Kursk
6.2
3,418
Drama
Narra la tragedia del submarino nuclear ruso 2000 K-141 Kursk ocurrida en agosto del año 2000, y la negligencia gubernamental que le siguió. Mientras los marineros luchan por sobrevivir, sus familias luchan desesperadamente contra los obstáculos políticos y las ínfimas probabilidades de salvarles. (FILMAFFINITY)
14 de diciembre de 2018
14 de diciembre de 2018
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No cabe duda de que el fatal episodio del submarino nuclear ruso KURSK, supuso un duro mazazo para la credibilidad de Rusia ante los ojos del mundo y sobre todo para el recién llegado presidente VLADIMIR PUTIN. La gestión de éste asunto por parte de las autoridades rusas es reconocida, internacionalmente y dentro de sus fronteras, como desastrosa y lamentable y está considerada la mayor catástrofe naval post-soviética.
El director THOMAS VINTERBERG, construye un relato contundente y eficaz del episodio, potenciado por la otra trama en la que también recae el peso dramático de la película, la de los familiares de los ciento veinte soldados que esperan afuera algún tipo de noticia, puesto que el Kremlin impuso un hermético silencio de lo ocurrido y nadie sabía muy bien lo que estaba pasando. Sin caer en un excesivo ejercicio melodramático y con maestría, la película se desenvuelve fenomenalmente entre el interior del submarino y el exterior, mostrándonos una ficticia, pero creible, visión de lo ocurrido dentro y otra, bastante más realista, de lo ocurrido fuera.
Al margen de algunos momentos de autocomplacencia, ciertos guiños occidentalistas y la utilizacion chirriante del ingles, como lengua de la pelicula, KURSK se maneja bien en las procelosas aguas de la pantalla y demuestra conocimiento y manejo diestro del material que tiene entre sus manos, resultando todo en una película seria, pero muy entretenida y con un trabajo de diseño y fotografía más que notable.
El director THOMAS VINTERBERG, construye un relato contundente y eficaz del episodio, potenciado por la otra trama en la que también recae el peso dramático de la película, la de los familiares de los ciento veinte soldados que esperan afuera algún tipo de noticia, puesto que el Kremlin impuso un hermético silencio de lo ocurrido y nadie sabía muy bien lo que estaba pasando. Sin caer en un excesivo ejercicio melodramático y con maestría, la película se desenvuelve fenomenalmente entre el interior del submarino y el exterior, mostrándonos una ficticia, pero creible, visión de lo ocurrido dentro y otra, bastante más realista, de lo ocurrido fuera.
Al margen de algunos momentos de autocomplacencia, ciertos guiños occidentalistas y la utilizacion chirriante del ingles, como lengua de la pelicula, KURSK se maneja bien en las procelosas aguas de la pantalla y demuestra conocimiento y manejo diestro del material que tiene entre sus manos, resultando todo en una película seria, pero muy entretenida y con un trabajo de diseño y fotografía más que notable.
18 de marzo de 2019
18 de marzo de 2019
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tragedia del Kursk, submarino nuclear ruso que se hundió en Agosto del 2000 mientras realizaba unas maniobras militares, es contada por Thomas Vinterberg en esta cinta, que da por buenas investigaciones independientes, entrando en contradicción con las explicaciones vertidas por el gobierno ruso, acerca de la suerte que corrieron los 118 marineros que conformaban la tripulación del desdichado sumergible.
Meterse en la cabeza de los supervivientes a la explosión no parece tarea trivial, ¿qué pensamientos tendrían encerrados en un amasijo de acero a cientos de metros de profundidad?, ¿cuáles serían sus esperanzas?, ¿eran conscientes de su triste destino?, ¿cómo fue la convivencia entre ellos en aquellas últimas horas? Vinterberg hace una propuesta marcada por la sobriedad, sin caer en el exceso, dosificando la carga dramática para resaltar la dignidad de estos hombres y sus familias.
En contraposición, la indigna actuación de las autoridades rusas es mostrada con toda crudeza. Un gigante con los pies de barro, gobernado por rancios burócratas exhibiendo unas razones de estado mal entendidas, y un orgullo patriotero que oscila entre lo patético y lo criminal. Quedaran siempre en mi retina aquellas imágenes, que dieron la vuelta al mundo, de una enfermera inyectando Dios sabe qué, a una mujer desesperada ante continuas mentiras y evasivas.
