Kursk
6.2
3,422
Drama
Narra la tragedia del submarino nuclear ruso 2000 K-141 Kursk ocurrida en agosto del año 2000, y la negligencia gubernamental que le siguió. Mientras los marineros luchan por sobrevivir, sus familias luchan desesperadamente contra los obstáculos políticos y las ínfimas probabilidades de salvarles. (FILMAFFINITY)
4 de abril de 2019
4 de abril de 2019
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando me pongo a escribir sobre películas basadas en hechos reales, suelo decir que son un arma de doble filo. Según lo que cuenten, normalmente documentan un hecho relevante, pero la fidelidad a los sucesos puede ir en contra de algunos valores cinematográficos como el entretenimiento o el ritmo.
Me temo que a este "Kursk" le pasa un poco esto último. Gasta tiempo presentando a los personajes, para que cuando lo pasen mal podamos empatizar con ellos.
Para colmo, ya sabemos la cierta pesadez inherente a los films de submarinos. Su navegación es aburrida hasta que empiezan los problemas, aunque en este caso eso no tarda mucho en llegar, hay que reconocerlo.
Encima, cualquiera que recuerde los hechos ya sabe cómo terminó la cosa.
La película está llena de altibajos. Creo que cuando nos mete en el submarino, consigue un mínimo de emoción con el sufrimiento de estos hombres y su lucha por la supervivencia.
El problema es que me da la sensación de que cuenta más de lo que pasó fuera. Y ni el dolor de Léa Seydoux ni los tejemanejes políticos y militares me han parecido bien narrados. Deberían haberle imprimido mucha más emoción. Me viene a la memoria "Apollo XIII", que aunque no tenga nada que ver con esta, conseguía ser tan interesante en la sala de control como en la nave. Pero aquí, cuando estamos en la tranquila superficie, el film me ha llegado a aburrir, sobre todo al final, que es cuando se supone que debería emocionar más.
Aun así, se puede considerar un buen documental de lo que pasó (sin polemizar en exceso con la dejadez de las autoridades rusas). Pero entre el pánfilo de Colin Firth (qué actuación más seca), el puñetero chiste del oso polar y la pesada de Seydoux, se echan a perder sus partes buenas.
Eso sí, no me ha gustado, pero por muy poquito. Mi nota sería un 4,75 realmente.
Me temo que a este "Kursk" le pasa un poco esto último. Gasta tiempo presentando a los personajes, para que cuando lo pasen mal podamos empatizar con ellos.
Para colmo, ya sabemos la cierta pesadez inherente a los films de submarinos. Su navegación es aburrida hasta que empiezan los problemas, aunque en este caso eso no tarda mucho en llegar, hay que reconocerlo.
Encima, cualquiera que recuerde los hechos ya sabe cómo terminó la cosa.
La película está llena de altibajos. Creo que cuando nos mete en el submarino, consigue un mínimo de emoción con el sufrimiento de estos hombres y su lucha por la supervivencia.
El problema es que me da la sensación de que cuenta más de lo que pasó fuera. Y ni el dolor de Léa Seydoux ni los tejemanejes políticos y militares me han parecido bien narrados. Deberían haberle imprimido mucha más emoción. Me viene a la memoria "Apollo XIII", que aunque no tenga nada que ver con esta, conseguía ser tan interesante en la sala de control como en la nave. Pero aquí, cuando estamos en la tranquila superficie, el film me ha llegado a aburrir, sobre todo al final, que es cuando se supone que debería emocionar más.
Aun así, se puede considerar un buen documental de lo que pasó (sin polemizar en exceso con la dejadez de las autoridades rusas). Pero entre el pánfilo de Colin Firth (qué actuación más seca), el puñetero chiste del oso polar y la pesada de Seydoux, se echan a perder sus partes buenas.
Eso sí, no me ha gustado, pero por muy poquito. Mi nota sería un 4,75 realmente.
