El beso de la muerte
7.3
2,506
Intriga. Cine negro
Un delincuente de Nueva York, Nick Bianco (Victor Mature) es herido y arrestado durante el asalto a una joyería. Tras ser condenado, el fiscal Louis D'Angelo (Brian Donlevy) le ofrece conseguirle la libertad condicional, si le entrega los nombres de sus compinches. Bianco se debate entre la lealtad que debe a sus compañeros de fechorías y el deber que tiene para con su esposa y dos hijas... pero deberá tomar una decisión. (FILMAFFINITY)
4 de julio de 2013
4 de julio de 2013
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película de Hathaway se inscribe, aparentemente, dentro del aliento realista mostrado por el cineasta en films anteriores como “La casa de la calle 92” o “13 Rue de Madelaine”, donde combinaba material de archivo y ficción con notable habilidad. Pese a que un rótulo inicial nos advierte de la filmación en lugares reales, algunos tan reconocibles como el Chrysler Building, la penitenciaría de Sing Sing o la corte de justicia de Nueva York, su desarrollo posterior viene a contradecir el carácter testimonial de la misma, y el argumento no deja de ser una enésima revisitación del tema del delator, del hombre obligado a colaborar con la justicia para salvar a su familia, tras ser traicionado por sus compinches.
El fiscal del distrito (perfecto Brian Danlevy) termina por convencerle “Tú no eres como ellos”, Nick Bianco (estupendo Victor Mature) busca la reinserción tras salir de la trena por el fracaso en el asalto a una joyería, siendo herido y atrapado por la policía. Tras delatar a sus colegas y volver con sus hijas y Nettie, la chica que las cuida tras el suicidio de su esposa, la policía le reclama para que testifique contra Tom Udo, un sádico asesino (excelente Richard Widmark), pero tras declarar, la justica lo pone en libertad por falta de pruebas. El espectador se identifica con Nick, ahora se siente amenazado, la película gana enteros, Udo (Widmark) domina la pantalla y muestra una sádica patología criminal, no exenta de una especie de risa interior que da un componente repulsivo a su registro, es difícil olvidar la escena de la anciana en silla de ruedas.
Apoyado en una ferrea dirección de actores y con un montaje fragmentado, nunca rodó en su carrera un solo plano-master, “El beso de la muerte”es un ejemplo de cómo generar una tensión interna dentro del encuadre mediante la utilización del plano-contraplano. Aunque paralelamente también aprovecha las ventajas técnicas introducidas por el empleo de la cámara en mano, que permitían dar testimonio de una realidad difícil de reproducir en estudio. Se rodaron dos “remakes” de “El beso de la muerte”, el primero a cargo de Gordon Douglas, “The fiend Who Walked the West” (1958), un western que no conozco y el segundo, la versión moderna de Barbet Schroeder, “El sabor de la muerte” (Kiss of death, 1995), que deja clara la distancia entre el narrador clásico, preocupado por la lógica evolución de los personajes de acuerdo a los acontecimientos, y el director atado a una explícita carpintería visual del cine actual.
El fiscal del distrito (perfecto Brian Danlevy) termina por convencerle “Tú no eres como ellos”, Nick Bianco (estupendo Victor Mature) busca la reinserción tras salir de la trena por el fracaso en el asalto a una joyería, siendo herido y atrapado por la policía. Tras delatar a sus colegas y volver con sus hijas y Nettie, la chica que las cuida tras el suicidio de su esposa, la policía le reclama para que testifique contra Tom Udo, un sádico asesino (excelente Richard Widmark), pero tras declarar, la justica lo pone en libertad por falta de pruebas. El espectador se identifica con Nick, ahora se siente amenazado, la película gana enteros, Udo (Widmark) domina la pantalla y muestra una sádica patología criminal, no exenta de una especie de risa interior que da un componente repulsivo a su registro, es difícil olvidar la escena de la anciana en silla de ruedas.
Apoyado en una ferrea dirección de actores y con un montaje fragmentado, nunca rodó en su carrera un solo plano-master, “El beso de la muerte”es un ejemplo de cómo generar una tensión interna dentro del encuadre mediante la utilización del plano-contraplano. Aunque paralelamente también aprovecha las ventajas técnicas introducidas por el empleo de la cámara en mano, que permitían dar testimonio de una realidad difícil de reproducir en estudio. Se rodaron dos “remakes” de “El beso de la muerte”, el primero a cargo de Gordon Douglas, “The fiend Who Walked the West” (1958), un western que no conozco y el segundo, la versión moderna de Barbet Schroeder, “El sabor de la muerte” (Kiss of death, 1995), que deja clara la distancia entre el narrador clásico, preocupado por la lógica evolución de los personajes de acuerdo a los acontecimientos, y el director atado a una explícita carpintería visual del cine actual.