La escena de un niño, negándose a dar la mano al que considera uno de los verdugos de su padre, muestra el desprecio hacia un estado de cosas calamitoso. Triste es la desventura del pueblo ruso, salir del feudalismo de los zares para caer en más de setenta años de comunismo, y caído este, vivir bajo el régimen de Putin. Las desgracias nunca vienen solas
Meterse en la cabeza de los supervivientes a la explosión no parece tarea trivial, ¿qué pensamientos tendrían encerrados en un amasijo de acero a cientos de metros de profundidad?, ¿cuáles serían sus esperanzas?, ¿eran conscientes de su triste destino?, ¿cómo fue la convivencia entre ellos en aquellas últimas horas? Vinterberg hace una propuesta marcada por la sobriedad, sin caer en el exceso, dosificando la carga dramática para resaltar la dignidad de estos hombres y sus familias.
En contraposición, la indigna actuación de las autoridades rusas es mostrada con toda crudeza. Un gigante con los pies de barro, gobernado por rancios burócratas exhibiendo unas razones de estado mal entendidas, y un orgullo patriotero que oscila entre lo patético y lo criminal. Quedaran siempre en mi retina aquellas imágenes, que dieron la vuelta al mundo, de una enfermera inyectando Dios sabe qué, a una mujer desesperada ante continuas mentiras y evasivas.
La escena de un niño, negándose a dar la mano al que considera uno de los verdugos de su padre, muestra el desprecio hacia un estado de cosas calamitoso. Triste es la desventura del pueblo ruso, salir del feudalismo de los zares para caer en más de setenta años de comunismo, y caído este, vivir bajo el régimen de Putin. Las desgracias nunca vienen solas
13 de enero de 2019
13 de enero de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de salirme consecutivamente de dos salas, huyendo tanto de 'El regreso de Mary Poppins' [2018], de Rob Marshall como de 'Juliet, desnuda' [2018], de Jesse Peretz, opto este domingo por adjuntarles mi parecer por una correcta y reflexiva película basada en los hechos reales sobre la tragedia del Submarino K-141 Kursk y que se acerca suficientemente a los mismos, aun cuando esto último no tenga que ver mucho con el cine, desde luego.
Para quienes cuenten con memoria histórica de la no sectaria, a buen seguro que les vendrá a la memoria otro trágico hundimiento: el que sufrimos nosotros cuando, el 27 de junio de 1946, en plena posguerra civil española, el submarino español C-4 [1929], cerca del Faro de Cabo Gros, puerto de Sóller, en la isla de Mallorca, emergió bajo la roda del destructor Lepanto [1930], se partió en dos y desapareció para siempre bajo las aguas, con 44 tripulantes a bordo.
Pues bien, volviendo a la película, el guión de la misma -obra de Robert Rodat, el mismo de 'Salvar al Soldado Ryan' [1998], de Steven Spielberg- se basa en el libro "A time to die: the untold story of the Kursk tragedy" (2002), de Robert Moore], que narra lo acaecido, con una cierta e intencionada distancia de la tecnológica y de los efectos propia de la doctrina cinematográfica que persigue el director, Thomas Vinterberg, como cofundador que es del movimiento danés Dogma 95.
De tal modo que, empleando una muy buena ambientación y la ya tradicional muy buena banda sonora de Alexandre Desplat, el realizador plasma, de un modo austero, frío y existencialista, tanto la angustia en el interior del submarino, como la incertidumbre y el desadosiego de las familias de la tripulación y la decadente soberbia de una marina rusa en la ruina [año 2000] que llevaba una década tocando fondo [1990] pero que, ya con Vladímir Putin en el poder, trataba de disimularlo como malamente podía.
