Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia)
Comedia. Drama
Después de hacerse famoso interpretando en el cine a un célebre superhéroe, la estrella Riggan Thomson (Michael Keaton) trata de darle un nuevo rumbo a su vida, luchando contra su ego, recuperando a su familia y preparándose para el estreno de una obra teatral en Broadway que le reafirme en su prestigio profesional como actor. (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2023
3 de noviembre de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me imagino el follón para hacer esta película. Esto nos demuestra que no les falta razón a aquellos que dicen que en el cine todo el equipo tiene que ir a una. En treinta días se rodó el falso plano secuencia, con entre quince y veinte tomas por cada plano. Aquí se descarta eso de coger los mejores micro-momento de los actores, o de parchear fallos de raccord con un plano que no tiene, o por supuesto se descarta la posibilidad de cambiar la duración de la película o de eliminar escenas. Asi que ese sacrificio del montaje, concepto de los que algunos he oído quejarse porque el cine es el arte de la elipsis, en el caso de “Birdman” funciona. Y funciona precisamente porque entiende que el cine es el arte de la elipsis. Se aumentan las posibilidades creativas de la película al Iñárritu ser consciente de que lo tiene que dar todo en el resto de aspectos.
En “Birdman” cada escena es brillante porque en todo momento se le da importancia a algo muy concreto, ya sea más o menos necesario para añadir capas de subtexto. Me transmite un impacto tan tremendo un primerísimo primer plano de Michael Keaton hablando con su expareja como la explosión de un edificio causada por un pájaro gigante en Nueva York. Seguramente esto lo siento también por una cuestión de contraste. Quedo tan inmerso en la historia y ese fluidísimo plano secuencia que, mientras veo la película, se me hace extraño que esos dos momentos citados vivan en el mismo universo y en momentos temporales tan cercanos. Se captura todo lo grande o todo lo pequeño con tanta expresividad que quedo hipnotizado con cualquier cosa que nos cuentan y no puedo evitar sentir curiosidad por algo que es tan diferente de lo que he visto en la escena anterior.
La historia abarca aproximadamente cuatro días en la vida de los personajes. A Iñárritu solo le importa atrapar los mejores momentos y las mejores interacciones de ese lapso. No tenía ni idea del periodo de tiempo en el que transcurría la película hasta que lo he mirado por Internet, ya que esa selección de instantes y esa consciencia de la importancia de la elipsis nos transmite tal sensación de tensión e inmediatez que perdemos la noción del tiempo hasta tal punto en que casi no sé si todo ocurre durante varios meses o a tiempo real. Iñárritu apuesta por esa narrativa, esa idea de lo técnicamente mucho pero experiencialmente poco que importa el tiempo. Y la utiliza sin miedo. La historia ha hecho un salto de horas o quizá un día entero mientras la cámara lo único que ha hecho es moverse hacia otro escenario. Y de repente los actores tienen otra ropa, están en un estado de ánimo ligeramente diferente o casi parece que se han teletransportado. Pero no nos importa y apenas lo notamos ya que Iñárritu, junto a los otros guionistas, dominan la historia de tal manera que siempre vamos a algo interesante, sin nunca olvidar a sus personajes.
Existen varias subtramas con varios personajes implicados, todo ello entorno a esa búsqueda de la identidad y decadencia del personaje de Keaton. Asi que Iñárritu, en el guion pero también en la dirección, se las apaña para construir una historia redonda donde cada personaje es una pequeña pieza que la completa. Eso sí, a pesar para mi gusto de algunas escenas un tanto repetitivas que reciclan escenarios para contar casi lo mismo, como la relación entre Emma Stone y Edward Norton en la azotea, o una situación de crisis antes del clímax donde Keaton duerme en la calle borracho y se presenta de una manera un tanto falsa o peliculera. Pero en general siento que “Birdman” consigue un tono sarcástico, divertido y trágico en una historia llena de matices y contada de una manera exitosamente arriesgada. Iñárritu se pone tierno en una escena entre enamorados para después ponerse violento en una escena donde se destroza el escenario o ponerse cómicamente intenso en una escena donde un famoso corre en calzoncillos a través de una banda de tambores por la calle. Y todo eso nos lo creemos por ese tono, ese contraste, esa expresividad, ese riesgo del que hablo. Es fascinante la cantidad de cosas que se compactan en menos de dos horas y cómo lo hacen para que sintamos que está contado de la manera más acertada posible.
