Sing Street: Este es tu momento
7.2
17,432
Comedia. Drama. Romance
En el Dublín de 1980, la recesión económica hace que Conor cambie la comodidad de la escuela privada en la que estudiaba por un centro público donde el clima es más tenso. Encontrará un rayo de esperanza en la misteriosa Raphina y, con el objetivo de conquistarla, la invitará a ser la estrella en los videoclips de la banda que quiere formar. Ella accede, y ahora Conor debe cumplir su palabra. (FILMAFFINITY)
21 de agosto de 2016
21 de agosto de 2016
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director John Carney, es esa clase de autores con un sello propio y que parece estar especializado en subgéneros cinematográficos concretos, si trasladamos aquí títulos como la envolvente Once (2006) y la muy correcta Begin again (2013) podemos deducir claramente que el irlandés se pirra por las películas "indies" que giran en torno a la música contemporánea.
En esta ocasión, con Sing street, el director se inclina por la misma fórmula que tanto reconocimiento le ha dado en sus anteriores films de corte musical. Nos trasladamos a una Irlanda azotada por la crisis de mediados de los años 80. (Sí amigos, los 80 de nuevo en tu puta cara)
Connor, un chico de familia de clase media venida a menos, comienza una nueva vida en un nuevo instituto católico, chico conoce chica moderna, chico se inventa una trola de que tiene una banda para conquistar chica...Y aquí ase inicia el nudo de la película...
La película está trufada de claras referencias a la cultura musical y tribus urbanas de esa época, los nuevos románticos, la new wave, el post-punk, Duran Duran, A-Ha, David Bowie, The Cure, Culture Club, Spandau Ballet, Depeche Mode...
La película a pesar de su previsible guión, funciona como una maquinaria bien engrasada gracias a su gran banda sonora, la recreación fidedigna de una época y al sentido del humor que está presente durante todo el film, incluso la trama romántica que a veces tanto me rechina se sobrelleva dignamente.
Como punto negativo, es la tendencia del director John Carney en cerrar mal sus películas, en edulcorar quizá demasiado sus tramas, alejándolas de un tono más realista, a pesar de que tiene ciertos momentos dramáticos.
No obstante, Sing Street es una buena película de un tipo al que le gusta y le profesa un amor sincero a la música.
www.lamiradadifusa.com
En esta ocasión, con Sing street, el director se inclina por la misma fórmula que tanto reconocimiento le ha dado en sus anteriores films de corte musical. Nos trasladamos a una Irlanda azotada por la crisis de mediados de los años 80. (Sí amigos, los 80 de nuevo en tu puta cara)
Connor, un chico de familia de clase media venida a menos, comienza una nueva vida en un nuevo instituto católico, chico conoce chica moderna, chico se inventa una trola de que tiene una banda para conquistar chica...Y aquí ase inicia el nudo de la película...
La película está trufada de claras referencias a la cultura musical y tribus urbanas de esa época, los nuevos románticos, la new wave, el post-punk, Duran Duran, A-Ha, David Bowie, The Cure, Culture Club, Spandau Ballet, Depeche Mode...
La película a pesar de su previsible guión, funciona como una maquinaria bien engrasada gracias a su gran banda sonora, la recreación fidedigna de una época y al sentido del humor que está presente durante todo el film, incluso la trama romántica que a veces tanto me rechina se sobrelleva dignamente.
Como punto negativo, es la tendencia del director John Carney en cerrar mal sus películas, en edulcorar quizá demasiado sus tramas, alejándolas de un tono más realista, a pesar de que tiene ciertos momentos dramáticos.
No obstante, Sing Street es una buena película de un tipo al que le gusta y le profesa un amor sincero a la música.
