Don Jon
2013 

5.6
18,429
Comedia
Jon Martello (Joseph Gordon-Levitt), un joven adicto al sexo en general y al porno en particular, intenta ejercer algún tipo de control sobre sí mismo. Jon tiende a deshumanizarlo todo: su apartamento, su coche, su familia, su iglesia y las mujeres. Sin embargo, hasta los ligues más sofisticados no pueden compararse con el placer que obtiene viendo pornografía en su ordenador. Insatisfecho con su vida, decide cambiar. Gracias a la ... [+]
6 de noviembre de 2013
6 de noviembre de 2013
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película que empieza bien, con la presentación del personaje principal, y sus problemas de adicción al porno en internet; en este tramo, el ritmo es muy vivo, con planos cortos, y constante aparición de clips de videos pornos; el esquema se repite una y otra vez, pero no se hace cansino, pues hay aquí un buen trabajo de dirección y montaje. Continúa mejor aún, con la entrada en escena de Scarlett Johansson, que compone con brillantez un personaje harto interesante, mitad pijo y mitad choni, y extremadamente absorbente. Aquí es cuando la película alcanza sus mayores cotas de interés, pues se ahonda en los problemas de las relaciones de pareja con bastante acierto, con la adicción al porno como elemento distorsionador. En su tramo final, la cinta toma una deriva demasiado previsible y blanda con la aparición del personaje interpretado por la siempre solvente Julianne Moore. Este personaje merecía un mayor desarrollo, para hacer algo más creíble el desenlace final, que es, con diferencia, lo menos afortunado de la película.
Estamos, pues, ante una cinta curiosa, que no responde a las constantes habituales de la comedia romántica americana actual, y que cuanta además con el aliciente añadido de suscitar el debate, al abordar sin tapujos un asunto de la mayor actualidad: la adicción a la pornografía y sus interferencias en las relaciones personales. Hay un buen trabajo de dirección por parte de Joseph Gordon Levitt, que demuestra habilidad en esta nueva faceta suya como director. Todo el plantel de actores rinde a muy buen nivel, en especial, Scarlett Johansson, que aparte de indudable atractivo físico, demuestra que tiene también talento como actriz (esto último algo cuestionado últimamente, más por una mala elección de papeles que por falta de calidad interpretativa, que ya ha demostrado de sobra que tiene). En fin, una película muy digna, aunque en ningún caso redonda, recomendable, aunque quizá no para todo tipo de público.
Estamos, pues, ante una cinta curiosa, que no responde a las constantes habituales de la comedia romántica americana actual, y que cuanta además con el aliciente añadido de suscitar el debate, al abordar sin tapujos un asunto de la mayor actualidad: la adicción a la pornografía y sus interferencias en las relaciones personales. Hay un buen trabajo de dirección por parte de Joseph Gordon Levitt, que demuestra habilidad en esta nueva faceta suya como director. Todo el plantel de actores rinde a muy buen nivel, en especial, Scarlett Johansson, que aparte de indudable atractivo físico, demuestra que tiene también talento como actriz (esto último algo cuestionado últimamente, más por una mala elección de papeles que por falta de calidad interpretativa, que ya ha demostrado de sobra que tiene). En fin, una película muy digna, aunque en ningún caso redonda, recomendable, aunque quizá no para todo tipo de público.
13 de noviembre de 2013
13 de noviembre de 2013
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la ilusión de un chiquillo, así es como presenta Joseph Gordon-Levitt su primera cinta como director. En ella nos cuenta las andanzas de un Don Juan cualquiera en la era de Internet y las redes sociales.
Nuestro polifacético actor no sólo se ha encargado del trabajo de detrás de las cámaras en su ópera prima; ha realizado la labor de guionista y ha creado un personaje a su medida para también realizar la interpretación. El resultado final es esta original comedia romántica que supone un soplo de aire fresco al género, y que se desmarca del resto por el factor diferencial que la envuelve, el sexo.