Pero esque además hay una cosa fantástica en la manera de filmar y es quizá lo que la da tanta fuerza a la propuesta. Muy relacionado con lo que he mencionado sobre la curiosidad por lo grande y por lo pequeño, la cámara siempre va a donde nos gustaría a nosotros ver la situación. La cámara es un ojo perfecto que retrata cada momento como si fuese lo más importante del mundo. Fijémonos en esos planos tan cerrados entre Stone y Norton con la ciudad de fondo, como si en cualquier momento se fueran a besar o quizá a hacerse una broma estúpida; esos generales del escenario donde ensayan los actores, donde se muestran los focos, el atrezzo, las butacas vacía, los entresijos del artefacto teatral; esos travellings y paneos en seguimiento de los personajes mientras simplemente atraviesan el teatro por dentro o a veces se dirigen a cometer un acto que les va a cambiar la vida; (Spoilers a partir de aquí) o esos planos en grúa de Keaton volando a través de las calles mientras nosotros lo acompañamos como si los dos formásemos parte de una bandada de pájaros.
Es magistral cómo se expone ese momento donde por fin vemos el pájaro humano, donde aparece de la nada por detrás de Keaton, la cámara se mueve un plano entero de perfil de los dos caminando al unísono y luego vuelve adelante para que el pájaro abra las alas, mientras para nosotros parece que es Keaton quien lo hace, y empieza a volar sobre su cabeza hasta desaparecer. De nuevo, la cámara como un observador que ansía explorar la mejor interpretación posible de cada pequeño momento sin importar si es absurdo, bello, surrealista, trágico o cómico. Pero ojo, no se trata de que la cámara en “Birdman” es, como muchos dicen, “un espectador más” o “un testigo”. Sigo en la sección Spoilers.
En “Birdman” cada escena es brillante porque en todo momento se le da importancia a algo muy concreto, ya sea más o menos necesario para añadir capas de subtexto. Me transmite un impacto tan tremendo un primerísimo primer plano de Michael Keaton hablando con su expareja como la explosión de un edificio causada por un pájaro gigante en Nueva York. Seguramente esto lo siento también por una cuestión de contraste. Quedo tan inmerso en la historia y ese fluidísimo plano secuencia que, mientras veo la película, se me hace extraño que esos dos momentos citados vivan en el mismo universo y en momentos temporales tan cercanos. Se captura todo lo grande o todo lo pequeño con tanta expresividad que quedo hipnotizado con cualquier cosa que nos cuentan y no puedo evitar sentir curiosidad por algo que es tan diferente de lo que he visto en la escena anterior.
La historia abarca aproximadamente cuatro días en la vida de los personajes. A Iñárritu solo le importa atrapar los mejores momentos y las mejores interacciones de ese lapso. No tenía ni idea del periodo de tiempo en el que transcurría la película hasta que lo he mirado por Internet, ya que esa selección de instantes y esa consciencia de la importancia de la elipsis nos transmite tal sensación de tensión e inmediatez que perdemos la noción del tiempo hasta tal punto en que casi no sé si todo ocurre durante varios meses o a tiempo real. Iñárritu apuesta por esa narrativa, esa idea de lo técnicamente mucho pero experiencialmente poco que importa el tiempo. Y la utiliza sin miedo. La historia ha hecho un salto de horas o quizá un día entero mientras la cámara lo único que ha hecho es moverse hacia otro escenario. Y de repente los actores tienen otra ropa, están en un estado de ánimo ligeramente diferente o casi parece que se han teletransportado. Pero no nos importa y apenas lo notamos ya que Iñárritu, junto a los otros guionistas, dominan la historia de tal manera que siempre vamos a algo interesante, sin nunca olvidar a sus personajes.