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5 de octubre de 2016
5 de octubre de 2016
25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
La música es vida y no se podría imaginar la existencia del ser humano sin ella, aunque cada momento es único, bien podría tratarse de una historia que ya alguna vez ha sido contada por una canción. ¿Cuántas veces no suena en nuestra mente un soundtrack propio para acompañarnos en ciertos momentos? ¿Cuántos no nos hemos sentido acompañados tan sólo con un playlist mientras conducimos un automóvil? No obstante, pocas veces uno piensa cómo surgieron estos héroes musicales, o en donde encontraron la inspiración para seguir sus propios sueños, superando adversidades e ignorando a todos aquellos quienes se burlaron o intentaron impedir que lograran lo que tanto añoraban.
Afortunadamente, el irlandés John Carney (Once, Begin Again) se ha empeñado en recordarnos cómo surgen estos artistas, alcanzando sin duda su punto más alto como director y escritor en este año al entregar una cinta inspiradora, nostálgica y divertida. Ubicada en la década de los ochenta y en el marco de la ultraconservadora sociedad irlandesa, un adolescente encuentra en la música el refugio perfecto para superar sus problemas familiares, siendo una chica mayor su “musa inspiradora”. En contra de un sistema educativo represor, de las burlas de sus compañeros y de la incredulidad de sus familiares, decide formar una banda con el objetivo de impresionar a una chica, sin pensar que durante el viaje encontraría su verdadera vocación.
Es así como en un año escolar, el filme transporta al espectador a un viaje musical por la década de los ochenta, con referencias marcadas a los grupos como Duran Duran, A-Ha, The Cure, The Clash, Hall & Oates, Spandau Ballet y The Jam. Peinados exóticos, vestidos extravagantes y maquillaje masculino aparecen indistintamente para recordar una época que marcó la vida de muchos que han dejado la adolescencia hace bastantes años. No se trata de un musical propiamente hablando, sino de una cinta que gira en torno de la música, tampoco es la típica película de adolescentes, sino un reflejo de la sociedad y cultura de los ochenta.
En cuanto a las actuaciones, Ferdia Walsh-Peelo realiza un magnífico trabajo en el papel de Conor, un adolescente que se vale de la música no sólo como un medio para enamorar a una chica que parece inalcanzable, sino para encontrar valor para enfrentarse a sus compañeros bravucones y maestros autoritarios, así como para superar las crisis familiares; así, la evolución del personaje durante toda la película es llevada de forma excelente. Por otra parte, Lucy Boynton interpreta de manera brillante a la enigmática Raphina, una joven aparentemente fuerte que poco a poco va descubriendo su lado más sensible, formando junto con Walsh-Peelo una de las parejas más carismáticas del cine en los últimos tiempos. El resto del reparto está conformado por una serie de jóvenes que despliegan su carisma en cada una de sus intervenciones, destacando Jack Reynor (Glassland, Macbeth) como Brendan, el aparentemente sínico y antipático hermano mayor de Conor que poco a poco se convertirá en su guía durante su incursión en el mundo de la música.
Con un soundtrack impresionante que incluye clásicos y temas inéditos, la cinta se convierte en todo un agasajo musical y cinematográfico. Música, juventud, nostalgia, pasión y rebeldía se mezclan de manera perfecta en dos horas cargadas de emociones y sentimientos encontrados, culminando con un magnífico final. Sin duda, se trata de una cinta que disfrutarán no sólo aquellos de la denominada “Generación X”, sino los Millenials que crecieron escuchando los casetes de sus hermanos mayores, o que incluso han escuchado un sinnúmero de veces en las estaciones “clásicas” de radio aquellas melodías que todo el mundo ha escuchado aún sin saber el nombre o quién es el intérprete.
Sing Street no sólo es un tributo a quienes se atrevieron a ser diferentes, es un llamado para que los demás recordemos que estamos hechos para soñar y que el mundo está allá afuera para ser descubierto. Cualquier motivo es válido: una chica, una desilusión, el deseo de libertad…lo importante es seguir el llamado y buscar lo que realmente te mueve. La película termina pero la música y la inspiración permanecerán en la mente del espectador durante mucho tiempo, sin lugar a dudas, es una cinta que nadie se puede perder.
