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Downton AbbeySerie

Serie de TV. Drama Serie de TV (2010-2015). 6 temporadas. 52 episodios. Ambientada en 1912, en una mansión de la campiña inglesa y abarcando un periodo que cubre desde la Primera Guerra Mundial hasta el comienzo de los años 20, Downton Abbey narra la historia de una complicada comunidad. La casa ha sido durante generaciones el hogar de la aristocrática familia Crawley, pero también donde sus sirvientes viven, hacen sus planes y sueñan. Algunos son fieles ... [+]
Críticas 66
Críticas ordenadas por utilidad
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10
14 de noviembre de 2011
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué lujo. Qué lujo poder ver una serie con Downton Abbey, en la que prácticamente todo es perfecto. Ni un sólo día me he llevado las manos a la cabeza por alguna decisión de guión. Ni un sólo día he echado en falta coherencia. Los personajes se enfadan, se alegran, aman, sufren, odian y hablan, y siempre hay consecuencias, como debería ser lo lógico y normal. Las relaciones cambian, se van modificando. No hay ese "borrón y cuenta nueva" que tantísimo me molesta en Águila Roja, sin ir más lejos...

Y además del guión, que es maravilloso, la serie también es de una perfección técnica que austa. La relaización y la fotografía son bellísimas, los decorados y el vestuario, magníficos. Los looks de los actores están conseguidísimos...

Y por si todo ésto fuera poco, esta temporada (en mi opinión, claramente superior a la primera, que ya era de por sí extraordinaria) ha sumado tres importantes puntos a su favor: el desarrollo imparable y bellísimo de los romances, la obtención de una identidad propia, y la matización de personajes.

Anna y Bates, directamente, se han alzado como la pareja más bella que yo he visto en mucho tiempo en una pantalla, y nos han dado momentos antológicos. Matthew y Mary, con su tira y afloja callado y lleno de dudas, mantienen un gran interés. Y la novedad maravillosa de Sybil y Branson, con ese amor juvenil lleno de fuerza y pasión pero no por ello menos sincero y madurado, completan el póker de ases amorosos...
Desde siempre, sabéis que he hecho hincapié en lo muchísimo que esta serie se parecía a la mítica Arriba y Abajo. Y lo sigo pensando. Pero, mientras que en la priemra temporada me parecía que la serie no sabía o no quería desprenderse de la alargada sombra de la genial ficción setentera, esta segunda temporada, en esta temporada he notado un interés mucho más claro por lograr su propia identidad, a pesar de que aún hay muchas cosas calcadas de la serie madre.... y lo han conseguido, sin duda.
Ésto ya es una apreciación personal.... pero creo que O'Brien y Mary, dos de los personajes que menos me gustaban, han mejorado mucho esta temporada. Las veo mucho más complejas, más maduras (en el caso de Mary), y por tanto mucho más interesantes.
Así pues ¿qué tiene de malo la serie? Pues así a bote pronto, sólo una cosa, en mi opinión.... Thomas sigue pareciéndome un personaje unidimensional.

¿No digo que esta serie es un lujazo? Sólo una cosa medianamente censurable....
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Y de los actores, qué decir.... todos, TODOS, son absolutamente maravillosos, y me cuesta destacar sólo a unos pocos (en serio.... es que no veo aninguno fuera de lugar.... qué maravilla de reparto ). Pero diría que Hugh Bonneville (tan cambiado desde que era el gordito gracioso de Notting Hill, y tan señor de la escena en la piel de Robert), Maggie Smith (sobran las palabras con la Dama...), Joanne Froggatt (que lo dice todo con los ojos, y con éso ya queda todo dicho, valga la redundancia...), Brendan Coyle (que hace que te enamores de Bates en un instante) y Siobhan Finneran (simplemente maravillosa) se llevan la palma.

