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El monstruo de St. Pauli

Thriller. Terror Distrito de St. Pauli, Hamburgo, años 70. Un barrio de ambiente nocturno frecuentado por bebedores, prostitutas, adictos al juego y otras almas solitarias. A primera vista, Fritz "Fiete" Honka es un perdedor. El hombre de la cara deformada deambula por las noches buscando mujeres solitarias en el antro del barrio, "El guante dorado". Nadie entre los asiduos sospecha que el aparentemente inofensivo Fiete, es en realidad un monstruo. (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
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8
16 de septiembre de 2020 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pude ver hace poco dos interesantes películas de Fatih Akin, " In the fade " y " The cut ", impresionantes en describir la tragedia que viven sus personajes y el esfuerzo que hacen por superarla; en ambas el drama era causado por la malignidad y crueldad externas, e imperaba un sensible deseo de justicia. En " Das goldene Handschuh ", Akin vuelve a mostrar un mundo subjetivo derruído y " en las sombras ", en apariencias imposible de soportar por cualquier ser humano, pero tal realidad siniestra, en esta cinta, procede del propio ser abyecto e insensible que lo vivencia, sin que le provoque el natural deseo de huir de él o buscar soluciones.

El lugar y la época en que se desarrolla la historia no puede ser más apropiado para describir bajezas y decadencias, se ambienta en el famoso Saint Pauli, de Hamburgo, la antigua zona roja del puerto, donde por años reinó la prostitución y la juerga alcohólica. Ocurre en 1974, y por lo tanto muchos de los personajes, participaron y vivieron activamente antes y durante la Segunda Guerra Mundial, y se han convertido en residuos de esa sociedad, de aspecto incluso fantasmal, sin capacidad de reformarse, sin deseos ni resistencias a la precariedad; habitan un sector portuario de la sociedad que ya no explota en fiestas o sexo, y que está comenzando su transformación a un sector moderno, representada por los personajes jóvenes, de aspecto universitario y que se movilizan en bicicletas.

El epicentro de la historia es el bar " El guante dorado ", sitio en que se aglomeran alcohólicos, algún antiguo oficial de la SS, varias ex prostitutas, pensionados ociosos, y también trabajadores comunes de la ciudad : tal es el caso de,Fiete, el protagonista. Lo común de todos ellos es que comparten una marcada marginalidad, en un espacio plagado de música ramplona que sale del Wurlitzer, denso de humo, y en medio de las vociferaciones agrias y las insinuaciones sexuales básicas entre los que beben uno tras otros sus sorbos de schnapps. Fiete , cada noche busca saciar su torvo deseo sexual, siendo sistemáticamente rechazado por su aspecto horrendo, y debe conformarse con ligar con sesentonas muy deterioradas, con las que marcha a su departamento próximo, siempre con pasos tambaleantes y miradas al suelo.

La habilidad del director para caracterizar personalidades a través del ambiente, queda clara al observar el ático en que vive el protagonista, un sitio de espacios estrechos, paredes oblicuas tapizadas de desnudos de antiguas fotos de diarios, escaso en comodidades, pero repleto de botellas de licores y numerosa cristalería; un sitio sin atisbos de luz natural, asquerosamente sucio en algunos rincones, y que despierta en las mujeres que llegan al lugar invariablemente comentarios y gestos de repugnancia, llegándose por momentos a percibir la fetidez de ese espacio. Define muy bien al ambiente, además, el uso muy apropiado de la música favorita de Fiete, piezas de Schlagermusik, dulzonas, repetitivas y con letras de emociones básicas.

Las locaciones y ambientaciones transmiten claramente la sensación de ruina y el concepto de descomposición, esencial para comprender lo que allí ocurre. Es un segmento de la sociedad que está muy hundido, que aún se ahoga en su derrota de la guerra, que está inerte, sin avizorar el progreso que vendrá. Tal miseria ambiental, con todos los actos tétricos y visiones repugnantes en que es pródiga la película, hacen muy comprensible lo degradado del personaje estereotipo de la obra, el abyecto Fritz Honka, más conocido como Fiete en el bar Das Goldene Handschuh de Saint Pauli, Hamburgo, 1974.
7
2 de abril de 2021 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay que confundir sus implacables imágenes con el exhibicionismo más pueril y gratuito, en realidad si vamos más allá de su repugnante, grosera y desalmada apariencia, se percibe un relato de carácter dramático.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No deja de ser un modo un tanto retorcido (casi una travesura) con el que exponer la reflexión, pero se advierten dos focos de crítica:

- El obvio, que es el centrado en el propio personaje, en su penoso y asqueroso periplo vital.

