Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornioAnimación
2011 

6.7
52,718
Animación. Aventuras
Tintín, un joven periodista dotado de una curiosidad insaciable, y su leal perro Milú descubren que la maqueta de un barco contiene un enigmático y secular secreto que deben investigar. A partir de ese momento, Tintín se verá acosado por Ivan Ivanovitch Sakharine, un diabólico villano que cree que el joven ha robado un valioso tesoro vinculado a un cruel pirata llamado Rackham el Rojo. Pero, con la ayuda de Milú, del cascarrabias ... [+]
9 de diciembre de 2011
9 de diciembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que hace años leí que Steven Spielberg se disponía a llevar al cine al personaje de Tintín adaptando uno de los últimos álbumes de la colección creada por Hergé, "Tintín en el Tíbet". Llegó a él tras leer una crítica francesa que comparaba al personaje con Indiana Jones. La idea del Tíbet no llegó a ningún lado, por variados problemas. Hasta hoy.
El tándem formado por Spielberg y Peter Jackson, expertos conocedores del sentido de la épica desorbitada y del espectáculo más arrollador, han aunado esfuerzos para presentar por fin al personaje en pantalla grande. No es el primer encuentro del reportero que nunca escribió un artículo con el medio audiovisual. Fue protagonista de una serie de televisión que adaptaba en cada capítulo cada una de las entregas de la serie. Un trabajo realmente notorio, con una melodía de cabecera admirable que a buen seguro traerá buenos recuerdos a muchos.
Ahora son Jamie Bell y Andy Serkis (como el Capitán Haddock, de lo mejor de la película) los encargados de que nos creamos que lo que vemos en pantalla es efectivamente aquello que una vez descubrimos pasando las páginas de un cómic. El resultado es satisfactorio: si bien hacia la última parte del relato a Spielberg le puede un poco el efectismo más aparatoso, el resto de minutos de metraje constituye un sentido homenaje a la figura del eterno tupé. Se respetan en la cinta los códigos que hicieron tan grande a Tintín a la vez que se aprovecha al máximo la técnica de captura de movimiento con que está rodada la película, que llega a ofrecernos momentos inconcebibles hasta el momento.
La película adapta tres álbumes de la serie: "El cangrejo de las pinzas de oro", "El secreto del unicornio" y "El tesoro de Rackham el Rojo". Han sido seis los guionistas encargados de combinar las tres historias, tomando los elementos más representativos y los momentos más emblemáticos de cada una de ellas, y manteniéndose por lo general fieles al relato, para obtener una duración adecuada para un largometraje, que se alargue en el tiempo más lo que lo haría una sola aventura. Hay cosas diferentes, otras cambiadas de sitio y otras directamente inventadas pero lo que queda al final es una historia que se siente hergeniana y tintiniana, con incontables guiños al original, y en cierto modo independiente de este. Y lo más importante, una película con la que Spielberg nos vuelve a mostrar el verdadero sentido de la aventura, tal y como hiciera con el arqueólogo interpretado por Harrison Ford.
Esperamos la siguiente, con Jackson ahora en la silla de director, que adaptará "Las siete bolas de cristal" y "El templo del sol", con gran interés.
El tándem formado por Spielberg y Peter Jackson, expertos conocedores del sentido de la épica desorbitada y del espectáculo más arrollador, han aunado esfuerzos para presentar por fin al personaje en pantalla grande. No es el primer encuentro del reportero que nunca escribió un artículo con el medio audiovisual. Fue protagonista de una serie de televisión que adaptaba en cada capítulo cada una de las entregas de la serie. Un trabajo realmente notorio, con una melodía de cabecera admirable que a buen seguro traerá buenos recuerdos a muchos.
Ahora son Jamie Bell y Andy Serkis (como el Capitán Haddock, de lo mejor de la película) los encargados de que nos creamos que lo que vemos en pantalla es efectivamente aquello que una vez descubrimos pasando las páginas de un cómic. El resultado es satisfactorio: si bien hacia la última parte del relato a Spielberg le puede un poco el efectismo más aparatoso, el resto de minutos de metraje constituye un sentido homenaje a la figura del eterno tupé. Se respetan en la cinta los códigos que hicieron tan grande a Tintín a la vez que se aprovecha al máximo la técnica de captura de movimiento con que está rodada la película, que llega a ofrecernos momentos inconcebibles hasta el momento.