En resumen, LARGA VIDA A DOWNTON ABBEY.
9
13 de diciembre de 2011
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
El naufragio del Titanic marca indirectamente el punto de partida de una admirable serie de televisión que ha captado toda mi atención. El mimo con que se ha cuidado toda la hechura de esta producción inglesa es evidente en cada detalle. Los actores, soberbios, con esa sutileza, saber estar e ironía que tanto ha pregonado el carácter británico. No hay histrionismo. Las tragedias encuentran su justo punto de drama. El humor alardea de esa impecable elegancia que confiere el buen tono. Las situaciones que podrían haber caído en enredos de culebrón se sostienen con comedimiento. La pasión no es vocinglera ni se descompone.
Un creador competente se preocupa sobremanera de escoger con lupa y dirigir con buena mano a su personal, exige un nivel alto al guión, estudia al milímetro la puesta en escena y se esmera en el montaje. Inmiscuye a todo el proyecto con tanta dedicación que me imagino lo duro que tiene que ser llegar al final del colosal trabajo realizado y aceptar que al día siguiente ya no habrá que volver a los platós ni transformarse otra vez en Lord y Lady Grantham, la Condesa Viuda, Lady Mary, Lady Edith, Lady Sybill, Matthew Crawley, Isobel Crawley, el mayordomo Carson, el ama de llaves la señora Hughes, la señora O'Brien, Anna, Bates, la señora Patmore, Daisy, Thomas, William, Branson, Ethel, Jane, Molesley, Lavinia...
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Tras tantas horas viviendo en el universo de Downton Abbey uno es reticente de salir. Si yo me he quedado con unas ganas locas de que me ofrezcan más capítulos, como el que padece el síndrome de abstinencia y espera una dosis consoladora, me hago una idea de lo adictivo que tiene que ser todo ello para el equipo de la serie. No porque sea fácil para ellos llevar adelante el tinglado y mantener el listón tan elevado, que debe de ser condenadamente difícil, sino por la satisfacción de un trabajo bien realizado, incluso de sentirse, mientras dura el sueño, que se pertenece a ese mundo marcadamente dividido entre antigua aristocracia dominante, novedosa clase media y saccrificada clase obrera, justo en el instante en que el rígido orden establecido empieza a resquebrajarse y el joven siglo veinte se abre paso a radicales cambios sociales, propiciados por factores de tal magnitud que empujan y aceleran la capacidad humana para adaptarse. El más nefasto, la guerra. Nada modifica tanto el panorama ni destroza la normalidad cotidiana como un conflicto bélico, y si es a gran escala sus efectos se multiplican casi por infinito. Otro factor muy negativo, es la arrogancia que inspira el sentirse confiados y seguros en un suelo engañoso asentado encima de blandas cenizas. Otro, más positivo, es el progreso político-social y la adopción de nuevos puntos de vista y costumbres mejor acondicionados a los nuevos tiempos, dejando de lado los obsoletos. Las grandes diferencias de clases ya perdían su inamovilidad. También la revolución científico-tecnológica, la causante de que nuestros últimos dos o tres siglos hayan visto probablemente más cambios que todos los anteriores juntos, empujaba inexorablemente.
La gran familia formada por los Crawley y su comunidad circundante de empleados, amigos y demás agregados se granjean el afecto y el total interés de quien tiene la suerte de entrar en Downton.
Larga vida a la serie, y a ser posible que conserve tanta calidad.
Una debilidad: Me he enamorado del huidizo romance entre Mary y Matthew.
Y confirmo que el personaje más destacado (y eso que no hay ninguno que tenga desperdicio) es el de la Condesa Viuda. Las sonrisas están aseguradas gracias a esa Maggie Smith inigualable.
7
16 de marzo de 2011
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había perdido la esperanza de encontrarme con algo de ficción decente en la parrilla de las televisiones generalistas... por eso no dejo de alegrarme cuando descubro un producto digno ante tanta reiterada inmundicia. Esta serie sobre la opulenta familia aristocrática de los Crawley y su infinito y fastuoso servicio resulta un afortunado acierto.

Las pequeñas (o grandes) intrigas entre nobles y personal, las luchas de poder por títulos o herencias, las conspiraciones, las conveniencias y alianzas, las jugarretas y las simples y curiosas anécdotas que nos narran se sitúan en la escena con finura e interés. Y la envoltura que recubre estos devenires (veasé su bella ambientación y escenografía (tanto en interiores como exteriores... con una belleza paisajística admirable), su impoluta fotografía con una cuidada saturación de colores, su banda sonora, su impecable vestuario, etc.) es suficiente para contemplar la serie con placer y entusiasmo.

Es una serie que te la crees, con actores que no se nota que son actores (y eso es algo que no vi por ejemplo el día anterior en esa misma cadena a esa misma hora), que te zambulle en su superfluo pero majestuoso mundo de nobleza y servicio llegando a implicar (no cuesta nada sentir lástima o rabia por unos u otros personajes).

