Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornioAnimación
2011 

6.7
52,716
Animación. Aventuras
Tintín, un joven periodista dotado de una curiosidad insaciable, y su leal perro Milú descubren que la maqueta de un barco contiene un enigmático y secular secreto que deben investigar. A partir de ese momento, Tintín se verá acosado por Ivan Ivanovitch Sakharine, un diabólico villano que cree que el joven ha robado un valioso tesoro vinculado a un cruel pirata llamado Rackham el Rojo. Pero, con la ayuda de Milú, del cascarrabias ... [+]
28 de octubre de 2011
28 de octubre de 2011
190 de 211 usuarios han encontrado esta crítica útil
El resultado de la adaptación de Tintín al cine es un casi... y es una pena.
Por un lado visualmente es una maravilla, no solo ha trasladado el cómic al cine con una fidelidad visual impresionante, mucho mejor de la que se podría soñar, hasta el último peatón que aparece parece surgido de las páginas de Hergé y trasladado al 3D de forma maravillosa, además la imaginiería visual del film es fantástica y posee soluciones visuales geniales, una delicia para la vista. El mimo con el que está realizada hará que todo aficionado reconozca mil y un detalles de prácticamente todas las aventuras de Tintín, mientras que el no aficionado no le molestarán estos detalles, puesto que le pasarán desapercibidos.
Por otro lado, el gusto por la desmesura, por hacerlo todo más grande que la vida, por epatar los sentidos con aventura grandilocuente, satura la película y lo que podría ser un gran film se queda simplemente en una buena película.
Mas allá de la fidelidad al cómic, me interesa la fidelidad al espíritu de este e incluso puedo obviarla si la película es buena.
Las aventuras de Tintín posee una primera mitad que es tremendamente fiel a los cómics, variando un poco para poder mezclar las historias que adapta, el guión en esa parte es fantástico, todo funciona realmente bien y he de reconocer que se me caía la baba, una maravilla. Como única pega un ritmo, quizás, excesivamente veloz.
Pero hay otra mitad en la que el gusto por lo exagerado, por realizar cabriolas imposibles pierden la historia. El Tintín de Hergé podía tener momentos de acción improbables, pero no imposibles, poseía un gusto por el realismo, aún cuando contase con elementos fantásticos, su espíritu era realista, pero el Tintín de Spielberg lo pierde el exceso, aventuras más propias de una montaña rusa en la que todo sucede demasiado rápido, se olvida el guión para meter acción sin fin, todo resulta excesivo y la resolución se vuelve demasiado repentina. Se pierde el espíritu del cómic en esta segunda parte, y la película se resiente y mucho al ser todo muy exagerado.
Spielberg ha perdido la sutileza de la juventud, y el gusto por hacerlo todo más grande que la vida provoca que el espectador no impresionable desconecte de la película. Aún así Tintín no es una mala película y merece la pena ser vista, tanto por el aficionado como por el que no lo sea, aunque sea solamente por disfrutar de una película brillantísima a nivel visual. Aunque he de decir que el 3D no destaca especialmente, como ya es habitual.
Por un lado visualmente es una maravilla, no solo ha trasladado el cómic al cine con una fidelidad visual impresionante, mucho mejor de la que se podría soñar, hasta el último peatón que aparece parece surgido de las páginas de Hergé y trasladado al 3D de forma maravillosa, además la imaginiería visual del film es fantástica y posee soluciones visuales geniales, una delicia para la vista. El mimo con el que está realizada hará que todo aficionado reconozca mil y un detalles de prácticamente todas las aventuras de Tintín, mientras que el no aficionado no le molestarán estos detalles, puesto que le pasarán desapercibidos.
Por otro lado, el gusto por la desmesura, por hacerlo todo más grande que la vida, por epatar los sentidos con aventura grandilocuente, satura la película y lo que podría ser un gran film se queda simplemente en una buena película.
Mas allá de la fidelidad al cómic, me interesa la fidelidad al espíritu de este e incluso puedo obviarla si la película es buena.
Las aventuras de Tintín posee una primera mitad que es tremendamente fiel a los cómics, variando un poco para poder mezclar las historias que adapta, el guión en esa parte es fantástico, todo funciona realmente bien y he de reconocer que se me caía la baba, una maravilla. Como única pega un ritmo, quizás, excesivamente veloz.
