Carol
7.0
23,118
Romance. Drama
Nueva York, años 50. Therese Belivet (Rooney Mara), una joven dependienta de una tienda de Manhattan que sueña con una vida mejor, conoce un día a Carol Aird (Cate Blanchett), una mujer elegante y sofisticada que se encuentra atrapada en un matrimonio infeliz. Entre ellas surge una atracción inmediata, cada vez más intensa y profunda, que cambiará sus vidas para siempre. (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2016
22 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todd Haynes se ha convertido, a pesar de su corta filmografía, en un referente del cine independiente de los EEUU, por la elegancia en el tratamiento de sus imágenes y por su recurrente interés en la temática homosexual, siempre desde una altura pocas veces tan bien manejada en el cine. ‘Carol’ viene a ser, desde ‘Far From Heaven’ (2002), su mejor trabajo.
Carol Aird (Cate Blanchett), una mujer casada, con hijos y de vida acomodada, conoce a Therese (Rooney Mara), una trabajadora de una tienda, de un estrato social más bajo que el de Carol, pero resuelta y clara en sus decisiones. Tras conocerse, ambas en pareja con hombres, se enamoran y apuestan todo por ir en contra de cualquier estándar para la época para poder alcanzar la felicidad. Es la historia de ‘Carol’, basada en la novela homónima de Patricia Highsmith de 1952, la misma autora de “Strangers on a Train” (1950), que fuera convertida en un clásico del cine por Alfred Hitchcock.
No era difícil esperar lo que ‘Carol’ nos podía regalar desde el primer minuto. Haynes recrea de manera consistente a Nueva York en la década de los 50 como el mejor film noir de ese período sin serlo, sus lugares, sus colores y su gente. Y la historia no pretende ofrecernos ningún elemento que nos pueda sacar de la ficción de la película. Todo lo contrario, somos testigos de un cuento de amor entre dos mujeres maduras, una conocedora de sus preferencias mucho más que la otra, pero ambas desinhibidas y entregadas a las posibilidades que su corazón pudiese determinar. En una sociedad apegada al conservadurismo y las buenas costumbres, una relación homosexual es condenable bajo cualquier punto de vista y, aún así, Carol y Therese no bajan los brazos ante todos quienes sean capaces de interponerse.
No hay secuencias que sobren ni diálogos que no aporten al desarrollo de la historia. En una ciudad densa en donde se respira la opulencia de una sociedad intransigente como en la que se desenvuelven los personajes, Cate Blanchett (habitual colaboradora de Haynes) y Rooney Mara nos regalan dos interpretaciones soberbias, llenas de contención, dolor y, por sobre todo, amor. Amor de una por la otra y amor por la encadenada libertad a la que se sienten atadas. Si bien Blanchett está acostumbrada a papeles cargados de emocionalidad, donde acá vuelve a desatar todo su talento como una mujer amarrada a su matrimonio e hijos del que no puede ni tampoco quiere escapar; es Rooney Mara (‘The Girl With the Dragon Tattoo’) la que envuelve en mayor grado al espectador logrando la identificación, probablemente por ser quien más dista inicialmente de una relación lésbica, no por eso no entregada, convirtiéndose en alguna medida en víctima de sus propias sensaciones. El juego de miradas, gestos y roces entre ambas dotan a la cinta de un nivel sensorial capaz de emocionar y sobrecoger.
Una historia de amor en donde la química entre ambos personajes traspasa la pantalla, como un poema que baila entre partituras suaves y a la vez tensas de piano y violín, y entre un conjunto de elementos técnicos que dan clase en su puesta en escena: la fotografía, el montaje y el diverso universo de planos, diálogos y secuencias hacen de ‘Carol’ una adaptación mágica, una suerte de documento didáctico y liberador para cualquier mente prejuiciosa, además de reafirmar la posición de Todd Haynes como un ícono para la comunidad LGBT por su calidad y sentido a la hora de retratar temas como este, que hasta el día de hoy, inexplicablemente, aún resultan para muchos difíciles de digerir.
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www.elotrocine.cl
Carol Aird (Cate Blanchett), una mujer casada, con hijos y de vida acomodada, conoce a Therese (Rooney Mara), una trabajadora de una tienda, de un estrato social más bajo que el de Carol, pero resuelta y clara en sus decisiones. Tras conocerse, ambas en pareja con hombres, se enamoran y apuestan todo por ir en contra de cualquier estándar para la época para poder alcanzar la felicidad. Es la historia de ‘Carol’, basada en la novela homónima de Patricia Highsmith de 1952, la misma autora de “Strangers on a Train” (1950), que fuera convertida en un clásico del cine por Alfred Hitchcock.
No era difícil esperar lo que ‘Carol’ nos podía regalar desde el primer minuto. Haynes recrea de manera consistente a Nueva York en la década de los 50 como el mejor film noir de ese período sin serlo, sus lugares, sus colores y su gente. Y la historia no pretende ofrecernos ningún elemento que nos pueda sacar de la ficción de la película. Todo lo contrario, somos testigos de un cuento de amor entre dos mujeres maduras, una conocedora de sus preferencias mucho más que la otra, pero ambas desinhibidas y entregadas a las posibilidades que su corazón pudiese determinar. En una sociedad apegada al conservadurismo y las buenas costumbres, una relación homosexual es condenable bajo cualquier punto de vista y, aún así, Carol y Therese no bajan los brazos ante todos quienes sean capaces de interponerse.