2 de septiembre de 2009
2 de septiembre de 2009
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cálido blanco y negro. El color de los sueños, de los recuerdos, de la infancia (de mi infancia)...Suficiente razón para ver una película de gángsters y polis. La aparición (la primera) de Richard Widmark como desequilibrado asesino y, la cortísima, de Karl Malden como ayudante del comisario, son dos razones más para verla.
El código del hampa como principio indisoluble, del que se benefician las cúpulas criminales, convierten en carne de cañón a nuestro protagonista, un hombre con principios: "nada de soplar". Una frágil barquichuela en medio de un temporal. Un hombre bueno con mala suerte. Una víctima (juguete de ambos bandos) que arrastrará a su familia hacia la perdición.
Y como otras veces, cuando estás hundido, aparece un cabo de cuerda al que te agarras con desesperación, y notas que se tensa. Es el amor. Amor hacia una mujer joven, tierna y maravillosa, hacia unas inocentes criaturas,.....y surge la esperanza.
Como espectador sabes que esto no puede durar, que hacen falta más sacrificios para redimirse... y surge el desenlace: rápido y ¿previsible?
El código del hampa como principio indisoluble, del que se benefician las cúpulas criminales, convierten en carne de cañón a nuestro protagonista, un hombre con principios: "nada de soplar". Una frágil barquichuela en medio de un temporal. Un hombre bueno con mala suerte. Una víctima (juguete de ambos bandos) que arrastrará a su familia hacia la perdición.
Y como otras veces, cuando estás hundido, aparece un cabo de cuerda al que te agarras con desesperación, y notas que se tensa. Es el amor. Amor hacia una mujer joven, tierna y maravillosa, hacia unas inocentes criaturas,.....y surge la esperanza.
Como espectador sabes que esto no puede durar, que hacen falta más sacrificios para redimirse... y surge el desenlace: rápido y ¿previsible?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
spoiler:
Yo también soy de la banda del cine negro. Siempre sentí lástima de los "malos". Sus papeles eran merecedores de mejor suerte, pero acababan como perros rabiosos: cosidos a tiros.
El Happy End no es el mejor vestuario para este género cinematográfico; de ahí el 7.
Yo también soy de la banda del cine negro. Siempre sentí lástima de los "malos". Sus papeles eran merecedores de mejor suerte, pero acababan como perros rabiosos: cosidos a tiros.
El Happy End no es el mejor vestuario para este género cinematográfico; de ahí el 7.
5 de diciembre de 2010
5 de diciembre de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El paso del tiempo va dejando cada cosa en su lugar , y el caso del cine no es una excepción, los años 40 son irrepetibles, los 50 también, los 60, ... ninguna de esas películas volverá a hacerse jamás, se mejorarán, se remasterizarán y todos los "an" que queráis, pero no será lo mismo.
Esas viejas películas están ahí y aunque no son buenas todas las que están, si están todas las que son buenas; y buena es sin duda "El beso de la muerte", más bien es muy buena, y aunque para muchos Victor Mature es muy malo, aquí también es muy bueno, en todos los sentidos, incluso Brian "Quatermass" Donlevy, que durante toda su carrera se hartó de hacer de malo aquí es increíblemente bueno, ¡ah! y karl malden es tambien bueno, cabroncete, como casi siempre, pero bueno.
O sea que la película es buena como pocas, los actores también y hasta un expresionista Hataway que dirige con maestría, pero ... estamos hablando de una película de cine NEGRO, y algo no me encaja, porque no es "Algunos hombres buenos" ...
¡Ah!, se me olvidaba, es que hay uno que no es tan bueno, más bien no es nada bueno, como que es hasta malo, yo casi diría que es lo peor, fijaos como es de malo malísimo que compensa de largo toda la bondad de los anteriores.
Que debut, eso se llama entrar, que no salir, por la puerta grande, RICHARD WIDMARK es un psicópata para marcar una época, es el año 1947, no es Norman Bates, es de otro tipo, pero su legado debería ser similar.
