Sing Street: Este es tu momento
7.2
17,432
Comedia. Drama. Romance
En el Dublín de 1980, la recesión económica hace que Conor cambie la comodidad de la escuela privada en la que estudiaba por un centro público donde el clima es más tenso. Encontrará un rayo de esperanza en la misteriosa Raphina y, con el objetivo de conquistarla, la invitará a ser la estrella en los videoclips de la banda que quiere formar. Ella accede, y ahora Conor debe cumplir su palabra. (FILMAFFINITY)
16 de octubre de 2016
16 de octubre de 2016
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo ha vuelto a hacer.
John Carney ha vuelto a filmar la mejor película del año, como ya hizo con Begin again.
Sing Street es una maravilla. Una película prácticamente perfecta. Tiene ritmo, personajes entrañables y bien desarrollados, mezcla de comedia y drama, entretenimiento, buen guión y sobre todo una música excelsa a través de la cual se nos cuenta la historia de los Sing Street, unos chavales que podrían ser nuestros compañeros de clase, nuestros amigos o incluso nosotros, los que siempre hemos querido cantar y tener una banda. Sing Street es no solo una película maravillosa y llena de sensibilidad, sino también una oda a la música y su poder sanador cuando las cosas van mal. Como lo era Once. Como lo era Begin again. Y John Carney, músico, director y guionista, es experto en conseguir esas sensaciones. Inolvidable e imprescindible.
Lo mejor: Todo
Lo peor: Nada
John Carney ha vuelto a filmar la mejor película del año, como ya hizo con Begin again.
Sing Street es una maravilla. Una película prácticamente perfecta. Tiene ritmo, personajes entrañables y bien desarrollados, mezcla de comedia y drama, entretenimiento, buen guión y sobre todo una música excelsa a través de la cual se nos cuenta la historia de los Sing Street, unos chavales que podrían ser nuestros compañeros de clase, nuestros amigos o incluso nosotros, los que siempre hemos querido cantar y tener una banda. Sing Street es no solo una película maravillosa y llena de sensibilidad, sino también una oda a la música y su poder sanador cuando las cosas van mal. Como lo era Once. Como lo era Begin again. Y John Carney, músico, director y guionista, es experto en conseguir esas sensaciones. Inolvidable e imprescindible.
Lo mejor: Todo
Lo peor: Nada
28 de julio de 2016
28 de julio de 2016
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Su mejor trabajo hasta el momento, no difiere mucho de sus anteriores cosas pero al menos he encontrado que esta vez está más trabajado y se muestra con mucha fuerza.
Algunas cosas que más me han gustado han sido los movimientos de cámara, especialmente cuando nos introducen al incentivo de la película, Raphina. Los personajes son increíbles, desde el primero al último y como actúan también. Encontré maravilloso el papel del hermano. La música es genial y he apreciado mucho la creatividad, motivación, magia e inspiración que John Carney nos da en ella, podemos incluso hablar de la búsqueda de la identidad, por no mencionar todos los momentos graciosos que tiene la película. Me encantó la escena dónde vemos las expectativas de Conor sobre el que va a ser su último videoclip, dónde todo es genial y pacífico, pero como dijo Raphina, no puedes hacer nunca nada a medias, así que el final me pareció lo mejor de lo mejor, y el riesgo que toma Conor en él, porque las fronteras están dónde tú las encuentras, y es realmente bonito ver como él demuestra que no hay limitaciones que puedan atarle cuando se trata de las cosas que él más ama.
Algo que me desagradó mucho de la película fue el rol de las mujeres. Sentí como si ellas fueran las únicas que cometían errores, la madre, la hermana… incluso Raphina, no me gustó nada esa parte en la que ella dice “Me lo merecía”, ninguna mujer merece ser maltratada, haga lo que haga, qué tipo de respuesta fue esa?
No se trata de una película de éxito en si mismo, si no del éxito de ser libre, echar abajo las barreras y amar lo que haces.
Algunas cosas que más me han gustado han sido los movimientos de cámara, especialmente cuando nos introducen al incentivo de la película, Raphina. Los personajes son increíbles, desde el primero al último y como actúan también. Encontré maravilloso el papel del hermano. La música es genial y he apreciado mucho la creatividad, motivación, magia e inspiración que John Carney nos da en ella, podemos incluso hablar de la búsqueda de la identidad, por no mencionar todos los momentos graciosos que tiene la película. Me encantó la escena dónde vemos las expectativas de Conor sobre el que va a ser su último videoclip, dónde todo es genial y pacífico, pero como dijo Raphina, no puedes hacer nunca nada a medias, así que el final me pareció lo mejor de lo mejor, y el riesgo que toma Conor en él, porque las fronteras están dónde tú las encuentras, y es realmente bonito ver como él demuestra que no hay limitaciones que puedan atarle cuando se trata de las cosas que él más ama.