No hay secuencias que sobren ni diálogos que no aporten al desarrollo de la historia. En una ciudad densa en donde se respira la opulencia de una sociedad intransigente como en la que se desenvuelven los personajes, Cate Blanchett (habitual colaboradora de Haynes) y Rooney Mara nos regalan dos interpretaciones soberbias, llenas de contención, dolor y, por sobre todo, amor. Amor de una por la otra y amor por la encadenada libertad a la que se sienten atadas. Si bien Blanchett está acostumbrada a papeles cargados de emocionalidad, donde acá vuelve a desatar todo su talento como una mujer amarrada a su matrimonio e hijos del que no puede ni tampoco quiere escapar; es Rooney Mara (‘The Girl With the Dragon Tattoo’) la que envuelve en mayor grado al espectador logrando la identificación, probablemente por ser quien más dista inicialmente de una relación lésbica, no por eso no entregada, convirtiéndose en alguna medida en víctima de sus propias sensaciones. El juego de miradas, gestos y roces entre ambas dotan a la cinta de un nivel sensorial capaz de emocionar y sobrecoger.
Una historia de amor en donde la química entre ambos personajes traspasa la pantalla, como un poema que baila entre partituras suaves y a la vez tensas de piano y violín, y entre un conjunto de elementos técnicos que dan clase en su puesta en escena: la fotografía, el montaje y el diverso universo de planos, diálogos y secuencias hacen de ‘Carol’ una adaptación mágica, una suerte de documento didáctico y liberador para cualquier mente prejuiciosa, además de reafirmar la posición de Todd Haynes como un ícono para la comunidad LGBT por su calidad y sentido a la hora de retratar temas como este, que hasta el día de hoy, inexplicablemente, aún resultan para muchos difíciles de digerir.
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25 de febrero de 2016
25 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las miradas, la atracción que va más allá de lo terrenal, su banda sonora, años 50. Carol te absorbe y entras sin darte cuenta en un universo de sentimientos, miradas y una sensualidad con mucha clase. La banda sonora no puede ser mejor, interpretaciones sublimes.
27 de febrero de 2016
27 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta extraño que esta película no tenga nominación en la categoría de mejor película y director, ya que es una de las mejores películas de este año y superior a algunas de las nominadas. Aún así es compensada con seis merecidas nominaciones : actriz, actriz secundaria, fotografía, banda sonora, vestuario y guión adaptado. Aún así hay cosas que no acaban de convencerme.
Por ejemplo : las dos actrices, Cate Blanchett y Rooney Mara, están estupendas; pero en el caso de Blanchett no soy capaz de ver enamoramiento, si no simple capricho. Todo lo contrario de Mara que si se ve ese enamoramiento y a la que la cámara mima por encima del resto de personajes, incluida la Carol del título. Prueba de ello es, por ejemplo, el momento en que está en el mostrador de los grandes almacenes, con el gorro de Papanoel, y ve por primera vez a Carol, que daban ganas de comerla.
Película de corte clásico y ritmo pausado, todo encaja a la perfección. Ayuda, y mucho, la fotografía que saca planos y escenas que quedan para el recuerdo y un tema musical que embellecen aún más esas imágenes.
Carol entra en mi lista de posibles candidatas a una de las 10 mejores películas del año. Sí, hago cosas muy raras y, lo que es peor, me creo que a la gente le importa.
Por ejemplo : las dos actrices, Cate Blanchett y Rooney Mara, están estupendas; pero en el caso de Blanchett no soy capaz de ver enamoramiento, si no simple capricho. Todo lo contrario de Mara que si se ve ese enamoramiento y a la que la cámara mima por encima del resto de personajes, incluida la Carol del título. Prueba de ello es, por ejemplo, el momento en que está en el mostrador de los grandes almacenes, con el gorro de Papanoel, y ve por primera vez a Carol, que daban ganas de comerla.
Película de corte clásico y ritmo pausado, todo encaja a la perfección. Ayuda, y mucho, la fotografía que saca planos y escenas que quedan para el recuerdo y un tema musical que embellecen aún más esas imágenes.
Carol entra en mi lista de posibles candidatas a una de las 10 mejores películas del año. Sí, hago cosas muy raras y, lo que es peor, me creo que a la gente le importa.
28 de febrero de 2016
28 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La presencia de la elegantísima Cate Blanchett en cualquier película es por sí solo un reclamo tan poderoso como para no dejarla escapar de los cines sin gozar de su visionado. Aquí el director californiano Todd Haynes la mete en la piel de Carol Aird, personaje principal de una novela que escribió Patricia Highsmith con el título El precio de la sal bajo el pseudónimo de Claire Morgan.
