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Sólo los amantes sobreviven

Fantástico. Drama. Romance Ambientada en unas Detroit y Tánger románticamente desoladas, Adam, un músico underground profundamente deprimido por la dirección que han tomado los actos de la humanidad, se reúne con su dura y enigmática amante, Eve, quien no tiene problemas en reconocer su condición de vampiro. Su historia de amor ha prevalecido durante varios siglos, pero su libertino idilio pronto es interrumpido por la llegada de Ava, la salvaje e incontrolable ... [+]
Críticas 109
Críticas ordenadas por utilidad
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5
14 de junio de 2014
28 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay chistes privados que quizás puedan resultar ingeniosos para un grupillo de iniciados, pero fuera de ese selecto círculo de ungidos carecen de todo chispa, atractivo o interés. Igual con este cansina peliculilla con aires de grandeza y logros anémicos cuyo planteamiento no carece de interés pero cuyo desarrollo es premioso, cansino y exangüe, como contagiada por el devenir mórbido de sus protagonistas.

Quizás sea una cinta para adeptos o practicantes de algún obscuro rito nigromante, o de una cinefilia entendida como secta abúlica, propensa a las listas de nombres ilustres (se citan a Shakespeare, Cervantes o Einstein entre una pléyade de referencias ostentosas), ensimismada en los ombligos aparatosos y con relumbrón, donde la afectación estilística resalta la falta de ideas novedosas y todo acabe sepultado bajo un aire enrarecido, viscoso, denso y asfixiante que parece reclamar del espectador una rendida complicidad que no merece.

Hablar sobre la película – o comentar las muchas ideas y chascarrillos que la pueblan – es más interesante que haber padecido su visionado. La lentitud, la casi total falta de acción (y los pocos hechos de cierto interés ocurren fuera de cámara), los largos e insustanciales diálogos, su atmósfera nocturna y lúgubre, su estética de gacetilla de vanguardia menesterosa pero altivamente orgullosa de ser de bajo presupuesto, su vademécum de diseño cutre, abigarrado y falaz, su asfixiante afectación… todo ello es buscado y consciente, pero eso no exonera del aburrimiento mortal y del letargo supino que invade al espectador.

Hay que alabar que la película logre ser – con casi total seguridad – lo que se ha propuesto su director y guionista que sea. Pero parece más bien un ceremonioso y recargado regalo a su pandilla de amigos o fieles incondicionales, más que una cinta destinada al público general. Pero claro, quizás yo no sea uno de los elegidos ni esté en la honda propicia. Hubo una época en que Jim Jarmusch fue novedoso e interesante, pero cuando ya tienes sesenta años y sigues haciendo – por enésima vez – tu inflado proyecto de fin de carrera, es señal inequívoca de que te has quedado estancado. Y el agua estancada se pudre y hiede. Allá cada cual.
8
1 de abril de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la historia del cine (por no hablar del literario) se han hecho cientos de versiones sobre los vampiros, originalmente eran malignos, románticos, engominados y ricos. Luego fueron apareciendo versiones más anarquistas, mafiosas, locas, salvajes e incluso habían que brillaban en pleno sol... En esta versión son lo más realistas posible, unos sujetos antisociales y muy aburridos.

Adam y Eve son un matrimonio de vampiros, él vive en Detroit, es un apasionado de la música. Ella en Tánger, y estudia la vida. Cada uno hace su vida y mantienen contacto por teléfono. Un día, Eve nota que su marido está pasando una profunda depresión, decide hacer las maletas y volar hacia Detroit.

El planteamiento de la película sobre la cultura vampírica es muy acertada. Si existieran hoy, serían de una manera muy parecida en la que aparecen en esta película. Casi no se relacionan con los humanos, los ven tan diferentes y simples que no tienen interés, siquiera se alimentan de ellos, prefieren conseguirla robando sangre donada que atacando presas. Saben que en esta sociedad ya no pueden ir cazando como hace siglos, un cadáver desangrado con agujeros de colmillos en su cuello es demasiado evidente. Tienen gran interés en el arte en todas sus vertientes e incluso grandes obras de la historia han sido cosa suya, cediéndolas a otros para pasar desapercibidos. Shakespeare es un ejemplo.

