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[•REC]²

Terror Secuela de la película [•REC] (2006), con el mismo formato de falso documental. Quince minutos después del final de la primera parte, un grupo de policías entran en el edificio acompañados por un doctor con tal de conseguir la sangre de los infectados, en especial la de la infectada inicial que habitaba el ático, para encontrar una cura. A su vez, tres adolescentes, un bombero y un antiguo inquilino entran por el alcantarillado. Lo que ... [+]
Críticas 248
Críticas ordenadas por utilidad
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4
1 de octubre de 2009
33 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Segundas partes nunca fueron buenas”, esta célebre frase se podría aplicar con bastante acierto en el género del terror. REC [2] podría conjugar con esta frase y también con la tendencia que se tiene en las secuelas a dar ración doble de lo visto en el film de origen. REC desafortunadamente se convertirá en una franquicia para que el espectador medio devore en multisalas, y el producto, como norma general en este género, irá decayendo a media que vayan saliendo sus correspondientes entregas.
Entrando de lleno en REC [2], me ha parecido un más de lo mismo. Se ha perdido toda la frescura que mostró el primer REC y se ha caído en la monotonía de repetir la misma estructura de actos que en la primera entrega. REC [2] contiene, como ocurría en la primera entrega, un claro homenaje a la historia del género del horror, en esta ocasión podemos encontrar desde El Exorcista de Friedkin, The Crazies de Romero, La invasión de los ultracuerpos versión Ferrara hasta la Vinieron de dentro de… de Cronenberg.
En esta ocasión falla el casting, no encontramos ningún personaje bien hallado o elaborado como esa comunidad interracial del primer REC. Los personajes de esta entrega son insufribles y totalmente histriónicos. El personaje del GEO argentino o el del párroco son inaguantables y se pasan diez pueblos en su interpretación, del grupito de niños ni entro, que cosa más inverosímil. La realización la encontré también bastante insufrible, es mareante hasta más no poder, a parte de estar más de media película totalmente desenfocada.
En varias ocasiones la película entra en una espiral de constante falta de creatividad salpicado todo con unas líneas de diálogo dignas del mejor cine de serie Z.
Guste o no, el espectador no podrá ignorar que esta secuela no contiene la tensión y ese crescendo terrorífico que mostraba el primer film de la franquicia.
3
12 de diciembre de 2009
28 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Recordáis los días en que no necesitabais ofrecer explicaciones para contentar a los pocos seguidores que teníais?
¿Recordáis cuando manejasteis el estereotipo para construir algo divertido, donde poder identificarnos, dándole un vuelco a ese horror tan cercano?
¿Recordáis el alejamiento del vulgar guiño, del homenaje desaliñado para realizar una propuesta que ya era un homenaje sin necesidad de citas?
¿Recordáis el momento en que trazasteis personajes con personalidad, carisma y un dechado de virtudes que lograban que el espectador se encogiese por sus vaivenes y no los observasen de reojo, como auténticas marionetas?
¿Recordáis cuando supisteis hablar del estereotipo sin ni una sola línea de guión que hiciese referencia al mismo, cuando no eran necesarios protagonistas sacados de madre para dar, sutilmente, un reflejo de lo más fehaciente?
¿Recordáis aquellos instantes durante los que no teníais que vender el horror como horror, y la comedia como comedia, porque todo se desenvolvía en un espacio donde el espectador podía en cada momento deliberar por si mismo lo que estaba viendo?
¿Recordáis el frenesí, el impacto y la vehemencia de una cámara que se sacudía como si el pánico no fuese suficiente y hubiese que atravesar la retina un espectador descompuesto para hacerle palpar más emociones que las del terror puro y duro?
¿Recordáis los prólogos, bien administrados, aportando los datos y las señas adecuadas para que no todo pareciese un agotador toma-y-daca desde el minuto uno hasta el infinito?

¿Recordáis, recordáis, recordáis...?