En el Nueva York de los años 50, el mundo de Therese Belivet, una joven empleada de unos grandes almacenes que sueña con convertirse en fotógrafa, es alterado cuando en su camino se cruza Carol Aird, una bella mujer madura de clase alta, casada y con una hija.
A partir de ese momento el amor que no había sentido por nadie anteriormente empieza a florecer de una forma natural y contundente en el interior de la embelesada Therese hacia la enigmática Carol, quien a su vez siente una magnética e incontrolable atracción por la inocencia y el atrevimiento de la joven. Una hermosa historia de amor entre dos personas, mujeres, que se topa con la mal llamada digna moralidad y los prejuicios que estaban instalados en esos tiempos (y que, por desgracia, todavía perduran en muchas mentalidades).
Gran trabajo del director que realza a través de la lente de su cámara la belleza de las imágenes, con una increíble delicadeza y elegancia donde las miradas y los roces de piel son las auténticos protagonistas y representan la contención y el deseo de la pareja. Una pareja encarnada por Cate Blanchett, que destila elegancia por cada uno de sus poros y nos muestra una estupenda madurez repleta de matices, y una deslumbrante y sorprendente Rooney Mara, que nos ofrece un delicado e inocente personaje que se va transformando y madurando a medida que se va conociendo a ella misma.
Una cinta lenta que pone el acento en las miradas y los gestos de sus protagonistas, con una cautivadora melodía y una magnífica recreación que nos transporta fácilmente a la época en la que se desarrolla la historia.
Una muy recomendable película que tiene el aroma del cine clásico y que hará las delicias de cualquier amante del cine en general, y del romántico en particular.
http://sudandocine.blogspot.com.es/
En el Nueva York de los años 50, el mundo de Therese Belivet, una joven empleada de unos grandes almacenes que sueña con convertirse en fotógrafa, es alterado cuando en su camino se cruza Carol Aird, una bella mujer madura de clase alta, casada y con una hija.
A partir de ese momento el amor que no había sentido por nadie anteriormente empieza a florecer de una forma natural y contundente en el interior de la embelesada Therese hacia la enigmática Carol, quien a su vez siente una magnética e incontrolable atracción por la inocencia y el atrevimiento de la joven. Una hermosa historia de amor entre dos personas, mujeres, que se topa con la mal llamada digna moralidad y los prejuicios que estaban instalados en esos tiempos (y que, por desgracia, todavía perduran en muchas mentalidades).
Gran trabajo del director que realza a través de la lente de su cámara la belleza de las imágenes, con una increíble delicadeza y elegancia donde las miradas y los roces de piel son las auténticos protagonistas y representan la contención y el deseo de la pareja. Una pareja encarnada por Cate Blanchett, que destila elegancia por cada uno de sus poros y nos muestra una estupenda madurez repleta de matices, y una deslumbrante y sorprendente Rooney Mara, que nos ofrece un delicado e inocente personaje que se va transformando y madurando a medida que se va conociendo a ella misma.
Una cinta lenta que pone el acento en las miradas y los gestos de sus protagonistas, con una cautivadora melodía y una magnífica recreación que nos transporta fácilmente a la época en la que se desarrolla la historia.
Una muy recomendable película que tiene el aroma del cine clásico y que hará las delicias de cualquier amante del cine en general, y del romántico en particular.
http://sudandocine.blogspot.com.es/
4 de marzo de 2016
4 de marzo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta vez en la piel de Carol Aird y de la mano del director Todd Haynes, Cate Blanchett ha vuelto a enamorar a muchos cinéfilos en la gran pantalla. Quién fuera Therese Belivet para fotografiar en el Nueva York de los años 50 cada uno de los sutiles pero electrizantes movimientos de Carol, una mujer de clase alta y distinguido temperamento que se deshace ante nuestros ojos a lo largo de la película.
La sutileza con la que Haynes nos muestra la historia de amor entre Carol Aird y Therese Belivet convierte este trabajo en una historia de lo más visual donde el espectador queda prendado de cada uno de los movimientos de nuestras dos protagonistas. Y quizás, es precisamente eso lo que nos atrapa: los segundos que se nos regalan para poder apreciar un guiño, una sutil sonrisa o una mueca haciéndonos olvidar que existen las palabras. Los silencios juegan un papel importante canalizando la magia de una historia poética. La subjetividad visual utilizada por el director sumerge al espectador en escenas inmersas de susurrantes colores y matices que nos acompañan en el desarrollo emocional de los personajes...
anguloneutro.wordpress.com
La sutileza con la que Haynes nos muestra la historia de amor entre Carol Aird y Therese Belivet convierte este trabajo en una historia de lo más visual donde el espectador queda prendado de cada uno de los movimientos de nuestras dos protagonistas. Y quizás, es precisamente eso lo que nos atrapa: los segundos que se nos regalan para poder apreciar un guiño, una sutil sonrisa o una mueca haciéndonos olvidar que existen las palabras. Los silencios juegan un papel importante canalizando la magia de una historia poética. La subjetividad visual utilizada por el director sumerge al espectador en escenas inmersas de susurrantes colores y matices que nos acompañan en el desarrollo emocional de los personajes...
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