Los sobornados
8.1
12,190
Cine negro. Intriga. Thriller
Tras suicidarse, el policía Tom Duncan deja una carta en la que confiesa haberse dejado sobornar por una banda de gángsters, pero también denuncia la corrupción de altos funcionarios. Cuando el sargento Dave Bannion trata de esclarecer su muerte tropieza con toda clase de obstáculos. (FILMAFFINITY)
24 de junio de 2007
24 de junio de 2007
24 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fritz Lang es uno de los mejores directores de la historia y "Los sobornados" es un referente y una de las obras cumbres del cine negro. Este film habla sobre la venganza; sobre como tomarse la justicia por cuenta propia, tal y como ya hizo el mismo Lang con "Furia" unos 17 años antes.
Glenn Ford interpreta al humilde padre de familia, feliz esposo y policía honesto Dave Bannion. Bannion investiga el suicidio de un policía corrupto, conforme avanza la investigación se va metiendo en problemas y los muertos van creciendo a su alrededor. Vemos como Bannion cambia su personalidad y como su sed de venganza le va cegando conforme avanza el metraje de ""Los sobornados". El final es un tanto convencional, pero la película en su conjunto es otra de las maravillas del género.
Obra maestra del cine negro con grandes interpretaciones de Ford y Gloria Grahame (Moll Deby, la novia Vince, un gángster de la banda de Lagana). ¡Qué grande eres Fritz!
Glenn Ford interpreta al humilde padre de familia, feliz esposo y policía honesto Dave Bannion. Bannion investiga el suicidio de un policía corrupto, conforme avanza la investigación se va metiendo en problemas y los muertos van creciendo a su alrededor. Vemos como Bannion cambia su personalidad y como su sed de venganza le va cegando conforme avanza el metraje de ""Los sobornados". El final es un tanto convencional, pero la película en su conjunto es otra de las maravillas del género.
Obra maestra del cine negro con grandes interpretaciones de Ford y Gloria Grahame (Moll Deby, la novia Vince, un gángster de la banda de Lagana). ¡Qué grande eres Fritz!
2 de noviembre de 2007
2 de noviembre de 2007
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una de las cimas alcanzadas dentro del género de cine negro policíaco americano de los años 40 y 50 (la película es de 1953).
Lang ya nos había impresionado años antes con films tan soberbios como La Mujer del Cuadro o Deseos Humanos (tambien con Glenn Ford como protagonista) entre otras, las cuales abordaban temas tan habituales como el deseo, los celos, el odio o el crimen.
Pero es en Los Sobornados donde a mi juicio logra casi la absoluta perfección dentro del género, ofreciéndonos una película rebosante de violencia, corrupción y a la vez de grandeza por parte del protagonista y su universo personal (Glenn Ford es el sargento Dave Bannion, un policía íntegro y honesto) rodeado del cariño de una familia feliz, la cual forma como una especie de isla dentro del lodazal en que se desenvuelve su vida cotidiana.
Pero Lang nos muestra en este magnífico film, que éste tipo de vida honesta termina desencadenando "terribles daños colaterales" a quien se atreve a enfrentarse contra la corrupción y la falta de escrúpulos de ciertos indeseables personajes. La película, como se ve, sigue en parte vigente por su temática en nuestros días.
El guión, empleo de la fotografía en blanco y negro (no me la imagino en color), magníficos diálogos y la interpretación de todo el reparto de actores es insuperable y como el buén vino, el tiempo la hace cada vez más grande. De obligada visión.
Lang ya nos había impresionado años antes con films tan soberbios como La Mujer del Cuadro o Deseos Humanos (tambien con Glenn Ford como protagonista) entre otras, las cuales abordaban temas tan habituales como el deseo, los celos, el odio o el crimen.
