Los gladiadores del futuro
5.8
4,066
Ciencia ficción. Acción
En el año 2018, el mundo se encuentra agrupado en seis corporaciones: Energía, Alimentación, Lujo, Vivienda, Comunicación y Transporte. La tranquilidad social es absoluta, pero la gente carece de libertad. Se desahogan con el Rollerball, un violento juego que pone en peligro la vida de los jugadores. (FILMAFFINITY)
17 de enero de 2018
17 de enero de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El bueno de Norman Jewison ha pasado a la historia del cine como un director de los que la sesuda crítica llamaría "solvente" o "con oficio". Y algunos de sus títulos, ciertamente, lo acreditan ("En el calor de la noche" o "El rey del juego" son, desde luego,buenas películas). Adjetivos a los que uno añadiría el de honesto: sus películas acostumbran a tener una mirada limpia, sencilla en la manera de contar sus historias, siempre con su pizca de crítica social. Un director, por tanto, de los llamados también "comprometidos". Hasta aquí los halagos. Pero si hasta los grandes tienen en ocasiones un borrón, que no tendrán los que no llegan a genios. Y este es el caso. "Rollerball" patina desde el minuto uno. Con la exhibición de un ficticio deporte de violencia injustificada e incomprensible atractivo (¿cuáles son las jodidas reglas de semejante engendro de deporte de patinadores homicidas?) nos pretenden llevar a un sociedad futura con una estética que, en realidad, nos retrocede en el tiempo: parecen los 60. Añádase un planteamiento de filosofía barata y unos personajes más planos que un disco de vinilo, a los que, en un esfuerzo inútil, se intenta imprimir carácter a base de primeros planos de sus inexpresivos rostros.
Por salvar algo, unas interesantes fiestas que, por momentos, parece que pueden acabar en orgías. Pero no; nuestro gozo en un pozo, no pasan de dulces caricias y sutiles rozamientos de piel. Se ve que en el futuro lo del sexo va a ser más aburrido que una misa de doce.
Lo peor y, por lo que se ve, ay, muy apreciado por algunos: un abuso -que no uso- del Adagio de Albinoni, metido con calzador cada dos por tres, que provoca sonrojo.
Por salvar algo, unas interesantes fiestas que, por momentos, parece que pueden acabar en orgías. Pero no; nuestro gozo en un pozo, no pasan de dulces caricias y sutiles rozamientos de piel. Se ve que en el futuro lo del sexo va a ser más aburrido que una misa de doce.
Lo peor y, por lo que se ve, ay, muy apreciado por algunos: un abuso -que no uso- del Adagio de Albinoni, metido con calzador cada dos por tres, que provoca sonrojo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Tranquilos; no hay posibilidad alguna de hacer spoiler: empiezan a hostia limpia y acaban a hostia limpia. Y en medio no pasa nada de nada (rien de rien).
27 de agosto de 2011
27 de agosto de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante producción de ciencia ficción, que parte de ideas sociales muy interesantes e incluso hace un par de incursiones breves en temas filosóficos, sin profundizar demasiado. Contrasta la tremenda velocidad y ritmo con la que están rodados los partidos con el resto del metraje, de un ritmo sosegado, en algunos momentos demasiado, aunque muy acertado a nivel estético y con escenas realmente memorables, como la de la fiesta de ejecutivos.
Bien rodada, de ritmo algo irregular pero con densidad suficiente para ser merecedora de un visionado atento.
Bien rodada, de ritmo algo irregular pero con densidad suficiente para ser merecedora de un visionado atento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sorprendente el rechazo a la eutanasia que se ve en cierto momento de la película. No hay que estar de acuerdo en todas las ideas que plantea una producción.
Por otra parte, la defensa de la iniciativa individual frente a la colectividad hace pensar que la película es una defensa del sistema de vida americano, capitalista, donde uno solo puede llegar al éxito. Muy Ayn Rand.
Por otra parte, la defensa de la iniciativa individual frente a la colectividad hace pensar que la película es una defensa del sistema de vida americano, capitalista, donde uno solo puede llegar al éxito. Muy Ayn Rand.
