Haz click aquí para copiar la URL
You must be a loged user to know your affinity with Daniel Elgueta Muñoz
Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
16 de septiembre de 2020 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pude ver hace poco dos interesantes películas de Fatih Akin, " In the fade " y " The cut ", impresionantes en describir la tragedia que viven sus personajes y el esfuerzo que hacen por superarla; en ambas el drama era causado por la malignidad y crueldad externas, e imperaba un sensible deseo de justicia. En " Das goldene Handschuh ", Akin vuelve a mostrar un mundo subjetivo derruído y " en las sombras ", en apariencias imposible de soportar por cualquier ser humano, pero tal realidad siniestra, en esta cinta, procede del propio ser abyecto e insensible que lo vivencia, sin que le provoque el natural deseo de huir de él o buscar soluciones.

El lugar y la época en que se desarrolla la historia no puede ser más apropiado para describir bajezas y decadencias, se ambienta en el famoso Saint Pauli, de Hamburgo, la antigua zona roja del puerto, donde por años reinó la prostitución y la juerga alcohólica. Ocurre en 1974, y por lo tanto muchos de los personajes, participaron y vivieron activamente antes y durante la Segunda Guerra Mundial, y se han convertido en residuos de esa sociedad, de aspecto incluso fantasmal, sin capacidad de reformarse, sin deseos ni resistencias a la precariedad; habitan un sector portuario de la sociedad que ya no explota en fiestas o sexo, y que está comenzando su transformación a un sector moderno, representada por los personajes jóvenes, de aspecto universitario y que se movilizan en bicicletas.

El epicentro de la historia es el bar " El guante dorado ", sitio en que se aglomeran alcohólicos, algún antiguo oficial de la SS, varias ex prostitutas, pensionados ociosos, y también trabajadores comunes de la ciudad : tal es el caso de,Fiete, el protagonista. Lo común de todos ellos es que comparten una marcada marginalidad, en un espacio plagado de música ramplona que sale del Wurlitzer, denso de humo, y en medio de las vociferaciones agrias y las insinuaciones sexuales básicas entre los que beben uno tras otros sus sorbos de schnapps. Fiete , cada noche busca saciar su torvo deseo sexual, siendo sistemáticamente rechazado por su aspecto horrendo, y debe conformarse con ligar con sesentonas muy deterioradas, con las que marcha a su departamento próximo, siempre con pasos tambaleantes y miradas al suelo.

La habilidad del director para caracterizar personalidades a través del ambiente, queda clara al observar el ático en que vive el protagonista, un sitio de espacios estrechos, paredes oblicuas tapizadas de desnudos de antiguas fotos de diarios, escaso en comodidades, pero repleto de botellas de licores y numerosa cristalería; un sitio sin atisbos de luz natural, asquerosamente sucio en algunos rincones, y que despierta en las mujeres que llegan al lugar invariablemente comentarios y gestos de repugnancia, llegándose por momentos a percibir la fetidez de ese espacio. Define muy bien al ambiente, además, el uso muy apropiado de la música favorita de Fiete, piezas de Schlagermusik, dulzonas, repetitivas y con letras de emociones básicas.

Las locaciones y ambientaciones transmiten claramente la sensación de ruina y el concepto de descomposición, esencial para comprender lo que allí ocurre. Es un segmento de la sociedad que está muy hundido, que aún se ahoga en su derrota de la guerra, que está inerte, sin avizorar el progreso que vendrá. Tal miseria ambiental, con todos los actos tétricos y visiones repugnantes en que es pródiga la película, hacen muy comprensible lo degradado del personaje estereotipo de la obra, el abyecto Fritz Honka, más conocido como Fiete en el bar Das Goldene Handschuh de Saint Pauli, Hamburgo, 1974.
5 de septiembre de 2020 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No tenía mayores referencias ni había escuchado comentarios sobre esta película de Bergman, y aún así me sorprendió encontrar en ella gran parte de su universo, y la participación de tres de sus actores fetiches ( Thullin, Von Sydow y Bibi Andersson ). Se desarrolla en un espacio muy circunscrito que acoge a mujeres en momentos cruciales de su vida, referidos a la maternidad. Se establecen así reflexiones profundas e interacciones muy sensibles e íntimas entre los personajes.

Una de las mujeres protagonistas acaba de sufrir un aborto espontáneo, y el hecho desencadena en ella una intensa introspección sobre la imposibilidad del vínculo y su deseo sentido de soledad, así como su decisión drástica respecto a su vida en pareja. El rostro demacrado y la expresión muy adusta del personaje de Ingrid Thullin, remarcado por sábanas y paredes blanquecinas, confieren gran dramatismo al relato melancólico, acentuado todo ello por close ups con mucha fuerza.

También la mirada social y política de Bergman se muestra en el personaje de Bibi Anderson, una joven bastante marginal ( para la realidad sueca ) y carente de apoyos significativos durante su embarazo, provocándole dudas y una angustia muy acentuada.