16 de junio de 2021
16 de junio de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El secreto de una buena reconstrucción está en elegir un tema interesante y en entender que debe de haber un equilibrio entre la documentación de los hechos contrastables, las interpolaciones racionales de hechos asumidos como probables y los sentimientos de las personas que vivieron directa o indirectamente los sucesos. En relación al tema, el habitualmente gélido y en ocasiones difuso Thomas Vitenberg se atreve con la tragedia del “Kursk”, el naufrágio de un submarino nuclear ruso en aguas del Mar de Barents, una osada elección habida cuenta de que todo el mundo conoce el final de los 118 tripulantes por lo que toda la épica que se quiera introducir no puede superar la crueldad de la Historia. En otras palabras, “Kursk” es una película con spoiler, lo que no es necesariamente negativo porque siendo como es una película dura y dramática, el que se siente a verla sabe a lo que viene y no hay peligro de decepción por el final.
Con todo, a pesar de los riesgos, Vitenberg consigue ofrecer una recreación absolutamente rigurosa de los sucesos conocidos, con convincentes maquetas, trabajados decorados, buenos efectos especiales y conocimiento de los principios físicos que rigen los movimientos de las masas de agua en explosiones subacuáticas. Y, lo que es mejor, su versión de acontecimientos en el submarino de los que no hay constancia (ciertas decisiones o determinadas conversaciones) es bastante consistente. Ni se recrea en el desastre, ni en muertes que claramente no debieron de ser rápidas ni indoloras y, sobre todo, transmite una acertada y poco habitual visión de que las tragedias aparecen sin avisar, muchas veces de improviso, sin ese teatral crescendo al que estamos acostumbrados en el que primero se enciende un indicador de advertencia, luego una luz de aviso y finalmente llega la tragedia, que siempre tiene el detalle de esperar a que termines una frase. En el drama de Vitenberg, en un momento estás comprobando una cosa y al instante siguiente estás muerto. Ocasionalmente introduce alguna escena de acción o algún momento emotivo que puede arrojar ciertas dudas sobre su rigurosidad, pero no llega a caer en ningún momento ni en el show ni en la pornografía del dolor.
En paralelo con la agonía dentro del submarino, tenemos las subtramas del drama de los familiares esperando los resultados de las misiones de rescate; la mezcla de cobardía, ineptitud y deshumanización de los mandos militares rusos y el punto de vista de la misión de rescate británica a la que motivos de imagen política demoraron fatalmente su intervención. Igual que en la trama principal, los hechos contrastables están escenificados con profesionalidad y firmeza y los que tienen que ver con sentimientos o vivencias personales tienen las dosis exactas de drama para trasladar al espectador la tragedia que viven esposas e hijos, conmoviendo sin morbo. Logra momentos de tanta tensión en tierra firme con los rifirrafes entre familiares y burócratas como en las axfisiantes escenas de apnea dentro del sumergible.
“Kursk” no tiene protagonistas absolutos, pero sí muchos secundarios de lujo que ejecutan sus interpretaciones con enorme intensidad. Igual que en el pasado he sido crítico con algunos truños de Vitenberg, en este caso veo ciertos detalles de nivel como el uso del formato panorámico y el formato reducido para reforzar la sensación de hechos reales sin caer en el documental puro y duro, una música taladrante que habla por sí misma de dolor evitando explicitarlo y acertadas elipsis en momentos en los que es fácil caer en la lágrima evidente.
No se pasa bien, pero se debe ver. Suelo desconfiar cuando en películas similares sale a colación la palabra ‘homenaje’, pero creo que en este caso se ofrece una imagen muy correcta (ni lacrimógena ni heroica) de los pobres y valientes marineros del malogrado submarino.
Con todo, a pesar de los riesgos, Vitenberg consigue ofrecer una recreación absolutamente rigurosa de los sucesos conocidos, con convincentes maquetas, trabajados decorados, buenos efectos especiales y conocimiento de los principios físicos que rigen los movimientos de las masas de agua en explosiones subacuáticas. Y, lo que es mejor, su versión de acontecimientos en el submarino de los que no hay constancia (ciertas decisiones o determinadas conversaciones) es bastante consistente. Ni se recrea en el desastre, ni en muertes que claramente no debieron de ser rápidas ni indoloras y, sobre todo, transmite una acertada y poco habitual visión de que las tragedias aparecen sin avisar, muchas veces de improviso, sin ese teatral crescendo al que estamos acostumbrados en el que primero se enciende un indicador de advertencia, luego una luz de aviso y finalmente llega la tragedia, que siempre tiene el detalle de esperar a que termines una frase. En el drama de Vitenberg, en un momento estás comprobando una cosa y al instante siguiente estás muerto. Ocasionalmente introduce alguna escena de acción o algún momento emotivo que puede arrojar ciertas dudas sobre su rigurosidad, pero no llega a caer en ningún momento ni en el show ni en la pornografía del dolor.
