Ágora
6.5
66,989
Aventuras. Romance
En el siglo IV, Egipto era una provincia del Imperio Romano. La ciudad más importante, Alejandría, se había convertido en el último baluarte de la cultura frente a un mundo en crisis, dominado por la confusión y la violencia. En el año 391, hordas de fanáticos se ensañaron con la legendaria biblioteca de Alejandría. Atrapada tras sus muros, la brillante astrónoma Hypatia (Rachel Weisz), filósofa y atea, lucha por salvar la sabiduría del ... [+]
10 de octubre de 2009
10 de octubre de 2009
59 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por fin, España puede presumir de una gran película histórica. Pero esta cinta es algo más que historia...
Son varios los temas de fondo:
- la vida de una mujer inconquistable, que se plantea aquello que casi todos dan como verdad indiscutible...
- el eterno conflicto entre religiones. Después de tanto tiempo, seguimos con los mismos problemas. No hemos avanzado nada en ese aspecto.
- el también interminable enfrentamiento entre ciencia y religión. Menos mal que ahora coexisten pacíficamente.
- la tentación de los líderes religiosos de convertirse en algo más. En este aspecto, Ágora es una crítica directa y sin tapujos contra una de las religiones dominantes. Otro episodio que cierta institución religiosa ha cerrado de un modo más que discutible.
- el papel tan vergonzoso de la mujer en el mundo antiguo. La protagonista fue, como tantas otras en sus épocas, una pionera, al que mucho deben los defensores de la igualdad entre sexos.
Por todo ello, me atrevo a calificar a esta película como mucho más que un film de historia.
Es nuestro presente, la prueba de que al ser humano le queda mucho camino que recorrer.
Los escenarios, fascinantes. Las caracterizaciones, impecables.
Indiscutiblemente, cuando salga en dvd, irá para mi colección. Cuando la vea, recordaré aquel mundo de los romanos, que no sólo se reflejó en películas de batallas, intrigas palaciegas o políticas. "Ágora" nos ha mostrado una cara nueva del Imperio...
Son varios los temas de fondo:
- la vida de una mujer inconquistable, que se plantea aquello que casi todos dan como verdad indiscutible...
- el eterno conflicto entre religiones. Después de tanto tiempo, seguimos con los mismos problemas. No hemos avanzado nada en ese aspecto.
- el también interminable enfrentamiento entre ciencia y religión. Menos mal que ahora coexisten pacíficamente.
- la tentación de los líderes religiosos de convertirse en algo más. En este aspecto, Ágora es una crítica directa y sin tapujos contra una de las religiones dominantes. Otro episodio que cierta institución religiosa ha cerrado de un modo más que discutible.
- el papel tan vergonzoso de la mujer en el mundo antiguo. La protagonista fue, como tantas otras en sus épocas, una pionera, al que mucho deben los defensores de la igualdad entre sexos.
Por todo ello, me atrevo a calificar a esta película como mucho más que un film de historia.
Es nuestro presente, la prueba de que al ser humano le queda mucho camino que recorrer.
Los escenarios, fascinantes. Las caracterizaciones, impecables.
Indiscutiblemente, cuando salga en dvd, irá para mi colección. Cuando la vea, recordaré aquel mundo de los romanos, que no sólo se reflejó en películas de batallas, intrigas palaciegas o políticas. "Ágora" nos ha mostrado una cara nueva del Imperio...
11 de octubre de 2009
11 de octubre de 2009
54 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mira que tenia ganas de llegar el viernes a casa y colgar mi crítica como una de las primeras, pero leyendo las que ya había me veía venir lo que iba a pasar. Acabo de terminar de leer las cincuenta y siete críticas que hay hasta el momento y tan solo en siete, se puede apreciar una crítica más o menos neutral, el resto… puro politiqueo patrio a mezclas iguales entre fans irracionales de Amenábar, que ven en esta película una obra maestra sumun del séptimo arte, otros antiamericanos que la elevan por encima de películas como “Gladiator”, intentado inculcarnos una claro sentido comercial por parte de las películas americanas, están también los anti religión, que la veneran como punta de lanza de su cruzada, …muy bonito, justo haciendo lo que crítica la película, (la irracionalidad),es la leche!, hay uno que incluso apela al estricto rigor histórico seguido por Amenábar en esta película y lo compara con “La pasión de Cristo” alegando una clara falta de veracidad en la película de Mel Gibson, eso es chaval que quede claro que lo de Jesucristo era todo mentira, ya lo sabes tu mejor que nadie…,por supuesto no me olvido de los pro religiosos que ya la ven como otra muestra de película anti fe persecutoria de los que justamente eran perseguidores por aquella época,…también muy bonito ponerle un 1 o un 2 por no estar de acuerdo con su mensaje, trama… o llámalo como quieras; Vamos que un diez para todos por criticar la película desde un punto de vista neutral sin que vuestra ideología personal afecte al resultado de vuestras palabras escritas y la nota puesta, en una cosa el mensaje de Ágora no se equivoca estamos rodeados de irracionales, que intentan inculcar sus ideales a los que tienen otras distintas.