Pero hay otra mitad en la que el gusto por lo exagerado, por realizar cabriolas imposibles pierden la historia. El Tintín de Hergé podía tener momentos de acción improbables, pero no imposibles, poseía un gusto por el realismo, aún cuando contase con elementos fantásticos, su espíritu era realista, pero el Tintín de Spielberg lo pierde el exceso, aventuras más propias de una montaña rusa en la que todo sucede demasiado rápido, se olvida el guión para meter acción sin fin, todo resulta excesivo y la resolución se vuelve demasiado repentina. Se pierde el espíritu del cómic en esta segunda parte, y la película se resiente y mucho al ser todo muy exagerado.
Spielberg ha perdido la sutileza de la juventud, y el gusto por hacerlo todo más grande que la vida provoca que el espectador no impresionable desconecte de la película. Aún así Tintín no es una mala película y merece la pena ser vista, tanto por el aficionado como por el que no lo sea, aunque sea solamente por disfrutar de una película brillantísima a nivel visual. Aunque he de decir que el 3D no destaca especialmente, como ya es habitual.
31 de octubre de 2011
31 de octubre de 2011
146 de 203 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que la película me parece técnicamente perfecta y que al menos en 3D es una gozada para los sentidos. Dicho esto, el film no ofrece ningún aliciente más para visitar la sala de cine.
Y es que a esta producción le viene como anillo al dedo ese dicho que reza: "quien mucho abarca, poco aprieta". En otras palabras, le sobran personajes, le sobran referencias y quizá hubiese sido deseable haber recortado muchas secuencias de acción, ya que termina faltando metraje para contar la historia con el mimo que requería.
El espectador termina perdido en un universo con un mar de personajes que no llegan a secundarios y que desfilan como figurantes. En muchas escenas se presentan personajes e incluso se dibujan subtramas que no tendrán ningún peso en la historia principal. Hecho que no tendría la menor importancia si no fuese porque, por otra parte, la trama principal avanza de modo atropellado, sin tiempo de reflexión para la resolución de los diferentes puzzles y enigmas que incluso llegan a resolverse en el mismo plano con el personaje subrayando la solución con una explicación innecesaria.
Por si esto no fuera suficiente, los personajes principales, especialmente los antagonistas, quedan reducidos a la caricatura más basta, planos, previsibles, sin personalidad ni humanidad. Son simplemente malos por diversión y perversión, sin ningún rasgo de carácter e identidad. Ni tan siquiera al propio Tintin se molestan en presentarlo y dibujarlo del modo debido y sólo Haddock escapa, en parte, a esta aparente desidia y dejadez.
En definitiva, la película termina reduciéndose a un cúmulo de guiños a los fans del personaje y a un buen montón de escenas de acción que seguramente colmen las expectativas de los amantes del cine de aventuras más plano y palomitero, mientras hilvanan una historia que parece no importar ni a quien la cuenta.
Dicen que Spielberg admitió sorprendido cuando leyó una crítica a su primer Indiana Jones que se había inspirado en Tintin... él admitió la coincidencia, por desgracia parece que en este Tintin ya no queda nada de lo que fue el Indiana Jones de los 80.
Y es que a esta producción le viene como anillo al dedo ese dicho que reza: "quien mucho abarca, poco aprieta". En otras palabras, le sobran personajes, le sobran referencias y quizá hubiese sido deseable haber recortado muchas secuencias de acción, ya que termina faltando metraje para contar la historia con el mimo que requería.
El espectador termina perdido en un universo con un mar de personajes que no llegan a secundarios y que desfilan como figurantes. En muchas escenas se presentan personajes e incluso se dibujan subtramas que no tendrán ningún peso en la historia principal. Hecho que no tendría la menor importancia si no fuese porque, por otra parte, la trama principal avanza de modo atropellado, sin tiempo de reflexión para la resolución de los diferentes puzzles y enigmas que incluso llegan a resolverse en el mismo plano con el personaje subrayando la solución con una explicación innecesaria.
Por si esto no fuera suficiente, los personajes principales, especialmente los antagonistas, quedan reducidos a la caricatura más basta, planos, previsibles, sin personalidad ni humanidad. Son simplemente malos por diversión y perversión, sin ningún rasgo de carácter e identidad. Ni tan siquiera al propio Tintin se molestan en presentarlo y dibujarlo del modo debido y sólo Haddock escapa, en parte, a esta aparente desidia y dejadez.