Sí, el sexo, ese tema tabú que por cuestiones de pudor o por finura tanto se evita en este tipo de comedias. Para Joseph Gordon no existen tapujos ni pelos en la lengua y no tiene ningún reparo de mostrarnos constantemente carnaza, y no sólo eso, si no que la convierte en el epicentro de la cinta, adquiriendo más protagonismo incluso que nuestro querido Don Juan de Jersey. Tal vez sea un poco excesivo y explícito en cuanto a escenas pornográficas se refiere, pero sin duda alguna con ello consigue enfatizar la dulce adicción de su personaje. Una adicción que, problemas aparte, le desahoga y le lleva a la libertad más pura y primaria. Para él estar adicto al sexo por Internet no es ninguna traba, a pesar de la “incomprensión” que recibe por parte de su pareja, Scarlett Johansson.
La actriz rubia, muy buena en el papel de choni pija de turno, será la encargada de los quebraderos de cabeza de nuestro querido Jon. Su presencia le hará debatirse entre su querido porno y su “amor a primera vista”. Juntos forman una gran pareja de Jersey Boys en pantalla, ella en su rol ya mencionado y él en el de tipo chulo de gimnasio que hace culto a su cuerpo. Una auténtica parodia al reality de la cadena MTV, pero con mucha más sensatez aquí.
Para mayor similitud con los Jersey Shore, el seno familiar de Jon es de procedencia italiana, una familia cristiana y devota; pecadora como muchas y felices de su condición religiosa, esa que les perdona de los pecados cometidos cada domingo con una simple confesión. Tony Danza encarna al cabeza de esa familia italoamericana, un entorno muy presente durante toda la cinta y muy bien representado en la figura paterna. El padre de Jon será otro de los ejes de donde derivarán las mejores situaciones cómicas.
Tampoco podía faltar la otra familia de nuestro personaje, sus amigos. Con ellos en escena podremos ver la realidad de los diálogos que muchos jóvenes mantienen los sábados en la noche en la discoteca. Esas delirantes conversaciones acercan un poco más a la cinta con el sector joven del público.
Relaciones amorosas, familiares o de amigos aparte nos encontramos con la “inesperada” aparición de Julianne Moore; que se presentará en la vida de Jon para poco a poco ir cogiendo mayor peso en la cinta, en una más que correcta actuación.
Si el año pasado nos encontramos con la cara dramática de la adicción al sexo en Shame, este año tenemos a la que podríamos considerar su antítesis. Una película que es 80% comedia, 20% drama y 100% puro corazón.
Don Jon, es una cinta de las que se habla poco y de las que da mucho que hablar. La dirección de Joseph Gordon-Levitt es mejorable, por supuesto. Pero no deja de ser un debút, un buen debút. Su cinta logra su objetivo de hacernos pasar un buen rato, asegurándonos buenas risas.
Tal vez Jon le de mucho al manubrio en la cinta, tal vez gaste gran parte de su salario en cleenex, pero de lo que no queda duda es que estamos ante una de las comedias románticas o “antirrománticas” más raras del año.
Nuestro polifacético actor no sólo se ha encargado del trabajo de detrás de las cámaras en su ópera prima; ha realizado la labor de guionista y ha creado un personaje a su medida para también realizar la interpretación. El resultado final es esta original comedia romántica que supone un soplo de aire fresco al género, y que se desmarca del resto por el factor diferencial que la envuelve, el sexo.
Sí, el sexo, ese tema tabú que por cuestiones de pudor o por finura tanto se evita en este tipo de comedias. Para Joseph Gordon no existen tapujos ni pelos en la lengua y no tiene ningún reparo de mostrarnos constantemente carnaza, y no sólo eso, si no que la convierte en el epicentro de la cinta, adquiriendo más protagonismo incluso que nuestro querido Don Juan de Jersey. Tal vez sea un poco excesivo y explícito en cuanto a escenas pornográficas se refiere, pero sin duda alguna con ello consigue enfatizar la dulce adicción de su personaje. Una adicción que, problemas aparte, le desahoga y le lleva a la libertad más pura y primaria. Para él estar adicto al sexo por Internet no es ninguna traba, a pesar de la “incomprensión” que recibe por parte de su pareja, Scarlett Johansson.
La actriz rubia, muy buena en el papel de choni pija de turno, será la encargada de los quebraderos de cabeza de nuestro querido Jon. Su presencia le hará debatirse entre su querido porno y su “amor a primera vista”. Juntos forman una gran pareja de Jersey Boys en pantalla, ella en su rol ya mencionado y él en el de tipo chulo de gimnasio que hace culto a su cuerpo. Una auténtica parodia al reality de la cadena MTV, pero con mucha más sensatez aquí.