Una de esas viejas películas para ver en el silencio de la noche y simplemente disfrutar.
Esas viejas películas están ahí y aunque no son buenas todas las que están, si están todas las que son buenas; y buena es sin duda "El beso de la muerte", más bien es muy buena, y aunque para muchos Victor Mature es muy malo, aquí también es muy bueno, en todos los sentidos, incluso Brian "Quatermass" Donlevy, que durante toda su carrera se hartó de hacer de malo aquí es increíblemente bueno, ¡ah! y karl malden es tambien bueno, cabroncete, como casi siempre, pero bueno.
O sea que la película es buena como pocas, los actores también y hasta un expresionista Hataway que dirige con maestría, pero ... estamos hablando de una película de cine NEGRO, y algo no me encaja, porque no es "Algunos hombres buenos" ...
¡Ah!, se me olvidaba, es que hay uno que no es tan bueno, más bien no es nada bueno, como que es hasta malo, yo casi diría que es lo peor, fijaos como es de malo malísimo que compensa de largo toda la bondad de los anteriores.
Que debut, eso se llama entrar, que no salir, por la puerta grande, RICHARD WIDMARK es un psicópata para marcar una época, es el año 1947, no es Norman Bates, es de otro tipo, pero su legado debería ser similar.
Una de esas viejas películas para ver en el silencio de la noche y simplemente disfrutar.
12 de septiembre de 2011
12 de septiembre de 2011
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Henry Hathaway en la línea que nos tiene acostumbrados a pesar de no ser su género favorito, el cual era el western, nos prepara una historia intrigante hasta su mismo desenlace, una maravilla con clase, desde sus primeros planos en el atraco y posteriormente en el ascensor.
El tiempo, la respiración, las miradas, las prisas, desde el primer minuto sientes el corazón oprimido por la tensión. A raíz de ahí, comienza el desarrollo de la historia de los dos protagonistas. Uno es condenado a pasar varios años en prisión, pero se le pide colaboración para que delate a sus compañeros, pero en la vida alejada de la legalidad, la lealtad no tiene precio y se mantiene en sus treces, confiando en sus compañeros de partida. Fuera deja mujer y dos hijas.
Pero como suele ocurrir, la memoria es corta y su familia es abandonada, su mujer se ve superada por las deudas y se termina suicidando, esto conlleva un arriesgado plan, el prisionero ahora decide colaborar para ganarse su libertad condicional, testificando contra uno de sus compañeros de celda, actualmente en la calle. Las cosas no saldrán como en un principio habían pensado, y pasa de ser un preso a un testigo protegido. De ahora en adelante tendrá que velar por su vida las 24 horas del día, y no solo por la suya, sino por la de sus hijas. Victor Mature es el personaje ideal para hacer de Nick Bianco, un tipo que mucho que se empeñe no transmite maldad, independientemente del papel que interprete, y aquí más bien ejerce del padre de familia arrepentido y que se gana el cariño del espectador. Brian Donlevy como el asistente del fiscal Louis D'Angelo, está bien, aunque su personaje sería poco creíble hoy día, donde el sistema está muy por encima de las personas. El trato que le da a Bianco durante toda la película, jamás pasaría hoy día. Acompañarlo sin esposar a varios sitios, permitirle ver a sus hijas estando preso, sacarlo de prisión sin custodia, ser agredido y no pasar absolutamente nada...sería la época. Y por último Richard Widmark, está simplemente GENIAL, es increíble que estuviese debutando en la pantalla. Lo que transmite el personaje es magnífico, desfachatez, arrogancia, miedo, respeto, todo eso en el mismo personaje, y esa risita malévola no lo hace rídículo, sino todo lo contrario, le da un aspecto más maquiavélico sin cabe. Nominado al oscar, y ganador de un globo de oro por dicho papel.
Atención sobretodo al vestuario, en ningún momento de la película se ve a nadie vestido andrajoso o con ropas de mala calidad, todos con unos trajes hechos a medida, la elegancia sobretodo, me gusta.
El tiempo, la respiración, las miradas, las prisas, desde el primer minuto sientes el corazón oprimido por la tensión. A raíz de ahí, comienza el desarrollo de la historia de los dos protagonistas. Uno es condenado a pasar varios años en prisión, pero se le pide colaboración para que delate a sus compañeros, pero en la vida alejada de la legalidad, la lealtad no tiene precio y se mantiene en sus treces, confiando en sus compañeros de partida. Fuera deja mujer y dos hijas.