Pero es en Los Sobornados donde a mi juicio logra casi la absoluta perfección dentro del género, ofreciéndonos una película rebosante de violencia, corrupción y a la vez de grandeza por parte del protagonista y su universo personal (Glenn Ford es el sargento Dave Bannion, un policía íntegro y honesto) rodeado del cariño de una familia feliz, la cual forma como una especie de isla dentro del lodazal en que se desenvuelve su vida cotidiana.
Pero Lang nos muestra en este magnífico film, que éste tipo de vida honesta termina desencadenando "terribles daños colaterales" a quien se atreve a enfrentarse contra la corrupción y la falta de escrúpulos de ciertos indeseables personajes. La película, como se ve, sigue en parte vigente por su temática en nuestros días.
El guión, empleo de la fotografía en blanco y negro (no me la imagino en color), magníficos diálogos y la interpretación de todo el reparto de actores es insuperable y como el buén vino, el tiempo la hace cada vez más grande. De obligada visión.
2 de noviembre de 2009
2 de noviembre de 2009
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
No solamente la mejor película de Lang en Hollywood (casi seguro) sino también una de las cimas del cine negro/policiaco de los 50 y de toda la Historia del Cine. Repleta de fuerza y violencia, es un film antológico que narra la clásica e inmarchitable historia densa y compleja del mejor cine negro con una claridad expositiva abrumadora. Se trata de una historia de venganza de un policía (Ford) al que por meter las narices más de la cuenta en un corrupto y gangsteril asunto (el suicidio de un policía corrupto) le asesinan a su mujer (Brando), emprendiendo a partir de aquí una venganza en la que prima quizás más lo visceral que lo cerebral, la pasión que la ley. Ford siendo y actuando como un policía heterodoxo logra su principal objetivo aunque en el camino deja un reguero de cadáveres (spoiler); deja un afable carácter por otro agrio, cínico y desconfiado; deja de ser un policía de buenas maneras a ser tan despiadado como la red mafiosa que ha herido su vida.
Gloriosa, íntegra, seca, de tiralíneas, es un film muy violento (memorable la espeluznante secuencia en la que el rocoso y agrio Marvin arroja café hirviendo sobre la impoluta cara de Gloria Grahame: y que vengan ahora los acólitos de Tarantino, por ejemplo, a hablarnos de violencia, ja, ja, ja), resuelto de forma espléndidamente sintética, sin perderse en los múltiples recovecos de la historia, con unas interpretaciones maravillosas, sobre todo de un Glenn Ford, otra vez más, memorable. Una obra maestra total y absoluta del gran Lang.
Gloriosa, íntegra, seca, de tiralíneas, es un film muy violento (memorable la espeluznante secuencia en la que el rocoso y agrio Marvin arroja café hirviendo sobre la impoluta cara de Gloria Grahame: y que vengan ahora los acólitos de Tarantino, por ejemplo, a hablarnos de violencia, ja, ja, ja), resuelto de forma espléndidamente sintética, sin perderse en los múltiples recovecos de la historia, con unas interpretaciones maravillosas, sobre todo de un Glenn Ford, otra vez más, memorable. Una obra maestra total y absoluta del gran Lang.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
entre los que reluce la comprensiva y espléndida Gloria Grahame
10 de diciembre de 2013
10 de diciembre de 2013
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación de una novela de William P. McGibern, el relato de “The big heat” había sido publicado por entregas en el “Saturday Evening Post” y comprado de inmediato por la Columbia. En una gran ciudad de la que no se nos dice su nombre, un sargento de policía honrado, que sostiene su felicidad sobre la sólida base del amor de su familia, enreda su vida en la investigación de una compleja trama de intereses corruptos que alcanza a sus superiores.
Al parecer, la novela se inspiró en hechos reales, pero si son obligatoriamente verosímiles ¿cómo puede calificarse la estremecedora interpretación de Glenn Ford? Cuando el sargento Bannion recorre por última vez con la mirada su casa vacía, la casa donde compartió aquella última lata de cerveza y aquel último bistec (demasiado caro para un policía) con su mujer, asistimos a una de las mejores caracterizaciones del dolor y la soledad que se nos ha mostrado en la pantalla, y es gracias a la contención de Glenn Ford y a los tres planos de ese maestro llamado Fritz Lang.
