Hellraiser III: Infierno en la Tierra
1992 

4.5
2,251
Terror. Fantástico
El propietario de un club nocturno adquiere una extraña escultura que contiene una caja que parece un puzzle. Cuando consigue resolver el puzzle, le atacan unos seres sobrenaturales, los cenobitas. (FILMAFFINITY)
5 de octubre de 2022
5 de octubre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tercera entrega de Hellraiser es la primera que eleva a Pinhead a la categoría de villano principal, y lo hace de una forma absolutamente desastrosa, redefiniendo el personaje hasta parecer otro diferente y desarrollando una historia que no tiene ningún sentido, repleta de contradicciones y sucesos que pasan porque sí, interpretaciones ridículas de personajes bochornosos y efectos especiales de baratillo. Lo único que puede salvarse de la quema es el diseño de los nuevos cenobitas.
La historia nos intenta colar que Pinhead se dividió en dos tras los sucesos de la anterior, una parte buena buenísima y otra mala malísima. La buena está como en el mundo de los sueños o el limbo o a saber, y la otra se encuentra en la tierra fabricando sus propios amigos cenobitas, convirtiendo el mundo en un infierno y, sobre todo, hablando muy fuerte, soltando malvadas carcajadas y poniendo miradas de malo muy malo. Vamos, nada que ver con las anteriores.
Por alguna razón que desconozco hay muchas explosiones por todas partes, intentos de humor que no vienen a nada y una reportera corriendo sin destino entre sueño y sueño. Muy cutre todo.
Quitando el diseño de los cenobitas, alguna escena aislada y muertes varias, el visionado de la película es un infierno para el espectador.
La historia nos intenta colar que Pinhead se dividió en dos tras los sucesos de la anterior, una parte buena buenísima y otra mala malísima. La buena está como en el mundo de los sueños o el limbo o a saber, y la otra se encuentra en la tierra fabricando sus propios amigos cenobitas, convirtiendo el mundo en un infierno y, sobre todo, hablando muy fuerte, soltando malvadas carcajadas y poniendo miradas de malo muy malo. Vamos, nada que ver con las anteriores.
Por alguna razón que desconozco hay muchas explosiones por todas partes, intentos de humor que no vienen a nada y una reportera corriendo sin destino entre sueño y sueño. Muy cutre todo.
Quitando el diseño de los cenobitas, alguna escena aislada y muertes varias, el visionado de la película es un infierno para el espectador.
5 de agosto de 2012
5 de agosto de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tercera entrega de la legendaria saga Hellraiser traslada la acción y deja atrás la historia original en el caserón. A pesar de que acierta cambiando cosas ya que no daba más de sí, su enfoque es una soberana cagada.
Anthony Hickox, director con una filmografía mucho más amplia de lo que su capacidad cinematográfica puede pedir, dirige Hellraiser 3, la primera película de la saga en la que Pinhead es el mayor protagonista o, al menos, un antagonista con una importancia igual a la de la protagonista. Hickox deja de lado el estilo visual que marcó el camino de las dos primeras películas y, con un guion de Peter Atkins y Tony Randel (guionista y director de Hellraiser 2, respectivamente) que no va a ninguna parte, consigue un resultado realmente pobre. El problema en la saga Hellraiser es que las películas aburren bastante hasta que aparecen los cenobitas, y en esta tercera entrega eso se ve maximizado por culpa de unos diálogos más flojos que los de las dos primeras películas, algo que parecía imposible. Hasta que Pinhead no sale de su marco de piedra, la película parece estar contando cualquier milonga al espectador para rellenar tiempo y, cuando por fin aparece el famoso personaje, resulta que no tiene nada que contar. El colmo de lo absurdo de la película son los sueños de la protagonista que se mezclan con el infierno, con la realidad y con cualquier cosa que sirva para seguir contando la historia sin tener que dar explicaciones.
