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Truman

Drama. Comedia Julián y Tomás, dos amigos de la infancia que han llegado a la madurez, se reúnen después de muchos años y pasan juntos unos días inolvidables, sobre todo porque éste será su último encuentro, su despedida. (FILMAFFINITY)
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5
27 de enero de 2016 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tema de las enfermedades no es nuevo y desde luego, tal y como está la situación, mucho menos. La historia de “Truman” es dramática, sin más. No hay medias tintas ni nada que dore la píldora tanto al espectador como a los personajes. Por un lado tenemos a Julián, un hombre de mediana edad que tiene cáncer terminal. Por otro lado tenemos a Tomás, su mejor amigo, que vive en Canadá y que ha decidido viajar a España con la intención de pasar juntos cuatro días a modo de despedida. A su vez Julián tiene un perro, el Truman del título y su empeño es encontrarle una familia de acogida que pueda hacerse cargo de él una vez él ya no esté. Esta es, por así decirlo, la premisa o la base argumental. El meollo de todo viene a partir de los sentimientos y emociones que fluctúan alrededor de estas dos personas durante esos cuatro únicos y últimos días que deben aprovechar para vivirlos al máximo.

Lógicamente no estamos ante el típico cine espectáculo mainstream. Tampoco estamos ante un drama lacrimógeno que expone la enfermedad desde un punto de vista desgarrador in extremis. No. Aquí no se trata de eso. Cesc Gay prefiere tomar el camino más serio y despojado de golpes de efecto. Sus intenciones son otras. Unas mucho más cercanas, mucho más sensibles y más humanas. El haber mostrado la dolencia del cáncer y los estragos en el cuerpo de Julián no la hubiese hecho menos accesible, desde luego, pero el director prefiere recurrir a la vertiente más cercana. El simple hecho de padecer una enfermedad mortal ya es de por sí doloroso, tanto para el que la sufre como para los familiares y amigos que lo rodean. El objetivo está puesto en las relaciones humanas que hay entre los dos protagonistas y por ende los parientes cercanos del enfermo, que sufren ante algo que no pueden arreglar, solucionar o remediar.

De lo que aquí se trata es cómo enfocar algo tan terrible. Y ahí es donde entra en escena un actor hecho de puro cine: Ricardo Darín. El actor enfoca a su personaje con la resolutiva de aceptar, entre comillas, el mal que padece y afrontarlo con la valentía que sólo tienen los que miran a la muerte a los ojos sin miedo. Desde el mismo instante que aparece en escena trata en todo momento vivir el día a día como si fuese el último, como si hubiese decidido que su lucha ya ha terminado y dejar que la enfermedad haga el resto (como bien muestra la escena del doctor). Lo que importa ahora es lo que tiene que hacer para con los demás. De ahí que pedirá perdón a quien tuvo que hacerlo, convertirá su vida no en un vía crucis penitente sino en una decisiva acción para intentar y conseguir mantener la paz y serenidad ante un episodio que nadie desearía sufrir. Comprende que no vale la pena guardar las apariencias ni guardar rencores; que no sirve de nada huir de los miedos y ante todo decir lo que uno piensa a pesar de estar solo.

Porque la única compañía que le queda es su perro, Truman. Ahí radica la esencia del título y del animal: la amistad, el contacto, la sensación de estar completo cuando se está con quien más quieres, el saber que quien tienes a tu lado, quien tienes contigo, está porque te quiere, porque aprecia tu presencia. Y dado que algo tan triste e inhumano va a suceder (la muerte) con quien mejor se puede estar que con los que realmente desean estar cerca de uno. De ahí se desprende que Julián busque con ahínco una familia que quiera quedarse y cuidar de su perro. Porque entiende que nadie merece estar solo, ni tan siquiera un animal. Es lógico comprender que la película sea, interiormente, un viaje en sí mismo. Uno que Julián está obligado a realizar. Y tal que así, durante todo el metraje, se aprovechará el tiempo que queda para ir de un lugar a otro para solucionar todo lo que rodea al personaje de Darín para que encuentre la paz que necesita pues de esta forma podrá afrontar su hora final sin la sensación de que aún quedaron cosas por arreglar y solucionar.

Pero a pesar de la arriesgada decisión de permanecer alejada del dolor y la lágrima, ajena al dramatismo fácil, no significa que esa elección vaya a ser la más acertada. Por la sencilla razón de que Cesc Gay se mantiene casi neutral en todo tipo de sentimientos, como si hubiese decidido hundir su propia película en un cubo hasta los topes de buen rollismo un tanto dudoso. No porque no pueda ser sino porque no es lógico ni normal. Más aún cuando se supone que, a pesar de haber estado muy alejados tanto en tiempo como en distancia, estos dos amigos siguen manteniendo un amor y cariño mutuo más que demostrable. Quizás este es el mayor error de los varios que tiene. El no transmitir de una forma creíble las intenciones reales. De esta forma, más allá de algún episodio esporádico donde sí se consigue mostrar el dolor de saber la pérdida de un ser tan allegado (y casi siempre a través del perro como hilo conductor) todo lo demás acontece como un simple reencuentro entre dos personajes que llevaban mucho tiempo sin verse. pero sin apenas demostrar lo desgarrador que es saber que esos serán los últimos días que estarán juntos.