Es sorprendente la absoluta modernidad de esta película, sesenta años después de su estreno. Era un guión clásico que capta el interés del espectador, con el suficiente ritmo para mantenerlo atento hasta el inesperado final. Pero eso no es suficiente para lograr una obra maestra; la interpretación de todos los actores debe ser excelente y, sobre todo, la sobria, contenida y eficaz dirección de Lang, al que nunca le sobra un plano son inmejorables. Hay muy pocos matrimonios en el cine tan reales como el que encarnan Glenn Ford y Jocelyn Brando, y tampoco se ha mostrado nunca con tanto acierto en qué consiste la felicidad de una pareja que se ama y se comprende en lo cotidiano.
Nadie puede ignorar que las dos secuencias más violentas son, la cafetera hirviendo que lanza el malvado Lee Marvin y la explosión del coche de Bannion, pero las dos fuera de campo. Es cierto que hay violencia pero Lang elude el ensañamiento, como elude la sensiblería en la magnífica secuencia con Gloria Grahame: ésta ya le había pedido a Bannion antes que le hablara de su esposa y él se negó, ahora le ofrece una descripción amable, cercana e informal. El cine de Fritz Lang, está dominado por el sentimiento de fatalidad y por la lucha solitaria del individuo en un medio generalmente hostil, el cineasta muestra un detenido análisis de los personajes, cuyas reacciones resultan siempre justificables. “Los sobornados” es un fiel reflejo de un universo en descomposición, como una negra pintura sobre una sociedad a la deriva.
Al parecer, la novela se inspiró en hechos reales, pero si son obligatoriamente verosímiles ¿cómo puede calificarse la estremecedora interpretación de Glenn Ford? Cuando el sargento Bannion recorre por última vez con la mirada su casa vacía, la casa donde compartió aquella última lata de cerveza y aquel último bistec (demasiado caro para un policía) con su mujer, asistimos a una de las mejores caracterizaciones del dolor y la soledad que se nos ha mostrado en la pantalla, y es gracias a la contención de Glenn Ford y a los tres planos de ese maestro llamado Fritz Lang.
Es sorprendente la absoluta modernidad de esta película, sesenta años después de su estreno. Era un guión clásico que capta el interés del espectador, con el suficiente ritmo para mantenerlo atento hasta el inesperado final. Pero eso no es suficiente para lograr una obra maestra; la interpretación de todos los actores debe ser excelente y, sobre todo, la sobria, contenida y eficaz dirección de Lang, al que nunca le sobra un plano son inmejorables. Hay muy pocos matrimonios en el cine tan reales como el que encarnan Glenn Ford y Jocelyn Brando, y tampoco se ha mostrado nunca con tanto acierto en qué consiste la felicidad de una pareja que se ama y se comprende en lo cotidiano.
Nadie puede ignorar que las dos secuencias más violentas son, la cafetera hirviendo que lanza el malvado Lee Marvin y la explosión del coche de Bannion, pero las dos fuera de campo. Es cierto que hay violencia pero Lang elude el ensañamiento, como elude la sensiblería en la magnífica secuencia con Gloria Grahame: ésta ya le había pedido a Bannion antes que le hablara de su esposa y él se negó, ahora le ofrece una descripción amable, cercana e informal. El cine de Fritz Lang, está dominado por el sentimiento de fatalidad y por la lucha solitaria del individuo en un medio generalmente hostil, el cineasta muestra un detenido análisis de los personajes, cuyas reacciones resultan siempre justificables. “Los sobornados” es un fiel reflejo de un universo en descomposición, como una negra pintura sobre una sociedad a la deriva.