Por desgracia, parece que no, aunque muchos espectadores todavía impertérritos por éste trabajo donde se intuye la diversión y ganas de pasárselo bien, pero no se palpan entorno a un pastiche mayúsculo, aún lo hagamos pensando que aquella "[REC]" y tantas otras obras que habían venido delante no son un espejismo o fruto de un día, y pueden traer nuevos trabajos repletos de pericia y vigor.
Ahora sólo espero que olvidéis, olvidéis algo que murió desde el mismo momento en que quiso nacer, y dejéis atrás lo que jamás debió pasar de una primera obra, para dar forma a tantas otras que a buen seguro rondan vuestras cabezas y no han podido crecer, porque por una vez se ha tejido una palabra que jamás pensé que saldría de cineastas y cinéfilos como vosotros: complacencia. Una palabra que jamás fue tan duro y decepcionante pronunciar.
6
8 de agosto de 2010
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay muchos planteamientos en “[•REC]²” que la hacen ser una continuación controvertida y sumamente interesante. Mientras que en “Holocausto caníbal”, “El proyecto de la Bruja de Blair” o “Cloverfield” se intentaba dotar de realismo mediante el mockumentary o el documento fosilizado encontrado: «lo que van a ver a continuación ha sido encontrado en… y es real». En “[•REC]” se abren otros espectros que no quedan más abiertos con la secuela. No sólo se intenta dar respuestas sino que se abren nuevas incógnitas.
No queda claro en ningún momento por qué el espectador está viendo imágenes que al parecer nunca abandonaron el lugar: se suma a la propuesta la perspectiva de diferentes puntos de vista (idea que se la pasó por la cabeza a J.J. Abrams para continuar con Cloverfield”) sino que se añade la realización multi-cámara o video-casera. Es así una pura regeneración del género por acumulación de referencias y variantes.

En el falso trailer que presentó Balagueró en teaserland, “El Exorcista V”, hace encajar la suma de elementos: aquí se plantea una exploración del género mediante el homenaje del engarce imposible: “El exorcista”, “La noche de los muertos vivientes”, “La plaga”, “28 días después”, “The ring” y las formas exploradas del videojuego actual (que ya es simple pasado).

Todo lo anterior supone un juego metaficcional, donde se experimenta con el formato digital de una manera brillante, explorando todas sus posibilidades en la realización e incluyéndola en la narración la visión nocturna para hallar otra realidad y una verdad oculta. Los caminos en la acción resultan ilimitados: «La culpa es de ellos» dicen Balaguero y Plaza. Ellos no son los infectados sino de los espectadores que quedaron ‘poseídos’ y ‘contaminados’ con la primera parte y ahora padecen del otro reverso del significado de ‘poseídos’ y ‘contaminados’. La gran mayoría de espectadores han contestado con rabia y odio visceral a la propuesta de Balaguero y Plaza como si estuvieran delante de “OT la película”. Pero, ¿no es acaso ese guiño made in Spain con un infectado en una cocina haciendo una tortilla al ritmo de Suspiros de España una autentica boutade?

Aquí hay pura mezcolanza exploitation que busca descaradamente la empatía al otro lado de la cámara y poseernos con un aluvión de referencias y guiños. Muchos, por lo que denotan las críticas, iban armados con crucifijos hasta en el carné de identidad.
Manuela Velasco mira a cámara como acto que parece un cliché pero abre nuevas puertas: ¿será ella la que entrega todas las cintas a los medios? Recuerden las palabras del exorcista… no hagan caso a la fiera y la precuela y secuela avecina que la Apocalipsis, por vía de la reinvención del género, están a la vuelta de la esquina y son obra del mismísimo diablo. Advertidos (y poseídos) quedan.
3
14 de octubre de 2009
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así me he sentido esta tarde en mi butaca del cine (tras pagar la nada desdeñable cantidad de 6,90 euros) viendo la secuela de REC.

La risa provocada por unas interpretaciones en su mayoría sobreactuadas y esperpénticas (vaya casting), con mención especial para el policía argentino, varios "zombies" y para los cinco intrusos que a estas alturas aún no sé que pintaban en el edificio (bueno sí, alargar la cinta).