En definitiva, la película termina reduciéndose a un cúmulo de guiños a los fans del personaje y a un buen montón de escenas de acción que seguramente colmen las expectativas de los amantes del cine de aventuras más plano y palomitero, mientras hilvanan una historia que parece no importar ni a quien la cuenta.
Dicen que Spielberg admitió sorprendido cuando leyó una crítica a su primer Indiana Jones que se había inspirado en Tintin... él admitió la coincidencia, por desgracia parece que en este Tintin ya no queda nada de lo que fue el Indiana Jones de los 80.
25 de octubre de 2011
25 de octubre de 2011
119 de 167 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1983, Georges "Hergé" Remi se fijó en un prometedor director que acabó de estrenar el film ``En busca del arca perdida´´ cuyo protagonista era parecido a su creación (cuyas aventuras son conocidas en todo el mundo y han sido traducidas en más de 60 idiomas), harto de las adaptaciones anteriores en carne y hueso, dijo que dicho director era el único que podía hacer justicia con su reportero de inconfundible tupé.
``Tintín y el secreto del Unicornio´´ es el primer trabajo animado de Steven Spielberg, el argumento es una combinación del cómic hómonimo junto con ``El cangrejo de las pinzas de oro´´ y su continuación ``El tesoro de Rackham el Rojo´´, la recreación del mundo del personaje se ha hecho con maña y fidelidad, el 3D muestra las distintas localizaciones (desierto, mar, calles...etc) y las expresiones características junto con el movimiento capturado de los actores que dan vida a los protagonistas están muy logrados (gracias a Weta Digital (companía de efectos visuales de Peter Jackson que colabora como productor)), la banda sonora no podía hacerla otro que no fuera John Williams y resulta tan espectacular como siempre, el ritmo aventurero no se rompe y consigue mantener el interés del espectador de principio a fin y por último, la agradable sensación de saber que el resultado es una BUENÍSIMA adaptación del producto al que se basa sin romper su esencia (cosa que no se puede decir de las recientes de Asterix, Mortadelo, Lucky Luke, Iznogoud y otros).
En resumen: La primera aventura en 3D de Tintín supone el regreso del añorado cine palomitero que nos dejó los 80 y a la vez, la lectura visual de un buen tebeo.
Gracias Steve.
``Tintín y el secreto del Unicornio´´ es el primer trabajo animado de Steven Spielberg, el argumento es una combinación del cómic hómonimo junto con ``El cangrejo de las pinzas de oro´´ y su continuación ``El tesoro de Rackham el Rojo´´, la recreación del mundo del personaje se ha hecho con maña y fidelidad, el 3D muestra las distintas localizaciones (desierto, mar, calles...etc) y las expresiones características junto con el movimiento capturado de los actores que dan vida a los protagonistas están muy logrados (gracias a Weta Digital (companía de efectos visuales de Peter Jackson que colabora como productor)), la banda sonora no podía hacerla otro que no fuera John Williams y resulta tan espectacular como siempre, el ritmo aventurero no se rompe y consigue mantener el interés del espectador de principio a fin y por último, la agradable sensación de saber que el resultado es una BUENÍSIMA adaptación del producto al que se basa sin romper su esencia (cosa que no se puede decir de las recientes de Asterix, Mortadelo, Lucky Luke, Iznogoud y otros).
En resumen: La primera aventura en 3D de Tintín supone el regreso del añorado cine palomitero que nos dejó los 80 y a la vez, la lectura visual de un buen tebeo.
Gracias Steve.
28 de octubre de 2011
28 de octubre de 2011
87 de 109 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy tintinólogo. No oculto mi condición, es más, la llevo con orgullo, y nunca olvido que una parte significativa de mi educación lectora se la debo a Hergé. A él y a su obra más célebre, obviamente. Las investigaciones del intrépido reportero Tintín, susceptibles todas ellas de terminar en un embolado de campeonato, me atraparon primero desde las viñetas y más tarde a través de su más que aceptable adaptación en formato de serie animada. Un camino recorrido por otros muchos millones de personas, lo cual para nada quita mérito a cualquiera que haya pasado por él.