Existen varias subtramas con varios personajes implicados, todo ello entorno a esa búsqueda de la identidad y decadencia del personaje de Keaton. Asi que Iñárritu, en el guion pero también en la dirección, se las apaña para construir una historia redonda donde cada personaje es una pequeña pieza que la completa. Eso sí, a pesar para mi gusto de algunas escenas un tanto repetitivas que reciclan escenarios para contar casi lo mismo, como la relación entre Emma Stone y Edward Norton en la azotea, o una situación de crisis antes del clímax donde Keaton duerme en la calle borracho y se presenta de una manera un tanto falsa o peliculera. Pero en general siento que “Birdman” consigue un tono sarcástico, divertido y trágico en una historia llena de matices y contada de una manera exitosamente arriesgada. Iñárritu se pone tierno en una escena entre enamorados para después ponerse violento en una escena donde se destroza el escenario o ponerse cómicamente intenso en una escena donde un famoso corre en calzoncillos a través de una banda de tambores por la calle. Y todo eso nos lo creemos por ese tono, ese contraste, esa expresividad, ese riesgo del que hablo. Es fascinante la cantidad de cosas que se compactan en menos de dos horas y cómo lo hacen para que sintamos que está contado de la manera más acertada posible.
Pero esque además hay una cosa fantástica en la manera de filmar y es quizá lo que la da tanta fuerza a la propuesta. Muy relacionado con lo que he mencionado sobre la curiosidad por lo grande y por lo pequeño, la cámara siempre va a donde nos gustaría a nosotros ver la situación. La cámara es un ojo perfecto que retrata cada momento como si fuese lo más importante del mundo. Fijémonos en esos planos tan cerrados entre Stone y Norton con la ciudad de fondo, como si en cualquier momento se fueran a besar o quizá a hacerse una broma estúpida; esos generales del escenario donde ensayan los actores, donde se muestran los focos, el atrezzo, las butacas vacía, los entresijos del artefacto teatral; esos travellings y paneos en seguimiento de los personajes mientras simplemente atraviesan el teatro por dentro o a veces se dirigen a cometer un acto que les va a cambiar la vida; (Spoilers a partir de aquí) o esos planos en grúa de Keaton volando a través de las calles mientras nosotros lo acompañamos como si los dos formásemos parte de una bandada de pájaros.
Es magistral cómo se expone ese momento donde por fin vemos el pájaro humano, donde aparece de la nada por detrás de Keaton, la cámara se mueve un plano entero de perfil de los dos caminando al unísono y luego vuelve adelante para que el pájaro abra las alas, mientras para nosotros parece que es Keaton quien lo hace, y empieza a volar sobre su cabeza hasta desaparecer. De nuevo, la cámara como un observador que ansía explorar la mejor interpretación posible de cada pequeño momento sin importar si es absurdo, bello, surrealista, trágico o cómico. Pero ojo, no se trata de que la cámara en “Birdman” es, como muchos dicen, “un espectador más” o “un testigo”. Sigo en la sección Spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se trata de una puesta en escena y una manera de filmar absolutamente controlada. La cámara observa a los personajes de una manera subjetiva, con criterio, como si Iñárritu estuviese dando su opinión sobre lo que ocurre a través de la lente. Lo mismo pasa también con la dirección de actores, la fotografía o incluso la música. El personaje de Norton está ridículo cuando se desnuda en el vestuario y se pone a hacer posturas, pero está ridículo porque Iñárritu nos lo dice al ponerlo de espaldas ante un espejo, con un objeto que le tapa el miembro, rodeado de atrezzo aleatorio y personas que le ignoran o le miran con asco. Nos inquieta el momento pre-suicidio de Keaton, desde que carga la pistola en su camerino hasta que se dispara, porque en ese lapso de tiempo la cámara se ha puesto en los ojos del personaje a través de los mugrientos pasillos, hemos visto a Keaton atravesar esas zonas completamente oscuras a contraluz y su personaje ha hecho una interpretación al subirse al escenario como si le fuera la vida en ello (que efectivamente) mientras la cámara le rodea sin parar. Además Iñárritu se toma la libertad de poner uno de esos característicos ritmos de batería y de paso, por qué no, mostrar al propio músico en medio de uno de los escenarios. Todo lo que vemos y oímos es control. Un Iñárritu que se implica tanto en dar su opinión sobre lo que ocurre como en permitirse a veces el lujo de salpicar un poco de estilo.