La película adapta tres álbumes de la serie: "El cangrejo de las pinzas de oro", "El secreto del unicornio" y "El tesoro de Rackham el Rojo". Han sido seis los guionistas encargados de combinar las tres historias, tomando los elementos más representativos y los momentos más emblemáticos de cada una de ellas, y manteniéndose por lo general fieles al relato, para obtener una duración adecuada para un largometraje, que se alargue en el tiempo más lo que lo haría una sola aventura. Hay cosas diferentes, otras cambiadas de sitio y otras directamente inventadas pero lo que queda al final es una historia que se siente hergeniana y tintiniana, con incontables guiños al original, y en cierto modo independiente de este. Y lo más importante, una película con la que Spielberg nos vuelve a mostrar el verdadero sentido de la aventura, tal y como hiciera con el arqueólogo interpretado por Harrison Ford.
Esperamos la siguiente, con Jackson ahora en la silla de director, que adaptará "Las siete bolas de cristal" y "El templo del sol", con gran interés.
31 de diciembre de 2011
31 de diciembre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay algo innegable acerca de esta película, es que visualmente hablando tiene la mejor animación que yo haya visto hasta el día de hoy. Su búsqueda por la perfección, permite a la película planear por nuevas alturas a las que no se había llegado antes.
Este hecho, simplemente me ha encantado, sorprendiéndome en cada momento y permitiendo que disfrutara la película.
Por otro lado está la historia, la cual es de aventuras y está bien desarrollada, destinada a un público infantil, pero que aun así, permite el disfrute de espectadores de todas las edades. Aun así la falla de la película está aquí mismo y es el hecho de la superficialidad de la historia, la cual se centra en entretener, pero no logra llegarle a las personas y los diálogos son un tanto simples.
Vamos, que está bien y le gustará a grandes y pequeños, pero lo único que dará a recordar es su animación.
Este hecho, simplemente me ha encantado, sorprendiéndome en cada momento y permitiendo que disfrutara la película.
Por otro lado está la historia, la cual es de aventuras y está bien desarrollada, destinada a un público infantil, pero que aun así, permite el disfrute de espectadores de todas las edades. Aun así la falla de la película está aquí mismo y es el hecho de la superficialidad de la historia, la cual se centra en entretener, pero no logra llegarle a las personas y los diálogos son un tanto simples.
Vamos, que está bien y le gustará a grandes y pequeños, pero lo único que dará a recordar es su animación.
5 de enero de 2012
5 de enero de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Feliz año a todos.
Cuando el 3D empezaba a inundar las pantallas parecía que sólo iba a suponer beneficios para las empresas que se desangraban por la voracidad del pirateo.
Pasados unos años, hay que reconocer el error y rendirse a lo que puede ofrecer este nuevo sistema de filmación y proyección con una buena película.
Los aspectos técnicos de esta versión de Tintin son tan espectaculares que ya por sí solos justifican la pelicula. Y lo hace desde el primer segundo con unos títulos de crédito que le dejan a uno con la boca abierta, aunque no sea un niño.
Al poco de arrancar el film, la acción toma el control de los mandos y se sucede, escena tras escena, una especie de torbellino que no nos permite separar los ojos de la pantalla.
Fiel al cómic, nos hace recordar los mejores momentos de un Indiana Jones por cuyo director no han pasado los años y nos demuestra que todavía tiene mucho que decir aunque le pierden las ganas por superarse. Existe un exceso de acción en la última parte de la película que nos hace perder o por lo menos, nos distrae de las sublimes primeras escenas de la película. Sublimes porque el mundo de Hergé está allí en carne y hueso.
Por cierto que John Williams también sigue en forma. Una delicia.
Cuando el 3D empezaba a inundar las pantallas parecía que sólo iba a suponer beneficios para las empresas que se desangraban por la voracidad del pirateo.
Pasados unos años, hay que reconocer el error y rendirse a lo que puede ofrecer este nuevo sistema de filmación y proyección con una buena película.
Los aspectos técnicos de esta versión de Tintin son tan espectaculares que ya por sí solos justifican la pelicula. Y lo hace desde el primer segundo con unos títulos de crédito que le dejan a uno con la boca abierta, aunque no sea un niño.
Al poco de arrancar el film, la acción toma el control de los mandos y se sucede, escena tras escena, una especie de torbellino que no nos permite separar los ojos de la pantalla.