Y para terminar y que esto no sea una mera crítica de críticas, diré que la película tiene un montaje y puesta en escena muy superior a la media, lo demás en general es bastante correcto, pero carece de la épica de otras producciones del genero lo cual la lastra bastante y la aleja de ser una obra maestra, no obstante diré que el esfuerzo de Amenábar por mostrar cosas diferentes hechas en nuestro país si me parece de sobresaliente, gracias a todos, nos leemos!
Y para terminar y que esto no sea una mera crítica de críticas, diré que la película tiene un montaje y puesta en escena muy superior a la media, lo demás en general es bastante correcto, pero carece de la épica de otras producciones del genero lo cual la lastra bastante y la aleja de ser una obra maestra, no obstante diré que el esfuerzo de Amenábar por mostrar cosas diferentes hechas en nuestro país si me parece de sobresaliente, gracias a todos, nos leemos!
31 de octubre de 2009
31 de octubre de 2009
59 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Ágora, la cámara describe movimientos acariciadores. Rodea espacios, individuos. Esboza ramas parabólicas. Arquea su espinazo, huyendo de las trayectorias rectilíneas.
Amenábar juega con la idea de rodar un solo plano: el travelín elíptico perfecto.
===
En Ágora no existen personajes, ni psicología más allá de lo ramplón. Hipatia no está viva. Da igual que le atribuyan hallazgos milagrosos: Kepler, Tycho Brahe. No importan las licencias. Hipatia es el Conocimiento, la Luz de la Razón.
Es el avance perpetuo de la nada que somos por el camino infinito de lo que ignoramos.
===
Razón frente a barbarie. Conocimiento frente a fanatismo. La duda ¿apasionada? frente a las seguridades ciegas del rebaño.
Eso subraya el director en cada uno de los fotogramas.
La tesis de Amenábar no es en absoluto original. Pretende ser devastadora, como la de tantos otros pesimistas. Nos muestra un mundo gobernado por los Hombres, un mundo macho repugnante. En él, un personaje (¿he dicho ya que aquí no existen personajes?) femenino y, por ello, diferente, encarna la Filosofía. Hipatia es una idea hembra en medio de un estercolero masculino.
En fin, la cinta es comercial.
===
Indignará al creyente ingenuo. Encantará a la progresía más superficial. Gustará al adolescente aletargado. Será inodora, irrelevante, sin rastro de sabor.
Así sucede cuando se hace de lo burdo una bandera.
Amenábar juega con la idea de rodar un solo plano: el travelín elíptico perfecto.
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En Ágora no existen personajes, ni psicología más allá de lo ramplón. Hipatia no está viva. Da igual que le atribuyan hallazgos milagrosos: Kepler, Tycho Brahe. No importan las licencias. Hipatia es el Conocimiento, la Luz de la Razón.
Es el avance perpetuo de la nada que somos por el camino infinito de lo que ignoramos.
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Razón frente a barbarie. Conocimiento frente a fanatismo. La duda ¿apasionada? frente a las seguridades ciegas del rebaño.
Eso subraya el director en cada uno de los fotogramas.
La tesis de Amenábar no es en absoluto original. Pretende ser devastadora, como la de tantos otros pesimistas. Nos muestra un mundo gobernado por los Hombres, un mundo macho repugnante. En él, un personaje (¿he dicho ya que aquí no existen personajes?) femenino y, por ello, diferente, encarna la Filosofía. Hipatia es una idea hembra en medio de un estercolero masculino.
En fin, la cinta es comercial.
===
Indignará al creyente ingenuo. Encantará a la progresía más superficial. Gustará al adolescente aletargado. Será inodora, irrelevante, sin rastro de sabor.