Admiro la capacidad que tuvo Iñárritu en esta película para reinventarse. En su brillante “Trilogía de la muerte”, con “Amores perros”, “21 gramos” y “Babel”, Iñárritu aprovechó el máximo potencial de lo que mejor se le daba: la narrativa de historias paralelas y transiciones de montaje. En “Birdman”, el director apuesta por un plano secuencia que le obliga a sacrificar el que era su punto fuerte para que el resto de elementos lo contrarresten y así aprender de ellos. Una vez el artista domina una técnica, se dispone a explorar lo que hay más allá de ella. El resultado en este caso es absolutamente genial.
Y espero no ser el único al que le entran unas ganas terribles de ver un making of de la película al acabarla. Iñárritu planifica de una manera tan eficiente y con tanta memoria fotográfica que no puedo evitar intentar buscar los cortes invisibles o los hilos que entretejen las filigranas visuales. Esos timelapses, esa manera de aprovechar el desenfoque de movimiento en los barridos para cortar sin que se note o esos planos imposibles donde la cámara atraviesa el minúsculo hueco de la baranda de una ventana son cosas que me impresionan al entender que se han hecho de manera prácticamente artesanal. Son ideas fotográficas realmente originales y bien ejecutadas que buscan exprimir todo lo que puede dar el arte de la planificación y la edición. El talento para una buena cinematografía muchas veces se subestima cuando pensamos erróneamente que el CGI es la revolución del cine contemporáneo.
Habiendo visto la película por tercera vez, tras unos años, lo he hecho en versión original (como siempre) pero esta vez sin subtítulos y apenas prestando atención al diálogo. Pues me ha parecido un gran ejercicio, y el no centrarme tanto en la historia me ha hecho ver mucho sobre el valor de la narrativa subliminal en ella. Solo con ese pajarraco en representación de la consciencia del personaje de Keaton, esos escenarios trabajadísimos o las interacciones entre los actores y el margen que tienen para experimentar, entiendo muchísimo sobre lo que Iñárritu nos quiere contar. El director se superó con esta película y ha superado mis expectativas aun no siendo la primera vez que la veo. Una película llena de recursos formales pero también de capas de significado en lo que cuenta. Una comedia (agradecidamente negra) dramática sobre el caos, la identidad, el desprecio, el amor, la transformación y un hombre que se limpia la boca con la humanidad pintada en papel higiénico.
El vuelo de un Ícaro que planea en lo más alto.
Admiro la capacidad que tuvo Iñárritu en esta película para reinventarse. En su brillante “Trilogía de la muerte”, con “Amores perros”, “21 gramos” y “Babel”, Iñárritu aprovechó el máximo potencial de lo que mejor se le daba: la narrativa de historias paralelas y transiciones de montaje. En “Birdman”, el director apuesta por un plano secuencia que le obliga a sacrificar el que era su punto fuerte para que el resto de elementos lo contrarresten y así aprender de ellos. Una vez el artista domina una técnica, se dispone a explorar lo que hay más allá de ella. El resultado en este caso es absolutamente genial.
Y espero no ser el único al que le entran unas ganas terribles de ver un making of de la película al acabarla. Iñárritu planifica de una manera tan eficiente y con tanta memoria fotográfica que no puedo evitar intentar buscar los cortes invisibles o los hilos que entretejen las filigranas visuales. Esos timelapses, esa manera de aprovechar el desenfoque de movimiento en los barridos para cortar sin que se note o esos planos imposibles donde la cámara atraviesa el minúsculo hueco de la baranda de una ventana son cosas que me impresionan al entender que se han hecho de manera prácticamente artesanal. Son ideas fotográficas realmente originales y bien ejecutadas que buscan exprimir todo lo que puede dar el arte de la planificación y la edición. El talento para una buena cinematografía muchas veces se subestima cuando pensamos erróneamente que el CGI es la revolución del cine contemporáneo.