4 de diciembre de 2012
4 de diciembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El canadiense Norman Jewison (El Violinista en el Tejado) adaptó un relato cortó de Ciencia-Ficción desarrollado en una antiutopía en la que no existen guerras, la población mundial no sufre hambre ni miseria pero vive limitada bajo una nueva autoridad representada por las Corporaciones Energéticas que controlan todo lo que tienen en su haber. El único método garantizado a esa población que necesita exteriorizar y canalizar sus frustraciones mediante la violencia es el juego del Rollerball; una mezcla de hockey, motociclismo y rugby en que cada partido se instaura o se eliminan las reglas impuestas. Siempre, eso sí, con el visto bueno de las interesadas corporaciones, representadas por Bartholomew (John Houseman), un ejecutivo tirano cuyas intenciones hacia el mejor jugador y veterano de esa modalidad de deporte Jonathan E. (James Caan) que lleva más de diez años luchando en el velódromo, es que se se retire de su profesión y goza de los privilegios de un ciudadano con todas las necesidades y placeres merecedores de alguien de su categoría. Y es que Jonathan posee un rancho aislado y lejos del mundanal ruido, las corporaciones le suministran helicópteros y mujeres que le cuidan el hogar y a la vez le hacen de amantes… Pero Jonathan E. quiere algo más: a la mujer (Maud Adams) a la que ha perdido y que en su día amó de verdad…
Ambientado en un hipotético año 2018, el futuro incierto que nos plantea “Rollerball” es bastante visionario si partimos de la base en que violencia y deporte, además de los intereses de las grandes empresas en promocionar y televisar dichos eventos, se fusionan cuando la reacción de las masas es evidente ante la demanda salvaje de participar activa o visualmente en ella. Lógicamente esta lectura abre a planteamientos éticos sobre la situación de vivir en excepcionales condiciones: un estado del bienestar que en plena Crisis Energética, época en que se rodó y estreno el film de Jewison, de manera paradójica el mundo se restablece, pone las cosas en orden, elimina sus problema, pero limita a la humanidad con un nuevos ordenes y dogmas.
Un mundo feliz imaginado por sus autores que también se puede traspasar en los tiempos de crisis económica que sufrimos. Es decir: no hay trabajo pero vamos a gastarnos doscientos euros para ver a nuestros ídolos jugar al futbol, mientras algún banco (y canal de televisión de pago) se engrosan convirtiéndose en gobiernos titiriteros del Consumo; la nueva droga de la Sociedad Contemporánea.
“Rollerball” fue objeto de una “remake” menos afortunado dirigido en 2002 por John McTiernan e interpretado por Chris Klein y Jean Reno.
Ambientado en un hipotético año 2018, el futuro incierto que nos plantea “Rollerball” es bastante visionario si partimos de la base en que violencia y deporte, además de los intereses de las grandes empresas en promocionar y televisar dichos eventos, se fusionan cuando la reacción de las masas es evidente ante la demanda salvaje de participar activa o visualmente en ella. Lógicamente esta lectura abre a planteamientos éticos sobre la situación de vivir en excepcionales condiciones: un estado del bienestar que en plena Crisis Energética, época en que se rodó y estreno el film de Jewison, de manera paradójica el mundo se restablece, pone las cosas en orden, elimina sus problema, pero limita a la humanidad con un nuevos ordenes y dogmas.
Un mundo feliz imaginado por sus autores que también se puede traspasar en los tiempos de crisis económica que sufrimos. Es decir: no hay trabajo pero vamos a gastarnos doscientos euros para ver a nuestros ídolos jugar al futbol, mientras algún banco (y canal de televisión de pago) se engrosan convirtiéndose en gobiernos titiriteros del Consumo; la nueva droga de la Sociedad Contemporánea.
“Rollerball” fue objeto de una “remake” menos afortunado dirigido en 2002 por John McTiernan e interpretado por Chris Klein y Jean Reno.
7 de diciembre de 2006
7 de diciembre de 2006
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahí vamos con una de ciencia-ficción, acción y con moraleja, bueno más bien con su trasfondo crítico-apocalíptico de sociedad de borregos a los que hay que llevar por el camino adecuado para que sigan siendo estúpidos a la vez que lucrativos.
Un tema recurrente aunque interesante para la época, en el cual el director no ahonda demasiado para llevarnos más al terreno de la adrenalina sin límites, hasta llegar a ser cruel.
Interesante de ver, aunque algo larga para mi gusto.
Un tema recurrente aunque interesante para la época, en el cual el director no ahonda demasiado para llevarnos más al terreno de la adrenalina sin límites, hasta llegar a ser cruel.
Interesante de ver, aunque algo larga para mi gusto.
2 de marzo de 2013
2 de marzo de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No está mal. "Juegos del hambre" se nota que está inspirado en esta película, ya que la temática y la moraleja es la misma: dos mundos, el de los ricos y el de los pobres. Los ricos están tan saciados que juegan, y aquí los pobres son los peones.
En esta película quizás, para mi gusto, hubiera preferido que hubieran profundizado algo más en el funcionamiento de los "ejecutivos", que lo explican pero no lo profundizan, para así haber más moraleja de la que hay, que es escasa.
Una película donde hay bastante acción (para la época debió de ser lo más).
En esta película quizás, para mi gusto, hubiera preferido que hubieran profundizado algo más en el funcionamiento de los "ejecutivos", que lo explican pero no lo profundizan, para así haber más moraleja de la que hay, que es escasa.
Una película donde hay bastante acción (para la época debió de ser lo más).
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