- El no tan directo pero no por ello más prescindible, el que alberga como objetivo retratar a una sociedad degradada que permite la creación de psicópatas como Fritz (la caracterización es para flipar) y de sus víctimas, mujeres entradas en años que se abandonan y encuentran en el alcoholismo su único camino y razón de existencia. La película no es sutil a la hora de recrearse en la amoralidad y estulticia de toda esa fauna que pulula en el entorno de Fritz, pero la intención con la que está planteada dicha descripción sí lleva doble filo: existe una soterrada intención crítica, no sabría concretar muy bien a qué (quizás al mero hecho de que exista gente y lugares así). No busca culpables ni propone soluciones, es una obra de carácter apolítico que se limita a relatar la realidad social de un suburbio haciendo hincapié en la propensión a la autodestrucción que está presente en la condición humana. La abusiva presencia del alcohol no es casual: se lo muestra como el detonante de la barbarie, brutalidad y violencia en seres que en realidad son muy timoratos y cobardes, cuya vida transcurre en la insignificancia y el sufrimiento constantes, causado por carencias afectivas y perpetuada por la inadaptación social que sigue irremediablemente. El entorno es infernal y deshumanizado, en realidad el único que poder sentir propio porque de los demás solo proviene rechazo. Es la pocilga tan familiar dentro de la cual pega más encontrarse embriagado (mejor dicho, es el estado natural) y lo peor es que en el horizonte no parece haber una alternativa mejor, ni para el asesino ni para las víctimas.

Hasta que de repente pasa algo adornado con un suceso extraordinario a los ojos del populacho que simplemente no puede ser ignorado, un acontecimiento desgraciado y vistoso desde fuera. Debido a eso se descubren evidencias de otro acontecimiento, oculto porque sucedía de paredes para dentro, imposible de ver desde fuera. Cae el desafortunado, pero dentro de dos días el revuelo se apaga y el resto prosigue en su rutina destructiva, con la posibilidad de que haya otros cuántos perturbados repartidos por el mismo distrito pero cuyas fechorías nunca trascendieron porque en esos edificios en cuestión nunca ha habido un incendio.
5
27 de noviembre de 2023 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película alemana de Fatih Akim cuenta la historia de un asesino serial en Hamburgo, a principios de los 70. Está plagada de escenas desagradables y personajes patéticos. Intenta una reflexión fallida sobre el nazismo.

Por Nicolás Bianchi

El problema principal de El monstruo de St. Pauli, también conocida como The Golden Glove o Der goldene Handschuh, es que nunca rompe el tono dramático convencional. Por lo tanto, no es una película de terror con mucho gore, sino un drama que apuesta lisa y llanamente por el morbo y la explotación de los desagradable. En este sentido, Akim presenta un show patético en un mundo repugnante.

El título original de la película, al igual que su traducción al inglés, alude al nombre de un bar ubicado en la zona roja del área de Saint Pauli, en Hamburgo. Si bien actualmente ese barrio está perfectamente integrado a la ciudad, en aquel entonces era reducto de lúmpenes, vagos, delincuentes y prostitutas. En ese ecosistema habita Fritz Honka (Jonas Dassler), el protagonista monstruoso de esta historia.

Este personaje es introducido de una manera atroz. En la primera escena del film, Honka está en su minúsculo departamento, que es un altillo en un edificio gris y venido a menos, descuartizando a una mujer añosa que ha asesinado. Una parte de ese cuerpo es descartada en un tacho en la calle por este monstruo, pero alguien encuentra los restos y la noticia llega a los diarios. Entonces, Honka decide guardar el resto del cuerpo en bolsas de plástico dentro de una baulera en una de las paredes del departamento.

A su vez, el próximo personaje en entrar al departamento hace referencia a un olor nauseabundo. Honka le echa la culpa a sus vecinos griegos que, según dice, cocinan con mucho ajo a cualquier hora del día. Estos comentarios triviales serán importantes más adelante. En particular, Honka es un hombre bajito, encorvado y de una fealdad llamativa. Su nariz y sus dientes son deformes. Ahora bien, tiene un trabajo estable y le alcanza el dinero para comprar alcohol, lo cual en este submundo es casi un rango de distinción.

Entonces, en la barra del bar que se llama El Guante Dorado, Honka paga los tragos de mujeres decrépitas y alcohólicas como él. En algún momento de la noche o de la madrugada, los brindis continúan en el departamento del monstruo, donde el espectador ya sabe qué es lo que puede ocurrir. Si bien la película trascurre en los 70, introduce el tema del nazismo a partir de uno de los compañeros de tragos del monstruo, que es un ex oficial de las SS.

