Downton AbbeySerie
2010 

Julian Fellowes (Creador), Brian Percival ...
7.8
19,410
Serie de TV. Drama
Serie de TV (2010-2015). 6 temporadas. 52 episodios. Ambientada en 1912, en una mansión de la campiña inglesa y abarcando un periodo que cubre desde la Primera Guerra Mundial hasta el comienzo de los años 20, Downton Abbey narra la historia de una complicada comunidad. La casa ha sido durante generaciones el hogar de la aristocrática familia Crawley, pero también donde sus sirvientes viven, hacen sus planes y sueñan. Algunos son fieles ... [+]
23 de febrero de 2012
23 de febrero de 2012
45 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que sigue está concebido como reivindicación ante las magníficas críticas obtenidas por esta serie británica, Downton Abbey. Mi opinión acerca de ella ha ido cambiando a lo largo de los episodios, y debo decir que lo que empezó como una grata sorpresa ha acabado siendo una desilusión completa.
Downton Abbey es agradable por su sofisticación y exquisitez, por conducirnos en la trama de una manera no tan vulgar a como es costumbre en ciertas producciones actuales. Sin embargo veo a la serie demasiado blandengue, sin el coraje necesario para despertar sentimientos realmente intensos. Hablo del tono general de la serie, edulcorado, y de la ética interna, bienintencionada pero falsa y cansinamente optimista a pesar de querer poner a los personajes en situaciones peliagudas. No digo que los hechos que ocurren propiamente en la trama estén desprovistos de garra, es el tratamiento que se les da, sin la relevancia y fuerza de las historias verdaderas, lo que hace que esta serie sea irrelevante emocionalmente. Un gran fallo de la obra es dar importancia a lo que no tiene y restarlo de aquello que lo necesita. Cada capítulo abre y cierra tramas triviales llenas de cotilleo y protocolo, mientras se desarrolla la que para mi es la única trama con nervio, la relación de Lady Mary con Matthew. Michelle Dockery, la actriz que da vida a la primogénita de los Grantham, imprime a su personaje un carácter interesantísimo que me hace querer ver todo aquello en lo que esté involucrada.
Me saca de quicio la disposición temporal de las escenas, saltando de unas a otras sin sentido alguno de la prioridad y haciendo uso de elipsis incomprensibles. Supongo que se pretende dar agilidad a la narración pero resulta contraproducente. La estructura de un capítulo es copia del anterior y anuncio del siguiente, dando demasiada información por su forma, no por su contenido, de los sucesos venideros.
En resumen, Downton Abbey es recomendable para los que buscan una serie ligera pero cuidada, amigos del refinamiento e interesados en el protocolo de las clases sociales pudientes. No la recomiendo a aquellos que busquen complejidad narrativa y emociones fuertes.
Downton Abbey es agradable por su sofisticación y exquisitez, por conducirnos en la trama de una manera no tan vulgar a como es costumbre en ciertas producciones actuales. Sin embargo veo a la serie demasiado blandengue, sin el coraje necesario para despertar sentimientos realmente intensos. Hablo del tono general de la serie, edulcorado, y de la ética interna, bienintencionada pero falsa y cansinamente optimista a pesar de querer poner a los personajes en situaciones peliagudas. No digo que los hechos que ocurren propiamente en la trama estén desprovistos de garra, es el tratamiento que se les da, sin la relevancia y fuerza de las historias verdaderas, lo que hace que esta serie sea irrelevante emocionalmente. Un gran fallo de la obra es dar importancia a lo que no tiene y restarlo de aquello que lo necesita. Cada capítulo abre y cierra tramas triviales llenas de cotilleo y protocolo, mientras se desarrolla la que para mi es la única trama con nervio, la relación de Lady Mary con Matthew. Michelle Dockery, la actriz que da vida a la primogénita de los Grantham, imprime a su personaje un carácter interesantísimo que me hace querer ver todo aquello en lo que esté involucrada.