Para mayor similitud con los Jersey Shore, el seno familiar de Jon es de procedencia italiana, una familia cristiana y devota; pecadora como muchas y felices de su condición religiosa, esa que les perdona de los pecados cometidos cada domingo con una simple confesión. Tony Danza encarna al cabeza de esa familia italoamericana, un entorno muy presente durante toda la cinta y muy bien representado en la figura paterna. El padre de Jon será otro de los ejes de donde derivarán las mejores situaciones cómicas.
Tampoco podía faltar la otra familia de nuestro personaje, sus amigos. Con ellos en escena podremos ver la realidad de los diálogos que muchos jóvenes mantienen los sábados en la noche en la discoteca. Esas delirantes conversaciones acercan un poco más a la cinta con el sector joven del público.
Relaciones amorosas, familiares o de amigos aparte nos encontramos con la “inesperada” aparición de Julianne Moore; que se presentará en la vida de Jon para poco a poco ir cogiendo mayor peso en la cinta, en una más que correcta actuación.
Si el año pasado nos encontramos con la cara dramática de la adicción al sexo en Shame, este año tenemos a la que podríamos considerar su antítesis. Una película que es 80% comedia, 20% drama y 100% puro corazón.
Don Jon, es una cinta de las que se habla poco y de las que da mucho que hablar. La dirección de Joseph Gordon-Levitt es mejorable, por supuesto. Pero no deja de ser un debút, un buen debút. Su cinta logra su objetivo de hacernos pasar un buen rato, asegurándonos buenas risas.
Tal vez Jon le de mucho al manubrio en la cinta, tal vez gaste gran parte de su salario en cleenex, pero de lo que no queda duda es que estamos ante una de las comedias románticas o “antirrománticas” más raras del año.
27 de mayo de 2014
27 de mayo de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No valdría la pena comentar esta película, con un guión de pena, una dirección torpe, unos personajes nada creíbles y una continua presencia del tal Gordon que cae gordo a más no poder.
Todo cifrado en el sexo, pero sin sexo. Una historia tonta contada por un mediocre.
Y no cuento el final, pero da la impresión de que se les acabó el dinero y dijeron, acabamos aquí, sea como sea.
Todo cifrado en el sexo, pero sin sexo. Una historia tonta contada por un mediocre.
Y no cuento el final, pero da la impresión de que se les acabó el dinero y dijeron, acabamos aquí, sea como sea.
15 de noviembre de 2013
15 de noviembre de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mayor logro del primer trabajo de Joseph Gordon-Levitt como director es que consigue desmarcarse sin problemas de todo tipo de clichés genéricos. Don Jon carece, por ejemplo, de la clásica estructura argumental “chico conoce a chica” propia del género romántico, como también carece de los gags más tópicos de la comedia americana contemporánea. Se trata de un trabajo cuya única intención es plantear una interesante reflexión relacionada con el amor y el sexo, cosa que hace con toda libertad, sin temor a ser políticamente incorrecta ni tampoco a mostrarse sentimental cuando conviene. En este sentido, es de agradecer el descubrir que este es un film posee en realidad bastante más profundidad de lo que sus trailers aparentaban; siendo estos tan solo un pequeño reflejo de la parte introductoria del relato. Una introducción que, después de todo, resulta cuando menos bastante divertida y logra sobradamente su propósito de gancho argumental.
Pero aún esquivando los tópicos mencionados, Gordon-Levitt sabe jugar sus cartas con toda elegancia para hacerse entender de forma clara aunque nunca demasiado obvia. Es muy curioso, por ejemplo, el hecho de que el protagonista (Jon) pertenezca a una humilde familia italoamericana, misteriosamente semejante a las que pertenecían los personajes de los clásicos del cine El cazador (Michel Chimino, 1978), Toro Salvaje (Martin Scorsese, 1980) Dinner (Barry Levinson, 1982) o La ley de la calle (Francis Ford Coppola, 1983). Con este detalle, Gordon-Levitt nos lanza una pista sobre cómo fue la infancia de su protagonista y también sobre cómo es su día a día. Pero a Jon le ha tocado vivir en una época muy distinta a la de las películas mencionadas, una en la que la ascensión de clase (al menos aparentemente) es posible y en donde los ajustes de cuenta mediante peleas callejeras han quedado desfasadas. Ahora la batalla se da en las apariencias, especialmente en la física.