Habiendo visto la película por tercera vez, tras unos años, lo he hecho en versión original (como siempre) pero esta vez sin subtítulos y apenas prestando atención al diálogo. Pues me ha parecido un gran ejercicio, y el no centrarme tanto en la historia me ha hecho ver mucho sobre el valor de la narrativa subliminal en ella. Solo con ese pajarraco en representación de la consciencia del personaje de Keaton, esos escenarios trabajadísimos o las interacciones entre los actores y el margen que tienen para experimentar, entiendo muchísimo sobre lo que Iñárritu nos quiere contar. El director se superó con esta película y ha superado mis expectativas aun no siendo la primera vez que la veo. Una película llena de recursos formales pero también de capas de significado en lo que cuenta. Una comedia (agradecidamente negra) dramática sobre el caos, la identidad, el desprecio, el amor, la transformación y un hombre que se limpia la boca con la humanidad pintada en papel higiénico.
El vuelo de un Ícaro que planea en lo más alto.
22 de febrero de 2015
22 de febrero de 2015
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando hay que ser un experto para que algo te guste, podemos realmente hablar de mejor película? Con películas como esta se pierde el objetivo principal del cine, no hay por donde cogerla. Cuatro críticos entendidos dicen que es buena y el resto de personas que la ven parece que les cuesta decir que no les ha gustado por miedo a ir en contracorriente.
12 de marzo de 2015
12 de marzo de 2015
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he debido perder mucho del cine de los últimos cuatro años a esta parte, porque no es normal que películas que han ganado el mayor de los premios, el Oscar, me parezcan auténticos bodrios. Otra vez, y ya van unas cuantas, me salgo de la sala antes de acabar la película, y además sin intención de verla terminar ni en la edición de DVD. O Hollywood está equivocado, o lo estoy yo.
Admiro lo implicados que están Keaton y Norton con sus papeles, hacen un buen trabajo, pero es que francamente, me importa un pito lo que les pase a sus personajes, la única impresión que me llevo es que ambos están participando en una competición a ver quién sobreactúa más. No siento ningún interés por los avatares de un tío que ganó mucha pasta interpretando a un superhéroe en el cine y una vez se la pulió toda, vive añorando el pasado y se empeña en seguir alimentando su tremendo ego, creyéndose que tiene poderes y lo peor, que es un buen actor. No encuentro el interés necesario para seguir una trama tan insulsa y a unos personajes tan charlatanes y desustanciados.
Es que es tediosa y cansina hasta la extenuación, tan pretenciosa como las del intragable David O’Russell. Intenté mantener mi atención por ver si iba mejorando conforme avanzaba pero… nunca lo hizo, y al final desistí. Ni me hacía gracia porque no es ni una comedia, ni me emocionaba porque tampoco es un drama, ni me enganchaba, ni me hacía sentir pena o ganas de pensar. Para qué seguir perdiendo el tiempo... Puerta de salida y a otra cosa. Le pongo un dos en referencia explícita al par de huevos que habría que echarle para simular que te ha gustado, convencerte a tí mismo de que no has malgastado tu dinero y escribir en Filmaffinity una crítica políticamente correcta por la que no te fundieran a negativos.
P.D. ¡Ah! Y ya se podían haber metido el tamborcito por donde amargan los pepinos.
Admiro lo implicados que están Keaton y Norton con sus papeles, hacen un buen trabajo, pero es que francamente, me importa un pito lo que les pase a sus personajes, la única impresión que me llevo es que ambos están participando en una competición a ver quién sobreactúa más. No siento ningún interés por los avatares de un tío que ganó mucha pasta interpretando a un superhéroe en el cine y una vez se la pulió toda, vive añorando el pasado y se empeña en seguir alimentando su tremendo ego, creyéndose que tiene poderes y lo peor, que es un buen actor. No encuentro el interés necesario para seguir una trama tan insulsa y a unos personajes tan charlatanes y desustanciados.
Es que es tediosa y cansina hasta la extenuación, tan pretenciosa como las del intragable David O’Russell. Intenté mantener mi atención por ver si iba mejorando conforme avanzaba pero… nunca lo hizo, y al final desistí. Ni me hacía gracia porque no es ni una comedia, ni me emocionaba porque tampoco es un drama, ni me enganchaba, ni me hacía sentir pena o ganas de pensar. Para qué seguir perdiendo el tiempo... Puerta de salida y a otra cosa. Le pongo un dos en referencia explícita al par de huevos que habría que echarle para simular que te ha gustado, convencerte a tí mismo de que no has malgastado tu dinero y escribir en Filmaffinity una crítica políticamente correcta por la que no te fundieran a negativos.