Doug Bradley se llena de nuevo la cara de clavos y aquí tiene trabajo doble ya que su "yo" pasado tiene también cierto peso y bastantes minutos en pantalla. Bradley lo solventa con holgura. Paula Marshall no desafina del todo en un papel que, pese a su relevancia, no evoluciona en ningún momento. Digno trabajo de Lawrence Mortorff, quien además de tener un papel secundario (aunque divertido en cierto momento) en la película, se encarga de producirla. A Kevin Bernhardt le toca el papel de guaperas caricaturizado hasta la médula y lo cierto es que el buen hombre no da para más.
Resumiendo, que es gerundio: después de que la segunda película hilara bien con la primera y presentara una historia con cierto interés (más allá de lo absurdo del planteamiento), la tercera entrega cambia el rumbo. Ese cambio era necesario para dar mayor profundidad a la historia, pero cuando dicho giro se produce sin buscar siquiera el resultado necesario para la franquicia, se convierte en una cagada. Y el resultado de una cagada, como todos sabemos, es una mierda.
Anthony Hickox, director con una filmografía mucho más amplia de lo que su capacidad cinematográfica puede pedir, dirige Hellraiser 3, la primera película de la saga en la que Pinhead es el mayor protagonista o, al menos, un antagonista con una importancia igual a la de la protagonista. Hickox deja de lado el estilo visual que marcó el camino de las dos primeras películas y, con un guion de Peter Atkins y Tony Randel (guionista y director de Hellraiser 2, respectivamente) que no va a ninguna parte, consigue un resultado realmente pobre. El problema en la saga Hellraiser es que las películas aburren bastante hasta que aparecen los cenobitas, y en esta tercera entrega eso se ve maximizado por culpa de unos diálogos más flojos que los de las dos primeras películas, algo que parecía imposible. Hasta que Pinhead no sale de su marco de piedra, la película parece estar contando cualquier milonga al espectador para rellenar tiempo y, cuando por fin aparece el famoso personaje, resulta que no tiene nada que contar. El colmo de lo absurdo de la película son los sueños de la protagonista que se mezclan con el infierno, con la realidad y con cualquier cosa que sirva para seguir contando la historia sin tener que dar explicaciones.
Doug Bradley se llena de nuevo la cara de clavos y aquí tiene trabajo doble ya que su "yo" pasado tiene también cierto peso y bastantes minutos en pantalla. Bradley lo solventa con holgura. Paula Marshall no desafina del todo en un papel que, pese a su relevancia, no evoluciona en ningún momento. Digno trabajo de Lawrence Mortorff, quien además de tener un papel secundario (aunque divertido en cierto momento) en la película, se encarga de producirla. A Kevin Bernhardt le toca el papel de guaperas caricaturizado hasta la médula y lo cierto es que el buen hombre no da para más.
Resumiendo, que es gerundio: después de que la segunda película hilara bien con la primera y presentara una historia con cierto interés (más allá de lo absurdo del planteamiento), la tercera entrega cambia el rumbo. Ese cambio era necesario para dar mayor profundidad a la historia, pero cuando dicho giro se produce sin buscar siquiera el resultado necesario para la franquicia, se convierte en una cagada. Y el resultado de una cagada, como todos sabemos, es una mierda.
22 de octubre de 2019
22 de octubre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuatro años tardó en llegar “Hellraiser III (Infiero en La Tierra)”, tercera entrega de la franquicia cenobita. Una inmensidad si lo comparamos con los apenas doce meses que hubo entre “Hellraiser” (Clive Barker, 1987) y “Hellbound (Hellraiser II)” (Tony Randel, 1988). Y que queréis que os diga, la diferencia de tiempo se nota.
Si aparcamos, que no olvidamos, esa extraña tendencia de “Hellraiser III (Infiero en La Tierra)” por virar hacia la autoparodia, efecto secundario quizás de ese tono juvenil de slasher que tiene el film, y que no le pega nada, no queda un mal producto casi de orígenes.