Si en dichas películas el conflicto principal de la juventud era la violencia callejera, normalmente motivada por un descuido paternal, en la que nos ocupa encontramos a una juventud igualmente desatendida pero que ahora cubre sus necesidades mediante la inhibición que les proporciona las nuevas tecnología y también mediante un prefabricado cuidado físico que suple una absoluta despreocupación por la salud mental. El resultado de todo ello es una vida en donde solo es posible entablar relación con imágenes que camuflan el contenido, y en donde el único contacto sincero con uno mismo se da mediante el visionado de pornografía. Se ha llegado a un punto de tan enfermiza introspección, nos dice el director, que ni siquiera el sexo logra sacar a la juventud de su ensimismamiento. Don Jon, de hecho, es el relato de cómo un joven de nuestra época logra romper esta burbuja en donde tan solo cabe uno mismo, sobre cómo aprende a compartir y a participar en el mundo que le rodea. La película de Gordon-Levit es, en definitiva, el aprendizaje de alguien que de pronto descubre no estar solo en el mundo.
Una aprendizaje que pasa por encontrar placer en la vida compartida, por dejar atrás las imágenes idealizadas y aprender a apreciar el fondo antes que la imagen. En un primer momento esta reflexión puede parecer algo tópica, pero afortunadamente Gordon-Levit la plantea no como una odisea de superación que pasa por alcanzar metas determinadas sino como un trabajo de conocimiento propio, un viaje introspectivo que tiene como único fin descubrir cuales son los verdaderos detalles que llenan nuestras vidas. Todo ello queda plasmado en Don John en forma de una modesta exposición de unos hechos, que nunca son relatados con pedantería ni intención de aleccionar, sino como una simple anécdota cotidiana que posee un trasfondo más profundo del que en un primer momento nos podría parecer. Es sorprendente descubrir la facilidad con que el director domina todos sus campos (guión, dirección y actor protagonista) sin hacer gala de ello en ningún momento, tan solo exponiendo su guión, actuando, y dirigiendo con toda naturalidad para que la historia quede plasmada con la más profunda sinceridad.
http://cinemaspotting.net/2013/11/14/don-jon-joseph-gordon-levitt/
Pero aún esquivando los tópicos mencionados, Gordon-Levitt sabe jugar sus cartas con toda elegancia para hacerse entender de forma clara aunque nunca demasiado obvia. Es muy curioso, por ejemplo, el hecho de que el protagonista (Jon) pertenezca a una humilde familia italoamericana, misteriosamente semejante a las que pertenecían los personajes de los clásicos del cine El cazador (Michel Chimino, 1978), Toro Salvaje (Martin Scorsese, 1980) Dinner (Barry Levinson, 1982) o La ley de la calle (Francis Ford Coppola, 1983). Con este detalle, Gordon-Levitt nos lanza una pista sobre cómo fue la infancia de su protagonista y también sobre cómo es su día a día. Pero a Jon le ha tocado vivir en una época muy distinta a la de las películas mencionadas, una en la que la ascensión de clase (al menos aparentemente) es posible y en donde los ajustes de cuenta mediante peleas callejeras han quedado desfasadas. Ahora la batalla se da en las apariencias, especialmente en la física.
Si en dichas películas el conflicto principal de la juventud era la violencia callejera, normalmente motivada por un descuido paternal, en la que nos ocupa encontramos a una juventud igualmente desatendida pero que ahora cubre sus necesidades mediante la inhibición que les proporciona las nuevas tecnología y también mediante un prefabricado cuidado físico que suple una absoluta despreocupación por la salud mental. El resultado de todo ello es una vida en donde solo es posible entablar relación con imágenes que camuflan el contenido, y en donde el único contacto sincero con uno mismo se da mediante el visionado de pornografía. Se ha llegado a un punto de tan enfermiza introspección, nos dice el director, que ni siquiera el sexo logra sacar a la juventud de su ensimismamiento. Don Jon, de hecho, es el relato de cómo un joven de nuestra época logra romper esta burbuja en donde tan solo cabe uno mismo, sobre cómo aprende a compartir y a participar en el mundo que le rodea. La película de Gordon-Levit es, en definitiva, el aprendizaje de alguien que de pronto descubre no estar solo en el mundo.