29 de abril de 2010
29 de abril de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras ofrecernos un buen puñado de muestras de su talento, el realizador Fritz Lang volvía sus pasos,hacia el final de su carrera, sobre el género negro con un film no sólo de excelente calidad (como todo que tocaba el genial director) sino además atrevido. Desde sus inicios, los protagonistas del cine negro solían ser personas marginales (timadores, atracadores, gangsters etc.) que conformaban todo un submundo que vivía a la sombra y en connivencia de la opulencia del capitalismo, de quien en el fondo era víctima, y cuyos métodos eran muchos más expeditivos de lo habitual. Sin embargo, en este film, Lang dirigió esta mirada ambigua y oscura, no tanto al llamado "mundo del hampa", como a las instituciones, y entre ellas a la que, en teoria, debe velar por nuestra seguridad: la policia.
El protagonista del film, Bannion (Glenn Ford), encargado de investigar el suicidio de un policia, a medida que se adentra en el caso, va encontrando cada vez más indicios que parecen salpicar a varios cargos policiales. A diferencia de lo que es habitual en el cine negro, Bannion es un personaje "blanco", en el sentido en que no está metido en asuntos turbios, y al principio solo le mueve el deseo de esclarecer los hechos y hacer justicia, aunque posteriormente se convertirá en un asunto personal que tendrá repercusiones no sólo sobre él sino también sobre su familia. La elección de Glenn Ford no es casual, ya que su imagen cuadra a la perfección con la del honrado ciudadano americano medio, a través del cual, Lang nos muestra su lucha contra el crimen la corrupción (las sombras). Y es que con esa excepción, es difícil encontrar en el recorrido de Bannion a un personaje "limpio". A medida que se va adentrando en el caso, incluso cuando ya no le protege la placa, éste se va adentrando en un universo en el que cada vez cuesta más identificar a los "buenos" y a los "malos", poblado por policías corruptos que son protegidos por políticos aún más corruptos, y que éstos a su vez, están dirigidos por oscuros hampones, matones sádicos que disfrutan con su "trabajo" (excelente el Vince Stone que compone Lee Marvin), y cómo no, mujeres fatales con cara de vicio (arrebatadora Gloria Grahame, componiendo el papel modelo de toda "femme fatale" que se precie).
(sigue)
El protagonista del film, Bannion (Glenn Ford), encargado de investigar el suicidio de un policia, a medida que se adentra en el caso, va encontrando cada vez más indicios que parecen salpicar a varios cargos policiales. A diferencia de lo que es habitual en el cine negro, Bannion es un personaje "blanco", en el sentido en que no está metido en asuntos turbios, y al principio solo le mueve el deseo de esclarecer los hechos y hacer justicia, aunque posteriormente se convertirá en un asunto personal que tendrá repercusiones no sólo sobre él sino también sobre su familia. La elección de Glenn Ford no es casual, ya que su imagen cuadra a la perfección con la del honrado ciudadano americano medio, a través del cual, Lang nos muestra su lucha contra el crimen la corrupción (las sombras). Y es que con esa excepción, es difícil encontrar en el recorrido de Bannion a un personaje "limpio". A medida que se va adentrando en el caso, incluso cuando ya no le protege la placa, éste se va adentrando en un universo en el que cada vez cuesta más identificar a los "buenos" y a los "malos", poblado por policías corruptos que son protegidos por políticos aún más corruptos, y que éstos a su vez, están dirigidos por oscuros hampones, matones sádicos que disfrutan con su "trabajo" (excelente el Vince Stone que compone Lee Marvin), y cómo no, mujeres fatales con cara de vicio (arrebatadora Gloria Grahame, componiendo el papel modelo de toda "femme fatale" que se precie).
