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Slumdog Millionaire

Drama. Romance Jamal Malik (Dev Patel) es un adolescente pobre de los suburbios de Bombay que participa en la versión hindú del popular programa "¿Quién quiere ser millonario?". A punto de conseguir 20 millones de rupias, que es el premio máximo del concurso, el joven es interrogado por la policía, que sospecha que está haciendo trampas. Pero para cada una de las preguntas, Jamal tiene una respuesta. (FILMAFFINITY)
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7
12 de febrero de 2009 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Danny Boyle es uno de los directores más interesantes de las últimas dos década. Se ha prodigado en realizar películas de géneros tremendamente diferentes. Desde la reconocida Trainspotting 1.996, a la historia de zombies de 28 Days After (28 Días Después. 2.002) a la fallida The Beach (La Playa. 2.000), lo que ha destacado la gran mayoría de sus largos ha sido el ritmo. De Slumdog Millionaire es lo que primero sorprende, la primera hora de película tiene un ritmo frenético. En otros directores, ese uso de un ritmo tan alto se convierte en un obstáculo para la calidad del filme (por ejemplo en Master and Commander (2.003/ Peter Weir)) pero en esta ocasión y acompañado por la impecable banda sonora de Rahman, el ritmo se convierte en uno de los grandes alicientes de la película.
Ubicar una historia de amor en la sociedad india ya es, de por sí, interesante para el espectador. Observar el día a día de unos niños intocables y sus intentos por sobrevivir garantizan mantener la atención por lo trágico que resulta comprobar lo descarnado de la situación del débil en uno de los países más clasistas de la tierra.
Ésta es la parte más interesante de la película de Danny Boyle, la más impactante, impecable e innovadora. Cuando la trama se adentra en el momento actual y en la parte que justifica el título de la cinta, la película decae enteros por ya vista y por lagunas del guión.
Hay partes del enredo durante el concurso que son incomprensibles, por ejemplo el papel tan ambiguo que juega el presentador/productor del programa, y hasta exageradas.
Pero esos peros no hacen perder el respeto por una película que tiene un poco de muchas cosas, desde denuncia social, a road movie pasando por comedia, tragedia, costumbrismo o historia romántica. Este aspecto relanza el ritmo pero también dispersa el porqué de la película. Mostrar cómo, incluso en las situaciones más adversas el amor puede ser un acicate para sobreponerse a todos los problemas.
La película es un fiel reflejo del papel que las mujeres juegan en muchos países en vías de desarrollo, ninguno. La pobre Latika, pasiva y explotada, espera la llegada de su príncipe encantado (Jamal) para salvarla de las garras de la cotidiana brutalidad (Salim). En este caso, Jamal, al igual que en Shrek (Andrew Adamson/ 2.001), no es el típico caballero andante guapo y noble, sino que es un paria que con su fuerza de voluntad y como recompensa cósmica de su vida pasada se convierte en millonario, por lo menos un poco de deconstrucción.
La sociedad india ha recibido muy mal esta película por considerar que es una visión exagerada de su sociedad. Pero, probablemente, lo exagerado no sea la situación de los niños que la cinta describe, sino que uno de ellos pueda salir, en aquella comunidad, de esa situación y conquistar un lugar entre los elegidos, eso es lo hiperbólico.
10
16 de febrero de 2009 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre he sostenido que en los diálogos de los guiones se encuentra siempre la idea madre de cualquier filme que se quiera analizar. Cuando en una pregunta del concurso “Quien quiere ser millonario” a Jamal Milik (protagonista del filme) estaba destinada a responder al poeta indio Bhakti Surdas, ahí está la clave de la historia. Dice el poeta: “Sin la lealtad de Dios, usted será una vieja migaja para ser comida por el tiempo”.

Es evidente que los momentos transcendentales: decisiones, eventos, experiencias, etc., son aspectos reveladores y decisivos en nuestras vidas, pues podremos sentir su valor y su calor por el resto de nuestros días. “Es como si un monumento fuera levantado en nuestras almas de modo que pudiéramos visitarlo con el fin de renovar nuestra visión”. Sócrates lo dijo: “La vida no examinada no vale la pena vivirla”. Y de esto trata esta importante película dirigida por Danni Boyle.

En su hipertexto bien podríamos reafirmar que es la metáfora de la vida donde el destino está en nuestras manos. Es la metáfora de la vida y los aciertos. O si no, ¿cómo se entiende que yo respondo acertadamente unas preguntas de un concurso con base en mi propia experiencia del recorrido por los caminos de la vida, siempre difícil de vivirla? ¿Por qué todos quieren ser millonarios, si las respuestas provienen de la vida misma?

El final del filme más allá de una lectura superficial sobre los finales felices de cualquier película, es también la metonimia sobre cierto existencialismo.
Y siguiendo bajo la perspectiva del hinduismo, considero pertinente recordar las palabras de Shri Ramakrishna:

“Si usted llena una vasija de barro con agua y la pone sobre un escritorio, el agua en ella se secará en pocos días; pero si usted coloca la misma vasija sumergida en el agua, permanecerá llena mientras permanezca allí. De la misma manera es el amor de cada uno de nosotros por el señor Dios. Si usted mantiene siempre su corazón sumergido en el océano del amor divino, su corazón estará seguro de permanecer lleno al punto de rebosar a causa del agua del amor divino”.

