La piscina

Un buen thriller no es el que se resuelve, sino el que no se resuelve. Esta frase puede resumir la esencia de la obra de Deray, no tanto porque se resuelva o no (que sí lo hace), sino por la sensación continua de misterio construida mediante lo sutil. Un hilo tenso que aparece en la primera escena y que continua en las miradas de los 4 protagonistas. En su remake "Cegados por el sol" también se hace gala de dicho hilo, pero la película de Deray es sublime por hacer mantener al espectador la atención y la expectación. El retrato psicológico, especialmente de la relación de Delon y Schneider, es el sustento de este veraniego thriller donde las luces ejercen de sombras y donde la dirección acompaña sin imponer, dejando todo protagonismo en manos de la atmósfera creada por el único escenario que aparece en toda la película, un chalet con piscina.

Si algo quisiera empezar remarcando es la capacidad del filme de transportar al espectador al ambiente estival de un verano en la región francesa de St. Tropez. La maravillosa villa en la que veranean los personajes nos traslada desde un primer momento a un maravilloso ambiente mediterráneo donde el sol, los baños en la piscina y la distendida y despreocupada rutina veraniega se convierten en el telón de fondo de una serie de acontecimientos sorprendentes que poco a poco se van desarrollando.

Es cierto que parece que la acción tarda en arrancar. El filme comienza con diversas escenas llenas de exquisito erotismo, donde los juegos de miradas y los silencios dicen mucho más que las palabras. La química entre Jean-Paul y Marianne es palpable desde el primer momento y, sin embargo, esto no impide que el autor nos vaya demostrando paulatinamente cómo no todo es tan idílico como en un primer momento pareciera ser. La tensión comienza de verdad con la llegada a la villa de Harry y su hija Penélope. A partir de este momento, los personajes se dejarán llevar por los celos, el deseo y los impulsos, hasta el punto de conseguir generar un clima angustioso encubierto por una falsa tentativa de normalidad, que consigue traspasar la pantalla.

Es una película pausada, sin prisa, reflejo de la vida misma y, sobre todo, reflejo de una vida distendida en el idílico St. Tropez. No busquemos en el filme una acción trepidante que mantenga en constante vilo al espectador porque no es este su propósito. Su intención es ser real, que se cocine la acción a fuego lento para que podamos ver la evolución de los personajes y logremos empatizar con ellos, entendiendo qué es lo que les mueve a hacer lo que hacen. Al final, conseguimos adentrarnos en la psicología de cada de ellos y entender cada una de sus pulsiones, dándonos cuenta de cómo detrás de físicos apolíneos se esconden esencias humanas e imperfectas hasta su máxima expresión.

Creo que la historia podía haber dado mucho mas de si. Sobre todo en la relación de Delon con Schneider, ambos actores muy convincentes y con miradas que lo dicen todo.
La aparición de Jane Birkin con su cuerpo longuilineo y adolescente, es un punto alto del filme, sobre todo por su inquietante sensualidad.

Película que compagina por un lado la estancia sofisticada de cuatro personas que comparten un pasado común encerrados en una espectacular villa y, por otro, las pasiones soterradas, la envidia y la frustración de varios de ellos.

Durante la estancia se recupera un antiguo romance y acaba surgiendo un triángulo amoroso que va a herir la ya de por sí maltrecha autoestima de un personaje. El cual decidirá liberar su pasión correspondida con la hija del visitante.

Buena película.

Los cuerpos mojados se solean como lagartijas, mientras la calentura del amorío prohibido sube la temperatura unos grados más.

Marianne (Romy Schneider) and Jean-Paul (Alain Delon) pasan sus vacaciones veraniegas en una villa cercana a St.-Tropez, donde emplean la mayor parte del tiempo rascándose las pelotas al borde de la piscina, alrededor de la que se desarrolla la mayor parte de la acción. La chispa de la intriga la enciende la quilombera de Marianne, al invitar a pasar unos días allí a su anterior amante Harry y a su sexy hija adolescente, Penélope (Jane Birkin, sobreactuando un poco su rol, haciéndolo demasiado aniñado por momentos). La "nena" esta muy buena, Delon está muy alzado, y las consecuencias serán mortales.
Una constante de diálogos silenciosos de miradas y gestos, hacen al espectador tener que leer entre líneas en cada escena, anticipando hacia donde se encaminará la cosa.

Esta "piscina" sesentera parece una suerte de mix entre el clásico thriller francés onda Claude Chabrol, y un estilo y tono que recuerda al tano Antonioni.

GISKDAN
Para leer "PISCINES DE MORT, Vol. 2", leer mi review en la ficha de "Swimming Pool" (François Ozon, 2003)