P.D. ¡Ah! Y ya se podían haber metido el tamborcito por donde amargan los pepinos.
15 de enero de 2015
15 de enero de 2015
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que está claramente dirigida a un público en concreto y no al público en general. El uso de técnicas audiovisuales y planos continuados solo será admirado por un colectivo minoritario que pertenezca al sector. Soy de los que piensa que una película debe dejarte un buen recuerdo y ganas de volver a verla. Esta película no provoca esta sensación en absoluto... Una película sobrevalorada en todos los aspectos; ha sido creada claramente para ganar premios y ser objeto de veneración del sector audiovisual pero no del público en general que pienso yo es a quien va dirigido el cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Me considero un fan del séptimo arte pero ésta película es la peor que he visto con diferencia... Me entretiene muchísimo más un multicine de Antena 3. Un cuarto de la película se desarrolla en los pasillos siguiendo a Keaton o al resto de los actores... sus historias personales carecen de valor alguno. En ésta película no pasa absolutamente nada!!!! Cuando quise mirar el reloj aún quedaba 45 interminables minutos de película por lo que me puse a contar los altavoces que había en la sala.... Yo no sé que le está pasando al cine si se está llenando de hipsters y modernos gafapasta que están haciendo películas de culto cintas como la que estamos comentando. Cuando volví a poner la vista en la pantalla de repente vi helicópteros estrellándose y dije vaya se pone interesante... nada más allá de la realidad... entre Boyhood y Birdman mi gusto por el cine está cayendo en picado al ver que semejantes atrocidades o eutanasias audiovisuales sean premiadas con el Globo de Oro o el Óscar
18 de enero de 2015
18 de enero de 2015
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dejad de comeros el coco: no hay más que ver el título: Iñarritu &Co han hecho esta película para reírse de los grandes críticos de cine y, en especial, de la Academia (llamemosles "virtuosos"). No tenéis más que ver las críticas positivas y las negativas. Las positivas están cargadas de palabras vacías y las negativas tienen mil motivos y razones que muestran lo mala que es. Han sabido perfectamente qué anzuelo echar para conseguir su cometido:
- Buenos actores con actuaciones increíbles
- Un rodaje basado en un plano poco utilizado y llamativo
Estoy segura de que se lo pasaron en grande mientras escribían el guion estas cuatro personas. Sabían perfectamente lo que iba a pasar y lo tenían todo calculado, por lo que desde mi punto de vista, si debe llevarse un premio esta película (a parte de las actuaciones, protagonistas de mi 3, por cierto), es el de "Mejor director", ya que no solo ha dirigido la película, está dirigiendo todo lo que se mueve alrededor a su voluntad: sabía que los "virtuosos" partiendo de su sensación de "ignorancia", solo se iban a centrar en los dos o tres aspectos que ya hemos dicho. Y acertó.
Pdta: Si quieres que te nominen al Óscar al mejor guión, invéntate algo sin pies ni cabeza y luego di que quieres dejarlo abierto a que cada uno piense lo que quiera...
- Buenos actores con actuaciones increíbles
- Un rodaje basado en un plano poco utilizado y llamativo
Estoy segura de que se lo pasaron en grande mientras escribían el guion estas cuatro personas. Sabían perfectamente lo que iba a pasar y lo tenían todo calculado, por lo que desde mi punto de vista, si debe llevarse un premio esta película (a parte de las actuaciones, protagonistas de mi 3, por cierto), es el de "Mejor director", ya que no solo ha dirigido la película, está dirigiendo todo lo que se mueve alrededor a su voluntad: sabía que los "virtuosos" partiendo de su sensación de "ignorancia", solo se iban a centrar en los dos o tres aspectos que ya hemos dicho. Y acertó.
Pdta: Si quieres que te nominen al Óscar al mejor guión, invéntate algo sin pies ni cabeza y luego di que quieres dejarlo abierto a que cada uno piense lo que quiera...
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