Truman
7.0
30,086
28 de marzo de 2016
28 de marzo de 2016
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Con un guión sencillo pero sólido y un duo de actores a la par se pueden conseguir cosas solventes. Quizás Truman es un ejemplo de lo más aproximado. Podríamos darle un referente también protagonizado por Darin: "El Hijo de la Novia", en la cual se plantea un contexto brutal, en aquel entonces el alzheimer, aquí el cáncer, bajo una perspectiva agridulce y a veces desenfadada. Truman no busca contagiarte una bajona, más bien realzar valores como la amistad y complicidad en las carnes de dos amigos que viven una última aventura. Como en la mayoría de películas sobre enfermedades habrá a quién le resulte inoportuna, incluso desafectada respecto a una vivencia tan cruda, incluso distante por la particular confección del personaje de Darin, un canalla de tomo y lomo. Pero no podrá tildarse tampoco de dramón autocomplaciente ni de emular el hito de turno norteamericano.
8 de abril de 2016
8 de abril de 2016
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No es agradable, ni fácil, escribir sobre el cáncer. Uno debe caminar sobre el estrecho alambre que separa la irrespetuosa banalidad y el dramón empalagoso e innecesario. Así que más difícil aún debe ser, imagino, rodar una película con la enfermedad como pilar maestro. No como un recurso dramático puntual, ni como un punto de apoyo para el desarrollo de una narración: hablo de usar el cáncer como leit motiv en sí mismo. Encontrar el enfoque correcto con el que contar una historia sobre esto requiere de un enorme tacto. El buen director hará andar al film sobre la línea de la que hablaba, ya que de caer al precipicio se expone a la furia de una sociedad que tiene en esta enfermedad a uno de sus más sombríos enemigos.
No hace falta, afortunadamente, irse muy lejos para encontrar un espécimen de realizador con un tacto suficiente para ello. Cesc Gay, con 'Truman', ha dado en la mismísima diana, y nos trae su mejor película en su trabajo más delicado. El director catalán, que también firma el extraordinario guion junto a Tomás Aragay, habla en Truman del enfermo terminal que defendía Quique Peinado en su alegato para El Mundo: aquel que, cansado, decide que no vale la pena luchar y sufrir por un tiempo que no disfrutará. Que, en realidad, perderá mientras lo gana. 'Truman' es la historia de uno de ellos. De cómo Julián (Ricardo Darín, Relatos Salvajes), el enfermo, disfruta de un último reencuentro con Tomás (Javier Cámara, Los amantes pasajeros) antes de su viaje, con la búsqueda de una familia adoptiva para Truman, el perro de Julián, como hilo.
Es muy difícil transmitir tanto sobre la amistad como Darín y Cámara lo hacen en Truman. El primero lleva sobre sus hombros la carga de un hombre que ha decidido morir. El segundo, la de un mejor amigo que debe, aunque no quiere, aceptarlo. Y ambos, enormes, me emocionaron hasta a mí, que me creía con la capacidad empática de una piedra. Julián, con un difícil optimismo que a veces simplemente no puede aguantar. Tomás, con una estoica aceptación que hiela el corazón del espectador a través de la pantalla cada vez que mira a cámara. Su relación, a pesar de la dificultad, se disfruta en la butaca.
Para ello, Gay logra otorgar a sus diálogos el punto justo de un humor que relaja el drama, pero no lo corta en ningún momento. Se agradece, en este sentido, que renuncie en todo momento al dramón en que podría caer la cinta, y emocione de una forma mucho más limpia. No hace falta hacer un 'Bajo la misma estrella' para conseguir anudar la garganta del espectador. Porque es inevitable que el film le recuerde a los que se han ido, a los que se irán. Uno debe, eso sí, asegurarse de que quiere que esto pase. No tiene por qué ser malo, pero no por ello deja de ser difícil. Cada cosa viene en su momento, y en el caso de esta película el espectador debe elegir cuándo verla.
El resto de secundarios, aunque eclipsados por Cámara y Darín, están a gran altura. Cesc Gay se permite el lujo de otorgar pequeñísimos papeles a actores de la talla de Javier Gutiérrez (Goya por La isla mínima) o Eduard Fernández (Biutiful). Dolores Fonzi (El aura), correcta como la prima de Julián, y Oriol Pla (Animals) como su hijo de Erasmus completan el reparto. Mención especial merece el abrazo de este último con su padre, cuyo sentimiento consiguió erizar el vello de todos los brazos de la sala. La fotografía, de tonos blancos y difusos, hace de Madrid, donde se ambienta la película, una especie de limbo para los protagonistas, un anticipo del final que ya aguarda Julián.