En paralelo con la agonía dentro del submarino, tenemos las subtramas del drama de los familiares esperando los resultados de las misiones de rescate; la mezcla de cobardía, ineptitud y deshumanización de los mandos militares rusos y el punto de vista de la misión de rescate británica a la que motivos de imagen política demoraron fatalmente su intervención. Igual que en la trama principal, los hechos contrastables están escenificados con profesionalidad y firmeza y los que tienen que ver con sentimientos o vivencias personales tienen las dosis exactas de drama para trasladar al espectador la tragedia que viven esposas e hijos, conmoviendo sin morbo. Logra momentos de tanta tensión en tierra firme con los rifirrafes entre familiares y burócratas como en las axfisiantes escenas de apnea dentro del sumergible.
“Kursk” no tiene protagonistas absolutos, pero sí muchos secundarios de lujo que ejecutan sus interpretaciones con enorme intensidad. Igual que en el pasado he sido crítico con algunos truños de Vitenberg, en este caso veo ciertos detalles de nivel como el uso del formato panorámico y el formato reducido para reforzar la sensación de hechos reales sin caer en el documental puro y duro, una música taladrante que habla por sí misma de dolor evitando explicitarlo y acertadas elipsis en momentos en los que es fácil caer en la lágrima evidente.
No se pasa bien, pero se debe ver. Suelo desconfiar cuando en películas similares sale a colación la palabra ‘homenaje’, pero creo que en este caso se ofrece una imagen muy correcta (ni lacrimógena ni heroica) de los pobres y valientes marineros del malogrado submarino.
15 de diciembre de 2018
15 de diciembre de 2018
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se estrena una nueva película del director Thomas Vinterberg es un aliciente para ir a verla al cine. Es un director que tiene mucha repercusión, fue cofundador del movimiento Dogma 95. Aquí trabaja mano a mano con el guionista Robert Rodat. La película describe los acontecimientos descritos por el periodista Robert Moore en su libro. La película que le abrió las puertas internacionales al director fue “Celebración” con la que ganó el Premio del Jurado en Cannes. Otros títulos reconocidos son “La Caza”, “Submarino” y “Lejos del mundanal ruido”.
La película nos cuenta un desgarrador relato de supervivencia basado en el trágico accidente que acabó con la vida de 118 marineros en el año 2010, mientras realizaban un ejercicio en aguas del mar de Barents a bordo del submarino nuclear ruso K-141 Kurks. Sobre todo se centra especialmente en aquellos marineros que sobrevivieron a las explosiones que sacudieron los sismógrafos de lugares tan remotos como Alaska. Se detectaron dos grandes explosiones internas, y se estima que solo sobrevivieron a ellas 23 de los 118 tripulantes. Otro aspecto que refleja la cinta son los intentos de la Armada rusa por ocultar el incidente y la lucha de los familiares afectados por saber la verdad, aunque la mayor parte del relato se centra en los 23 supervivientes.
Nos destaca por ser un película de mucha acción, es plana y sin grandes sorpresas, pero gustará sobre todo a aquellos espectadores que se dejen llevar y que les hará recordar algunas películas del mismo estilo como “El diablo de las aguas turbias”. Destacan las actuaciones tanto de Matthias Schoenaerts, en el papel del responsable de la tripulación y la actuación de Léa Seydous en el papel de esposa luchadora por conocer la situación y la verdad de todo lo ocurrido. Unos de los aspectos que más me llamo la atención fue como va utilizando distintos formatos, empieza con un formato más cuadrado y pequeño al principio y luego cuando la acción pasa al submarino la pantalla se transforma en un aspecto más panorámico.
Lo mejor: Algunas escenas dentro del submarino
Lo peor: Le falta más acción y realismo
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
La película nos cuenta un desgarrador relato de supervivencia basado en el trágico accidente que acabó con la vida de 118 marineros en el año 2010, mientras realizaban un ejercicio en aguas del mar de Barents a bordo del submarino nuclear ruso K-141 Kurks. Sobre todo se centra especialmente en aquellos marineros que sobrevivieron a las explosiones que sacudieron los sismógrafos de lugares tan remotos como Alaska. Se detectaron dos grandes explosiones internas, y se estima que solo sobrevivieron a ellas 23 de los 118 tripulantes. Otro aspecto que refleja la cinta son los intentos de la Armada rusa por ocultar el incidente y la lucha de los familiares afectados por saber la verdad, aunque la mayor parte del relato se centra en los 23 supervivientes.