Impresiona que junto a la angustia y a la melancoliía de los otros personajes, la tercera mujer exulta deseos de vivir y alegría, imagen reforzada por la empatía de su marido, muy bien interperetado por Max von Sydow. Es una pareja vital y optimista, que recuerda a la de Un verano con Mónica, y también la evolución de su historia guarda similitudes con esa cinta anterior de Bergman.

Es curioso que la película entregue una visión feminista bastante moderna, con los lazos de afinidad y comprensión que establecen las pacientes entre ellas, así como por la solidaridad y estímulo que le brindan las enfermeras del sector. En contrapartida, los médicos son vistos como figuras de autoridad frías ,y por momentos incluso crueles, y los otros personajes masculinos se muestran débiles e inseguros, a excepción de uno de ellos, el más vital y cercano, pero también una figura de paso.

Creo que es una cinta notable, y que nos permite conocer y anticiparnos a temas, preocupaciones, formas de narrar, y despliegue actoral de las cintas más conocidas del fascinante director sueco.
13 de septiembre de 2020 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía mucho interés por conocer más ampliamente la obra de Chabrol, sobretodo porque recordaba haber visto hace casi 40 años " Violette Noziere ", una historia muy propia de este director, en que los integrantes de una familia en apariencia anodina y convencional, ocultaban secretos existenciales y era capaces de actos retorcidos y turbios. Por tal motivo quise ver " La mujer infiel ", y en realidad se me está confirmando la impresión que este director tenía mucho que decir sobre la sociedad de su país, y su visión que las buenas maneras, gustos exquisitos y tratos educados, escondían verdades bastante más atroces.

La presentación de los personajes es notable al principio de la película, pues define a una muy agraciada Hellen que vive placidamente en una hermosa casa de las afueras de París, en un entorno cuidadosamente vegetal y soleado, rodeada de arte y bellos objetos de los años 60,;se le observa muy relajada, aunque a ratos algo inquieta en tal ambiente ; su marido es presentado como un ser soso y sin mayor dinamismo, e incluso su propia madre es pródiga en comentarios críticos en su contra, por su deteriorado aspecto físico. En realidad se sienta un contraste entre la tersura y bronceado, los grandes ojos verdes y rasgos angulosos del rostro de Hellen, y los trajes de muy buen corte, pero aburridos y algo estrechos en la rechoncha figura de su marido. Algo no encaja bien en esta pareja, hay una discordancia esencial.

El relato es sugerente, va mostrando el ambiente y los movimientos de esta pareja; ella, muy amorosa con su lindo hijo ideal ( arma rompecabezas, es el mejor alumno de su curso y envidiado por las madres de sus compañeritos ), se puede apreciar que es una guía femenina perfecta para el desarrollo de un futuro burgués influyente y poderoso. Hellen parece ser una figura complementaria ideal, culta, perfectamente cuidada, de buen trato, autoritaria cuando corresponde, al mundo social que se nos presenta, de apoyo para el marido que está muy bien acompañado por ella y que lo enorgullece frente a los demás; guía para su hijo en la adquisisción de un lugar en una sociedad privilegiada.

La cinta transcurre en los 60, y hay indicios que la revolución sexual de la época influye directamente en las acciones; está en la minifalda y actitud desenfadada de la solícita secretaria, pero también en Hellen, que no puede desplegar tal figura sensual sólo para agradar a su pasivo esposo, sino que de inmediato se intuye que sus tres salidas semanales a París deben ser para fines mucho más fogosos que los cosméticos confesados.

La discreción y la falta de escándalo es también una característica de esta peculiar pareja, y tanto las iniciativas sexuales de Hellen, como el gradual descubrimeinto que va haciendo Charles, el marido, son mostrados en forma muy delicada, a escondidas, en términos casi diplomáticos; hay desplazamientos por apacibles lugares, preciosos exteriores, autos lindísimos de esos años, acogedores cafés en los que bulle el encuentro social, caminatas y conversaciones a media voz en un París cotidiano y hermoso. Es muy impresionante como con tal tono estético y parsimonioso se traman hechos lúgubres y se descubren verdades dolorosas, sin perder nunca la compostura, con un elegante distanciamiento, pero con una determinación destructiva, rigurosa y fría.

Queda la impresión que " La mujer infiel " describe de forma magistral a un mundo consolidado y seguro de su estatus, una parte de la sociedad asertiva en sus privilegios, en cómo perpetuarlos, en cómo defenderse si surge una amenaza contra sus principios. La piezas del rompecabezas que va armando pacientemente el niño heredero, son representación de un entramado que debe estructurarse aunque ocurran incidentes, sin que el fragor casi revolucionario de la sexualidad de la mujer llegue finalmente a desbaratar las piezas, pues unos y otros, ella misma, contarán con los recursos para que el poder de lo establecido se mantenga.
4 de septiembre de 2020 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía tiempo que estaba con ganas de volver a ver alguna cinta de Peckinpah, autor que me deleitara hace unos años; después de no poder acceder a La Pandilla Salvaje, Traigan la Cabeza de Alfredo García y Cruz de Hierro, conseguí ver Perros de Paja; recordaba el enorme impacto que provocó en su estreno, cuando yo era un niño, y curioseaba entonces con los rótulos de película insoportable, ultraviolenta y terrible. Y puedo confirmar que por momentos se me hizo difícil de seguir viéndola, a casi 50 años de su estreno.
El personaje de Dustin Hoffman es un ególatra y racionalista mórbido, fascinado con su lógica y su visión científica reduccionista ; llega con su bella y sensual mujer a un pueblo casi en descomposición, por lo agreste del entorno y por la turbiedad de sus habitantes; el pueblo, sin embargo parece tener un atractivo intenso para su mujer, y llevarla de vuelta a historias más candentes que las que puede vivir con su lerdo marido.