Por tanto, Vinterberg emplea la corrección, austeridad, previsibilidad, pulso, ritmo, distancia, frialdad, intimismo, sencillez, húmeda sequedad y eficacia, para mostrarnos, sin adorno alguno, lo cerca que se está, especialmente en el mar, entre la vida y la muerte. Sabiendo transmitir, en profundidad, esa camaradería tan especial en los marinos, de sus particulares emociones y relaciones como grupo, y todo ello sin adentrarse excesivamente en el análisis político de la historia, seguramente porque ello hubiera dañado, sin remedio, la trayectoria comercial del film en Rusia y en su área de influencia.
La interpretación coral, muy internacional -seguramente por razones de taquilla- es buena pero sin resultar esencial. La miseria social que en la que sobrevivían las familias en aquella época está perfectamente reflejada con una buena fotografía de Anthony Dod Mantle. Pero si algo quisiera destacar como monumental son algunas secuencias del gigantesco e impactante submarino, el más grande de los construidos en aquel tiempo, que resultan sobrecogedoras.
Una satisfactoria película marítima -género nada sencillo, como es bien sabido- sin artificios [7 sobre 10]
El quicio de la mancebía [EQM]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2019/01/13/kursk-belgica-2018-de-thomas-vinterberg/
Para quienes cuenten con memoria histórica de la no sectaria, a buen seguro que les vendrá a la memoria otro trágico hundimiento: el que sufrimos nosotros cuando, el 27 de junio de 1946, en plena posguerra civil española, el submarino español C-4 [1929], cerca del Faro de Cabo Gros, puerto de Sóller, en la isla de Mallorca, emergió bajo la roda del destructor Lepanto [1930], se partió en dos y desapareció para siempre bajo las aguas, con 44 tripulantes a bordo.
Pues bien, volviendo a la película, el guión de la misma -obra de Robert Rodat, el mismo de 'Salvar al Soldado Ryan' [1998], de Steven Spielberg- se basa en el libro "A time to die: the untold story of the Kursk tragedy" (2002), de Robert Moore], que narra lo acaecido, con una cierta e intencionada distancia de la tecnológica y de los efectos propia de la doctrina cinematográfica que persigue el director, Thomas Vinterberg, como cofundador que es del movimiento danés Dogma 95.
De tal modo que, empleando una muy buena ambientación y la ya tradicional muy buena banda sonora de Alexandre Desplat, el realizador plasma, de un modo austero, frío y existencialista, tanto la angustia en el interior del submarino, como la incertidumbre y el desadosiego de las familias de la tripulación y la decadente soberbia de una marina rusa en la ruina [año 2000] que llevaba una década tocando fondo [1990] pero que, ya con Vladímir Putin en el poder, trataba de disimularlo como malamente podía.
Por tanto, Vinterberg emplea la corrección, austeridad, previsibilidad, pulso, ritmo, distancia, frialdad, intimismo, sencillez, húmeda sequedad y eficacia, para mostrarnos, sin adorno alguno, lo cerca que se está, especialmente en el mar, entre la vida y la muerte. Sabiendo transmitir, en profundidad, esa camaradería tan especial en los marinos, de sus particulares emociones y relaciones como grupo, y todo ello sin adentrarse excesivamente en el análisis político de la historia, seguramente porque ello hubiera dañado, sin remedio, la trayectoria comercial del film en Rusia y en su área de influencia.
La interpretación coral, muy internacional -seguramente por razones de taquilla- es buena pero sin resultar esencial. La miseria social que en la que sobrevivían las familias en aquella época está perfectamente reflejada con una buena fotografía de Anthony Dod Mantle. Pero si algo quisiera destacar como monumental son algunas secuencias del gigantesco e impactante submarino, el más grande de los construidos en aquel tiempo, que resultan sobrecogedoras.
Una satisfactoria película marítima -género nada sencillo, como es bien sabido- sin artificios [7 sobre 10]
El quicio de la mancebía [EQM]
https://elquiciodelamancebia.wordpress.com/2019/01/13/kursk-belgica-2018-de-thomas-vinterberg/
9 de junio de 2019
9 de junio de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Logrado film que narra de forma precisa, aunque evidentemente tomándose licencias puesto que no se sabe en realidad lo ocurrido dentro del submarino en las horas de espera hasta el intento final del rescate.