Fiel al cómic, nos hace recordar los mejores momentos de un Indiana Jones por cuyo director no han pasado los años y nos demuestra que todavía tiene mucho que decir aunque le pierden las ganas por superarse. Existe un exceso de acción en la última parte de la película que nos hace perder o por lo menos, nos distrae de las sublimes primeras escenas de la película. Sublimes porque el mundo de Hergé está allí en carne y hueso.
Por cierto que John Williams también sigue en forma. Una delicia.
11 de enero de 2012
11 de enero de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo el mundo conoce al audaz e intrépido reportero británico pelirrojo y a su fiel perro Milú. Steven Spielberg abandona el látigo y se arriesga con la producción de una de las muchas aventuras del famoso periodista. A pesar del gran número de series que protagoniza este personaje, Peter Jackson y Steven Spielberg, maestros de la gran pantalla, abandonan las poderosas sagas y se decantan por la producción del capítulo más intrigante de Tintín: "El Secreto del Unicornio".
En la película, el joven reportero (Jamie Bell) encuentra un misterio encerrado en el mástil de una maqueta de un buque antiguo: la pista para encontrar el tesoro del pirata Rackham el Rojo. Sin embargo, su curiosidad choca con un poderoso coleccionista, Ivan Ivanovitch (Daniel Craig), que guarda una réplica exacta a la maqueta encontrada por Tintín. El reportero viajará persiguiendo el misterio que envuelve a la historia del pirata y su eterno contrincante: Haddock, con la ayuda de Milú, el capitán Haddock y los hermanos Hernández y Fernández, superando todos los conflictos y situaciones, como siempre, tan increíblemente airoso.
Imágenes de una minuciosidad increíble que pretende rozar la perfección. En esta exitosa producción, Spielberg se embarca en un proyecto de alto calibre artístico, con la combinación del tan aclamado, y casi agotado 3D, junto con la estética de la animación con añadidas pinceladas realistas. El resultado es una exposición de fotogramas que simulan la pintura por su exposición tan colorida y vivaz, y a la vez, un acercamiento casi inmediato del expectador a las imágenes, que vibran llenas de vida. Los rostros de los personajes dotan a la película de una gran expresividad y profundidad psicológica, que nos acerca a la personalidad de sus protagonistas. La narración resulta amena y fácil de seguir, con revelantes referencias a otros capítulos de Tintín y con un tono divertido entrelazado junto con el misterio y la aventura.
"Tintín y El Secreto del Unicornio" será la primera película de la trilogía que Spielberg y Jackson se proponen realizar con la intención de resucitar y hacer llegar a todo el mundo las trepidantes aventuras de este famoso reportero.
En la película, el joven reportero (Jamie Bell) encuentra un misterio encerrado en el mástil de una maqueta de un buque antiguo: la pista para encontrar el tesoro del pirata Rackham el Rojo. Sin embargo, su curiosidad choca con un poderoso coleccionista, Ivan Ivanovitch (Daniel Craig), que guarda una réplica exacta a la maqueta encontrada por Tintín. El reportero viajará persiguiendo el misterio que envuelve a la historia del pirata y su eterno contrincante: Haddock, con la ayuda de Milú, el capitán Haddock y los hermanos Hernández y Fernández, superando todos los conflictos y situaciones, como siempre, tan increíblemente airoso.
Imágenes de una minuciosidad increíble que pretende rozar la perfección. En esta exitosa producción, Spielberg se embarca en un proyecto de alto calibre artístico, con la combinación del tan aclamado, y casi agotado 3D, junto con la estética de la animación con añadidas pinceladas realistas. El resultado es una exposición de fotogramas que simulan la pintura por su exposición tan colorida y vivaz, y a la vez, un acercamiento casi inmediato del expectador a las imágenes, que vibran llenas de vida. Los rostros de los personajes dotan a la película de una gran expresividad y profundidad psicológica, que nos acerca a la personalidad de sus protagonistas. La narración resulta amena y fácil de seguir, con revelantes referencias a otros capítulos de Tintín y con un tono divertido entrelazado junto con el misterio y la aventura.
"Tintín y El Secreto del Unicornio" será la primera película de la trilogía que Spielberg y Jackson se proponen realizar con la intención de resucitar y hacer llegar a todo el mundo las trepidantes aventuras de este famoso reportero.