Así sucede cuando se hace de lo burdo una bandera.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Algunas definiciones
*****************
Brocha
--> Los humanos, en masa, nos comportamos como insectos. Aceleración y arriba google earth.
--> Al morir el obispo, se oye el vuelo de una mosca. Su cuerpo no es incorruptible.
Tópico
--> Dios (cualquier dios) está con los buenos cuando los buenos son más fuertes que los malos.
--> La Razón es una isla rodeada por los talibanes.
Diálogo
- ¿Dónde está ahora vuestro dios carpintero?
- Construyendo un ataúd para vosotros.
[¡Minipunto para el equipo de los parabolanos!]
===
- Y si alguien te pregunta, ¿qué dirías, Servadac?
- Pasapalabra.
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Brocha
--> Los humanos, en masa, nos comportamos como insectos. Aceleración y arriba google earth.
--> Al morir el obispo, se oye el vuelo de una mosca. Su cuerpo no es incorruptible.
Tópico
--> Dios (cualquier dios) está con los buenos cuando los buenos son más fuertes que los malos.
--> La Razón es una isla rodeada por los talibanes.
Diálogo
- ¿Dónde está ahora vuestro dios carpintero?
- Construyendo un ataúd para vosotros.
[¡Minipunto para el equipo de los parabolanos!]
===
- Y si alguien te pregunta, ¿qué dirías, Servadac?
- Pasapalabra.
9 de octubre de 2009
9 de octubre de 2009
41 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Teniendo en cuenta lo que en nuestros tiempos representa, el misterio que gira en torno a ella, y el aura de fascinación y mito que la rodea, resulta difícil de creer que ningún cineasta se haya acercado a este personaje con anterioridad. Amenábar quedó prendado desde un primer momento, a pesar de su encuentro casual con ella, y a su vez la observó como un pretexto perfecto para abordar otra serie de temas asociados tanto a la cultura de la época como a ciertos valores que permanecen inmutables aún en nuestra sociedad actual. De esta manera y junto a Mateo Gil (co-guionista), consiguen elaborar un acertado paralelismo entre la irracionalidad de aquella época y la imperante aún en la nuestra en algunos países en general e incluso en algunos sectores de la sociedad de manera más particular.
Hipatia representa el prototipo perfecto de mujer libre e independiente, y sólo esto, desde un punto de vista social, hace que el acercamiento a su persona, vida y también obra resulte tremendamente atractivo a la vez que estimulante. Si para representarla se cuenta con una actriz del talento Rachel Weisz, entonces el personaje termina por ser tan cautivador que será complicado olvidarlo facilmente. Weisz aporta la belleza, el misterio y el magnetismo necesario para hacer de Hipatia una auténtica personalidad de la época, pero además consigue alejarla de ese aura mitológico que hubiese resultado incómodo para el devenir de su historia y busca en todo momento el lado más humano y sincero. Todo un compendio de valores escenificados a través de sus palabras, sus actos y su manera de entender el mundo siempre desde un prisma de respeto general. La ambición puesta al servicio de la armoniosa sensibilidad femenina.
La causa y manera en que la Biblioteca se destruye le servirá a Amenábar para afrontar otro controvertido tema histórico: la lucha de religiones como enfoque general, y la intolerancia que subyace de ellas. Las religiones mostradas como fuerte barrera cultural a lo largo de los siglos, y causa directa de conflictos, y luchas sin cuartel. En este caso es el cristianismo el que sale peor parado. Una religión que ya era la oficial del Imperio y que aspiraba a terminar con el paganismo por la fuerza y a base de mentiras, manipulaciones y dardos venenosos. Amenábar se decanta por mostrar el lado más oscuro del cristianismo de la época: intolerante con las demás religiones, hasta el punto de escenificarlos como auténticas cucarachas que se mueven al son de la supervivencia religiosa más desaforada. Un particular (y probablemente real) punto de vista que sin duda resulta controvertido, y que conforma el toque provocador que el joven director aporta de manera muy personal como ya hiciera en “Mar adentro” y su posicionamiento en torno a la eutanasia. Sedicioso, valiente, pero sobre todo sincero como ha caracterizado siempre a su filmografía.