'Truman' es, en definitiva, una historia bellísima, a pesar del cáncer. Un canto a la vida, a pesar de que la muerte está siempre presente a lo largo de los 108 minutos de metraje. Lo cual añade, si cabe, aún más mérito al trabajo de Cesc Gay. El espectador perdonará alguna subtrama mal llevada -sorprendente por lo innecesaria que resulta- como perdonaría una falta ortográfica en 'Cien años de soledad'.
Crítica original, si me perdonan el inofensivo spam, en thereservoirbloggers.com
No hace falta, afortunadamente, irse muy lejos para encontrar un espécimen de realizador con un tacto suficiente para ello. Cesc Gay, con 'Truman', ha dado en la mismísima diana, y nos trae su mejor película en su trabajo más delicado. El director catalán, que también firma el extraordinario guion junto a Tomás Aragay, habla en Truman del enfermo terminal que defendía Quique Peinado en su alegato para El Mundo: aquel que, cansado, decide que no vale la pena luchar y sufrir por un tiempo que no disfrutará. Que, en realidad, perderá mientras lo gana. 'Truman' es la historia de uno de ellos. De cómo Julián (Ricardo Darín, Relatos Salvajes), el enfermo, disfruta de un último reencuentro con Tomás (Javier Cámara, Los amantes pasajeros) antes de su viaje, con la búsqueda de una familia adoptiva para Truman, el perro de Julián, como hilo.
Es muy difícil transmitir tanto sobre la amistad como Darín y Cámara lo hacen en Truman. El primero lleva sobre sus hombros la carga de un hombre que ha decidido morir. El segundo, la de un mejor amigo que debe, aunque no quiere, aceptarlo. Y ambos, enormes, me emocionaron hasta a mí, que me creía con la capacidad empática de una piedra. Julián, con un difícil optimismo que a veces simplemente no puede aguantar. Tomás, con una estoica aceptación que hiela el corazón del espectador a través de la pantalla cada vez que mira a cámara. Su relación, a pesar de la dificultad, se disfruta en la butaca.
Para ello, Gay logra otorgar a sus diálogos el punto justo de un humor que relaja el drama, pero no lo corta en ningún momento. Se agradece, en este sentido, que renuncie en todo momento al dramón en que podría caer la cinta, y emocione de una forma mucho más limpia. No hace falta hacer un 'Bajo la misma estrella' para conseguir anudar la garganta del espectador. Porque es inevitable que el film le recuerde a los que se han ido, a los que se irán. Uno debe, eso sí, asegurarse de que quiere que esto pase. No tiene por qué ser malo, pero no por ello deja de ser difícil. Cada cosa viene en su momento, y en el caso de esta película el espectador debe elegir cuándo verla.
El resto de secundarios, aunque eclipsados por Cámara y Darín, están a gran altura. Cesc Gay se permite el lujo de otorgar pequeñísimos papeles a actores de la talla de Javier Gutiérrez (Goya por La isla mínima) o Eduard Fernández (Biutiful). Dolores Fonzi (El aura), correcta como la prima de Julián, y Oriol Pla (Animals) como su hijo de Erasmus completan el reparto. Mención especial merece el abrazo de este último con su padre, cuyo sentimiento consiguió erizar el vello de todos los brazos de la sala. La fotografía, de tonos blancos y difusos, hace de Madrid, donde se ambienta la película, una especie de limbo para los protagonistas, un anticipo del final que ya aguarda Julián.
'Truman' es, en definitiva, una historia bellísima, a pesar del cáncer. Un canto a la vida, a pesar de que la muerte está siempre presente a lo largo de los 108 minutos de metraje. Lo cual añade, si cabe, aún más mérito al trabajo de Cesc Gay. El espectador perdonará alguna subtrama mal llevada -sorprendente por lo innecesaria que resulta- como perdonaría una falta ortográfica en 'Cien años de soledad'.
Crítica original, si me perdonan el inofensivo spam, en thereservoirbloggers.com
13 de abril de 2016
13 de abril de 2016
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La nueva película del director catalán Cesc Gay parecía ser un caldo de cultivo para golpes bajos y sendas manipulaciones sentimentaloides, pero que en las manos correctas de Gay ha derivado en una película llena de emociones en un clima de absoluta naturalidad.