Sin lugar a dudas, el inglés Danni Boyle (“La playa”) reafirma su capacidad de contar historias más allá de lo previsible en movimientos de cámara rápidos sin claves de empatía. Sólo Renton de su filme "Transpoitting" (Ewan McGregor) al igual que el joven indio Jamal (Dev Patel), tienen la inteligencia y la oportunidad para huir de su destino, pero, ¿quiere realmente “decir sí a la vida”? Es esa la idea —en ambos filmes— que retumba en la mente del espectador al salir de la sala de cine y Danni Boyle lo consigue en una acertada propuesta en el relato, donde el presente y pasado conjugados a través del joven Jamal, por momentos queremos estar del lado de él ( y sus otros “dos mosqueteros”).
GONZALO RESTREPO SANCHEZ (FILM CRITIC/ BARRANQUILLA, COLOMBIA)
9
19 de febrero de 2009 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se si con el paso de los años se recordará Slumdog Millionaire como una obra maestra del séptimo arte o sólo estamos ante el éxito independiente del año, premiable y rupturista en cuanto a formas, y fenómeno mundial con una historia pretendidamente original, pero emotivamente eficaz.

El caso es que yo disfruté de lo lindo ante esta bella y mágica película, que acierta de pleno al plantarle cara a los puristas por introducirle el halo mágico de cuento de hadas, cruce entre Oliver Twist y La Cenicienta.

No encontramos ante una historia sostenida en episodios hilados de manera magistral por un director tan personal como Danny Boyle, tan experto en la técnica cinematográfica como irregular en los resultados, que hace un cocktail de estilos visuales y técnicas narrativas del mundo contemporáneo y le sale un mix emotivo y colorista, un retrato lleno de vida y esperanza, pero a la par una cruel y dolorosa crónica de uno de los focos de pobreza más alarmantes del planeta tierra.

Ante nuestros ojos vemos auténticos videoclips, ya que el uso de la música como conector de historias es fascinante; alternados con la tensión y la rapidez de un programa de preguntas y respuestas cualquiera. Vemos el relato de la experiencia vital de un pícaro que gracias a las experiencias de la vida es capaz de cambiar su destino, o de vivirlo, cómo saberlo, extrayendo sabiduría de los golpes de la vida, del poder de la esperanza, ya que para él, el amor es el destino.

Él es Dev Patel. Su nombre en el mundo occidental no nos dice nada, pero su composición es asombrosa, dramática, tensa y emotiva. Todos los actores sobresalen de la belleza plástica de unas imágenes que retratan la miseria. Y todas las escenas conmueven, provocan emociones encontradas (amor, asco, ira, cariño, tensión, miedo, dolor, risas) en una audiencia que sin estar acostumbrada a este tipo de películas ha respondido en masa reivindicando el logro personal sin el daño al prójimo, sino con la sabiduría adquirida, y la persecución del amor por encima de las dificultades sociales o las marcadas por nuestro camino.
9
21 de febrero de 2009 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es peculiar, casi todos los años, cuando llega el fin de semana de los oscar tengo claro cuales son mis preferencias a la hora de ganar los premios. La semana pasada vi la grandiosa película de David Fincher: El curioso caso de Benjamin Button, y quedé enamorado de esa fantástica manera de ver la vida. A la salida del cine, dije: Mi buenas tienen que ser las otras para quitarle el oscar a mejor película. Pobre ignorante de mi, a la semana siguiente veo la otra: Slumdog Millionarie y salí del cine lo mismo de impresionado que la semana anterior.
Va a ser una entrega de premios de lo más reñida entre dos púgiles.

La película es una maravilla desde el principio, hasta el fin. Yo la definiría como una mezcla entre Ciudad de dios, y la grandísima película de Frank Capra: que bello es vivir.

Desde el principio, te enamoran sus personajes, solo ver la cara del protagonista: Dev Patel, te hace pensar, pero si este muchacho es un cacho de pan con ojos, no ves la cara de buena persona que tiene el chaval. La película te cuenta, como este personaje tiene que evolucionar en una ciudad llena de chavolas en la cual no para de pasar penurias, una ciudad donde reina la pobreza por doquier y donde su único sueño estar con la mujer que ama. Toda el film serán inconvenientes para este pobre, pero inteligente muchacho, donde ve la esperanza de poder captar la atención de su amor, en un concurso de televisión.

Por cierto me llamó mucho la atención el concurso, es el mismo que el que había en España, es decir, misma música, mismo decorado, mismo estilo de juego, solo falta el grandísimo Carlos Sobera levantando la ceja.

Los actores no son ninguno conocido, pero lo que sí se puede decir, es que interpretan genial y los roles de sus personajes, los tienen bien asumidos, esto le da al film un toque mágico, esa unión entre actores, director, película, que hace que no se te olvide jamás.

Otro punto fuerte de la película, que a mi me ha impactado, es la fotografía, ese Oscar lo tiene ya ganado. Esa ciudad llena de chabolas, con el bullicio propio de la india, es algo que te llega hondo.

A todo esto le unes un grandísimo montaje y una gran banda sonora y conviertes una película normal, en otra que se recordara por mucho, mucho tiempo.
9
23 de febrero de 2009 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lunes, soleado, día del espectador, fui al cine con la idea de ver “la teta asustada” pero en el ultimo momento cambie de idea y me decidí por “Slumdog Millionaire”, una decisión de la que no me arrepiento, pues es muy buena la película, con ritmo de principio a fin, con un buen sonido y una banda sonora que no te deja respiro, y con un final de los que ponen los pelos de punta. Merecedora de los oscars y muy recomendable.
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