La película encadena una serie de escenas repulsivas de manera mecánica. Los personajes beben hasta el desmayo y todo el tiempo hay insultos y maltratos. Tanto la suciedad como el mal olor se pueden sentir, por lo que si eso era un objetivo del film Akim ha cumplido con la misión. Como dijimos anteriormente, en una película de terror el gore tiene un objetivo lúdico. Después, depende del público si se divierte o no con esas propuestas.

Pero Akim no va por ese lado, sino que intenta una suerte de metáfora o reflexión. Son conocidas, incluso en otros continentes, las dificultades de la sociedad alemana para hablar abiertamente del horror del nazismo. En la película este tema es aludido a través de los cuerpos desmembrados de las mujeres que se están pudriendo en el departamento de Honka. El problema está ahí, huele mal y los vecinos lo notan, pero nadie hace nada. Además, la película introduce el personaje de una adolescente rubia y esbelta (Greta Sophie Schmidt) que obsesiona al monstruo pero que permanece indemne. Es como si esta joven fuera la Alemania que el nazismo no pudo destruir, y que resulta bella y saludable a pesar de todo.

Si bien esto es una interpretación, las imágenes que presenta la película conducen a ella de manera explícita o torpe. Akim hizo más monstruoso a un monstruo (la historia del verdadero Honka se puede leer aquí) para usar al morbo como factor de atracción. El resultado es que lo desagradable resulta excesivo. Por largos minutos El monstruo de St. Pauli es excesivamente repugnante.

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7
31 de diciembre de 2019 3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Largometraje alemán ambientado en la primera mitad de los años setenta en Hamburgo, se centra en Fritz Honka (Jonas Dassler), un hombre que descarga sus frustraciones entre al alcoholismo y la violencia, asesinando despiadadamente a cuatro prostitutas en el lapso entre 1970 y 1975, el filme sigue esos años de su escandalosa y tormentosa existencia.

La película se desarrolla principalmente en dos escenarios, su casa ubicada en sucio ático de un edificio de apartamentos, donde cometió sus crímenes e incluso donde guardó partes desmembradas de los cuerpos de las mujeres que asesinó, y el bar de mala muerte que le da el título al filme, ubicado en la zona roja de Hamburgo, lugar que frecuentaba por su adicción a la bebida y donde contactaba a sus víctimas.

Fatih Akin no es muy conocido por estos lados, pero en el ámbito festivalero resulta ser un nombre importante y constante, su palmarés lo ubica al lado de Wim Wenders o Werner Herzog. En la década pasada ganó el Oso de oro en Berlín en 2004, el Gran premio della giuria en Venecia en 2009 y el premio a Mejor guion en Cannes en 2007, esto sin olvidar el reconocimiento a Mejor actriz para Diane Kruger también en Cannes en 2017, por su trabajo en Aus dem Nichts (In the Fade).

En esta película, Akin toma una historia real, escribe su guion partiendo como base la novela homónima (2016) del escritor Heinz Strunk, para filmar una obra brutal, transgresora y angustiosa, que tiene como principales puntos a favor la ambientación, que es realmente espantosa, tanto de este mugriento bar, como la casa de Honka, y todo el desfile de personajes que están casi a lo largo del metraje, holgazanes, mujerzuelas, borrachos.

Lo otro, de la mano con ese contexto, es precisamente los personajes que llenan esos espacios, las actuaciones son simplemente brutales, una introspección total de lo nauseabundo de cada uno de ellos. Donde sin duda sobresale Jonas Dassler, joven y apuesto actor que se transforma y ofrece una de las mejores interpretaciones del año, claro que ayuda el maquillaje y las prótesis, pero su labor también está en su físico, dolorosamente sublime.

Donde Akin flaquea es en el guion, hay algunos personajes juveniles y situaciones totalmente fuera de ese contexto, están en contadas ocasiones y no aportan absolutamente nada a la trama, además de un par de escenas donde se presenta el sueño morboso y sexual de Honka, que tampoco hacía falta ni calza con la narración.

Con esos detalles de lado, el resto de la dirección de Akin está mucho mejor lograda, compenetrando muy bien los estrechos espacios físicos, ubicando la cámara de forma precisa, no siempre siendo explicito, pero es que no hace falta gracias a todo lo que construye alrededor del protagonista. No dejará a nadie impávido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
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8
4 de septiembre de 2019 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película para ver con la mente abierta sin pudor, muestra con todo detalle la crueldad de este asesino y de la gente que lo rodea, a mitad de película mi estómago se revolvía pero a final de la misma me di cuenta que era totalmente necesario para crear esta gran película con unos grandes y desconocidos actores en nuestro actual cine comercial.
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