Más reseñas en https://wraparty.wordpress.com
Twitter @wraparty
Afortunadamente, el irlandés John Carney (Once, Begin Again) se ha empeñado en recordarnos cómo surgen estos artistas, alcanzando sin duda su punto más alto como director y escritor en este año al entregar una cinta inspiradora, nostálgica y divertida. Ubicada en la década de los ochenta y en el marco de la ultraconservadora sociedad irlandesa, un adolescente encuentra en la música el refugio perfecto para superar sus problemas familiares, siendo una chica mayor su “musa inspiradora”. En contra de un sistema educativo represor, de las burlas de sus compañeros y de la incredulidad de sus familiares, decide formar una banda con el objetivo de impresionar a una chica, sin pensar que durante el viaje encontraría su verdadera vocación.
Es así como en un año escolar, el filme transporta al espectador a un viaje musical por la década de los ochenta, con referencias marcadas a los grupos como Duran Duran, A-Ha, The Cure, The Clash, Hall & Oates, Spandau Ballet y The Jam. Peinados exóticos, vestidos extravagantes y maquillaje masculino aparecen indistintamente para recordar una época que marcó la vida de muchos que han dejado la adolescencia hace bastantes años. No se trata de un musical propiamente hablando, sino de una cinta que gira en torno de la música, tampoco es la típica película de adolescentes, sino un reflejo de la sociedad y cultura de los ochenta.
En cuanto a las actuaciones, Ferdia Walsh-Peelo realiza un magnífico trabajo en el papel de Conor, un adolescente que se vale de la música no sólo como un medio para enamorar a una chica que parece inalcanzable, sino para encontrar valor para enfrentarse a sus compañeros bravucones y maestros autoritarios, así como para superar las crisis familiares; así, la evolución del personaje durante toda la película es llevada de forma excelente. Por otra parte, Lucy Boynton interpreta de manera brillante a la enigmática Raphina, una joven aparentemente fuerte que poco a poco va descubriendo su lado más sensible, formando junto con Walsh-Peelo una de las parejas más carismáticas del cine en los últimos tiempos. El resto del reparto está conformado por una serie de jóvenes que despliegan su carisma en cada una de sus intervenciones, destacando Jack Reynor (Glassland, Macbeth) como Brendan, el aparentemente sínico y antipático hermano mayor de Conor que poco a poco se convertirá en su guía durante su incursión en el mundo de la música.
Con un soundtrack impresionante que incluye clásicos y temas inéditos, la cinta se convierte en todo un agasajo musical y cinematográfico. Música, juventud, nostalgia, pasión y rebeldía se mezclan de manera perfecta en dos horas cargadas de emociones y sentimientos encontrados, culminando con un magnífico final. Sin duda, se trata de una cinta que disfrutarán no sólo aquellos de la denominada “Generación X”, sino los Millenials que crecieron escuchando los casetes de sus hermanos mayores, o que incluso han escuchado un sinnúmero de veces en las estaciones “clásicas” de radio aquellas melodías que todo el mundo ha escuchado aún sin saber el nombre o quién es el intérprete.
Sing Street no sólo es un tributo a quienes se atrevieron a ser diferentes, es un llamado para que los demás recordemos que estamos hechos para soñar y que el mundo está allá afuera para ser descubierto. Cualquier motivo es válido: una chica, una desilusión, el deseo de libertad…lo importante es seguir el llamado y buscar lo que realmente te mueve. La película termina pero la música y la inspiración permanecerán en la mente del espectador durante mucho tiempo, sin lugar a dudas, es una cinta que nadie se puede perder.
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Twitter @wraparty
12 de octubre de 2016
12 de octubre de 2016
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Te ríes, te emocionas, te entristece, te enfurece, excelente banda sonora.... Sing Street es una de las sorpresas del año, una de esas películas que parecen tocadas por una varita mágica que les da un encanto especial.