(sigue)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Parece evidente que el film tiene su reflejo en la situación real que vivía la sociedad norteamericana, inmersa en pleno "mccarthysmo" en una paranóica persecución contra el fantasma del comunismo que contaminó todos los ámbitos de la sociedad. Este aspecto es innegable, pero no lo es menos que tal circunstancia encontró terreno abonado en el habitual pesimismo de Lang. De hecho, no es este el primer film en el que nos mostraba una sociedad totalmente corrompida, en descomposición, incluso por parte de las mismas instituciones que debe velar por evitar que eso ocurra (tampoco será el último). Ni siquiera este tema es exclusivo de norteamerica, puesto que no debemos olvidar films como "M, el vampiro de Dusseldorf", donde nos hablaba de la sociedad de los años 30 en términos parecidos. Sin duda alguna, éste es un tema recurrente en la filmografia de Lang y no exclusivo de los años 50.
También es cierto, que en esta ocasión el tono es levemente más esperanzador que de costumbre, mostrándonos la lucha de una persona íntegra en esclarecer los hechos. La estética del film cumple un apartado esencial, consiguiendo transmitir una sensación claustrofóbica, asfixiante sobretodo en los interiores en los que se desarrolla la trama, al mismo tiempo, hay una voluntad de ofrecernos una mirada neutra en lo que nos muestra, casi a modo de noticias, en el que el autor se abstiene de ofrecernos juicios de valor, ni siquiera a través de su personaje.
Por otro lado, es curioso y muy resaltable el uso de la violencia en este film, Lang no se está de nada (suicidios, asesinatos, estrangulamientos, bombas en vehículos, maltratos sádicos con café hirviendo....), pero en realidad nunca llegamos a ver dichos actos, puesto que suceden fuera de campo (aunque se sirve ejemplarmente del sonido para resaltar explícitamente dicha violencia), lo que no evita que tengamos la sensación de estar viendo un film violento. Y es que en el fondo eso es lo que pretendía Lang, mostrarnos una sociedad en descomposición general, con una violencia latente que puede explotar en cualquier momento.
Del extraordinario reparto destacaría tres interpretaciones por encima de todas, incluso de la de Glenn Ford, que aunque da perfectamente con el tono de policía íntegro, queda oscurecido por la breve pero intensa presencia de Lee Marvin en plan matón sádico, y la de Gloria Grahame de mujer fatal. A pesar que ya en los años 50, el cine negro, estaba empezando a dar síntomas de agotamiento, Lang contínuaba avanzando ofreciéndonos una obra maestra detrás de otra.
También es cierto, que en esta ocasión el tono es levemente más esperanzador que de costumbre, mostrándonos la lucha de una persona íntegra en esclarecer los hechos. La estética del film cumple un apartado esencial, consiguiendo transmitir una sensación claustrofóbica, asfixiante sobretodo en los interiores en los que se desarrolla la trama, al mismo tiempo, hay una voluntad de ofrecernos una mirada neutra en lo que nos muestra, casi a modo de noticias, en el que el autor se abstiene de ofrecernos juicios de valor, ni siquiera a través de su personaje.
Por otro lado, es curioso y muy resaltable el uso de la violencia en este film, Lang no se está de nada (suicidios, asesinatos, estrangulamientos, bombas en vehículos, maltratos sádicos con café hirviendo....), pero en realidad nunca llegamos a ver dichos actos, puesto que suceden fuera de campo (aunque se sirve ejemplarmente del sonido para resaltar explícitamente dicha violencia), lo que no evita que tengamos la sensación de estar viendo un film violento. Y es que en el fondo eso es lo que pretendía Lang, mostrarnos una sociedad en descomposición general, con una violencia latente que puede explotar en cualquier momento.
Del extraordinario reparto destacaría tres interpretaciones por encima de todas, incluso de la de Glenn Ford, que aunque da perfectamente con el tono de policía íntegro, queda oscurecido por la breve pero intensa presencia de Lee Marvin en plan matón sádico, y la de Gloria Grahame de mujer fatal. A pesar que ya en los años 50, el cine negro, estaba empezando a dar síntomas de agotamiento, Lang contínuaba avanzando ofreciéndonos una obra maestra detrás de otra.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here