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Jules y Jim

Romance. Drama Desde que se conocieron en 1912, Jules (Oskar Werner) y Jim (Henri Serre) se hicieron amigos tan inseparables que se enamoraron de la misma mujer (Jeanne Moreau). Uno de ellos se casa con ella. Obra muy representativa del cine francés de los sesenta, que constituye un canto al amor y la pasión. (FILMAFFINITY)
Críticas 72
Críticas ordenadas por utilidad
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9
22 de marzo de 2007
41 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablar de Jules et Jim es hablar de una de las mayores historias de amor que se han visto en una pantalla de cine. Truffaut nos regala un ejercicio de delicadeza y de buen gusto a través de la historia de dos amigos, Jules y Jim, que se enamoran de la misma mujer, Catherine (descomunal Jean Moreau), pero es la manera de como se cuenta y sobre todo como se filma, Truffaut siente tal veneración por Jean Moreau que cuando la sigue con la cámara nos sentimos parte de su vida del mismo modo que lo hacen sus protagonistas o la vemos con el mismo amor y respeto.

Es maravilloso contemplar ese blanco y negro, ver esas calles o esa casa dónde se desarrolla esa historia de amor a tres bandas y nos da igual que moralmente pueda resultar reprochable que una mujer ame a dos amigos a la vez (o por lo menor primero de uno y luego de otro, o solamente a uno...), cuando los vemos juntos es tal la alegría que contemplamos que se transmite al espectador, del mismo modo que cuando los personajes se suman en una profunda tristeza nos venimos abajo, ya que quizás por un sentimiento que se encuentra dentro del alma humana deseamos que triunfe el amor, que triunfe la vida por encima de la muerte...

Jules et Jim es una obra realizada por un genio, que empapa toda su obra de corazón, un noble corazón y lo hace de tal manera que el mismo se inventó una revolución en el mundo del cine del mismo modo que los protagonistas de la película proclaman un amor revolucionario.
Como podrán ver la palabra más repetida de esta humilde crítica es la palabra "amor" y de eso trata la película, amor a Jean Moreau, amor al blanco y negro junto a sus texturas y sonidos, amor a la vida y sobre todo AMOR AL CINE.

OBRA MAESTRA.
9
27 de enero de 2006
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizás no es la mejor de Truffaut, puesto que le reservo a Los 400 golpes, ni la más extraña, ni la más célebre, ni mi favorita, La noche americana. Pero Jules y Jim es una película que te deja un dulce regusto en la boca cuando has terminado de verla. Truffaut ha pasado a la historia como el mejor director del decrépito movimiento de la nouvelle vague por que se desmarcó de él cuando pudo, a diferencia de otros miembros, que han pasado a una segunda fila, estancados en su forma de hacer cine. Y esto es por algo muy simple: para Truffaut, un movimiento de cámara es un movimiento de cámara, no una necesidad psicologica de renovación cinematográfica, como propondría algún que otro paisano contemporáneo suyo.

Sin la pedantería propia de otros directores de la nueva ola, Trufaut nos cuenta lo más básico: una historia, sin más patrañas pretenciosas. Es una película que tiene algunas de las constantes de Truffaut, como son el (des)amor, la infidelidad, la amistad, o la mentira piadosa que tan mal resultado le dio a Antoine Doinel. La amistad de los dos protagonistas, dos bohemios, uno frances, Jim, y otro alemán, Jules, es el epicentro de la historia. Entre ambos se traza una relación que comienza como mera afición por el arte, para culminar en la atracción por una misma mujer.

Dicha mujer es Catherine. Una estupenda Jeanne Moreau, que encarna con sobriedad a un personaje que por momentos resulta odioso. Es una mujer caprichosa, caradura, abusiva, una auténtica femme fatale, que deja rendidos a ambos amigos. Pero realmente, durante algunos momentos, el espectador se siente atraido por este personaje, capaz de pasar de la tranquilidad a la locura en una decima de segundo. Pero la amistad entre ambos hará que esta se anteponga a los celos, y cada uno demostrará que su amistad está por delante de cualquier celo o enamoramiento.

La dirección de Truffaut auna experimentación y clasicismo a partes iguales. Sólo con ver el comienzo, el uso frenético del montaje, y la forma de narrar la película, la da un toque freso y original, pero conforme avanza la película, se torna más clasico, y se centra en el uso de la cámara para contar la historia. A ello acompaña una preciosa banda sonora de George Delerue, y una cálida fotografía en blanco y negro que resalta la belleza de las imagenes, como ese maravilloso paseo por las calles de Paris, con Catherin vestida como un chico, con un bigote pintado, y fumando tranquilamente.
5
21 de abril de 2007
23 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de haberme acercado al cine de Truffaut desde películas como Los cuatrocientos golpes ó La noche americana, reconozco que Jules et Jim me ha defraudado. No me ha desencantado Truffaut como director sino esa historia donde se mezclan elementos como el amor, la amistad y las libertades e independencias personales que, si bien pueden ser claramente compatibles en la realidad, en la obra de Henri Pierre Roché tienen connotaciones y rasgos tan exagerados que acaban impidiendo cualquier tipo de convivencia, salvo que los protagonistas hayan obtenido buena nota en sufrimiento y masoquismo.