La decepción por las tremendas posibilidades que ofrecía esta segunda parte y que se quedan en casi nada debido a un penoso guión y a una dirección muy irregular.

Y la indignación por la tomadura de pelo que suponen las continuas interrupciones de cámara y esos interminables planos desde el suelo.

El giro que da la trama con respecto a la primera parte no es que sea indignante, es que es directamente una estafa para todos los espectadores.

Perdido por tanto el factor sorpresa de una buena y aceptablemente original idea, REC 2 pasará a formar parte de esas secuelas totalmente prescindibles.
7
1 de octubre de 2009
32 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace dos años que se presentó en sociedad el fenómeno ‘[•REC]’. La pareja formada por Jaume Balagueró y Paco Plaza, que hasta aquel entonces contaba con el más que dudoso honor de haber dirigido ‘OT la película’, acalló muchas bocas con aquella impactante cinta de terror. Como además el experimento funcionó a las mil maravillas en taquilla, no era de extrañar que los directores volvieran a juntarse para probar suerte. Aunque más que tentar a la diosa fortuna, sería más acertado hablar de apostar al caballo ganador. Porque si una cosa funciona, no hay que cambiarla, y en esencia, son pocas las variaciones palpables con respecto a la anterior entrega de la saga.

Sigue habiendo cámara al hombro (la excusa en esta ocasión es dejar toda constancia posible de una misión de vital importancia), las escenas de acción son trepidantes y el tempo narrativo es un calco del mostrado en ‘[•REC]’: calma que precede a la tempestad, ataques desconcertantes, pequeña pausa para aliviar tensión, y la obligatoria traca final. Pero al fin y al cabo estamos ante una secuela, con lo que también se aplica otro principio universal para dichas ocasiones: más cantidad de todo. Así, en ‘[•REC]²’ hay más personajes principales (ergo más candidatos a cadáver), más carreras frenéticas por las escaleras, más disparos, y sobretodo... mucha más sangre.

Por ello no hay que hacer caso a aquella promoción en la que se anunciaba que “la comedia se había acabo”. Cierto es que sería injusto hablar de un producto cómico, pero hay que entender que lo que ha movido esta película es un espíritu claramente lúdico. Se acentúan pues las ganas de pasarlo bien, ya sea a base de logradísimos momentos de alta tensión, ya sea a base de accidentes macabros con los consiguientes chorros de hemoglobina (la canción que suena en los créditos finales obviamente no ha sido elegida por casualidad). Por si había todavía alguna duda, al igual que sucediera con la primera película, es imprescindible el visionado en una abarrotada sala de cine: los saltos y conmociones del público están más que asegurados.

Aunque entre balazo y balazo se haya perdido buena parte de aquella ironía sutil que sin apenas darnos cuenta, conseguía una muy buena radiografía -casi sátira- de la actual sociedad española urbanita, no hay que desmerecer un guión que no pierde nunca el ritmo, y que en términos narrativos está muy bien estructurado. En labores de dirección, Balagueró y Plaza siguen fieles a su estilo y se nota que se sienten cómodos en este agotador formato. El sonido falla, las imágenes se distorsionan y la grabación se corta... pero todo ello está empleado con gran sabiduría, en pos de un espectáculo que, por suerte, está pasadísimo de rosca. Buena cuenta de ello dan las escenas de acción, excelentemente coreografiadas y planificadas (genial el momento en solitario de Larra, otro personaje cuyo nombre también dudo que haya sido designado por mero azar).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Así que esta vuelta de tuerca dentro de la franquicia supera con buena nota el obstáculo de no contar ya con el factor sorpresa. ¿Zombies ultra-agresivos, o posesiones demoníacas? Es lo de menos. Lo importante es que los amantes del terror más sangriento pueden respirar tranquilos, pues tienen por delante una muy divertida hora y media de espectáculo puro y duro. Entonces, ¿habrá más? Los padres de la criatura, auténticos ahijados del Festival de Sitges, afirman que no piensan rodar la tercera parte... aunque también admiten que de esa misma convicción hicieron gala después de terminar la primera entrega. Parece que el público decidirá... otra vez.
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