Tom Hiddleston (Thor, Midnight in Paris) interpreta a Adam y es una de las futuras estrellas de Hollywood, su personaje es el de un depresivo músico de más de 500 años que odia a la raza humana. Parecido a un emo. Adora a su mujer y a su colección de guitarras eléctricas. El actor desborda carisma y eso le sienta genial al personaje, es callado, resolutivo y uno de los mejores músicos de la historia. Tilda Swinton (Quemar después de leer, Moonrise Kingdom) me parece una actriz “extraña”, no dudo de sus dotes de interpretación, es una de las buenas pero es que esa cara... me descoloca. Me da miedo, esas facciones, esos ojos, ese pelo... Christopher Walken en mujer. Interpreta a Eve, una dulce vampiresa, casada con Adam desde hace siglos y que se siguen amando como el primer día. Una mujer inteligente que lo sabe todo, con especialidad en ciencias de la naturaleza. Muy sociable con otros de su especie e incluso dispuesta a hablar con humanos, alegre y feliz.

Jim Jarmush (Dead Man, Coffee and Cigarettes), tiene algunos problemas con el argumento, el matrimonio Adam-Eve está bien explicado, pero se come muchos minutos de película (más de la mitad), no hay un hilo conductor claro con el que ver la relación que tienen el uno con el otro, que es lo suficientemente interesante pero cuando se desarrolla la trama no queda más de media hora de película. Hay una historia con Adam que parece que será el tema central de la película que se resuelve de un plumazo a mitad de metraje de mala manera y que no se vuelve a exponer más. Siempre utiliza planos del extrarradio, zonas industriales y suburbios, siempre alejados de grandes núcleos urbanos. En Tánger se recrea mucho más, construyendo un laberinto de calles y callejones y planos nocturnos de gran belleza. La B.S.O lo forman canciones que Adam ha ido componiendo, desconozco quien las ha compuesto pero son muy buenas, una especie de blues, con guitarras distorsionadas y sobre todo mucha tristeza.

En conclusión, la película es muy interesante, no por la trama, que empieza tarde y dura poco, sino más bien por un planteamiento de la existencia de los vampiros, que creo yo, es muy acertada. De tonos muy tristes y solitarios. Muy bella. No me importaría en absoluto si hicieran una continuación, aunque dudo mucho que vaya a pasar.