Me saca de quicio la disposición temporal de las escenas, saltando de unas a otras sin sentido alguno de la prioridad y haciendo uso de elipsis incomprensibles. Supongo que se pretende dar agilidad a la narración pero resulta contraproducente. La estructura de un capítulo es copia del anterior y anuncio del siguiente, dando demasiada información por su forma, no por su contenido, de los sucesos venideros.
En resumen, Downton Abbey es recomendable para los que buscan una serie ligera pero cuidada, amigos del refinamiento e interesados en el protocolo de las clases sociales pudientes. No la recomiendo a aquellos que busquen complejidad narrativa y emociones fuertes.
5 de mayo de 2012
5 de mayo de 2012
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy, es sabido, los técnicos de filosofía (los profesores) le han ganado la partida a los filósofos, igual que los reptiles se la ganaron a los dinosaurios. Y, como es natural, cuando los técnicos ven acercarse a una de esas criaturas prehistóricas les entra el canguelo y se apresuran a insultarla y a tirarle piedras (de lejos, por si muerde), hasta que la ven desaparecer en el horizonte. De Ortega decían que era un filósofo de marquesas. Cioran tuvo más suerte: si no recuerdo mal, lo suyo eran las porteras. A ambos se les reprochaba lo mismo: fabricaban un producto de primera (filosofía) con materiales de la peor calidad. En lugar de limitarse, como buenos técnicos, a retorcer conceptos y a inventar palabras complicadísimas, preferían hacerse preguntas. Escribían sobre cosas que podían preocuparle tanto a una marquesa como a una portera, en vez de machacar hasta la asfixia los importantes problemas técnicos de la filosofía. En resumen, ejercían un trabajo noble de manera innoble. Por contra, hay una larga tradición de novelas que operan del modo inverso. Jane Austen o Dostoievski se ocupan de un género innoble, el melodrama, pero lo hacen tan exquisitamente que nadie en su sano juicio les negará nobleza. Orgullo y prejuicio o Los hermanos Karamazov son novelas de insuperable riqueza técnica (literaria en este caso), y al mismo tiempo serían capaces de arrancarle una lagrimita, si les diera por leerlas, a cualquier niñita cursi. Pues bien, parece que últimamente asistimos a un fenómeno parecido en lo que se refiere a las series de televisión. A dos metros bajo tierra o Mad men eran series para todos los públicos y eran series exquisitas, pero seguían mirando altivamente al melodrama puro y duro, se negaban a sumir sus lacras habituales (el maniqueísmo, por ejemplo) y su deseo descarado de complacer a la mayoría. Downton Abbey, en cambio, es un melodrama en toda regla, tan adictivo como el peor culebrón venezolano y tan sofisticado (en sus diálogos, en sus interpretaciones, en todo) como la obra de arte más fina que se os venga a la cabeza. Si os gustó Pasión de gavilanes os gustará Downton Abbey. Si os van más las películas de Antonioni o de Godard, os gustará Downton Abbey. Vedla, no seáis tontos. No todos los días tiene uno la oportunidad de engancharse a un culebrón sin sentirse culpable. No todos los días tropezamos con un culebrón para intelectuales.
31 de enero de 2013
31 de enero de 2013
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Downton Abbey es una de esas series británicas impecablemente ambientada, rodada e interpretada como probablemente solo los ingleses sean capaces de hacer. Una serie de época que recuerda a novelas del siglo XIX como las de Jane Austen, o las hermanas Brontë, o a sus adaptaciones al cine.
A lo largo de las tres temporadas emitidas hasta ahora, la serie cuenta varias historias en paralelo, pero todas ellas centradas alrededor de los Crawley, una familia de la aristocracia rural inglesa, y sus sirvientes, es decir tanto historias de los señores como historias de los criados, pero en un mundo que está empezando a cambiar, pues ya no se trata de una serie de época victoriana del siglo XIX, sino que está ambientada a principios del XX. La sociedad está empezando a cambiar, aunque los personajes más retrógrados y conservadores no lo vean o se nieguen a aceptarlo, y eso se refleja en la serie en pequeños detalles (la llegada del teléfono a la casa señorial, o de los primeros automóviles) o en temas de mayor enjundia (como el nacimiento de una incipiente clase media, los movimientos sindicales o sufragistas, etc.)
