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Trenes rigurosamente vigilados

Drama. Comedia Durante la ocupación nazi de Checoslovaquia, el joven Milos trabaja en la estación de trenes local junto al mujeriego Hubicka, el bobo jefe de estación Zednicek y la bella revisora Masa. El director de los ferrocarriles del pueblo les encarga la misión de proteger ciertos trenes estratégicos, indispensables para los planes de dominación del Führer en Europa central. Pero Milos tiene otro problema más íntimo y acuciante, que le lleva a ... [+]
Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
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7
8 de noviembre de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia que nos cuenta Jirí Menzel a menudo transita por caminos surrealistas, tiene el acierto de contar con la ternura de un personaje protagonista de pocas luces y bajo mi punto de vista lo que la hace más atractiva es que posee un humor que le viene muy bien al largometraje. Nadie sabe explicar cómo surgió ese cine que se hizo en la antigua Checoslovaquia, nadie sabe explicar con firmeza por qué se produjo esa explosión de creatividad, pero el caso es que hay muy buenos ejemplos de buen cine y desde aquí invito a todo el que desconozca de qué va la llamada "Nueva Ola Checoslovaca" a que curiosee un poco porque vale mucho la pena.

"Trenes rigurosamente vigilados" es posiblemente el ejemplo más conocido de este movimiento cultural (película más conocida no supone que sea la mejor, no me cansaré nunca de recomendar "La tienda de la Calle Mayor" (1965), una obra mucho más completa), ya que a través de la vida del joven Milos se conjugan dos elementos tan dispares como sus desafortunadas primeras experiencias sexuales y el retroceso del ejército alemán en el frente ruso durante la IIºGM. Todo ello con gracia, esa es la gran apuesta de la película, ya que el hecho de que el pobre chico falle en su primer escarceo amoroso inevitablemente produce una mezcla de ternura y diversión. La atmósfera de la ocupación alemana no le resta tono a la comedia, que se mezcla con el drama de forma afortunada.

A todo ello se le suma una estación de trenes imposible, llevada al absurdo, con personajes muy bien trazados pese a sus rarezas y... muy al estilo Kusturika, no sé decirlo de otra manera, llevo rato pensando en las similitudes de esta historia de trenes, incompetencia sexual y barbaridades varias con el genial director de origen serbio. Ahí queda mi personal guiño cinéfilo. Confesaré, porque estamos en FA y esto va de poner notas, que le calcé un 6, pero que habiendo pasado unos días desde que la vi y teniendo en cuenta que su desenlace permanece en mi mente, es cosa lógica subirle una estrellita más a la nota. Justo y necesario.
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El final me encanta. Le suelta a la novia que en seguida está por ella, el mismo Milos del principio, se ha hecho hombre y con toda la normalidad se dirige con la bomba al lugar adecuado para hacer estallar uno de esos trenes rigurosamente vigilados. Muere, y eso es algo que no esperábamos, como tampoco esperaba que de repente todo cambiara y Milos pasara a ser lo que es cuando muere. Algo precipitado para la mayoría, para mí es otro ejemplo de que en la antigua Checoslovaquia iban adelantados al resto.
7
9 de agosto de 2008
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trenes rigurosamente vigilados, como se la llamó en español, transcurre en Checoslovaquia, durante la ocupación nazi, y aunque el conflicto de la Segunda Guerra Mundial es un tema que se siente constantemente en el fondo de la acción, se trata de una "coming of age movie" (¿tenemos una expresión similar en nuestro idioma?), ya que el foco está puesto en la vida de Milos y en su pequeño problema: es un eyaculador precoz.

Pese al drama de fondo y a la conclusión (que me dejó con un sabor amargo), Ostre Sledované Vlaky tiene más de comedia que de cualquier otro género. Algunas escenas son muy graciosas, a veces grotescas (como aquella en la que Milos le cuenta su problema a una señora mientras ella rellena a un pobre ganso y hace pasar el alimento estrujándole el pescuezo). El guión está tan bien como las actuaciones y la fotografía.

Lo mejor, de cualquier forma, es la interpretación de Václav Neckár como Milos, un muchacho medio torpe, debilucho y sumamente ingenuo que intenta suicidarse después de su frustrada primera experiencia sexual. Me encantó como trabaja este chico. Por otro lado, me pareció un poco lenta y me aburrí por momentos, pero no hay duda de que se trata de una película original que no envejece.
7
15 de agosto de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bohumil Hrabal fue el escritor checo autor de la novela “Trenes rigurosamente vigilados”, que le reportaría fama mundial, gracias al Oscar a la mejor película extranjera, en la que se basaba el primer largometraje filmado por Jiri Menzel. Buhumil fue adalid del humor checo, una rebosante mezcla de sequedad y jovialidad, colorística imaginación y apacible fatalidad, que el realizador sabe trasladar a las imágenes del film, sus personajes acostumbran a ser fracasados y marginales, suelen ser locuaces y amantes de la vida… como Milos, el entrañable adolescente protagonista del film, poco hablador, cierto, pero ebrio de vida. De tono irónico e impronta naturalista, con un revestimiento de comedia penetrado de una amarga tristeza, de una contrastada luz soñadora en blanco y negro, recreado en un invernal ambiente, es una fábula de aliento tierno y sombreado halo poético, ligera pero densa, construida sobre un recorrido iniciático que sustantiviza la pérdida de la inocencia y el despertar de la sexualidad.