Algo que me desagradó mucho de la película fue el rol de las mujeres. Sentí como si ellas fueran las únicas que cometían errores, la madre, la hermana… incluso Raphina, no me gustó nada esa parte en la que ella dice “Me lo merecía”, ninguna mujer merece ser maltratada, haga lo que haga, qué tipo de respuesta fue esa?
No se trata de una película de éxito en si mismo, si no del éxito de ser libre, echar abajo las barreras y amar lo que haces.
11 de mayo de 2017
11 de mayo de 2017
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grata sorpresa me he llevado viendo esta película sobre adolescentes, aquí se les trata y se habla de ellos y su mundo con verosimilitud y autenticidad. La época que retrata la película esta muy bien plasmada, en una sociedad como la irlandesa, siempre en eterno conficto entre lo antiguo y lo moderno, entre la música de la new wave y el vetusto y arcaico catolicismo representado por el coleguio religuioso al que se ve obligado a ir el protagonista, con una acertada mezcla de comedia y drama asistimos al paso a la madurez, con todo lo que eso conlleva de nuestro protagonista, armado de una impresionante banda sonora de inmortales canciones de los 80 y una vestimentas típicas de esa época nos permitimos viajar a esa época en cuestión, con sus luces y sombras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hermoso y alegórico final de los protagonistas huyendo de una Irlanda en la que no tienen cabida sus sueños, un final abierto y esperanzador, broche de oro a una gran película.
5 de julio de 2017
5 de julio de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Sing Street" es un conmovedor musical que cuenta una historia llena de carisma y nostalgia juvenil, es una de esas películas que cuentan un mensaje claro desde el minuto uno, luchar por tus sueños contra la realidad, y lo desarrolla mediante buenos personajes, diálogos divertidos y situaciones interesantes. Las canciones son sólo un medio para un fin que es reforzar la narración de la historia, todas son necesarias para el desarrollo de la trama, ya sea para desarrollar ideas de los personajes o para que éstos reaccionen ante las consecuencias que provoca la escena musical. Valorada en su conjunto, la mayoría de personajes de "Sing Street" salvo el protagonista no tienen ningún tipo de arco, pese a demostrar determinación en lo que hacen no aprenden nada, de hecho enseñan más que aprenden y terminan con la misma identidad con la que empezaron, aunque esto, dentro del contexto de la película, también podría entenderse como una tira más en el hilo argumental, una motivación más para enfrentarse a la realidad tanto para los protagonistas como para los espectadores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ha habido dos escenas que me han dejado al borde de la lágrima, si dura 10 minutos más no sé qué habría sido de mi...
24 de septiembre de 2016
24 de septiembre de 2016
34 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como esta peli va sobre canciones y demás, permitidme un símil musical.
A quienes nos flipa el garaje psicodélico de los sesenta, hasta el punto de haber contribuido en algunos recopilatorios de temazos "ocultos" con el único fin de darlos a conocer a otros entusiastas del género como nosotros, hay un disco de 2016 que nos ha dejado noqueados. Me refiero al 'Nonagon Infinity' de 'King Gizzard & The Lizard Wizard'. Estos siete salvajes han sabido crear una montaña rusa de ensoñaciones fuzz y luces de colores parpadeantes que no sólo se aleja de otros grupos que imitan sin tapujos las melodías de la década mágica, sino que además alcanza sin problemas aquello que persigue toda banda seria: un sonido propio.
Sin embargo, a los típicos modernos que te van de que saben de los sesenta por haber escuchado cuatro discos típicos y tópicos de los Beatles y los Rolling Stones no les mola 'King Gizzard & The Lizard Wizard'. Prefieren cosas como 'Ty Segall' o 'Thee Oh Sees', que practican una cosa parecida, perfectamente enlatada y a la que se le ha arrebatado de todo contenido y esencia en pos de un bonito cascarón, para que las cuatro discográficas de turno hagan caja instantánea. Dentro de unos años posiblemente nadie se acordará de ellos. ¿Por qué? Porque a quienes de verdad nos mola el tema nos parecen unos aburridos y unos mediocres y no los vamos a reivindicar. Y a los modernos seguramente ya les habrá dado por la siguiente tontería que les quieran vender.