Todos los actores están perfectos y tienen ese plus de ser desconocidos (al menos para mí) lo que le da a la cinta mayor credibilidad,
Si además te gusta rememorar los 80, te encantará. Más que recomendable.
Todos los actores están perfectos y tienen ese plus de ser desconocidos (al menos para mí) lo que le da a la cinta mayor credibilidad,
Si además te gusta rememorar los 80, te encantará. Más que recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El primer videoclip que hacen (Modelo Enigmática) es absolutamente tronchante..... pero lo bueno es que no hacen otra cosa que copiar la estética de los videos de la época.
22 de mayo de 2017
22 de mayo de 2017
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se me ocurren tantos pensamientos para describir este film:
- La esperanza es el mejor motor para hacer realidad tus sueños...
- A veces nos quedamos atrapados en el barro y no podemos ver hacia dónde vamos. Pero no nos vamos a quedar allí varados esperando al que el mundo nos gane la partida. Dejamos ese charco atrás perdido en una abandonada carretera...
- A Dios pongo por testigo de que nunca volvere a tener miedo (el juramento perfecto)...
- Tenemos una poderosa herramienta para afrontar los problemas, se llama imaginación y hay que entrenarla para que funcione cuando hace falta...
- Nuestros buenos recuerdos son el único paraíso del que nadie nos puede expulsar...
Obra maestra de John Carney, que comenzó a reinventar el musical en "Begin Again" y culmina su genial experimento con esta historia de la grandeza que supone la superación personal, de la magia del primer amor, del deseo lícito de cualquier ser humano de mejorar, del arte como un camino posible para escapar de la mediocridad y de la esperanza como motor para hacer realidad tus sueños.
- La esperanza es el mejor motor para hacer realidad tus sueños...
- A veces nos quedamos atrapados en el barro y no podemos ver hacia dónde vamos. Pero no nos vamos a quedar allí varados esperando al que el mundo nos gane la partida. Dejamos ese charco atrás perdido en una abandonada carretera...
- A Dios pongo por testigo de que nunca volvere a tener miedo (el juramento perfecto)...
- Tenemos una poderosa herramienta para afrontar los problemas, se llama imaginación y hay que entrenarla para que funcione cuando hace falta...
- Nuestros buenos recuerdos son el único paraíso del que nadie nos puede expulsar...
Obra maestra de John Carney, que comenzó a reinventar el musical en "Begin Again" y culmina su genial experimento con esta historia de la grandeza que supone la superación personal, de la magia del primer amor, del deseo lícito de cualquier ser humano de mejorar, del arte como un camino posible para escapar de la mediocridad y de la esperanza como motor para hacer realidad tus sueños.
30 de agosto de 2017
30 de agosto de 2017
18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quería que me gustara esta peli, de verdad. Pero mientras avanzaba el metraje, lo único que se me venía a la cabeza era que esta misma peli, con este mismo guion, pero filmada en EEUU, tendría unas críticas horrendas y un 5 aquí, como mucho. Es la pátina indie de lo europeo lo que le sube la nota.
Porque, a ver, la sucesión de tópicos es demoledora. El guión es plano y predecible. Los personajes secundarios se quedan en terciarios: como comentaba otro usuario, los chicos de la banda son, con diferencia, lo más interesante de la película, y se les ignora prácticamente todo el rato a favor de glorificar a Conor y meter con calzador el romance con la repateante Raphina. Lo que no sería tan terrible si dicha relación estuviera desarrollada con algo más de originalidad o de matices, pero la historia "chico bueno conoce a chica mala en problemas y la salva" está ya más que vista.
De verdad, haced el ejercicio de trasladar todo esto a Hollywood. Mismo guión, idénticos personajes, chicos de instituto en vez de colegio católico, el matón es un quarterback en vez de un skin, el baile de fin de curso es la graduación... y la mitad de la gente que le da buena nota, ni se molestaría en verla.