Tenemos diferentes subtramas, como la relación entre Mary, la primogénita de la familia y Matthew, el futuro heredero, los enfrentamientos y zancadillas entre la altanera Mary y su hermana Edith, la segundona un poco envidiosa, el antagonismo entre Violet, la rancia abuela de la familia e Isabel, la madre de Matthew, de clase media y mucho más “moderna”, o las historias particulares y un poco ajenas a todo esto de la hija pequeña Sybil, más interesada las cosas mundanales y en los cambios sociales que están ocurriendo en la vida real que en su apolillado entorno.
Pero esto es en la parte “de arriba”, de los señores. En la parte “de abajo”, entre el ejercito de sirvientes (mayordomo, ama de llaves, cocinera y ayudante, chofer, ayuda de cámara, y un surtido de doncellas, lacayos, y demás) también existen sus propias historias y rivalidades.
Probablemente la historia más interesante de esta parte sea la de Bates, el nuevo valet o ayuda de cámara del conde, que este contrata por haber servido con él en el mismo regimiento del ejército, pese a estar lisiado, pues cojea debido a una herida de guerra. Esto no le granjea precisamente las simpatías de Carson, el mayordomo y verdadero rey entre los sirvientes, que piensa que no va a ser capaz de desempeñar su trabajo, ni tampoco de la mayoría del resto de la servidumbre, que envidia la confianza que el conde deposita en él y su reputación de recto e intachable.
Y así tenemos subtramas basadas sobre todo en los enfrentamientos de Bates con la señora O’Brien, la doncella de la señora, o con el ambicioso Thomas, uno de los lacayos y protegido de O’Brien, o la atracción mutua que sienten Bates y Anna, otra de las doncellas.
Probablemente la referencia y el precedente más obvio de esta serie sea otra serie británica de época: Arriba y abajo, hecha a principios de los años 70, pero con muchos menos medios y presupuesto que esta. Pero la verdad es que debido a cuando se emitió esta serie yo no la vi, y no guardo ningún recuerdo de ella para poderla comparar. También recuerda a películas como Lo que queda del día, en especial en lo que se refiere a los paralelismos entre Carson, el estirado mayordomo y el personaje al que interpretaba Anthony Hopkins, y a su contrapunto, la señora Huges, el ama de llaves, mucho más flexible y asequible (un poco parecido al personaje que en la película interpretaba Emma Thompson).
Pero por debajo de esta pátina elegante de serie de época, en el fondo, no nos engañemos, esta serie tiene una estructura muy parecida a la de una telenovela, con sus amoríos, enfrentamientos y odios entre los personajes. Lo que ocurre es que no está ambientada en una hacienda en Venezuela, ni en un viñedo de California, o en una familia Tejana metida en negocios del petróleo, sino en la campiña inglesa, y centrada en la pequeña aristocracia rural inglesa de principios de siglo. Así que la serie permite que público de muy diverso tipo se enganche y disfrute un culebrón, sin sentirse culpable por ello. Entre otras cosas porque además la calidad con la que está hecha supera con mucho a la calidad de las telenovelas, incluso a las norteamericanas.
Bueno, vale,... quizás la comparación con una telenovela sea excesiva, pero desde luego si que estamos ante un melodrama de manual, un género con cierto pedigrí, pero que no es precisamente el más valorado ni el más habitual en las series actuales de calidad.
<sigo en spoiler sin desvelar nada>
A lo largo de las tres temporadas emitidas hasta ahora, la serie cuenta varias historias en paralelo, pero todas ellas centradas alrededor de los Crawley, una familia de la aristocracia rural inglesa, y sus sirvientes, es decir tanto historias de los señores como historias de los criados, pero en un mundo que está empezando a cambiar, pues ya no se trata de una serie de época victoriana del siglo XIX, sino que está ambientada a principios del XX. La sociedad está empezando a cambiar, aunque los personajes más retrógrados y conservadores no lo vean o se nieguen a aceptarlo, y eso se refleja en la serie en pequeños detalles (la llegada del teléfono a la casa señorial, o de los primeros automóviles) o en temas de mayor enjundia (como el nacimiento de una incipiente clase media, los movimientos sindicales o sufragistas, etc.)