Vinterberg, otrora maestro del "Dogma", aquí logra conmover gracias a su buena mano para representar de forma creíble y humana una tragedia que trasciende lo puramente personal para adentrarse en lo político.
Bien dosificado, presenta en su primer tercio, en la superficie, en sus vidas cotidianas/familiares, a varios de los marinos que más tarde estarán en peligro de muerte, por ello se logra empatizar rápidamente con ellos hasta hacerlos cercanos. Una forma hábil para el espectador se sienta identificado con ellos y por ello sienta un gran interés por su terrible y peligrosa situación.
Muy buenas interpretaciones y una eficaz puesta en escena, con bonita música del gran Alexander Desplat, hacen que la cinta se siga con facilidad y deja un buen sabor de boca.
No importa que la mayoría de espectadores sepan cómo acabará todo, el ritmo preciso y la credibilidad y honestidad del conjunto convencen del todo.
https://filmsencajatonta.blogspot.com
Vinterberg, otrora maestro del "Dogma", aquí logra conmover gracias a su buena mano para representar de forma creíble y humana una tragedia que trasciende lo puramente personal para adentrarse en lo político.
Bien dosificado, presenta en su primer tercio, en la superficie, en sus vidas cotidianas/familiares, a varios de los marinos que más tarde estarán en peligro de muerte, por ello se logra empatizar rápidamente con ellos hasta hacerlos cercanos. Una forma hábil para el espectador se sienta identificado con ellos y por ello sienta un gran interés por su terrible y peligrosa situación.
Muy buenas interpretaciones y una eficaz puesta en escena, con bonita música del gran Alexander Desplat, hacen que la cinta se siga con facilidad y deja un buen sabor de boca.
No importa que la mayoría de espectadores sepan cómo acabará todo, el ritmo preciso y la credibilidad y honestidad del conjunto convencen del todo.
https://filmsencajatonta.blogspot.com
12 de septiembre de 2020
12 de septiembre de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en dramáticos hechos reales, esta película belga rodada en inglés por un director danés, con un reparto internacional, nos habla con notable solvencia y realismo de una tragedia rusa.
El interés de la estupenda cinta no reside, pues, en la intriga por el desenlace, sino en la fantástica recreación de los sucesos, y más aún en la acertada disección del comportamiento de los protagonistas: las víctimas directas ofrecen una lección de compañerismo y lucha ante la adversidad; sus familiares, desde su ciudad, de valentía y entereza, y las autoridades políticas y militares, de cómo no se deben hacer las cosas ante una situación así.
El magnífico guion de Robert Rodat, basado en la crónica que del suceso hizo Robert Moore, mantiene todo el tiempo la atención del espectador, ayudado por un reparto muy competente de grandes actores europeos (fue el último trabajo que completó el desaparecido Max Von Sydow) y por la música de Alexandre Desplat.
Thomas Vinterberg dirige con acierto, manteniendo el equilibrio entre el drama de acción y el melodrama de sentimientos, y puede estar muy tranquilo y orgulloso de su trabajo, más allá de que por ser el cofundador de "Dogma" algunos no le perdonen su incursión en un cine menos experimental, aunque el resultado sea tan notable como en este caso.
El interés de la estupenda cinta no reside, pues, en la intriga por el desenlace, sino en la fantástica recreación de los sucesos, y más aún en la acertada disección del comportamiento de los protagonistas: las víctimas directas ofrecen una lección de compañerismo y lucha ante la adversidad; sus familiares, desde su ciudad, de valentía y entereza, y las autoridades políticas y militares, de cómo no se deben hacer las cosas ante una situación así.
El magnífico guion de Robert Rodat, basado en la crónica que del suceso hizo Robert Moore, mantiene todo el tiempo la atención del espectador, ayudado por un reparto muy competente de grandes actores europeos (fue el último trabajo que completó el desaparecido Max Von Sydow) y por la música de Alexandre Desplat.
Thomas Vinterberg dirige con acierto, manteniendo el equilibrio entre el drama de acción y el melodrama de sentimientos, y puede estar muy tranquilo y orgulloso de su trabajo, más allá de que por ser el cofundador de "Dogma" algunos no le perdonen su incursión en un cine menos experimental, aunque el resultado sea tan notable como en este caso.
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