Nos destaca por ser un película de mucha acción, es plana y sin grandes sorpresas, pero gustará sobre todo a aquellos espectadores que se dejen llevar y que les hará recordar algunas películas del mismo estilo como “El diablo de las aguas turbias”. Destacan las actuaciones tanto de Matthias Schoenaerts, en el papel del responsable de la tripulación y la actuación de Léa Seydous en el papel de esposa luchadora por conocer la situación y la verdad de todo lo ocurrido. Unos de los aspectos que más me llamo la atención fue como va utilizando distintos formatos, empieza con un formato más cuadrado y pequeño al principio y luego cuando la acción pasa al submarino la pantalla se transforma en un aspecto más panorámico.
Lo mejor: Algunas escenas dentro del submarino
Lo peor: Le falta más acción y realismo
Pueden leer esta crítica con imágenes y contenidos adicionales en: http://www.filmdreams.net
9 de septiembre de 2019
9 de septiembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, son tiempos de análisis en lo que se refiere al derrumbe del gigante soviético, sus consecuencias, tanto interiores como exteriores, incluso cuando la URSS ya no existía y daba paso a una ¿nueva? Rusia. Este reciente episodio, todavía en la memoria de muchos, abunda y redunda en la reciente y exitosa serie "Chernobyl", en la que se nos muestra un Estado incapaz de mantener toda la maquinaria que en tiempos pasados fue capaz de poner en marcha. Esa falta de capacidad influye no solo en sus ciudadanos, funcionarios y demás, también es un peligro para el resto del mundo. En este caso, Vinterberg, lejos de obras maestras del análisis individual y social de individuos, como la ya lejana y extraordinaria "Celebración" y la no menos maravillosa pero más cercana en el tiempo "La Caza", se centra en el suspense, si se puede llamar así, dado que sabemos el final a poco informados que estemos, la claustrofobia del submarino varado en el fondo del mar y la descripción de personajes. Es ahí dónde más se resiente la película, ya que este análisis es muy superficial y tópico, desperdiciando el talento innegable de Schoenaerts y Seydoux, sobre todo. La parte más llevadera de la película es el aspecto opresivo, malsano, trágico, la situación de los marineros en un pequeño habitáculo inundado. Quizás debería haberse dado más protagonismo a los personajes de Nyqvist, Firth y Von Sydow, ahondar en el dilema personal ante la decisión que tienen que tomar. En cualquier caso, una película interesante, sin duda.
2 de septiembre de 2020
2 de septiembre de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viví la tragedia del submarino K-141 desde una redacción de un periódico en agosto del año 2000, intuyendo las desdichas que se avecinaban para las familias y que finalmente se confirmaron, mientras en el titular de la noticia de al lado, Vladimir Putin agotaba sus vacaciones en Sochi, obcecado en no ver la crisis de popularidad a la que se iba a enfrentar. Unos cuantos años después, Thomas Vinterberg nos narra la historia del Kursk, de la que ya sabemos antes de sentarnos que no hay final feliz. El retrato cruel de la muerte de la tripulación del submarino ruso, sacrificada por los jefes de su Armada para ocultar su propia ineficacia y orgullo, quedó disfrazado de patriotismo ante sus ciudadanos, no sin antes acallar a las familias que se quejaron por la falta de información, las mentiras y la impotencia para salvar a sus maridos, hijos, padres o hermanos.
Mikhail Averin (Matthias Schoenaerts, el tío malo de Jennifer Lawrence en “Gorrión Rojo”) encarna el deber en todos los sentidos, tanto para sufragar los gastos nupciales de un amigo como para motivar a los marineros inexpertos en su primera misión. Produce una sensación de vergüenza ajena las referencias veladas a un régimen que debe varias mensualidades a los defensores de sus fronteras, quienes sobrellevan la situación como buenamente pueden. La peor parte la llevan las mujeres, que quedan al frente de calentar estufas y poner un plato de comida en la mesa para sus hijos. La esposa de Mikhail (Léa Seydoux) será la que rompa el silencio ante la inoperancia de las autoridades rusas, provocando la escandalosa escena que los medios de comunicación tan bien reflejaron en su momento, y que se revive en la película: una enfermera inyecta un calmante a una indignada mujer que se levanta y cuestiona la operación de salvamento.