La historia que se cuenta es la de dos amigos que se reencuentran tras varios años y ante la avanzada enfermedad de uno de ellos, Tomás (Javier Cámara) viaja de Canadá, donde vive desde hace varios años, para visitar a Julián (Ricardo Darín), un actor argentino radicado en Madrid con un cáncer avanzado, que ha tomado una radical decisión en su vida.
Julián vive con su perro Truman, al que le busca una familia que lo adopte para su partida, en Madrid también vive Paula (Dolores Fonzi), su prima que está al pendiente de su evolución y en constante contacto con Tomás, quien ya en Madrid acompañará a Julián durante 4 días en todas y cada una de las situaciones varias que se les presente, incluso en un viaje relámpago a Amsterdam donde vive el hijo de Julián.
‘Truman’ evita una y mil veces ser sensiblera y golpebajera, centrándose más bien en ser una crónica de esos 4 días de visita de Tomás a su amigo, en narrar el proceso del amigo de un enfermo terminal y su propia evolución a aceptar y abrazar cada una de las decisiones tomadas y aprender a dejar de lado la lástima y las falsas frases alentadoras.
Por otro lado, tampoco pretende convertirse en un relato inspiracional de un enfermo condenado a la muerte, ni se centra en mostrar sus achaques y deterioro, sino en mostrar con absoluta naturalidad la relación de estos dos amigos del alma en su último encuentro, con dos grandes actores que colaboran a generar ese clima y camaradería, donde Dolores Fonzi hace un gran aporte a ello y un Ricardo Darín cada vez mejor.
‘Truman’ es si, una película para ver con un paquete de pañuelos en la mano, pero cada lágrima derramada es por demás sincera y sentida, lo mismo cada risa sacada por ese humor negro tan fino de un Cesc Gay que consigue una película emotiva y muy humana.
http://tantocine.com/una-sonrisa-a-la-vida-truman-de-cesc-gay/
La historia que se cuenta es la de dos amigos que se reencuentran tras varios años y ante la avanzada enfermedad de uno de ellos, Tomás (Javier Cámara) viaja de Canadá, donde vive desde hace varios años, para visitar a Julián (Ricardo Darín), un actor argentino radicado en Madrid con un cáncer avanzado, que ha tomado una radical decisión en su vida.
Julián vive con su perro Truman, al que le busca una familia que lo adopte para su partida, en Madrid también vive Paula (Dolores Fonzi), su prima que está al pendiente de su evolución y en constante contacto con Tomás, quien ya en Madrid acompañará a Julián durante 4 días en todas y cada una de las situaciones varias que se les presente, incluso en un viaje relámpago a Amsterdam donde vive el hijo de Julián.
‘Truman’ evita una y mil veces ser sensiblera y golpebajera, centrándose más bien en ser una crónica de esos 4 días de visita de Tomás a su amigo, en narrar el proceso del amigo de un enfermo terminal y su propia evolución a aceptar y abrazar cada una de las decisiones tomadas y aprender a dejar de lado la lástima y las falsas frases alentadoras.
Por otro lado, tampoco pretende convertirse en un relato inspiracional de un enfermo condenado a la muerte, ni se centra en mostrar sus achaques y deterioro, sino en mostrar con absoluta naturalidad la relación de estos dos amigos del alma en su último encuentro, con dos grandes actores que colaboran a generar ese clima y camaradería, donde Dolores Fonzi hace un gran aporte a ello y un Ricardo Darín cada vez mejor.
‘Truman’ es si, una película para ver con un paquete de pañuelos en la mano, pero cada lágrima derramada es por demás sincera y sentida, lo mismo cada risa sacada por ese humor negro tan fino de un Cesc Gay que consigue una película emotiva y muy humana.
http://tantocine.com/una-sonrisa-a-la-vida-truman-de-cesc-gay/
17 de abril de 2016
17 de abril de 2016
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Las emociones, los sentimientos, y sucesos con los que juegan son muy buenos pero están un poco mal jugados bajo mi humilde opinión. Toda la película, sobretodo al final, esperas a que ocurra lo evidente, pero, cuando menos te lo esperas, pum! las letras como que ha terminado...
21 de abril de 2016
21 de abril de 2016
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Los que critican a Gay por no saber tratar la muerte desde un punto de vista más profundo, no entendieron que esta película no trata sobre la el paso a otra vida, o sobre el final del viaje, sino sobre el cariño y la amistad bien terrenales, nada de más allás, trata de los que se quedan, no de los que se van..
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Jamás una infidelidad en el cine fue tan libre de culpa.
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