Al fin y al cabo, estando las librerías de todo el mundo inundadas de cómics cuyos protagonistas hacían gala de unos superpoderes que les pondrían al mismo nivel de cualquier dios concebido a lo largo de toda la historia de la humanidad, es de aplaudir que un personaje se hiciera con el corazón de tantos lectores cuando solo tenía en su haber una mano tan humilde como lo es la compuesta por el ingenio, la valentía y claro está, por encima de todo, una capacidad innata para atraer y empaparse de cualquier aventura que se le presentara. Tintín no volaba, no tenía visión de rayos X, ni tenía una fuerza descomunal. Ni falta que le hacía.
Tintín era un simple reportero con el olfato siempre a punto... y que además tuvo la suerte de vivir en una época en la que el romanticismo era un concepto todavía vivo. Una época en la que la red de redes no era ni siquiera un proyecto, y en la que las bibliotecas eran la elección predilecta de todo buen sabueso. Una época en la que con una triste moneda podían adquirirse auténticos tesoros; en la que hasta los criminales más ruines vestían elegantemente y en la que el exotismo aún no había perdido su capacidad para maravillar, al existir todavía lugares que esperaban ser descubiertos. Se trata en resumidas cuentas de un escenario que ya hemos disfrutado antes, solo que con protagonistas distintos.
Porque un tal Doctor Indiana Jones, eminente arqueólogo, profesor universitario y buscador inagotable de problemas a tiempo parcial, tampoco gozaba de ninguna aptitud sobrehumana, sin embargo sigue encandilando aún a día de hoy a todo aquel que le hinque el diente a sus peripecias. El máximo responsable de su merecida fama es Steven Spielberg, que después del relativo batacazo que se dio en su última colaboración con el citado Indiana, andaba un poco perdido con una agenda rebosante de futuros proyectos y productos televisivos de dudosa calidad. Conoció mejores días el antaño indiscutible Rey Midas de Hollywood, cuyo mayor mérito a lo largo de los últimos años parecía ser el haberse fijado en la agudeza de J.J. Abrams, en un acto que desprendía cierto olor a relevo generacional.
¿Era la hora de pensar en una digna retirada para dejar sitio a los talentos emergentes? ¿Se había agotado la magia de uno de los cineastas más prodigiosos de todos los tiempos? Había indicios para temerse lo peor... pero los titanes no ceden su trono con tanta facilidad.
Al fin y al cabo, estando las librerías de todo el mundo inundadas de cómics cuyos protagonistas hacían gala de unos superpoderes que les pondrían al mismo nivel de cualquier dios concebido a lo largo de toda la historia de la humanidad, es de aplaudir que un personaje se hiciera con el corazón de tantos lectores cuando solo tenía en su haber una mano tan humilde como lo es la compuesta por el ingenio, la valentía y claro está, por encima de todo, una capacidad innata para atraer y empaparse de cualquier aventura que se le presentara. Tintín no volaba, no tenía visión de rayos X, ni tenía una fuerza descomunal. Ni falta que le hacía.
Tintín era un simple reportero con el olfato siempre a punto... y que además tuvo la suerte de vivir en una época en la que el romanticismo era un concepto todavía vivo. Una época en la que la red de redes no era ni siquiera un proyecto, y en la que las bibliotecas eran la elección predilecta de todo buen sabueso. Una época en la que con una triste moneda podían adquirirse auténticos tesoros; en la que hasta los criminales más ruines vestían elegantemente y en la que el exotismo aún no había perdido su capacidad para maravillar, al existir todavía lugares que esperaban ser descubiertos. Se trata en resumidas cuentas de un escenario que ya hemos disfrutado antes, solo que con protagonistas distintos.
Porque un tal Doctor Indiana Jones, eminente arqueólogo, profesor universitario y buscador inagotable de problemas a tiempo parcial, tampoco gozaba de ninguna aptitud sobrehumana, sin embargo sigue encandilando aún a día de hoy a todo aquel que le hinque el diente a sus peripecias. El máximo responsable de su merecida fama es Steven Spielberg, que después del relativo batacazo que se dio en su última colaboración con el citado Indiana, andaba un poco perdido con una agenda rebosante de futuros proyectos y productos televisivos de dudosa calidad. Conoció mejores días el antaño indiscutible Rey Midas de Hollywood, cuyo mayor mérito a lo largo de los últimos años parecía ser el haberse fijado en la agudeza de J.J. Abrams, en un acto que desprendía cierto olor a relevo generacional.