Con unos guiones sutiles (que no por ello dejan de ser complejos en muchos puntos), un ritmo desigual pero calculado (donde a veces su lentitud es observada como exquisito tacto que contrasta con la a veces endiablada rapidez con la que se suceden unos diálogos que no dejan lugar al aburrimiento), una dirección artística destacada, una realización impoluta y detallista y unas buenas actuaciones (sin histrionismos) que se ajustan con naturalidad y delicadeza a la silueta de sus personajes (a destacar Hugh Boneville como noble peterfamilias que camela con el paso de los minutos, Brendan Coyle como afable (y algo misterioso) empleado, Penelope Wilton como aguerrida madre del futuro heredo y Maggie Smith que, con su gran presencia, encaja como un guante como la anciana y rancia condesa viuda), "Downton Abbey" ofrece en cada episodio varias tramas interesantes que afectan a nobles y servidumbre... tramas que se desarrollan de manera intrigante y elegante (tratando las situaciones nunca con un drama excesivo, pero sí dejando sutileza, cierto misterio e incluso ingeniosa agudeza) mientras se nos van perfilando unos personajes (la ingenua, el utópico, el anticuado, el responsable, la conservadora, el misterioso, la conspiradora, el ambicioso, la intrépida...) que van a más en su personalidad y motivaciones.

"Downton Abbey" ofrece un escaparate de maquinaciones y personajes elegantes, exquisitos y apetitosos (que si bien no agarran, acarician). Dos capítlos han bastado para engancharme y embelesarme. Un disfrute y una evasión muy recomendables.

Lo peor:...
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... se echa de menos algún personaje realmente malvado (no cuento a la condesa viuda) dentro de los Crawley.
Lo mejor: La dirección artística. Actuaciones naturales. Maggie Smith.
9
18 de abril de 2012
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Claramente deudora de la narrativa inglesa, Downton Abbey es, desde esta perspectiva literaria, pura novela victoriana en su descripción de la realidad social en las primeras décadas del siglo XX, con bastante de las hermanas Brontë, algo de Dickens y la fina ironía de Oscar Wilde presente en Violet Crawley, la condesa viuda; un icónico personaje que, por derecho propio, ya tiene su sitio en el Olimpo televisivo.

Que una serie inglesa sorprenda por su cuidada ambientación, algo que se encuadra dentro de la tradición audiovisual británica a la hora de abordar sus series históricas y de época, es revelador del grado de elegancia alcanzado en la producción. Un magnífico casting, una exquisita realización y, sobre todo, un guión trenzado por pequeñas tramas, cuya inteligente administración provoca una tremenda adicción, son los elementos fundamentales para situar a Downton Abbey -a pesar de su corta vida- entre las series emblemáticas para la pequeña pantalla.

Pero lo que acaba por darle una hechura perdurable son los personajes que pueblan el universo de Downton Abbey, que se adueñan de la serie por encima del magnífico envoltorio. Dotados de pequeños matices que los alejan del estereotipo plano y les aportan solidez, todos acaban teniendo su propio espacio dentro de la historia y nos atrapan e interesan por igual. Y en esto hay que resaltar el esplendido trabajo de los actores, que más allá de la profesionalidad o la experiencia, alcanzan una asombrosa maestría.

Dada su formidable capacidad adictiva, imprescindible tener las temporadas completas antes de empezar el visionado.
9
30 de diciembre de 2013
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Está claro que la etiqueta british conlleva una clase y una distinción que pocas otras pueden alcanzar, por eso quizás "Downton Abbey" nos resulta casi más placentera a los no británicos que a ellos mismos. Desde el maravilloso castillo victoriano de estilo Isabelino que sirve de mansión a la familia Crawley, la magnífica música de John Lunn, el elegante vestuario, el distinguido elenco de actores con la enorme Maggie Smith como matriarca de la familia, el exquisito acento británico con su articulación, su entonación, su énfasis, su distinción, su elegancia, sus expresiones (Nonsense!, Is anything the matter?, Can I help Your Ladyship?...) y por supuesto un equipo de guionistas, capitaneados por el creador de la serie Julian Fellowes, que están ahí para ofrecernos sus delicias en bandeja de plata.

10 razones para amar Downton Abbey:

1) Maggie Smith interpretando a Violet Crawley (Lady Grantham, la madre de Robert). Esta entrañable anciana que dice todo lo que piensa, eso sí, con la tan característica ironía inglesa que ha dado lugar a fantásticos one-liners, que vienen a ser esas frases que todos estamos esperando y en las que los guionistas ponen sus mayores esfuerzos, resultando así descarada, pero con elegancia. Mejor dejarla hablar a ella para que os hagáis una idea:

- Primero la electricidad, ahora teléfonos. A veces me siento como si estuviera viviendo en una novela de H.G.Wells.
- Soy una mujer, Mary. Puedo ser tan contradictoria como quiera.
- No soy una romántica, pero hasta yo puedo reconocer que el corazón no existe únicamente con el fin de bombear sangre.
- No seas derrotista, querida, que eso es muy de la clase media.

