El bueno, el malo y el feo
4 de mayo de 2006
4 de mayo de 2006
34 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es mi película preferida. La habré visto más de 30 veces y me la conozco al dedillo. Me encanta la lentitud de las escenas, aunque en otras películas me exasperen.
Eli Wallach hace el mejor papel de todos, con diferencia. Leone dibuja a la perfección a todos los personajes, sin excepción; hasta los secundarios y terciarios...
Un peliculón.
Eli Wallach hace el mejor papel de todos, con diferencia. Leone dibuja a la perfección a todos los personajes, sin excepción; hasta los secundarios y terciarios...
Un peliculón.
12 de febrero de 2007
12 de febrero de 2007
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película tiene de todo, pese a ser larga no pierde el interés en ningún fotograma. Los personajes están perfectamente caracterizados. Cuando se ve por segunda vez uno va descubriendo todos los matices de las personalidades. Eli Wallach está inconmensurable. Tengo entendido que estas películas no estaban muy bien consideradas en su momento, yo me pregunto si cuando la estaban realizando sabían que estaban haciendo una obra maestra. Si el cine es cine es por obras como esta. El final es apoteósico, durante toda la pelñícula la música es la cadena de enlace y la explosión musical final es fantástica.
18 de octubre de 2009
18 de octubre de 2009
22 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El bueno” posa una piedra sobre el suelo, y comienza a caminar hacia atrás, sin perder de vista a los otros dos.
Ahí comienza la escena. Los sobrecogedores instantes durante los cuales Leone desmiente eso de que la perfección no existe. Son cinco minutos sin diálogo de tensas miradas, de astral conjunción entre sonido e imágenes. La ensordecedora música de Ennio Morricone acompaña, enorme, al magistral baile de nervios, al lento acercarse de las manos a los revólveres. Siento que estoy asistiendo a un espectáculo inefable. A una monumental consecución de primeros planos redondos en sí mismos. A una apoteosis cinematográfica grandiosa.
La pasión de Sergio Leone desborda la pantalla, abalanzándose sobre mis retinas. La apabullante y desmesurada cantidad de buen Cine que se cuela por mis pupilas y mis oídos comienza a despertar algo en mi interior. La maestría y el amor al arte contenidos en el épico momento entran en mi cuerpo e intentan sacar al exterior a las delatoras de mi incontenible emoción.
Las lágrimas. Están ahí, notoriamente próximas a mis glándulas lacrimales. Pero acaba la ya inolvidable escena, y no brotan. ¿Por qué? Lo ignoro. Por falta de razones, no. Quizá porque el crescendo no fue lo suficientemente largo, quizá porque había tantas intentando salir a la vez que eran incapaces de hacerlo… quizá porque, estremecidas ante la inmensidad de Leone y su película, no osaron siquiera mostrarse ante ella.
Ahí comienza la escena. Los sobrecogedores instantes durante los cuales Leone desmiente eso de que la perfección no existe. Son cinco minutos sin diálogo de tensas miradas, de astral conjunción entre sonido e imágenes. La ensordecedora música de Ennio Morricone acompaña, enorme, al magistral baile de nervios, al lento acercarse de las manos a los revólveres. Siento que estoy asistiendo a un espectáculo inefable. A una monumental consecución de primeros planos redondos en sí mismos. A una apoteosis cinematográfica grandiosa.
La pasión de Sergio Leone desborda la pantalla, abalanzándose sobre mis retinas. La apabullante y desmesurada cantidad de buen Cine que se cuela por mis pupilas y mis oídos comienza a despertar algo en mi interior. La maestría y el amor al arte contenidos en el épico momento entran en mi cuerpo e intentan sacar al exterior a las delatoras de mi incontenible emoción.
Las lágrimas. Están ahí, notoriamente próximas a mis glándulas lacrimales. Pero acaba la ya inolvidable escena, y no brotan. ¿Por qué? Lo ignoro. Por falta de razones, no. Quizá porque el crescendo no fue lo suficientemente largo, quizá porque había tantas intentando salir a la vez que eran incapaces de hacerlo… quizá porque, estremecidas ante la inmensidad de Leone y su película, no osaron siquiera mostrarse ante ella.
4 de agosto de 2006
4 de agosto de 2006
54 de 90 usuarios han encontrado esta crítica útil
Epílogo de la trilogía del dólar por Sergio Leone. Si le dieran una moneda a Clint Eastwood por la de veces que la gente ha dicho que es un mal actor, tendría más pasta que Bill Gates. Y la culpa la tiene esta cinta. Peor actuación de un más que buen actor no recuerdo en toda su filmografía. Eastwood patina mucho aquí. Eli Wallach es la auténtica reinona del lugar. Su actuación raya lo sobresaliente y se convierte en la estrella de la obra. A Lee Van Cleef le basta con asomar su peculiar careto para ganarse la antipatía del público. Va sobrado el tío. Y a Leone otro tanto mostrando como sólo él sabe los primeros planos, los planos detalle y los primerísimos primeros planos de peña sudorosa y grasienta. En eso es, sin lugar a duda, un maestro.
La música ostenta el suficiente poderío como para que el espectador disfrute de los planos generales del desierto almeriense. Quizá le sobre metraje, todo depende del estado con el cual afrontemos este western. Lo dicho, a destacar la actuación de Wallach, a un pésimo Eastwood y la templada y sobria dirección de Leone, amén de la música de Morricone. Of course.
La música ostenta el suficiente poderío como para que el espectador disfrute de los planos generales del desierto almeriense. Quizá le sobre metraje, todo depende del estado con el cual afrontemos este western. Lo dicho, a destacar la actuación de Wallach, a un pésimo Eastwood y la templada y sobria dirección de Leone, amén de la música de Morricone. Of course.
18 de octubre de 2018
18 de octubre de 2018
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película ha alcanzado el grado de gran mito maravilloso en la historia de la cinematografía. Y su cementerio de Sad Hill, es el «no va más» de la misma: un cementerio como ningún otro de almas sin cuerpos, singular, inigualable y trascendente entre los encantadores montes de la provincia de Burgos en España; el más cautivador, solar y precioso cementerio del mundo o al menos del planeta cine; el único cementerio que en su conjunto o por sí ha nacido, muerto y resucitado.
Fej Delvahe
Fej Delvahe
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here