“Trenes rigurosamente vigilados” es un relato acerca de un guardagujas y su aprendiz cuyo telón de fondo es la angustia por la ocupación nazi de Checoslovaquia, que recrea y denuncia a gobernantes serviles y colaboracionistas con el invasor, pero que también presta atención a los pequeños detalles de la vida cotidiana, a las peripecias jocosas y la madurez política del joven protagonista. Menzel, cuyas dotes de observación, apreciable inventiva visual y capacidad para pintar caracteres son indiscutibles, propone una regenerativa reflexión, tan mordaz como moral, acerca del orden y la libertad, la mezquindad de los hombres y el lirismo del horror.

Más allá de las penas de amor de Milos, del apunte de la hostilidad del mundo exterior y el acoso de la realidad, de su demoledora y caustica condena a los villanos de esta historia – los nazis, los burócratas, el Estado… -, de esa mirada, tonificante pero sardónica, sobre la guerra vista desde un estación de ferrocarril, temas ciertamente importantes, me interesa destacar en particular la relación, contraste que se establece entre la torpe ternura de Milos y la lozanía y seguridad de su jefe, uno de esos superiores que atormentan a sus subordinados. Ese Hubicka, famoso en el mundo entero por sellar las nalgas de su telegrafista con el matasellos checo-germánico de su estación. Y así, Menzel consigue plasmar lo individual y lo colectivo, amalgamar la historia personal y la Historia global, lo cotidiano y lo excepcional, cruzando comedia y tragedia, emoción y aventura en un relato armado de un jubiloso humor.
9
14 de abril de 2014 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apenas había oído hablar de esta película, y la verdad es que ha sido una gran sorpresa. “Trenes rigurosamente vigilados” es un sano ejercicio de ironía, sátira y crítica, que no deja títere con cabeza, a pesar del tono aparentemente inocente de la narración. Se trata de una obra muy moderna, tanto en el fondo como en la forma. Los destellos de humor en la historia del joven Milos son si cabe más brillantes por lo deslumbrante que resulta todo su universo. La miseria y la guerra marcan un simple telón de fondo, absurdo y lejano, ante el trauma que supone para un adolescente un despertar sexual no acorde con sus ensoñaciones y expectativas.

Todo se nos muestra de una forma descaradamente viva. El blanco y negro es de una extraña calidez, sin duda por los juegos de luz, el inteligente uso de la cámara (siempre colocada en el lugar adecuado) y una ocurrente utilización del sonido y de la música. El film es un prodigio de armonía, todo encaja a la perfección en un universo particular. El guión es muy ocurrente. Los personajes secundarios están muy logrados y hasta el más pequeño de los objetos tiene su propio protagonismo. Se notan influencias del cine clásico (Chaplin, Wilder...), pero también aprecio huellas de este tipo de hacer cine en directores de ahora mismo (Jeunet, Wes Anderson, Tarantino…). Hay un cierto distanciamiento en la narración, incluso en los pasajes más trágicos, pero curiosamente eso acentúa la sensación de candor. Destacaría muchas escenas, aunque supongo que me quedo con la del balanceo de sillas, persecución en la oficina y estampado de los sellos. Diez minutos para enmarcar. Por cierto, una escena en la que no aparece el protagonista.

El final es desconcertante pero muy acertado, y quizá es el colofón perfecto para una de las películas más frescas e ingeniosas que recuerdo. “Trenes rigurosamente vigilados” es una obra que, partiendo del elogio del detalle, y a pesar de poner el espejo frente a nuestras propias miserias, provoca una extraña sensación de ternura y de reconciliación con el género humano. Y nadie diría que tenga ya casi cincuenta años.
8
18 de noviembre de 2015 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es una adaptación de Hrabal, un escritor checo que fue ferroviario durante la guerra, como le ocurre a su personaje. La película está contada con un sentido del humor muy centroeuropeo. Se trata de una historia que se mueve en el filo entre lo grotesco, lo picaresco y lo trágico. El ambiente histórico es el de la ocupación nazi; cabe pensar pues en una historia de tintes dramáticos. Sin embargo, los personajes viven situaciones risibles, ya sea a causa de sus escarceos eróticos, ya por la cría de palomas que les hacen aparecer (caso del jefe de estación) con el uniforme sucio de excrementos ante su superior. Visualmente, la película es bastante teatral, con el ámbito de una estación de tren por escenario. Se buscan imágenes chocantes, como la de ese automóvil en el que entra en escena siempre el jerarca nazi, que circula por la vía y vuelve dando marcha atrás en la dirección en que ha venido. Esta parte burlesca no impide que se produzcan también hechos dramáticos o heroicos. Este contraste está muy presente en la obra literaria de Bohumil Hrabal y se recoge con gran fidelidad en esta puesta en imágenes.
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