Ah, y encima lo poco rescatable de la película: la música buenrollera, los elementos divertidos como tocar en la calle, la escena en que se van añadiendo instrumentos a la canción recién compuesta y el buen rollito de la banda, ya los vimos antes en "Begin Again" que, para mi gusto, escapa algo más de los clichés y ofrece personajes ligeramente más sólidos.
Lo mejor: las canciones, que suenan agradables al oído a la primera; el humor de algunas escenas, como cuando van a buscar al chico negro como el que va al zoo; y un ritmo que hace que la peli fluya bien, pese a sus defectos.
Lo peor: la carencia absoluta de sorpresa, si exceptuamos el hecho de que los chicos toquen como profesionales desde el minuto dos.
Porque, a ver, la sucesión de tópicos es demoledora. El guión es plano y predecible. Los personajes secundarios se quedan en terciarios: como comentaba otro usuario, los chicos de la banda son, con diferencia, lo más interesante de la película, y se les ignora prácticamente todo el rato a favor de glorificar a Conor y meter con calzador el romance con la repateante Raphina. Lo que no sería tan terrible si dicha relación estuviera desarrollada con algo más de originalidad o de matices, pero la historia "chico bueno conoce a chica mala en problemas y la salva" está ya más que vista.
De verdad, haced el ejercicio de trasladar todo esto a Hollywood. Mismo guión, idénticos personajes, chicos de instituto en vez de colegio católico, el matón es un quarterback en vez de un skin, el baile de fin de curso es la graduación... y la mitad de la gente que le da buena nota, ni se molestaría en verla.
Ah, y encima lo poco rescatable de la película: la música buenrollera, los elementos divertidos como tocar en la calle, la escena en que se van añadiendo instrumentos a la canción recién compuesta y el buen rollito de la banda, ya los vimos antes en "Begin Again" que, para mi gusto, escapa algo más de los clichés y ofrece personajes ligeramente más sólidos.
Lo mejor: las canciones, que suenan agradables al oído a la primera; el humor de algunas escenas, como cuando van a buscar al chico negro como el que va al zoo; y un ritmo que hace que la peli fluya bien, pese a sus defectos.
Lo peor: la carencia absoluta de sorpresa, si exceptuamos el hecho de que los chicos toquen como profesionales desde el minuto dos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Conor, el protagonista, no tiene ningún fallo. Le pasan cosas malas, claro, pero él es perfecto y responde a todo con una perfección y madurez dignas de un señor de 50 años. Desde la forma de hablarle al profesor, hasta cómo se enfrenta al matón del colegio, hasta cómo seduce a la chica, cómo compone, cómo canta... por Dios, que alguien me diga qué desayunan los irlandeses, que yo también quiero. Me recuerda a Keira Knightley en Begin Again, que también es perfecta, y me pregunto si John Carney no se enamora demasiado de sus protagonistas.
El problema del matón y del cura abusador están desarrollados con nula credibilidad. En mi adolescencia, quince años después de la época en que se ambienta la película y en un colegio mucho más civilizado, vi casos de acoso escolar, y no funcionan así: no te llevas un par de catecillos y luego el matón te deja tranquilo para que ensayes con tu banda y te pintes los ojos. El acoso se llama acoso porque es insistente y demoledor. Lo mismo pasa con el abuso de poder de un profesor: ¿en serio el bruto del Hermano Comosellame se limita a salir airado del gimnasio mientras todos bailan con su careta? Todo sea para la gloria y el triunfo de Conor.
Raphina desayunó lo mismo que Conor, porque es huérfana, se da a entender que su padre abusaba de ella y está estupendamente: ni siente, ni padece. Monta una mini-pataleta al final, pero después vuelve a bailar contentísima en el baile de fin de curso y se fuga con Conor.
Alguien ha mencionado lo increíble del guardarropa de Conor en el contexto económico de la peli, pero a su favor diré que todo parece ropa prestada de los padres y hermanos. Lo que no me cuadra es cómo una familia que no puede comprar zapatos se permite tener a tres hijos adultos sin trabajar. Tampoco me cuadra cómo aprenden chicos tan marginales a tocar instrumentos tan bien. Tocar un instrumento es caro: material, el instrumento en sí, profesores, repuestos...