Pues bien, 'Sing Street' es básicamente eso, pero en filme: una parida ideada para los modernillos de ahora que parecen estar obsesionados con los años 80. Por favor, no confundáis. No soy un anti-ejercicios de nostalgia siempre y cuando se hagan bien. Pero es que 'Sing Street' gira en torno a la música de dicha época sin ningún tipo de sentido o rumbo. Igual te vende a 'Duran Duran' como el punto más álgido de aquellos años (cof cof) que el protagonista se deprime y se vuelve post-punk. Todo ello sin olvidar que tampoco le falta el puntillo de crítica social tan de moda últimamente. En serio, me imagino a los productores y guionistas buscando en Google cosas como "bandas años 80" o "problemas sociales años 80". No es más que otro envoltorio llamativo y agradable que no va más allá de querer sacar unos eurillos al colectivo de siempre.
Y sin embargo sus primeros 35 minutos me funcionan muy bien, motivo por el cual le he puesto un 5. Me gusta la escena que abre la película. También que suene mi canción favorita de Motörhead, 'Stay Clean', cuando se presenta el nuevo instituto. Mientras Lemmy canta "No puedo creer. No puedo obedecer. No puedo estar de acuerdo con todas las cosas que dicen" se nos presenta una "high school" que da mal rollo y en la que sabemos que el personaje principal va a ser el rarito y no lo va a pasar muy bien. El skinhead matón está perfecto. La reflexión sobre los videoclips del hermano mayor es celestial. Me hizo muchísima gracia toda la escena de presentación del chico negro y del friki de los instrumentos. Está genial el modo en que el prota le entra a la chica y cómo todos encaran el primer videoclip en el que apenas saben tocar. Etcétera.
Lo que pasa es que...
CONTINÚA EN SPOILERS.
A quienes nos flipa el garaje psicodélico de los sesenta, hasta el punto de haber contribuido en algunos recopilatorios de temazos "ocultos" con el único fin de darlos a conocer a otros entusiastas del género como nosotros, hay un disco de 2016 que nos ha dejado noqueados. Me refiero al 'Nonagon Infinity' de 'King Gizzard & The Lizard Wizard'. Estos siete salvajes han sabido crear una montaña rusa de ensoñaciones fuzz y luces de colores parpadeantes que no sólo se aleja de otros grupos que imitan sin tapujos las melodías de la década mágica, sino que además alcanza sin problemas aquello que persigue toda banda seria: un sonido propio.
Sin embargo, a los típicos modernos que te van de que saben de los sesenta por haber escuchado cuatro discos típicos y tópicos de los Beatles y los Rolling Stones no les mola 'King Gizzard & The Lizard Wizard'. Prefieren cosas como 'Ty Segall' o 'Thee Oh Sees', que practican una cosa parecida, perfectamente enlatada y a la que se le ha arrebatado de todo contenido y esencia en pos de un bonito cascarón, para que las cuatro discográficas de turno hagan caja instantánea. Dentro de unos años posiblemente nadie se acordará de ellos. ¿Por qué? Porque a quienes de verdad nos mola el tema nos parecen unos aburridos y unos mediocres y no los vamos a reivindicar. Y a los modernos seguramente ya les habrá dado por la siguiente tontería que les quieran vender.
Pues bien, 'Sing Street' es básicamente eso, pero en filme: una parida ideada para los modernillos de ahora que parecen estar obsesionados con los años 80. Por favor, no confundáis. No soy un anti-ejercicios de nostalgia siempre y cuando se hagan bien. Pero es que 'Sing Street' gira en torno a la música de dicha época sin ningún tipo de sentido o rumbo. Igual te vende a 'Duran Duran' como el punto más álgido de aquellos años (cof cof) que el protagonista se deprime y se vuelve post-punk. Todo ello sin olvidar que tampoco le falta el puntillo de crítica social tan de moda últimamente. En serio, me imagino a los productores y guionistas buscando en Google cosas como "bandas años 80" o "problemas sociales años 80". No es más que otro envoltorio llamativo y agradable que no va más allá de querer sacar unos eurillos al colectivo de siempre.