Esta tercera entrega medio aparca los caracteres humanos de las dos anteriores películas, buscando savia nueva. El personaje de Kirsty Cotton queda reducido a un mero cameo, mientras la trama pone en el centro de su diana a Joey Summerskill, una periodista ávida de una noticia bomba que le haga dar el salto definitivo a las grandes ligas del periodismo. Y vaya si la encuentra en Pinhead.
En “Hellraiser III (Infiero en La Tierra)” nuestro cenobita preferido pasa de entrante a plato principal. La cinta sirve un poco para descubrir el origen del personaje, cosa que ya cada espectador decidirá si era necesario o no. Al final este tercer episodio de la saga acaba siendo una lucha entre las dos almas que habitan dentro de Pinhead, la humana y la demoníaca. Una idea de guion interesante, que duda cabe. Mucho más interesante que la de remakear “Hellraiser” en “Hellbound (Hellraiser II)”.
Fruto de esa batalla, casi psicológica, nos topamos con un Pinhead más chulesco y cínico, mucho menos solemne que en films anteriores. Para el recuerdo, casi como highlight del personaje, su profanación a una iglesia. Un momento en el que la saga se acercó a recuperar esa maldad innata en la cinta de Clive Barker.
El asunto de la autoparodia queda muy al descubierto en personajes como el de J.P. Monroe, muy aprovechable y con sentido, aunque pueda parecer lo contrario de primeras; o esos casi cyborg-cenobitas finales, salidos de una entrega demencial de “Terminator” (James Cameron, 1984). Son cosas que en caliente pueden chocar pero en que frío se acercan a convertirse en un relativo guilty pleasure.
Uno de los mayores hallazgos de “Hellraiser III (Infiero en La Tierra)”, que con el paso del tiempo lo ha sido también de la saga, fue el Pilar de las Almas. Objeto que contenía el alma de Pinhead y con el que se penetró, sin demasiada consciencia de ello seguramente, en las lindes del arte maldito.
En definitiva, “Hellraiser III (Infiero en La Tierra)” me hace recuperar un poco la fe mancillada con “Hellbound (Hellraiser II)”. Solo un poco.
Si aparcamos, que no olvidamos, esa extraña tendencia de “Hellraiser III (Infiero en La Tierra)” por virar hacia la autoparodia, efecto secundario quizás de ese tono juvenil de slasher que tiene el film, y que no le pega nada, no queda un mal producto casi de orígenes.
Esta tercera entrega medio aparca los caracteres humanos de las dos anteriores películas, buscando savia nueva. El personaje de Kirsty Cotton queda reducido a un mero cameo, mientras la trama pone en el centro de su diana a Joey Summerskill, una periodista ávida de una noticia bomba que le haga dar el salto definitivo a las grandes ligas del periodismo. Y vaya si la encuentra en Pinhead.
En “Hellraiser III (Infiero en La Tierra)” nuestro cenobita preferido pasa de entrante a plato principal. La cinta sirve un poco para descubrir el origen del personaje, cosa que ya cada espectador decidirá si era necesario o no. Al final este tercer episodio de la saga acaba siendo una lucha entre las dos almas que habitan dentro de Pinhead, la humana y la demoníaca. Una idea de guion interesante, que duda cabe. Mucho más interesante que la de remakear “Hellraiser” en “Hellbound (Hellraiser II)”.
Fruto de esa batalla, casi psicológica, nos topamos con un Pinhead más chulesco y cínico, mucho menos solemne que en films anteriores. Para el recuerdo, casi como highlight del personaje, su profanación a una iglesia. Un momento en el que la saga se acercó a recuperar esa maldad innata en la cinta de Clive Barker.
El asunto de la autoparodia queda muy al descubierto en personajes como el de J.P. Monroe, muy aprovechable y con sentido, aunque pueda parecer lo contrario de primeras; o esos casi cyborg-cenobitas finales, salidos de una entrega demencial de “Terminator” (James Cameron, 1984). Son cosas que en caliente pueden chocar pero en que frío se acercan a convertirse en un relativo guilty pleasure.