Los que navegan saben que se crean lazos invisibles entre aquellos que surcan las aguas de los océanos. Todos son miembros del mismo cuerpo, incluidos los jefes de la Flota a uno y otro lado del Mar del Norte, el ruso y el británico (Colin Firth), pero esa fraternidad solidaria que no distingue nacionalidades ni rivalidades marciales no es suficiente, en el caso del Kursk, para que la cabeza de la operación acepte sus limitaciones y salve sus extremidades echando mano de la ayuda que otros –noruegos y británicos– ponen a su disposición.
Al ver la película una no puede dejar de contener el aire en algunas escenas donde hay que bucear para recuperar este o aquel objeto, igual pasa cuando a los astronautas les cortan el oxígeno durante unos segundos para salir a reparar tal o cual aleta de la nave espacial, y se rompe el cordón umbilical que les une por la escotilla y quedan vagando en el espacio sideral. Los marinos del Kursk también quedan metafóricamente a la deriva, no son antes haber dado muestras de todo su aguante.
“Espera, espera, espera”, es la letanía que se repite en los oídos de todos los personajes ante las decisiones no tomadas por el alto mando. Y la espera mata, dice el dicho común. El único error –fallo común a todos nosotros– en esta historia real, fue la demora en aceptar una ayuda clave para la supervivencia. La próxima vez que sepa que algo no funciona, reconozca su ignorancia y pida ayuda. Hágalo ya.
https://www.yellowbreak.com/kursk-cuando-la-inoperancia-del-jefe-te-condena-a-morir/
Mikhail Averin (Matthias Schoenaerts, el tío malo de Jennifer Lawrence en “Gorrión Rojo”) encarna el deber en todos los sentidos, tanto para sufragar los gastos nupciales de un amigo como para motivar a los marineros inexpertos en su primera misión. Produce una sensación de vergüenza ajena las referencias veladas a un régimen que debe varias mensualidades a los defensores de sus fronteras, quienes sobrellevan la situación como buenamente pueden. La peor parte la llevan las mujeres, que quedan al frente de calentar estufas y poner un plato de comida en la mesa para sus hijos. La esposa de Mikhail (Léa Seydoux) será la que rompa el silencio ante la inoperancia de las autoridades rusas, provocando la escandalosa escena que los medios de comunicación tan bien reflejaron en su momento, y que se revive en la película: una enfermera inyecta un calmante a una indignada mujer que se levanta y cuestiona la operación de salvamento.
Los que navegan saben que se crean lazos invisibles entre aquellos que surcan las aguas de los océanos. Todos son miembros del mismo cuerpo, incluidos los jefes de la Flota a uno y otro lado del Mar del Norte, el ruso y el británico (Colin Firth), pero esa fraternidad solidaria que no distingue nacionalidades ni rivalidades marciales no es suficiente, en el caso del Kursk, para que la cabeza de la operación acepte sus limitaciones y salve sus extremidades echando mano de la ayuda que otros –noruegos y británicos– ponen a su disposición.
Al ver la película una no puede dejar de contener el aire en algunas escenas donde hay que bucear para recuperar este o aquel objeto, igual pasa cuando a los astronautas les cortan el oxígeno durante unos segundos para salir a reparar tal o cual aleta de la nave espacial, y se rompe el cordón umbilical que les une por la escotilla y quedan vagando en el espacio sideral. Los marinos del Kursk también quedan metafóricamente a la deriva, no son antes haber dado muestras de todo su aguante.
“Espera, espera, espera”, es la letanía que se repite en los oídos de todos los personajes ante las decisiones no tomadas por el alto mando. Y la espera mata, dice el dicho común. El único error –fallo común a todos nosotros– en esta historia real, fue la demora en aceptar una ayuda clave para la supervivencia. La próxima vez que sepa que algo no funciona, reconozca su ignorancia y pida ayuda. Hágalo ya.
https://www.yellowbreak.com/kursk-cuando-la-inoperancia-del-jefe-te-condena-a-morir/
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here