(Sigue sin spoiler)
Hipatia representa el prototipo perfecto de mujer libre e independiente, y sólo esto, desde un punto de vista social, hace que el acercamiento a su persona, vida y también obra resulte tremendamente atractivo a la vez que estimulante. Si para representarla se cuenta con una actriz del talento Rachel Weisz, entonces el personaje termina por ser tan cautivador que será complicado olvidarlo facilmente. Weisz aporta la belleza, el misterio y el magnetismo necesario para hacer de Hipatia una auténtica personalidad de la época, pero además consigue alejarla de ese aura mitológico que hubiese resultado incómodo para el devenir de su historia y busca en todo momento el lado más humano y sincero. Todo un compendio de valores escenificados a través de sus palabras, sus actos y su manera de entender el mundo siempre desde un prisma de respeto general. La ambición puesta al servicio de la armoniosa sensibilidad femenina.
La causa y manera en que la Biblioteca se destruye le servirá a Amenábar para afrontar otro controvertido tema histórico: la lucha de religiones como enfoque general, y la intolerancia que subyace de ellas. Las religiones mostradas como fuerte barrera cultural a lo largo de los siglos, y causa directa de conflictos, y luchas sin cuartel. En este caso es el cristianismo el que sale peor parado. Una religión que ya era la oficial del Imperio y que aspiraba a terminar con el paganismo por la fuerza y a base de mentiras, manipulaciones y dardos venenosos. Amenábar se decanta por mostrar el lado más oscuro del cristianismo de la época: intolerante con las demás religiones, hasta el punto de escenificarlos como auténticas cucarachas que se mueven al son de la supervivencia religiosa más desaforada. Un particular (y probablemente real) punto de vista que sin duda resulta controvertido, y que conforma el toque provocador que el joven director aporta de manera muy personal como ya hiciera en “Mar adentro” y su posicionamiento en torno a la eutanasia. Sedicioso, valiente, pero sobre todo sincero como ha caracterizado siempre a su filmografía.
(Sigue sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La historia tiene tantos matices, y están tan bien elaborados que es inevitable que mantenga el interés más o menos regular en toda la película. La música, (de Dario Marianelli) aunque extensa y excelsa en ocasiones, acompaña perfectamente cada uno de los momentos y planos trascendentes y aporta el aura épico necesario para intentar crear el marco incomparable que no siempre consigue. Es también destacable y de manera notable la escenificación majestuosa de la ciudad de Alejandría, sus calles, sus gentes, su mítico Faro, y en especial la mencionada Biblioteca como símbolo de la cultura y el saber que con tanto celo custodiaban. Un fascinante viaje al pasado desde una distancia adecuada, a través de bellas e impactantes imágenes, y como si de la observancia de un documental se tratara, donde los personajes de la época cobran vida para mostrarnos sus inquietudes, pensamientos y manera de ver un mundo donde abundaban cuestiones trascendentes y controversias culturales. Amenábar abre una pequeña ventana para que el espectador se asome a contemplar la apasionante vida de por entonces la ciudad más cosmopolita del planeta.
Se queda a las puertas en cambio de la gran película de época que muchos esperábamos, al no conseguir ese tinte épico y esplendoroso que la superproducción obligaba. Hay ligeros altibajos que impiden que aquella intensidad inicial se mantenga a lo largo de las dos horas de cinta histórica. Pero sobre todo, en esta ocasión, Amenábar no logra tocar la fibra sensible (como sí hiciera de manera magistral en “Mar adentro”) del espectador con rotundidad, a pesar de que navega con viento a favor. El grado de conmoción nunca supera al de la impotencia inicial que se siente ante la pérdida de la famosa Biblioteca, y la excitación por el triste final de Hipatia nunca sobresale de lo meramente puntual y ordinariamente esperable.
No obstante, estamos ante una gran película, con sello de autor, que nos devuelve a Hipatia, Alejandría y la época romana con elegancia, brillantez y un alto grado de madurez narrativa y visual.
[email protected]
Se queda a las puertas en cambio de la gran película de época que muchos esperábamos, al no conseguir ese tinte épico y esplendoroso que la superproducción obligaba. Hay ligeros altibajos que impiden que aquella intensidad inicial se mantenga a lo largo de las dos horas de cinta histórica. Pero sobre todo, en esta ocasión, Amenábar no logra tocar la fibra sensible (como sí hiciera de manera magistral en “Mar adentro”) del espectador con rotundidad, a pesar de que navega con viento a favor. El grado de conmoción nunca supera al de la impotencia inicial que se siente ante la pérdida de la famosa Biblioteca, y la excitación por el triste final de Hipatia nunca sobresale de lo meramente puntual y ordinariamente esperable.