Uno de los mayores hallazgos de “Hellraiser III (Infiero en La Tierra)”, que con el paso del tiempo lo ha sido también de la saga, fue el Pilar de las Almas. Objeto que contenía el alma de Pinhead y con el que se penetró, sin demasiada consciencia de ello seguramente, en las lindes del arte maldito.
En definitiva, “Hellraiser III (Infiero en La Tierra)” me hace recuperar un poco la fe mancillada con “Hellbound (Hellraiser II)”. Solo un poco.
28 de marzo de 2020
28 de marzo de 2020
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Es tirando a mala. No del todo. Hay cosas peores (el otro día di con una peli de Jennifer López que era un puto cáncer visual), pero esta tiene su tarea. Su primer tercio es bueno. Porque el personaje que hace Paula Marshall llena la pantalla porque es rematadamente sexy y es graciosilla. Es de lo mejor de una peli que se alarga demasiado. Su continuación… Sus dos siguientes tercios son sólo para los fans. Sí está guay cuando sale a la calle de la ciudad solitaria y aparecen los cenobitas nuevos que anteceden a PinHead, pero luego el exceso de muestra del personaje interpretado por Doug Bradley satura un film que no cumple con lo esperado. Se ve barata, se ve alargada y con un guion exiguo. Y sí, hay chicas guapas para que el público masculino lo pueda ver y muestran de un gusto no solo por el BDSM (que es parte de la saga HELLRAISER), sino por el fetichismo de pies (lo cual es un punto a mi favor).
Me gustaría poder hablar de una profundidad en el guión sublime, de un mundo lleno de matices y de pura pasión en cada frase dicha por los personajes. Pero creo que el mundo de Cliver Barker no es tan bueno y es más lo que la gente quiere ver que lo que es en realidad. Es como la muestra del ser maligno ante la no muestra del ser maligno. Cuando lo ves, se te cae un poco el alma y dices… ¿¿estas son las pelis de Clive Barker?? No he visto desde hace mucho tiempo la matriz y clave HEELRAISER de 1981 y quizás deba hacerlo. Cuando vea sus dos partes anteriores a esta hablaré de Barker con más propiedad. Pero su mundo es una cosa no tan buena como se antoja al verlo. Un 6, porque su tercio primero es bueno
Me gustaría poder hablar de una profundidad en el guión sublime, de un mundo lleno de matices y de pura pasión en cada frase dicha por los personajes. Pero creo que el mundo de Cliver Barker no es tan bueno y es más lo que la gente quiere ver que lo que es en realidad. Es como la muestra del ser maligno ante la no muestra del ser maligno. Cuando lo ves, se te cae un poco el alma y dices… ¿¿estas son las pelis de Clive Barker?? No he visto desde hace mucho tiempo la matriz y clave HEELRAISER de 1981 y quizás deba hacerlo. Cuando vea sus dos partes anteriores a esta hablaré de Barker con más propiedad. Pero su mundo es una cosa no tan buena como se antoja al verlo. Un 6, porque su tercio primero es bueno
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Horrible su final cuando la cajita se entierra en cualquier fábrica abandonada de Carolina del Norte (allí se filmó).
Allí se pudre la maldita cajita de donde sale y donde se mete el asqueroso de PinHead y sus secuaces.
Allí se pudre la maldita cajita de donde sale y donde se mete el asqueroso de PinHead y sus secuaces.
29 de marzo de 2021
29 de marzo de 2021
Sé el primero en valorar esta crítica
Prescindible secuela de la secuela de "Hellraiser", que retoma los aspectos más convencionales de la historia original (el "pecador" que pacta con los cenobitas a cambio de placer y poder y pagará el precio por ello), dejando de lado sus elementos más macabros e interesantes. Es menos oscura, menos sangrienta y menos sórdida que las anteriores. Y eso, cuando hablamos de películas de terror, es mala cosa.
Perfectamente olvidable.
Perfectamente olvidable.
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