Pero como suele ocurrir, la memoria es corta y su familia es abandonada, su mujer se ve superada por las deudas y se termina suicidando, esto conlleva un arriesgado plan, el prisionero ahora decide colaborar para ganarse su libertad condicional, testificando contra uno de sus compañeros de celda, actualmente en la calle. Las cosas no saldrán como en un principio habían pensado, y pasa de ser un preso a un testigo protegido. De ahora en adelante tendrá que velar por su vida las 24 horas del día, y no solo por la suya, sino por la de sus hijas. Victor Mature es el personaje ideal para hacer de Nick Bianco, un tipo que mucho que se empeñe no transmite maldad, independientemente del papel que interprete, y aquí más bien ejerce del padre de familia arrepentido y que se gana el cariño del espectador. Brian Donlevy como el asistente del fiscal Louis D'Angelo, está bien, aunque su personaje sería poco creíble hoy día, donde el sistema está muy por encima de las personas. El trato que le da a Bianco durante toda la película, jamás pasaría hoy día. Acompañarlo sin esposar a varios sitios, permitirle ver a sus hijas estando preso, sacarlo de prisión sin custodia, ser agredido y no pasar absolutamente nada...sería la época. Y por último Richard Widmark, está simplemente GENIAL, es increíble que estuviese debutando en la pantalla. Lo que transmite el personaje es magnífico, desfachatez, arrogancia, miedo, respeto, todo eso en el mismo personaje, y esa risita malévola no lo hace rídículo, sino todo lo contrario, le da un aspecto más maquiavélico sin cabe. Nominado al oscar, y ganador de un globo de oro por dicho papel.
Atención sobretodo al vestuario, en ningún momento de la película se ve a nadie vestido andrajoso o con ropas de mala calidad, todos con unos trajes hechos a medida, la elegancia sobretodo, me gusta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La escena final es poco creíble la verdad, porque más bien parece un sacrificio, se podría optar por mil soluciones alternativas, poner policías de inmediato escondidos fuera y desde que sacara el arma acribillarlo, un chaleco de protección (si existiese), pero nunca se me ocurriría acercarme a su ángulo de visión, sin asegurarme que ha llegado la policía y recibir 4 disparos a bocajarro, y menos aún pensar que ha podido sobrevivir.
17 de julio de 2017
17 de julio de 2017
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quien haya dicho que el señor Mature es un poco inexpresivo, es que no lo ha visto hacer de padre. Quien haya dicho que el señor Widmark es un sádico, tiene toda la razón del mundo.
Desde que uno se mete en el ascensor después del robo, hasta que el señor sádico se acerca para asomarse por la rendija de la puerta para observar con todo su desprecio cómo le espera un chivato, lo que hay es una exposición perfecta del funcionamiento de la Ley pero no apta para los que tengan la tensión alta. Uno aprende de la vida viendo cómo se hace un chivato. Paso a paso, el señor Hathaway hace una exposición fidedigna y por turnos de cómo funciona el orden, hizo la película con el código penal en la mano; luego agregó un guion extraordinario para crear una tensión ganada secuencia a secuencia. La policía, la cárcel, las visitas, el señor abogado... hasta el ayudante del fiscal. Todos van explicando... prometiendo...
Al final creo que el que menos engaña es el señor sádico. Una película de obligado conocimiento para cualquier aficionado.
Desde que uno se mete en el ascensor después del robo, hasta que el señor sádico se acerca para asomarse por la rendija de la puerta para observar con todo su desprecio cómo le espera un chivato, lo que hay es una exposición perfecta del funcionamiento de la Ley pero no apta para los que tengan la tensión alta. Uno aprende de la vida viendo cómo se hace un chivato. Paso a paso, el señor Hathaway hace una exposición fidedigna y por turnos de cómo funciona el orden, hizo la película con el código penal en la mano; luego agregó un guion extraordinario para crear una tensión ganada secuencia a secuencia. La policía, la cárcel, las visitas, el señor abogado... hasta el ayudante del fiscal. Todos van explicando... prometiendo...
Al final creo que el que menos engaña es el señor sádico. Una película de obligado conocimiento para cualquier aficionado.
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