¿Era la hora de pensar en una digna retirada para dejar sitio a los talentos emergentes? ¿Se había agotado la magia de uno de los cineastas más prodigiosos de todos los tiempos? Había indicios para temerse lo peor... pero los titanes no ceden su trono con tanta facilidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ésta es la reconfortante conclusión que se extrae del visionado de una de las películas más esperadas de la temporada, 'Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio', ambiciosa joint venture en la que también ha tomado parte Peter Jackson además de una tripleta de guionistas de lujo, ideales para aportar nuevos enfoques e ideas al conjunto.
Todo esto sin olvidar el rol fundamental que juega una tecnología que, tras la inmensa labor de allanamiento del terreno llevada a cabo por Robert Zemeckis, debe encontrar en este filme el trampolín definitivo para ser considerada como una respetable vía para hacer cine. Sino que se lo pregunten a Spielberg, que en esta peculiar forma de utilizar la captura de movimiento ha visto no solo una interesante solución a la hora de resolver el clásico dilema de cómo encarar una adaptación de estas características, sino también una herramienta para que su narrativa borre la palabra ''límite'' de su diccionario; para dar un soplo de aire fresco a su cine.
El resultado es excelente y se palpa especialmente en escenas tan deliciosas como la de la infiltración en un camarote más abarrotado que el de los hermanos Marx, o en la colosal persecución por las calles de Bagghar para recuperar los trozos de un pergamino. Spielberg se siente completamente libre para poner la cámara donde lo encuentre más conveniente, así como para moverla y transitar como solamente él sabe entre escenas y escenarios distintos, logrando que a lo largo de más de hora y media el ritmo endiablado no decaiga nunca. Con un aire conscientemente naïf, la trama nunca quiere hacerse pesada, mostrándose sensiblemente más dinámica que en el original y avanzando de manera tan simple como ágil, sorteando obstáculos con elegancia, yendo a buscar el siguiente, en un constante más difícil todavía, para lucirse una vez más.
Después de un espectáculo de tantos quilates, solo tres quejas. La primera es que el 3D, aunque en esta ocasión no moleste, sigue sin justificar su precio. La segunda, un desenlace precipitado y carente de la fuerza mostrada hasta entonces. Un anticlímax que sin embargo abre la puerta a más entregas para la presunta franquicia cinematográfica, lo cual nos lleva a... la tercera queja: el poco interés que despierta la propuesta en territorio americano, algo claramente visible en la estrategia comercial de la productora. Ante esto último, el fuerte deseo que la taquilla del viejo continente dé la razón a los responsables de este proyecto, y que los buenos resultados se repitan al otro lado del Atlántico. Porque este hábil collage de 'El cangrejo de las pinzas de oro', 'El secreto del Unicornio' y 'El tesoro de Rackham el Rojo' demuestra que el reportero concebido por Hergé puede mantener una fructífera relación con el séptimo arte. Porque, al igual que los protagonistas de su última obra, Spielberg deja claro que su sed de aventuras sigue siendo insaciable... y lo mejor es que ésta sigue siendo contagiosa.
Todo esto sin olvidar el rol fundamental que juega una tecnología que, tras la inmensa labor de allanamiento del terreno llevada a cabo por Robert Zemeckis, debe encontrar en este filme el trampolín definitivo para ser considerada como una respetable vía para hacer cine. Sino que se lo pregunten a Spielberg, que en esta peculiar forma de utilizar la captura de movimiento ha visto no solo una interesante solución a la hora de resolver el clásico dilema de cómo encarar una adaptación de estas características, sino también una herramienta para que su narrativa borre la palabra ''límite'' de su diccionario; para dar un soplo de aire fresco a su cine.