13 de enero de 2012
13 de enero de 2012
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La técnica elegida para dar vida al cómic fue la de la animación por captura de movimiento, ya utilizada anteriormente en títulos como Polar Express o Beowulf. Las aventuras de Tintin logra mejorar los títulos anteriores hasta límites insospechados logrando un gran realismo en cuanto a paisajes, objetos y cuerpos, pero sigue sin convencerme lo más mínimo en cuanto a rostros y expresiones faciales. La cosa resulta especialmente sangrante en cuanto al personaje principal: Tintin, interpretado por Jamie Bell, a quien parece que alguien haya apuñalado en la cara, de forma compulsivamente reiterativa, con una aguja llena de bótox y no logre reflejar ningún tipo de sentimiento. Incluso al capitán Haddock se le nota la falta de movilidad facial, y eso que está interpretado por todo un experto en el género como es Andy Serkins.
Por el contrario, lo que si que permite la técnica de la captura de movimiento es una libertad total en el director para realizar los movimientos de cámara que le vengan absolutamente en gana, sin tener que obedecer a las leyes de la física (la película podría haber empezado con la cámara saliendo del mismísimo culo de Milú sí así lo hubieran deseado). Y eso mismo, en manos de alguien como Steven Spilberg, termina resultando ser una auténtica gozada para el espectador. De hecho, estamos ante la primera película de animación dirigida por Spilberg y el resultado, en ese sentido, no podría ser más satisfactorio ante el despliegue de virtuosismo en la dirección con planos y secuencias imposibles, en la que se incluye esa fantástica persecución hacia el final del film.
Nunca he sido un gran fan de Tintín. Después de ver la película, lamento decir, que seguiré sin serlo. Realmente me hubiera gustado que después de ver la cinta me hubieran entrado ganas de volver a coger esos álbumes, que de pequeño no me acabaron de enganchar, con energías renovadas y una nueva perspectiva de los personajes. Pero no ha sido así. Las aventuras de Tintín resulta una película visualmente envidiable (salvo el problema de los registros faciales que les comentaba), con un gran sentido del espectáculo y un sinfín de situaciones trepidantes. Pero, ¿quizás demasiadas? Hay momentos en los que uno tiene la sensación de que la trama no es más que un encadenamiento de secuencias llenas de adrenalina con algún que otro descubrimiento de nuevas pistas entre medio para dar sentido a la historia. El resultado es el de que la película queda excesivamente atropellada por la acción en lugar de lograr que la trama fluya por sí misma con un ritmo más pausado. Ya puestos, les confieso que hacia la mitad la cosa me empezó a aburrir un pelín, ante la saturación de secuencias límite (de hecho, sospecho que Tintín es capaz de poner su vida en peligro incluso quedando con un grupo de bibliotecarias jubiladas para tomar un brunch).
Por el contrario, lo que si que permite la técnica de la captura de movimiento es una libertad total en el director para realizar los movimientos de cámara que le vengan absolutamente en gana, sin tener que obedecer a las leyes de la física (la película podría haber empezado con la cámara saliendo del mismísimo culo de Milú sí así lo hubieran deseado). Y eso mismo, en manos de alguien como Steven Spilberg, termina resultando ser una auténtica gozada para el espectador. De hecho, estamos ante la primera película de animación dirigida por Spilberg y el resultado, en ese sentido, no podría ser más satisfactorio ante el despliegue de virtuosismo en la dirección con planos y secuencias imposibles, en la que se incluye esa fantástica persecución hacia el final del film.
Nunca he sido un gran fan de Tintín. Después de ver la película, lamento decir, que seguiré sin serlo. Realmente me hubiera gustado que después de ver la cinta me hubieran entrado ganas de volver a coger esos álbumes, que de pequeño no me acabaron de enganchar, con energías renovadas y una nueva perspectiva de los personajes. Pero no ha sido así. Las aventuras de Tintín resulta una película visualmente envidiable (salvo el problema de los registros faciales que les comentaba), con un gran sentido del espectáculo y un sinfín de situaciones trepidantes. Pero, ¿quizás demasiadas? Hay momentos en los que uno tiene la sensación de que la trama no es más que un encadenamiento de secuencias llenas de adrenalina con algún que otro descubrimiento de nuevas pistas entre medio para dar sentido a la historia. El resultado es el de que la película queda excesivamente atropellada por la acción en lugar de lograr que la trama fluya por sí misma con un ritmo más pausado. Ya puestos, les confieso que hacia la mitad la cosa me empezó a aburrir un pelín, ante la saturación de secuencias límite (de hecho, sospecho que Tintín es capaz de poner su vida en peligro incluso quedando con un grupo de bibliotecarias jubiladas para tomar un brunch).
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