Y sin embargo sus primeros 35 minutos me funcionan muy bien, motivo por el cual le he puesto un 5. Me gusta la escena que abre la película. También que suene mi canción favorita de Motörhead, 'Stay Clean', cuando se presenta el nuevo instituto. Mientras Lemmy canta "No puedo creer. No puedo obedecer. No puedo estar de acuerdo con todas las cosas que dicen" se nos presenta una "high school" que da mal rollo y en la que sabemos que el personaje principal va a ser el rarito y no lo va a pasar muy bien. El skinhead matón está perfecto. La reflexión sobre los videoclips del hermano mayor es celestial. Me hizo muchísima gracia toda la escena de presentación del chico negro y del friki de los instrumentos. Está genial el modo en que el prota le entra a la chica y cómo todos encaran el primer videoclip en el que apenas saben tocar. Etcétera.
Lo que pasa es que...
CONTINÚA EN SPOILERS.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
De repente y sin explicación alguna en la segunda canción ya todos se han vuelto tan profesionales que saben cómo producir de manera perfecta sus composiciones con una grabadora doméstica. Cambia completamente el tono de la cinta y empiezan a sucederse los absurdos. Pondré ejemplos. El protagonista no se puede permitir unos zapatos negros, pero sí el cambiar completamente de vestuario dependiendo de los estilos musicales que esté escuchando esa semana. Se sucede una colección de "tributos" a cada cual más hortera y sin sentido. Si bien el primer videoclip al principio está mal hecho a propósito y tiene sus dosis de humor, los posteriores son del rollo "con cuatro duros puedes hacer cosas interesantes" en plan Michel Gondry. El problema es que John Carney dista mucho de ser Michel Gondry y quedan casposos y forzados. El personaje del hermano mayor, que sirve para exteriorizar el mundo interior del protagonista y guiarlo hacia la luz, resulta que está traumado. Los miembros del grupo, que le daban fuerza y vida a la cinta, pasan a un segundísimo plano. Lo único que me ha faltado es que nadie haya descubierto su latente homosexualidad. En estas pelis siempre hay algo de eso.
Por otro lado, la relación entre el tipo y la tipa no me parece creíble de ninguna de las maneras. Que la tipa esté con el garrulo del coche, vale. Pero que el criajo con cara de "golpéame los mofletes" se la ligue sin despeinarse no me entra. Tampoco el modo en que se reencuentran: "Uy, mira, es que me iba a Londres y me han dejado tirada...". En cualquier caso, lo más horroroso es el final. Tras un "nunca visto" (por favor, advertid el tono irónico) bolo de la banda en el que se demuestra lo guays que son todos, incluido el skinhead, el chaval se va de casa con la señorita mientras su hermano aplaude su valentía. No en ferry como todo el mundo, sino con su propio barco. Ahí te los ves en mitad de una tormenta, en plan épico y recordando a las películas de pesadillas en el mar, huyendo de una Irlanda sumida en una crisis económica y en la que reina lo cutre (vamos, como la España de cualquier época). Otro vuelco brutal de registro que, una vez más, no me creo.
En definitiva, 'Sing Street' es una película que explora los 80 desde una perspectiva actual y que, al igual que 'Ty Segall' y 'The Oh Sees', está condenada a caer en el olvido absoluto. Si queréis verla, hacedlo lo antes posible. En serio, hacedlo antes de que todo el mundo se dé cuenta de que no mola nada.
Por otro lado, la relación entre el tipo y la tipa no me parece creíble de ninguna de las maneras. Que la tipa esté con el garrulo del coche, vale. Pero que el criajo con cara de "golpéame los mofletes" se la ligue sin despeinarse no me entra. Tampoco el modo en que se reencuentran: "Uy, mira, es que me iba a Londres y me han dejado tirada...". En cualquier caso, lo más horroroso es el final. Tras un "nunca visto" (por favor, advertid el tono irónico) bolo de la banda en el que se demuestra lo guays que son todos, incluido el skinhead, el chaval se va de casa con la señorita mientras su hermano aplaude su valentía. No en ferry como todo el mundo, sino con su propio barco. Ahí te los ves en mitad de una tormenta, en plan épico y recordando a las películas de pesadillas en el mar, huyendo de una Irlanda sumida en una crisis económica y en la que reina lo cutre (vamos, como la España de cualquier época). Otro vuelco brutal de registro que, una vez más, no me creo.
En definitiva, 'Sing Street' es una película que explora los 80 desde una perspectiva actual y que, al igual que 'Ty Segall' y 'The Oh Sees', está condenada a caer en el olvido absoluto. Si queréis verla, hacedlo lo antes posible. En serio, hacedlo antes de que todo el mundo se dé cuenta de que no mola nada.
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