La técnica cinematográfica de Truffaut donde cada plano está estudiado previamente y dibujado al milímetro para, en una gran labor de montaje, conseguir el efecto deseado, es francamente buena, muy buena. Incluso encuentro aceptable ese acercamiento al cine de cámara en bandolera y bicicleta, típico de la "nouvelle vague" francesa y uno de cuyos máximos exponentes es el propio Truffaut juntamente con Eric Rohmer. Todo eso me vale, pero la historia no.

No es una historia de amistad como tampoco de amor. En realidad creo que el único lugar donde se puede ubicar, y eso echándole mucha imaginación, es dentro de las historias de afirmaciones personales, de egos y egolatrías, de miedos, de rupturas con lo establecido. Un cierto cine “psicológico” al compás de una juventud europea de mitad del siglo pasado, claramente imbuida de planteamientos libertarios y de revolución cultural ó contracultural, de Mayos del 68 aun por venir. Y dentro de este contexto de “imaginaciones al poder” previo, que duda cabe, a las revueltas estudiantiles. Porque aquí Truffaut sabe que está haciendo una propuesta cinematográfica de ruptura con lo establecido, de incursiones en planteamientos personales de vida tan singulares que rozan la anormalidad.

El tema de la novela, con su menaje a trois incluido, es arriesgado. Y con ese planteamiento, donde lo sexual siendo arriesgado no pasa de pura anécdota, Truffaut formula una propuesta cinematográfica al espectador. Quizás el espectador de los 60, especialmente el francés, tuviese el terreno abonado y especialmente fértil para este tipo de propuestas pero el espectador de hoy (parece mentira pero casi ha pasado medio siglo desde entonces) tiene el terreno seco y estéril para este tipo de cosas, visto lo visto y vivido lo vivido...

En cuanto a los actores me quedo con Oskar Werner al que descubrí en El barco de los locos. El resto, inclusive Jeane Moreau, digamos que están simplemente bien. En cualquier caso, en la medida que la historia no interesa, valorar adecuadamente la interpretación es sumamente complicado.
2
18 de diciembre de 2014
19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esa voz en off que tanto ayuda a aclarar situaciones en muchos films, en este, lo único que consigue es matar todo atisbo de esperanza, y es que con una narración apresurada, caótica e inconexa, consiguió simplemente, desanimarme. Pero no es lo único, y es que el film, aunque tiene sus momentos lúcidos, la oscura irrealidad de lo absurdo, sólo consiguió destruir toda posibilidad de entretenimiento, y es que llegados ciertos momentos donde la película toma fuerza, esas situaciones caóticas sin sentido, acabaron desquiciandome, hasta el punto de que se me hizo muy, pero que muy pesada.

Comprendo el hecho de que el film, sea un caos de situaciones atípicas, pero incluso el caos tiene su orden, y la narrativa debe seguir unos patrones, por muy irreales que sean, pero en este film, el caos es destrucción y vuelta a empezar, lleno de irracionalidad, y disparates a cual más descabellado, pero sin gracia alguna y por supuesto atractivo visual.

Lo mejor sin duda fueron los diálogos entre los dos amigos y sus discusiones, pero en vez de avanzar en ese sentido, todos acaban con una situación atípica, llena de necedad, cortando toda posibilidad incluso de amar la propia actuación, por lo que el ritmo se cortaba por una estupidez sin posibilidad alguna de gracia, carcajada e incluso de cuestionar.

En fin, no me gusto, no la recomiendo y para mi gusto, sobrevalorada excesivamente pero como dice el refrán, para gusto están los colores.
3
9 de junio de 2010
20 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin ánimo de ser muy caústico creo que excesivo interés en vender algunas películas como esenciales para entender el cine actual. Pues bueno a mi me gusta ir al cine para entretenerme, evadirme, aprender algo aunque no necesariamente y, en definitiva, poder disfrutar.

La película es muy floja, tiene cosas bonitas ,una banda sonora tierna pero nada más.

La historia me parece mucho más simple de lo que la gente comenta en otras críticas. Otra cosa es que a la gente le encante vender la moto.

Desde luego no la recomendaría jamás. Hay como un millón de películas mejores y no me tengo que ir al Padrino o a Sed de mal, Cazafantasmas 2 es bastante mejor que esta película.

un saludo amigos
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