1970. Una joven viuda de la alta sociedad inglesa, con fama de seductora y sin dinero, se instala en casa de unos parientes lejanos, donde tratará de conseguir un marido rico para su hija.

Adaptación a la pantalla de novela epistolar 'Lady Susan' de Jane Austen, de acabado más televisivo que cinematográfico. Kate Beckinsale cumple con creces poniendo rostro y maneras a la protagonista, una arpía que no cesará de manipular a cuantos la rodean hasta asegurarse un matrimonio de conveniencia. Escribe, produce y dirige Whit Stillman, quien mantiene toda la ironía del texto original y utiliza rótulos en la presentación de los personajes.



"Mi hija se ha mostrado astuta y manipuladora. Estoy satisfecha. Una Vernon no pasará hambre."

Ni me entretiene ni me interesa.
No había leído la novela, pero viendo el film no creo que lo haga.
Muchos cotilleos y demasiada verborrea no son suficientes argumentos para que mantenga la atención en la pantalla.

Esta historia estaba muy bien en la época de Jane Austen, en el siglo XVIII, cuando lo importante para una mujer era escalar socialmente, buscar un marido rico que la mantuviese y tener buenos contactos de la alta sociedad de su ciudad. A día de hoy, esas tribulaciones están fuera de lugar y no conectan con el público. Especialmente si se usa un lenguaje adornado y redicho. Cansa.

Si os soy sincero, sólo he visto algo más de media película, pero aburrido de que no pasara nada interesante, dejé de verla.

Su diferenciación, su gran acierto es la atemporalidad, la ironía y el gracejo continuo. La base es un buen libro, el guion lo plasma con unos diálogos ágiles a pesar de su contundencia, las interpretaciones añaden ese plus de descaro, de gracejo, dando vivacidad al trasfondo de la historia. Siempre es agradable reinterpretar a los clásicos, y si además le damos un toque contemporáneo en la interpretación, que no en la ambientación, añadimos una distinción. Vestuario, peluquería y maquillaje correctos, con toques enérgicos que convencen. Resolutivas las interpretaciones, atrevidas, recalcando la insolencia y la procacidad.

¿Tres millones de euros de presupuesto? No lo puedo creer. No habrán tenido que pagar derechos de autor a la pobre Jane Austen, pero trajes, decorados y actores parecen haber costado mucho más. Estos últimos, por hablar tanto, tan deprisa y con tanto ingenio, merecen una paguita extra.

Hablando en serio, la adaptación al cine de una novela corta epistolar es un tarea difícil que el sr. Stillman lleva a cabo sobresalientemente: ha conseguido realizar un film muy agradable de ver y de oír (eso sí, querido filmaffinista, no te me distraigas ni un momento, sobre todo al principio).

Lo de oír también lo digo por la bella y bien elegida banda sonora.

En resumen, muy recomendable para todos y todas.