Tenemos diferentes subtramas, como la relación entre Mary, la primogénita de la familia y Matthew, el futuro heredero, los enfrentamientos y zancadillas entre la altanera Mary y su hermana Edith, la segundona un poco envidiosa, el antagonismo entre Violet, la rancia abuela de la familia e Isabel, la madre de Matthew, de clase media y mucho más “moderna”, o las historias particulares y un poco ajenas a todo esto de la hija pequeña Sybil, más interesada las cosas mundanales y en los cambios sociales que están ocurriendo en la vida real que en su apolillado entorno.
Pero esto es en la parte “de arriba”, de los señores. En la parte “de abajo”, entre el ejercito de sirvientes (mayordomo, ama de llaves, cocinera y ayudante, chofer, ayuda de cámara, y un surtido de doncellas, lacayos, y demás) también existen sus propias historias y rivalidades.
Probablemente la historia más interesante de esta parte sea la de Bates, el nuevo valet o ayuda de cámara del conde, que este contrata por haber servido con él en el mismo regimiento del ejército, pese a estar lisiado, pues cojea debido a una herida de guerra. Esto no le granjea precisamente las simpatías de Carson, el mayordomo y verdadero rey entre los sirvientes, que piensa que no va a ser capaz de desempeñar su trabajo, ni tampoco de la mayoría del resto de la servidumbre, que envidia la confianza que el conde deposita en él y su reputación de recto e intachable.
Y así tenemos subtramas basadas sobre todo en los enfrentamientos de Bates con la señora O’Brien, la doncella de la señora, o con el ambicioso Thomas, uno de los lacayos y protegido de O’Brien, o la atracción mutua que sienten Bates y Anna, otra de las doncellas.
Probablemente la referencia y el precedente más obvio de esta serie sea otra serie británica de época: Arriba y abajo, hecha a principios de los años 70, pero con muchos menos medios y presupuesto que esta. Pero la verdad es que debido a cuando se emitió esta serie yo no la vi, y no guardo ningún recuerdo de ella para poderla comparar. También recuerda a películas como Lo que queda del día, en especial en lo que se refiere a los paralelismos entre Carson, el estirado mayordomo y el personaje al que interpretaba Anthony Hopkins, y a su contrapunto, la señora Huges, el ama de llaves, mucho más flexible y asequible (un poco parecido al personaje que en la película interpretaba Emma Thompson).
Pero por debajo de esta pátina elegante de serie de época, en el fondo, no nos engañemos, esta serie tiene una estructura muy parecida a la de una telenovela, con sus amoríos, enfrentamientos y odios entre los personajes. Lo que ocurre es que no está ambientada en una hacienda en Venezuela, ni en un viñedo de California, o en una familia Tejana metida en negocios del petróleo, sino en la campiña inglesa, y centrada en la pequeña aristocracia rural inglesa de principios de siglo. Así que la serie permite que público de muy diverso tipo se enganche y disfrute un culebrón, sin sentirse culpable por ello. Entre otras cosas porque además la calidad con la que está hecha supera con mucho a la calidad de las telenovelas, incluso a las norteamericanas.
Bueno, vale,... quizás la comparación con una telenovela sea excesiva, pero desde luego si que estamos ante un melodrama de manual, un género con cierto pedigrí, pero que no es precisamente el más valorado ni el más habitual en las series actuales de calidad.
<sigo en spoiler sin desvelar nada>
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En general es una buena serie, incluso notable en muchos aspectos. Pero también tiene algunas sombras, no todo son cosas buenas. Por ejemplo, la ambientación, impecable en los exteriores, los decorados, el vestuario, pero probablemente poco verosímil en lo que respecta a la relación entre los amos y los criados, y a ciertas libertades y familiaridades que ambas partes se permiten, y que sospecho que distan bastante de lo que ocurría en realidad. O también cierto maniqueísmo. En general los personajes buenos son muy buenos, y los malos son muy malos. Por ejemplo, el conde es noble, ecuánime, razonable, y normalmente si se muestra injusto es por desconocimiento. Bates o la señora Hughes son modelos intachables de virtud y rectitud. Y en cuanto a los malos, O’Brien y su protegido Thomas son ruines, envidiosos e incapaces de cualquier buena acción, siempre maquinado y conspirando.