Una aprendizaje que pasa por encontrar placer en la vida compartida, por dejar atrás las imágenes idealizadas y aprender a apreciar el fondo antes que la imagen. En un primer momento esta reflexión puede parecer algo tópica, pero afortunadamente Gordon-Levit la plantea no como una odisea de superación que pasa por alcanzar metas determinadas sino como un trabajo de conocimiento propio, un viaje introspectivo que tiene como único fin descubrir cuales son los verdaderos detalles que llenan nuestras vidas. Todo ello queda plasmado en Don John en forma de una modesta exposición de unos hechos, que nunca son relatados con pedantería ni intención de aleccionar, sino como una simple anécdota cotidiana que posee un trasfondo más profundo del que en un primer momento nos podría parecer. Es sorprendente descubrir la facilidad con que el director domina todos sus campos (guión, dirección y actor protagonista) sin hacer gala de ello en ningún momento, tan solo exponiendo su guión, actuando, y dirigiendo con toda naturalidad para que la historia quede plasmada con la más profunda sinceridad.
http://cinemaspotting.net/2013/11/14/don-jon-joseph-gordon-levitt/
4 de febrero de 2014
4 de febrero de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es evidente que Joseph Gordon Levitt no es ni Sam Mendes ni Orson Welles, pero está claro también que el muchacho no ha podido comenzar con mejor pie en esto de dirigir largometrajes (ya tenía algo de experiencia en el mundo del corto). Joseph, que también se estrena aquí como guionista, nos regala en su debut un film que ofrece más de lo que a priori uno espera, enfrentándose a pelo a un tema para el que normalmente el cine americano suele ponerse siempre preservativo y usar excesiva protección. Tampoco es que sea la bomba a ver si se me entiende pero para lo que se estila es eso que los cursis llaman una bocanada de aire fresco. Una comedia algo ligera… de cascos, pero que en el fondo brinda más de un motivo para la reflexión. Dicho de otro modo, la eterna guerra de sexos desde una perspectiva original y hasta cierto punto insólita.
Como guionista, Gordon Levitt da el do de pecho al desarrollar una historia divertida e inteligente que evoluciona hasta su final por los cauces lógicos sin chirriar demasiado. Como director logra el equilibrio idóneo para que su obra no resulte ni demasiado frívola ni demasiado mojigata, demostrando además cierta soltura en el manejo de actores.
Y como intérprete- que se dirige a sí mismo no olvidemos- Joseph parece estar burlándose de su papel en aquella encantadora “(500) días juntos” como aquel tímido joven que creía a pies juntillas en la pareja y el amor mientras era sometido sin piedad a las veleidades de su inestable chica. Su Jon es también por supuesto el reverso cómico de Brandon, el Michael Fassbender de “Shame”, más irónico, más hormonado, y bastante menos existencialista. El refugio de Brandon era salir a correr después de correrse, el de Jon es acudir a la iglesia para presumir de sus cualidades físicas y amatorias y al gimnasio para rezar ¿ O era al revés?
En definitiva, que ya estamos esperando con ansia la segunda película de Gordon Levitt. Y si sigue así desde luego no dudaremos en pedirle siempre más, Joseph, maaas, maaas, maaaas
Como guionista, Gordon Levitt da el do de pecho al desarrollar una historia divertida e inteligente que evoluciona hasta su final por los cauces lógicos sin chirriar demasiado. Como director logra el equilibrio idóneo para que su obra no resulte ni demasiado frívola ni demasiado mojigata, demostrando además cierta soltura en el manejo de actores.
Y como intérprete- que se dirige a sí mismo no olvidemos- Joseph parece estar burlándose de su papel en aquella encantadora “(500) días juntos” como aquel tímido joven que creía a pies juntillas en la pareja y el amor mientras era sometido sin piedad a las veleidades de su inestable chica. Su Jon es también por supuesto el reverso cómico de Brandon, el Michael Fassbender de “Shame”, más irónico, más hormonado, y bastante menos existencialista. El refugio de Brandon era salir a correr después de correrse, el de Jon es acudir a la iglesia para presumir de sus cualidades físicas y amatorias y al gimnasio para rezar ¿ O era al revés?
En definitiva, que ya estamos esperando con ansia la segunda película de Gordon Levitt. Y si sigue así desde luego no dudaremos en pedirle siempre más, Joseph, maaas, maaas, maaaas
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