- Violet: Tengo muchas ganas de ver a su madre. Cuando estoy con ella, me acuerdo de las virtudes de los ingleses.
- Matthew: Pero no es americana?
- Violet: Exactamente.

- Matthew: Lo siento por el jarrón.
- Violet: Tranquilo. Era un regalo de boda de una tía mía que era horrible. Lo he odiado durante medio siglo.

- Violet: Siempre ves la manera de mejorar las cosas mires donde mires.
- Isobel: Me lo tomaré como un cumplido.
- Violet: Debo haberlo dicho mal pues...

- Cora: Espero no oir sonidos de desacuerdo.
- Violet: ¿Así es cómo se refieren a una discusión en Nueva York?

2) Cómo los elementos históricos son incorporados a la trama: el hundimiento del Titanic, la llegada del teléfono, la I Guerra Mundial, la devastadora gripe española, la Guerra de la Indepencia de Irlanda, etc. Todas ellas muy bien entretejidas con la trama principal.

3) El URST entre Lady Mary y el primo Matthew, clásico, de libro incluso, pero delicioso y que funciona a la maravilla. Se odian, pero se quieren, la aparente tirantez que hay entre ellos no es más que una tensión sexual no resuelta, que necesita pasar por uno de los cien dormitorios de la mansión ASAP. Obviamente, a Lady Mary empieza a gustarle más cuando él comienza una relación con Lavinia ¿A quién no le resulta mucho más atractivo aquello que no puede tener?

4) La relación entre Anna (la sirvienta de Lady Mary) y John Bates (el sirviente de Robert Crawley). Y lo que han sufrido estos dos para estar juntos y por consecuencia, lo que nos han hecho sufrir a nosotros. Claramente si hay una pareja que se merece ya de una vez la felicidad son este par ¡Qué pobres...! Papeles de divoricio que no llegan, chantajes, falsas acusaciones de asesinato, violaciones... Una historia de amor trágica, pero maravillosa.

5) Cómo son tratados algunos temas como el aborto, las relaciones fuera del matrimonio, las relaciones entre personas de diferente raza o estatus, la homosexualidad, los derechos de la mujer... con la visión y el conservadurismo de principios del siglo pasado.

6) El (re)descubrimiento del talento de una actriz como Elizabeth McGovern, que interpreta a Lady Cora Grantham. Sus caras no tienen desperdicio...

7) Supongo que no soy el único fan del personaje de Tom Branson, el chófer que acaba casándose con Lady Sybil y teniendo una hija con ésta. Cómo la familia Crawley lo acoje dentro del seno familiar y cómo lo tienen por un miembro más de la familia resulta enternecedor. Por cierto, ¿Soy el único que piensa que haría una pareja fantástica con Lady Mary? ¿Sería demasiado descabellado?

8) Algunos villanos interesantes (los únicos que fuman en la serie, claro, porque son malos...). Me refiero especialmente a Thomas Barrow (el gay de la serie), que ha tenido algunos momentos de redención, aunque pocos... Le vimos tirarle la caña a un nuevo sirviente que llega a trabajar a la mansión, Jimmy Kent (realmente es un Ken...), un atractivo rubio al que todas persiguen, y con todas incluyo a Thomas, que intenta propasarse con él y éste le acusa luego públicamente de ello. Y luego tenemos a Sarah O'Brien (la sirvienta de Cora), que nos hizo ver cuánto daño se puede hacer con una simple pastilla de jabón... Juntos resultan maquiavélicos y manipuladores.

9) Algunos deliciosos episodios folletinescos. En el fondo tiene su punto de culebronesca, una especie de "Melrose Place" de época. Ahora mismo me viene a la mente el momento de la llegada del aristócrata turco Kemal Pamuk, quien después de que Thomas Barrow le tire un poco la caña, decidirá ir a la habitación de Lady Mary a echar un polvete de una noche. Lady Mary será incapaz de resistirse a los encantos del apuesto diplomático turco, con la mala suerte de que éste sufrirá un ataque al corazón, quedando su bonito pero inerte cuerpo desnudo sobre su cama. Todo un escándalo de alcoba de lo más entretenido.

10) El hecho de que en una serie con tantísimos personajes no haya ninguno de relleno o que esté mal dibujado. Claramente, a todo esto ayuda el hecho de que Fellowes esté trabajando con un maravilloso elenco de actores de la A a la Z, con un asombroso vestuario, una imponente localización, una brillante fotografía y una magnífica banda sonora que lo envuelve todo de manera excepcional.
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