El resultado es excelente y se palpa especialmente en escenas tan deliciosas como la de la infiltración en un camarote más abarrotado que el de los hermanos Marx, o en la colosal persecución por las calles de Bagghar para recuperar los trozos de un pergamino. Spielberg se siente completamente libre para poner la cámara donde lo encuentre más conveniente, así como para moverla y transitar como solamente él sabe entre escenas y escenarios distintos, logrando que a lo largo de más de hora y media el ritmo endiablado no decaiga nunca. Con un aire conscientemente naïf, la trama nunca quiere hacerse pesada, mostrándose sensiblemente más dinámica que en el original y avanzando de manera tan simple como ágil, sorteando obstáculos con elegancia, yendo a buscar el siguiente, en un constante más difícil todavía, para lucirse una vez más.
Después de un espectáculo de tantos quilates, solo tres quejas. La primera es que el 3D, aunque en esta ocasión no moleste, sigue sin justificar su precio. La segunda, un desenlace precipitado y carente de la fuerza mostrada hasta entonces. Un anticlímax que sin embargo abre la puerta a más entregas para la presunta franquicia cinematográfica, lo cual nos lleva a... la tercera queja: el poco interés que despierta la propuesta en territorio americano, algo claramente visible en la estrategia comercial de la productora. Ante esto último, el fuerte deseo que la taquilla del viejo continente dé la razón a los responsables de este proyecto, y que los buenos resultados se repitan al otro lado del Atlántico. Porque este hábil collage de 'El cangrejo de las pinzas de oro', 'El secreto del Unicornio' y 'El tesoro de Rackham el Rojo' demuestra que el reportero concebido por Hergé puede mantener una fructífera relación con el séptimo arte. Porque, al igual que los protagonistas de su última obra, Spielberg deja claro que su sed de aventuras sigue siendo insaciable... y lo mejor es que ésta sigue siendo contagiosa.
28 de octubre de 2011
28 de octubre de 2011
79 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando me enteré del proyecto Tintín y leí los nombres de Steven Spielberg y Peter Jackson pensé tres cosas: 1) Joder, los dos directores más moñas del panorama cinematográfico mundial. 2) ¡La leche Steve! ¡Setenta tacos y haciendo películas de dibujitos! Qué vergüenza… 3) El secreto del unicornio (mi preferido desde siempre) y el tesoro de Rackham el rojo. No sois listos ni ná. Cabrones.
Sí; Tengo todos los cómics de Tintín. La mayoría de ellos recopilados durante mi niñez. Pequeñas joyitas, coleguitas de infancia, leídos y releídos. Vamos, las típicas cosas que uno guarda con firmeza y que nunca acabaran en... una subasta On line, por ejemplo. El secreto del unicornio y El tesoro de Rackham el rojo, son, junto a Las 7 bolas de cristal y El templo del Sol, storyboards listos y calentitos para el proceso de adaptación al cine. Por cortesía del genio Hergé. Y a Tío Gilito Spielberg estas cosas no se le escapan. Vaya que no.
Ya desde los créditos iniciales, uno tiene la certeza de que "lo han clavao". El color y los movimientos de la cámara captan a la perfección la esencia del cómic. El cómo se va introduciendo a los personajes en la historia, desde la presentación del propio Tintín es, simplemente, magistral. Cada uno de los planos homenajea al universo de Hergé. El trabajo que han hecho, por ejemplo, con el personaje de Milú, es maravilloso. Vamos, que la película me ha encantado, que me ha hecho volver a disfrutar de un personaje que me acompañó mucho tiempo, he rememorado episodios de mi niñez y he vuelto a verme a mi mismo ahorrando y contando los días para comprar un nuevo volumen del tipo del flequillo. He sentido, en parte, añoranza. Es imposible que mi crítica sea racional. Lo siento.
Al spoiler sin spoiler, pero con algo más que decir:
Sí; Tengo todos los cómics de Tintín. La mayoría de ellos recopilados durante mi niñez. Pequeñas joyitas, coleguitas de infancia, leídos y releídos. Vamos, las típicas cosas que uno guarda con firmeza y que nunca acabaran en... una subasta On line, por ejemplo. El secreto del unicornio y El tesoro de Rackham el rojo, son, junto a Las 7 bolas de cristal y El templo del Sol, storyboards listos y calentitos para el proceso de adaptación al cine. Por cortesía del genio Hergé. Y a Tío Gilito Spielberg estas cosas no se le escapan. Vaya que no.