http://www.terrorweekend.com/2014/04/only-lovers-left-alive-review.html
10
2 de mayo de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película para adultos. No, no tiene muchos desnudos, solo alguno para cumplir con la temática erótica del vampiro. Tampoco tiene leperadas como hoy se acostumbra en casi cualquier cosa filmada. Tampoco es gore.
¿Entonces por qué es para adultos? porque tienes que haber vivido mil años como los personajes para estar en sintonía.
¿Cómo le hago para vivir mil años con mi vida de mortal, que a lo mejor llega a los 80 años? Pues hay que leer mucho. MUCHO. escuchar toda la música, TODA. Viajar lo más posible, Vivir la soledad, o soledades intrínsecas de existir. Tener buen gusto (ropas, objetos, autores...), tener una hermana chocante también es requisito.
Si has vivido mucho (física o metafisicamente) esta es una película para tí. Si no... has vivido como zombie.
Los zombies puntúan baja esta película, lo cual es un logro muy alto para un zombie, si tomamos en cuenta sus limitadas capacidades.
7
21 de junio de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Preciosa fábula romántica sobre vampiros y zombis.
El gran maestro indie sigue vivo y en forma.
Sombría y gozosa, se deja llevar en un ritmo lánguido y sugerente, sin forzar, paladeando con detenimiento cada fotograma. Pasa poco, casi nada, es como un capítulo alargado de "True Blood", sin el exceso grosero y banal de la serie, quedándose solo con lo esencial, con el relato elegante y sofisticado.
Trufada de referencias culturales, fetichista de escritores y científicos, es un regalo para los sentidos y el alma, una suave brisa sobre nuestros castigados y necesitados corazones, una dulce droga que "arrebata", adormece y expande. En su pálida belleza está la clave, la noche y la guitarra eléctrica acompañan en este viaje alucinado y alucinante hacia el fin del Amor.
Detroit como ciudad apocalíptica, bella en su desolación y abandono. Tánger es su reverso, parecida decadencia, distinta forma, otra música (emocionante y hermoso momento el de la cantante libanesa), pero la misma melodía blanda y moribunda.
Relato que sirve como anuncio del fin, como un canto a la resistencia de los enamorados, a los que todavía combaten (con romántica indolencia) en la frontera, rodeados de zombis y mediocridad, escondidos en la oscuridad, entre la música, la poesía y el amor. Es, también, una irónica y autocomplaciente reivindicación de sí mismo, de Jarmusch como autor que sigue en la brecha y no se rinde, que plantea una batalla inútil (y con pose) a Zombieland (Hollywood). Un poco pedante y estirada, lo suficiente para reconocer a Jim, pero sin molestar, con clase, distinción, suave ironía y hermosura, en un gesto de pequeña grandeza, de demostración de su indudable talento, de su constancia autoconsciente y libre, de su independencia y altura de miras.
Un juguete inteligente, leve y civilizado, la sabia madurez de un gran cineasta.
7
14 de junio de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Sólo los amantes sobreviven” es una película de Jim Jarmusch, lo cual si se desconoce el mundo de su director, podrá pillar por sorpresa al espectador más incauto, y donde no encontrará un muestrario ni de mordeduras, sustos o suspense a ritmo veloz. Su nostálgica visión vampírica gira en torno al amor, la literatura, y sobre todo a la música, sus canciones, sus sonidos, su fascinación por los instrumentos como por antiguos aparatos electrónicos ya en desuso o para coleccionistas, con personajes que pueden parecer que se nos hablara de artistas residentes en el Village neoyorkino, independientemente de que no lo sean, y de que su acción se sitúe entre Tánger y Detroit. Y es que a Jarmusch le ocurre como a, por ejemplo, Woody Allen, que encuentra cada vez más adeptos fuera de su país, pero con la diferencia de que Jarmusch no pretende adaptarse al medio donde está, centrándose en contar lo que sabe dentro de sus parámetros y sus gustos, antes que pretender “universalizarlo”, sea tanto para el gran público como para que los autóctonos de los países donde ha rodado para que lleguen a creer que se ha mimetizado. No va por ahí, simplemente enmarca una historia y un lugar y se deja llevar. Es un estilo de cine que corre el riesgo de anclarse pero que a su vez, sobre todo porque puede parecer un oasis en mitad de un desierto, nos resulta grato ver un “cine de autor” que cada vez resulta más difícil encontrar y dista mucho del cine de factoría uso- consumo al que las multinacionales nos quieren acostumbrar. Debo aclarar que todo esto no se trata, al menos en mi caso, de mitomanía “jarmuschiana”. Aún en el caso de que Jarmusch no fuera el autor de la película, se notarían sus influencias y seguiría llamando la atención por su manera de estar rodada, por cómo cuenta lo que cuenta y porque sus flecos en el guión, (hay ciertos detalles que se nos omiten o no se justifican) se suple con los buenos trabajos actorales, dándole más forma y humanidad a sus personajes, en especial los de John Hurt, que es uno de los mejores desde hace tiempo, del grupo de los infalibles aunque no justamente reconocido, Tom Hiddleston, que demuestra que con buena presencia y sobre todo, que en buenas manos puede dar mucho de sí y, cómo no, Tilda Swinton, que a esta mujer le da igual qué personaje le echen, que se los papea con mayor destreza que Hannibal Lecter a sus víctimas. Por cierto, dicho sea de paso, puede que agudizado por el tono de pelo empleado y su longitud, pero hay planos en los que la Swinton sale de ferfil y físicamente es una réplica de Vanessa Redgrave en “Regreso a Howard´s End”. En fin, que este viaje entre Tánger y una fantasmal Detroit, (parecida a la crepuscular ciudad que daba título a una de las mejores películas de Louis Malle, Atlantic City), tiene además sentido del humor, buenos detalles y buenos diálogos. No sé si tiene más virtudes, pero desde luego no carece de las mencionadas. Y para concluir creo que por desgracia no creo que le surjan demasiados admiradores, al menos por ahora, porque como ocurre en esta clase de películas, el paso del tiempo es el que se encargará de reivindicarla.
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