No obstante, estamos ante una gran película, con sello de autor, que nos devuelve a Hipatia, Alejandría y la época romana con elegancia, brillantez y un alto grado de madurez narrativa y visual.
[email protected]
11 de octubre de 2009
11 de octubre de 2009
39 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los que vayan a ver una peli de Amenábar, de suspense, algún que otro susto, misterio, desarrollo trabado y retorcido, volverán decepcionados.
Ágora es una película extraña, que deja muchos ecos en quien va a verla. Muy valiente, inusual. Parece un péplum, pero habla de hoy. Qué miedo.
Cuenta una historia del pasado, la historia de una mujer que se dedica a pensar, a la filosofía, a la astronomía: el saber. Hipatia es el hilo conductor, pero no el tema de la película. Ésta va de la intolerancia y sus consecuencias. Podemos ver (y leer en cualquier libro de texto) que los politeístas atacan a los cristianos por un agravio o burla de éstos. Después son los cristianos los que devastan la Biblioteca de Alejandría y liquidan a los paganos. Y por último cristianos y judíos se enzarzan en una guerra que termina con la aniquilación de éstos. Pero lo más interesante de la película son las figuras confusas y limítrofes, los que mantienen una creencia, pero saben (o intuyen) que razón y fe no son incompatibles: Davo, Orestes, a veces el obispo de Cirene. Frente a ellos, los integristas de todo pelaje, esos que sostienen sin pestañear que Dios (el que sea) está con ellos, que La Palabra es sagrada, que sólo hay una verdad y que el otro está errado (no como ellos, que más bien están herrados), por lo que se le puede matar y mandar al otro mundo. Eso sí, por su bien y en nombre de Dios.
Me ha recordado a todas estas figura históricas (Galileo, Bruno, Darwin ), que no han pretendido ir contra la religión, aunque los dirigentes de su época sí han ido contra ellos y contra la razón.
La conclusión de la película, a mi juicio, es ésta: nada contra las creencias, pero líbrenos Dios de fundamentalistas, ciegos mentales y lectores de un solo libro. Amenábar tendrá problemas, pero será con los de siempre; no con los cristianos, sino con los vigilantes de su pureza. Pues nada, qué se le va a hacer. Que se ofendan; a los demás nos ofende su estupidez y no pedimos por ello su ingreso en prisión ni su ejecución al amanecer.
Que el Faro de Alejandría nos ilumine: la película habla de hoy.
Ágora es una película extraña, que deja muchos ecos en quien va a verla. Muy valiente, inusual. Parece un péplum, pero habla de hoy. Qué miedo.
Cuenta una historia del pasado, la historia de una mujer que se dedica a pensar, a la filosofía, a la astronomía: el saber. Hipatia es el hilo conductor, pero no el tema de la película. Ésta va de la intolerancia y sus consecuencias. Podemos ver (y leer en cualquier libro de texto) que los politeístas atacan a los cristianos por un agravio o burla de éstos. Después son los cristianos los que devastan la Biblioteca de Alejandría y liquidan a los paganos. Y por último cristianos y judíos se enzarzan en una guerra que termina con la aniquilación de éstos. Pero lo más interesante de la película son las figuras confusas y limítrofes, los que mantienen una creencia, pero saben (o intuyen) que razón y fe no son incompatibles: Davo, Orestes, a veces el obispo de Cirene. Frente a ellos, los integristas de todo pelaje, esos que sostienen sin pestañear que Dios (el que sea) está con ellos, que La Palabra es sagrada, que sólo hay una verdad y que el otro está errado (no como ellos, que más bien están herrados), por lo que se le puede matar y mandar al otro mundo. Eso sí, por su bien y en nombre de Dios.
Me ha recordado a todas estas figura históricas (Galileo, Bruno, Darwin ), que no han pretendido ir contra la religión, aunque los dirigentes de su época sí han ido contra ellos y contra la razón.
La conclusión de la película, a mi juicio, es ésta: nada contra las creencias, pero líbrenos Dios de fundamentalistas, ciegos mentales y lectores de un solo libro. Amenábar tendrá problemas, pero será con los de siempre; no con los cristianos, sino con los vigilantes de su pureza. Pues nada, qué se le va a hacer. Que se ofendan; a los demás nos ofende su estupidez y no pedimos por ello su ingreso en prisión ni su ejecución al amanecer.
Que el Faro de Alejandría nos ilumine: la película habla de hoy.
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