Ya desde los créditos iniciales, uno tiene la certeza de que "lo han clavao". El color y los movimientos de la cámara captan a la perfección la esencia del cómic. El cómo se va introduciendo a los personajes en la historia, desde la presentación del propio Tintín es, simplemente, magistral. Cada uno de los planos homenajea al universo de Hergé. El trabajo que han hecho, por ejemplo, con el personaje de Milú, es maravilloso. Vamos, que la película me ha encantado, que me ha hecho volver a disfrutar de un personaje que me acompañó mucho tiempo, he rememorado episodios de mi niñez y he vuelto a verme a mi mismo ahorrando y contando los días para comprar un nuevo volumen del tipo del flequillo. He sentido, en parte, añoranza. Es imposible que mi crítica sea racional. Lo siento.
Al spoiler sin spoiler, pero con algo más que decir:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Amigos filmaffiniteros, entre nosotros: Si nunca habéis leído a Tintín, debéis saber que habéis vivido engañados. Armstrong no fue el primero en pisar la luna. Fue Tintín. La perra Laika no fue el primer animal vivo en órbita. Fue Milú. Seguro que os sorprendisteis en 2010 cuando la NASA dijo que existían depósitos subterráneos de hielo en la luna ¡Ha, ha, ha! ¡Yo ya lo sabía! Los descubrió Tintín. Y no sólo eso. Tintín fue el primero en usar un submarino unipersonal, ideado por el mejor científico de la historia: El profesor Tornasol. Este científico fue el que inventó la máquina para cepillar ropa, la cama-armario, el cañón de ultrasonidos más potente del mundo y la televisión en color. Sí, sí. ¡La televisión en color! No funcionaba muy bien cuando la presentó en “Las joyas de la Castafiore” (1961), pero el primer prototipo fue suyo, cuatro años antes de la primera emisión oficial, lo que evidencia que el científico fue engañado y despojado de su invento. Tornasol también integró un motor nuclear en un cohete espacial tripulado, hecho que sirvió de inspiración al científico Emmett Doc Brown para desarrollar “El Condensador de Fluzo” y acoplarlo a un Delorean, haciendo posible los viajes en el tiempo. Tintín dio la vuelta al mundo, conquistó el residuo de un asteroide que había amenazado con chocar contra la tierra (Bruce Willis aún no había nacido), logró escapar de un enterramiento prematuro, salió indemne de la maldición de una jodida momia inca, más poderosa que la del nenazas de Tutankamón. Descubrió las armas secretas de los nazis ¡chúpate esa Indiana! Fue acusado de colonialista, racista, fascistas, misógino y se lo pasó todo por los huevos. Viajó por tierra, mar y aire (incluso al espacio) e hizo muchísimas otras cosas por las cuales bien merecería el segundo puesto del World's Greatest Human Ranking (el primero, como sabréis, es de Chuck Norris). En definitiva, os habéis perdido un mundo de aventuras, cientifismo y algo de magia. Sueños en definitiva. El motor del mundo. Ahora, lo tenéis en el cine. En condiciones y como se merece.
Tío Gilito Spielberg, ya puedes frotarte las manos y rellenar tu bóveda $ que de esta sales airoso (veremos con War Horse ¡Moñas!) Y vosotros ¡A disfrutar con Tintín! ¡Be children, my friends! Y si no sois capaces, por mí podéis aplicaros “La Biblia del Vituperio” by Capitán Hadock:
Trogloditas, tecnócratas, iconoclastas, ametralladores con babero, Atilas de guardarropía, beduinos interplanetarios, vendedores de alfombras, bichos con plumas, brontosaurios escalpados de la prehistoria, coloquintos de grasa de antracita, corderos mal peinados, cretinos de los Alpes, extractos de hidrocarburo, fátimas de baratillo, grotescos polichinelas, grumetillos del diablo, incas de carnaval, lechuguinos, marineros de agua dulce, residuos de ectoplasma, sietemesinos con salsa tártara, vendedores de guano, zapotecas de truenos y rayos…
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Tío Gilito Spielberg, ya puedes frotarte las manos y rellenar tu bóveda $ que de esta sales airoso (veremos con War Horse ¡Moñas!) Y vosotros ¡A disfrutar con Tintín! ¡Be children, my friends! Y si no sois capaces, por mí podéis aplicaros “La Biblia del Vituperio” by Capitán Hadock:
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