En fin, que sería pasable como fábula, y cerraría los ojos a esos detalles, si tuviera algún mérito la historia que cuenta, pero cuando algo no te gusta, ya le ves las costuras a todo.
Lo único que se me ocurre para que tenga tan buenas críticas es que un montón de usuarios, con O, de esta web se ven a sí mismos como el pardillo que tocaba la guitarra (mal) en el instituto y nunca se comió un colín, y esta peli les permite fantasear con lo que pudo haber sido.
Me habría parecido una peli con mucho más de donde agarrar si la relación amorosa hubiera tenido menos protagonismo, y el metraje sobrante se hubiera dedicado a la relación de amistad entre los chicos de la banda y a explorar más sus personalidades e historias.
Especial mención para la escena final de huida hacia la puesta de sol (que como es Irlanda, es huida hacia la lluvia), y para la idea espléndida de meter a una chica que no sabe nadar en una cascarita de nuez en un día de tormenta. Mientras la veía, pensaba "si ella se muere ahora, salva la peli, porque sería lo único que habría logrado sorprenderme". Pero no. No se muere. Terminamos con un plano de Conor y sus rosaditos mofletes irlandeses.
Pues vale.
El problema del matón y del cura abusador están desarrollados con nula credibilidad. En mi adolescencia, quince años después de la época en que se ambienta la película y en un colegio mucho más civilizado, vi casos de acoso escolar, y no funcionan así: no te llevas un par de catecillos y luego el matón te deja tranquilo para que ensayes con tu banda y te pintes los ojos. El acoso se llama acoso porque es insistente y demoledor. Lo mismo pasa con el abuso de poder de un profesor: ¿en serio el bruto del Hermano Comosellame se limita a salir airado del gimnasio mientras todos bailan con su careta? Todo sea para la gloria y el triunfo de Conor.
Raphina desayunó lo mismo que Conor, porque es huérfana, se da a entender que su padre abusaba de ella y está estupendamente: ni siente, ni padece. Monta una mini-pataleta al final, pero después vuelve a bailar contentísima en el baile de fin de curso y se fuga con Conor.
Alguien ha mencionado lo increíble del guardarropa de Conor en el contexto económico de la peli, pero a su favor diré que todo parece ropa prestada de los padres y hermanos. Lo que no me cuadra es cómo una familia que no puede comprar zapatos se permite tener a tres hijos adultos sin trabajar. Tampoco me cuadra cómo aprenden chicos tan marginales a tocar instrumentos tan bien. Tocar un instrumento es caro: material, el instrumento en sí, profesores, repuestos...
En fin, que sería pasable como fábula, y cerraría los ojos a esos detalles, si tuviera algún mérito la historia que cuenta, pero cuando algo no te gusta, ya le ves las costuras a todo.
Lo único que se me ocurre para que tenga tan buenas críticas es que un montón de usuarios, con O, de esta web se ven a sí mismos como el pardillo que tocaba la guitarra (mal) en el instituto y nunca se comió un colín, y esta peli les permite fantasear con lo que pudo haber sido.
Me habría parecido una peli con mucho más de donde agarrar si la relación amorosa hubiera tenido menos protagonismo, y el metraje sobrante se hubiera dedicado a la relación de amistad entre los chicos de la banda y a explorar más sus personalidades e historias.
Especial mención para la escena final de huida hacia la puesta de sol (que como es Irlanda, es huida hacia la lluvia), y para la idea espléndida de meter a una chica que no sabe nadar en una cascarita de nuez en un día de tormenta. Mientras la veía, pensaba "si ella se muere ahora, salva la peli, porque sería lo único que habría logrado sorprenderme". Pero no. No se muere. Terminamos con un plano de Conor y sus rosaditos mofletes irlandeses.
Pues vale.
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