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Tampoco ayuda que nadie esté a la altura de la interpretación de Darín. Y aunque aquí ofrece las dotes necesarias para resultar creíble tampoco es un rol que deje huella o vaya a ser reseñado si alguna vez se tuviese que hacer un listado de sus papeles más memorables. Se agradece que su Julián no sea una lágrima constante pero el hecho de que no transmita ni un miedo mínimo durante ningún momento (me) hace recelar en cierto grado. Pero hay que sumarle que Javier Cámara, un actor casi siempre convincente, aquí se encuentra bastante desdibujado, sin lograr transmitir ante su amigo del alma, en todo su esplendor, sus emociones y sentimientos. Su forma de actuar es casi más una pose que un valor añadido. A mi modo de verlo encuentro a su personaje temeroso y encorsetado en, quizás, sobre pasarse de dramático. De ahí se desprende que no suene natural, sin llegar a transmitir su dolencia de forma creíble dejando la sensación de que es un rol que le viene bastante grande. Y aunque su personaje es un hombre bueno, generoso, verdadero amigo no logra convencer del todo o no como hubiese exigido su personaje y se encuentra fuera de juego en todo momento. Al igual que la elección de Oriol Pla, como el hijo ausente de Julián, es uno de esos errores que demuestran un fallo de casting insalvable pues una cosa es exponer apatía y miedo por una situación insuperable y otra un mal actor que no sabe enfocar su personaje.

“Truman” es, a fin de cuentas, un filme introvertido, intimista, serio y sensible, sí, pero también es demasiado parco en exposiciones escatimando en lo que quizás hubiese sido mejor ser generoso. Como si el ahorrar drama fuese suficiente para que el espectador comprendiese en todo momento los sentimientos internos de todos y cada uno de los personajes. Eso es algo que descoloca y ayuda poco. Al igual que no emplear esos cuatro últimos días para decirse las cosas importantes y perderlos en frases vacuas, diálogos insustanciales, situaciones comunes y no tan vitales son un flaco favor. Eso consigue en su conjunto una irregular historia dramática que si bien es cierto no deja mal sabor de boca tampoco ofrece un plausible tour de force como cabría esperar, más aún sobre el tema que trata. Nadie espera el dolor incontrolable y contundente de “Camino” pero tampoco la situación poco agradecida de “me voy pero la vida sigue”, algo que sucede de forma intermitente durante todo el metraje. Es disfrutable pero tampoco es de las que dejen huella, a su pesar.

https://claquetadebitacora.wordpress.com/2016/01/27/critica-truman-cesc-gay-2015-un-verdadero-amigo-para-tiempos-de-necesidad/
5
11 de marzo de 2016 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues a mí la película en sí no me ha gustado mucho. La actuación de Darín impresionante, la de Cámara discreta. La química entre ambos increíble. Sin embargo, le encuentro un fallo inexcusable. No hay ninguna química entre Truman y el personaje de Darín. Se nota que no ha habido un trabajo de familiarización entre perro y actor. El actor (Darín) actúa y nos muestra cómo para su personaje el perro, Truman, es un miembro de su familia. El perro no actúa y cualquiera que haya tenido un perro sabrá ver que para éste, Darín viene a ser "el tipo este que me pasea ahora de vez en cuando delante de toda esta gente".
10
20 de mayo de 2016 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no lo era ya, Cesc Gay, se consagra con "Truman" (5 Goyas) como uno de nuestros mejores directores. El aspecto subjetivo de cada espectador es un elemento siempre importante en la valoración final y en este caso, a un servidor le da de lleno. Si a eso le añadimos que casi todos los demás elementos funcionan a la perfección..., pues eso, un 10.
La elegancia formal y el tacto exquisito sobre el fondo y los fondos de las múltiples cuestiones que suscita la cinta se unen a la prodigiosa interpretación de Cámara y Darín a los que hacen más grandes aún si cabe un elenco de secundarios de lujo confeccionando un mosaico de escenas que no tienen desperdicio. Emotiva hasta la lagrima en ningún momento cae en el melodrama atemperado por la contención magistral de los actores, el humor con el que solo se puede afrontar la vida y la mirada selectiva y limpia del director.
"Truman", se hace por méritos propios inolvidable y esencial si uno se para un momento a mirar a su alrededor y descubrir lo que realmente vale la pena. Apenas un puñado de cosas que no sabemos valorar hasta que suena la alarma de que la función va a terminar.
Por no seguir insistiendo en lo mucho que me ha gustado "Truman" le sacaré un pero: El perro. Troilo que lamentablemente falleció recientemente era un bullmastiff adiestrado para trabajar con niños autistas. Su "interpretación", a mi juicio que tengo perros, no está a la altura de su amo en la ficción, de aquí que Darín se engrandezca aún más porque es capaz de transmitir él solo ( es un gran amante de los animales) todo el amor y complicidad que sienten los perros y los humanos cuando deciden compartir su vida juntos.
6
29 de mayo de 2016 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es muy tramposa; falsea las situaciones para rizar el rizo de unas circunstancias no tan excepcionales como pudieran parecer. Si no fuera por las magistrales actuaciones el artefacto se hubiera caído a las primeras de cambio. De hecho, al final cae en picado con escenas innecesarias, absurdas y traídas por los pelos, además de un final muy previsible que desmerecen y ridiculizan lo anterior. Con todo, lo de todos, lo que resaltan todos: las actuaciones. Darín está espléndido, cierto, pero, en mi opinión, Cámara le supera: su papel es tan inverosímil, tan de pánfilo y simple, que sólo su buen trabajo -a la altura de muy pocos- consigue mantener el tipo y darle veracidad a un personaje bobo hasta límites patológicos.
10
12 de mayo de 2017 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amena, entrañable. Los dos actorazos superan de lejos lo que se esperaba de ellos. Un dúo inigualable. Argumento inmejorable y una dirección impecable. Pocas "españoladas" han sido tan buenas como esta. Un peliculazo en todas sus facetas
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