Así, a pesar de todo lo dicho, la primera temporada es muy buena, pero por ejemplo la segunda temporada baja bastante para mi gusto: las subtramas se fragmentan, aparecen historias y personajes que no llevan a ninguna parte o que simplemente se resuelven deprisa y corriendo en un par de episodios, sin que luego nunca más se sepa, etc. Afortunadamente la tercera temporada vuelve a centrarse en la historia o historias principales y para mi gusto recupera el pulso y la calidad originales. Además a lo largo de esta última temporada (aunque no exclusivamente en ella) ese maniqueísmo que antes mencionaba se va difuminando, los personajes ya no son tan planos e incluso los más malos como por ejemplo Thomas, empiezan a tener debilidades y motivaciones más altruistas. Incluso de Violet, la abuela, empezamos a conocer sus razones y sus motivos para su rancio comportamiento.
En cualquier caso, es una serie que merece la pena ver, y que espero que en la cuarta temporada mantenga la línea ascendente y de recuperación de la temporada anterior.
Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2013/01/downton-abbey-telenovela-elegante.html
Así, a pesar de todo lo dicho, la primera temporada es muy buena, pero por ejemplo la segunda temporada baja bastante para mi gusto: las subtramas se fragmentan, aparecen historias y personajes que no llevan a ninguna parte o que simplemente se resuelven deprisa y corriendo en un par de episodios, sin que luego nunca más se sepa, etc. Afortunadamente la tercera temporada vuelve a centrarse en la historia o historias principales y para mi gusto recupera el pulso y la calidad originales. Además a lo largo de esta última temporada (aunque no exclusivamente en ella) ese maniqueísmo que antes mencionaba se va difuminando, los personajes ya no son tan planos e incluso los más malos como por ejemplo Thomas, empiezan a tener debilidades y motivaciones más altruistas. Incluso de Violet, la abuela, empezamos a conocer sus razones y sus motivos para su rancio comportamiento.
En cualquier caso, es una serie que merece la pena ver, y que espero que en la cuarta temporada mantenga la línea ascendente y de recuperación de la temporada anterior.
Más en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2013/01/downton-abbey-telenovela-elegante.html
22 de diciembre de 2010
22 de diciembre de 2010
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que en Gosford Park, Fellows analiza las similitudes y diferencias entre los que mandan y los que obedecen en el sistema de clase inglés del siglo XX. Cuenta con pesos pesados del cine inglés como Maggie Smith y Hugh Bonneville.
Esta serie lo tiene todo: romance, sarcasmo, testamentos, desigualdades sociales, guerra, derechos de la mujer, homosexualidad, suspense y una decoración y fotografía de primera.
Si te gusta el drama de época de un domingo a la tarde, claramente ésta es tu serie. Una novela de folletín llevada al cine de modo esmerado y con elegancia.
Esta serie lo tiene todo: romance, sarcasmo, testamentos, desigualdades sociales, guerra, derechos de la mujer, homosexualidad, suspense y una decoración y fotografía de primera.
Si te gusta el drama de época de un domingo a la tarde, claramente ésta es tu serie. Una novela de folletín llevada al cine de modo esmerado y con elegancia.
28 de abril de 2011
28 de abril de 2011
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Downton Abbey es todo lo que una serie de época debería ser: no es larga, no se hace pesada, tiene buenas historias, está bien contada, sus personajes son atractivos (incluso los malos), la ambientación es más que correcta y el guión es más que correcto.
Al principio pensaba que sería un culebrón larguísimo de esos que ves el principio pero no el final y, aunque la presencia de Maggie Smith iba a mejorar mucho las cosas, una está tan acostumbrada a encontrarse con bodrios que es lógico que tenga sospechas.
