. El ejercito japonés, al igual que el nazi, tenían una unidad para experimentar con seres humanos. El director decide abordar el tema con sincera crueldad, sin apelar a los efectos especiales, nos da una probada del infierno que muchas personas vivieron a lo largo de diez años, nos muestra el adoctrinamiento del que eran parte muchos niños soldados. La película puede ser tachada de innecesaria, de utilizar de mala manera la cinematografía, pero creo que el fin justifica los medios, la película es efectiva al momento de grabarse en la mente del espectador, de recordarle que lo más cruel que existe en el mundo es la propia humanidad. Es sin duda un trabajo difícil de abordar pero que resulta efectivo en su propuesta.