Pronto se desencadenan las pasiones, incluídas las acciones sexuales de marca mayor. Además existe una violencia subyacente , latente, y hay una víctima propiciatoria, el borrachito del pueblo, continuamente a punto de ser masacrado por la tensión del ambiente.
Frente a todo este ambiente contenido y evidentemente a punto de estallar, el protagonista se encierra autísticamente en su lógica, fórmulas matématicas y estrellas, ignorando el riesgo y no satisfaciendo los deseos de su impaciente mujer.

Es maravillosa la forma en que Peckinpah juega con nosotros, los espectadores, creando secuencias completas en que la violencia está a punto de instalarse, y que llenan de suspenso. Intensa y muy ambivalente es la escena de la acoso sexual, pero lo más inquietante es el paralelo que se establece con la cacería en que participa simultaneamente el protagonista, intranquilizando mucho la terquedad e indiferencia al medio suya, que provoca incluso indignación.

Me pareció además formidable la extrema agilidad , rapidez y gracia con que Peckinpah filma la larga secuencia del asalto a al casa, innumerables escenas, cual mejor encuadrada con, con toques de humor y de absurdo, y un cálculo tan efectivo que dejan chicos a portentos como Kubrik en El Resplandor. Escenas como ésta son una máquina para captar muy ingeniosamente la atención, de la mejor forma.
De esta cinta me encantó la efectividad y virtuosismo del relato, la creación de personajes inolvidables : la esposa indecisa, insatisfecha ; el esposo narcisita , pero que es capaz de transformarse, y la absoluta torvedad de esa plebe, sujetos que inspiran incluso más asco que las ratas con las que se divierten.
8 de octubre de 2020 Sé el primero en valorar esta crítica
Las películas de Michael Haneke muestran la irrupción de lo perturbador , la violencia y el desconcierto, en ambientes civilizados, cultos e incluso refinados, y tales presencias no son del todo explicadas al espectador, sembrando perplejidad y angustia.

En Funny Games, versión 1997, la introducción describe a una familia formalmente perfecta, poseedora de exquisitos bienes y de educación, y que se dispone a disfrutar en el ambiente boscoso y privilegiado de un pulcro lago austríaco. Ellos juegan a reconocer piezas musicales del barroco, y parecen saber mucho de ello y divertirse. Luego la imagen se aleja del grupo familiar y surge otro tipo de música, muy distinta y estridente, marcando un abrupto contraste.

La ruptura de la serenidad y la armonía de la bien avenida y refinada familia es intensa y no da concesiones al espectador, pues toda la maldad y arbitrariedad de los actos de los personajes que irrumpen para causar daño, no parece obedecer a ningún deseo ni propósito que no sea el del simple y malsano juego de causar sufrimiento y ver cómo se van ejecutando los pasos de un plan siniestro. Los actos se realizan con gozo, y sin el menor escrúpulo, manteniendo los ejecutores una fría calma, permitiéndose incluso seguir con sus rutinas - alimentarse , por ejemplo- mientras las víctimas se van destruyendo progresiva e impotentemente. Desde ese punto de vista, es muy lograda la descripción que hace Haneke de una psicopatía despiadada en estado puro.

Junto a la fina descripción de víctimarios y víctimas, y corroborando las acciones, está la tensión a que el director nos somete . No hay concesiones. Simplemente las acciones descritas con detalles precisos y sangrientos, son actos per se , y en ningún momento se especifican causas ( traumas pasados de los ejecutores, venganzas posibles contra las víctimas ), que permitan al espectador crearse una visión lógica de los hechos.. Del mismo modo, los giros habituales en la narración de películas de horror y suspenso no están presentes , y la necesidad de pausas, actos en que el plan macabro de alguna manera es interrumpido para alivio del publico, no se dan. Y prima siempre la narración del horror, mostrada directamente, y en momentos de forma despiadada mediante prolongadas tomas fijas en que la descripción es cansadora, agobiante y directa. Creo que se produce un marcado efecto angustioso frente al relato de la perversidad, liberada de explicaciones y justificaciones, obligándonos presenciar actos en los que no se nos da la posibilidad de intervenir. Estamos en manos de la manipulación del director, y ello se logra con brillantez.

Con Funny Games, Michael Haneke demuestra muy bien que es hábil en la creación de historias de perversidad que perturban a un entorno muy ordenado, y sobretodo que perturban al espectador jugando con él diestramente, sin darle respiros.
Más sobre Daniel Elgueta Muñoz
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para