Dichas sospechas se esfumaron en cuanto vi el primer capítulo, pues ya no pude dejar de verla semana tras semana.
La tónica principal de este tipo de series es que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Downton Abbey tiene un ritmo ágil que en ningún momento se hace pesado. La historia, aunque pueda parecer repetitiva (sobre todo si uno ha leído novelas de época victoriana o de regencia), es de lo más entretenida. También me ha gustado que pusieran los líos de los nobles por un lado y los de los criados por el otro, pues recuerda a otra serie memorable: Arriba y Abajo. Los personajes, a cual mejor. Me quedo con el Lord y con Crawley, un dúo de lo más dispar pero muy resultón. La guerrilla que se traen las viejas también me ha gustado, porque nunca gana una sola, sino que dan y reciben a partes iguales. En cuanto a los criados, me gustan mucho el mayordomo y Bates, aunque los malos también han conseguido mi visto bueno.
Algunas situaciones pueden parecer de lo más surrealistas, pero es que si no fuera así no habría humor ni originalidad. Además, no es el típico humor que tanto se da en las series españolas de la castañuela y la pandereta, sino el más refinado humor británico.
Sólo resta hacernos una pregunta: ¿Qué pasa con España? ¿Cuándo se decidirán a sacar una serie de ambientación histórica que no resulte típica y tópica a la vez? ¿Cuándo se van a currar los guiones en vez de sacarlos de las novelitas rosas más trilladas? Es un poco triste tener que recurrir a Inglaterra para ver cómo se puede hacer una buena serie de televisión, pero así nos va y no parece que las cosas vayan a cambiar.
Poco más que añadir, salvo que Downton Abbey es una apuesta segura para quien quiera ver una serie sin tener que arrepentirse de ello.
Al principio pensaba que sería un culebrón larguísimo de esos que ves el principio pero no el final y, aunque la presencia de Maggie Smith iba a mejorar mucho las cosas, una está tan acostumbrada a encontrarse con bodrios que es lógico que tenga sospechas.
Dichas sospechas se esfumaron en cuanto vi el primer capítulo, pues ya no pude dejar de verla semana tras semana.
La tónica principal de este tipo de series es que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Downton Abbey tiene un ritmo ágil que en ningún momento se hace pesado. La historia, aunque pueda parecer repetitiva (sobre todo si uno ha leído novelas de época victoriana o de regencia), es de lo más entretenida. También me ha gustado que pusieran los líos de los nobles por un lado y los de los criados por el otro, pues recuerda a otra serie memorable: Arriba y Abajo. Los personajes, a cual mejor. Me quedo con el Lord y con Crawley, un dúo de lo más dispar pero muy resultón. La guerrilla que se traen las viejas también me ha gustado, porque nunca gana una sola, sino que dan y reciben a partes iguales. En cuanto a los criados, me gustan mucho el mayordomo y Bates, aunque los malos también han conseguido mi visto bueno.
Algunas situaciones pueden parecer de lo más surrealistas, pero es que si no fuera así no habría humor ni originalidad. Además, no es el típico humor que tanto se da en las series españolas de la castañuela y la pandereta, sino el más refinado humor británico.
Sólo resta hacernos una pregunta: ¿Qué pasa con España? ¿Cuándo se decidirán a sacar una serie de ambientación histórica que no resulte típica y tópica a la vez? ¿Cuándo se van a currar los guiones en vez de sacarlos de las novelitas rosas más trilladas? Es un poco triste tener que recurrir a Inglaterra para ver cómo se puede hacer una buena serie de televisión, pero así nos va y no parece que las cosas vayan a cambiar.
Poco más que añadir, salvo que Downton Abbey es una apuesta segura para quien quiera ver una serie sin tener que arrepentirse de ello.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El mejor capítulo es en el que el embajador de Turquía va a visitar a Mary por la noche y se le muere en la cama de una apoplejía. Y es mejor todavía la cara que pone su madre cuando se entera y deciden llevarlo de noche de vuelta a su habitación sin que nadie se entere.
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