True Blood (Sangre Fresca)Serie
2008 

Alan Ball (Creador), Michael Lehmann ...
6.8
27,045
Serie de TV. Fantástico. Drama. Intriga
Serie de TV (2008-2014). 7 temporadas. 80 episodios. En un pueblo de Lousiana, una serie de brutales asesinatos hace peligrar la convivencia entre vampiros y seres humanos, que hasta entonces había sido pacífica gracias a una bebida japonesa hecha de sangre sintética. Sin embargo, algunos vampiros estaban descontentos porque preferían seguir alimentándose de sangre humana; pero también había hombres que no estaban satisfechos con esta ... [+]
2 de abril de 2010
2 de abril de 2010
23 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos se han quedado en el capítulo 7 u 8... yo me he quedado en el 1.
Soy una gran fan de los vampiros, porque me resultan seres extraordinarios, pero como la gran mayoría sabe (porque hay gente que tiene la cabeza en otra dimensión) son ficticios, y por eso cada uno los pinta como le parece. A mi gusto se ha acercado Anne Rice, autora de "Crónicas Vampíricas", y los hermanos Spierig tampoco lo hicieron tan mal con "Daybreakers"... pero "Crepúsculo" y esta serie me han decepcionado...
Es cierto que los vampiros según los hemos pintado siempre son sensuales y atractivos (exceptuando a los Nosferatu evidentemente), pero ponerles como unos depravados sexuales es un poco decepcionante para aquellos a los que nos gustan los vampiros "de verdad".
La serie en sí desde luego está pensada para los morbosos en todos los sentidos, pero no para quienes les gustan los vampiros en su totalidad. Pero oigan, para gustos hicieron los colores y me parece muy bien que le quieran dar un 7 y pico a esta serie, pero no se engañen: ni estos vampiros ni los de "Crepúsculo" son vampiros, solo son gigolós con colmillos que dan risa en lugar de respeto.
Soy una gran fan de los vampiros, porque me resultan seres extraordinarios, pero como la gran mayoría sabe (porque hay gente que tiene la cabeza en otra dimensión) son ficticios, y por eso cada uno los pinta como le parece. A mi gusto se ha acercado Anne Rice, autora de "Crónicas Vampíricas", y los hermanos Spierig tampoco lo hicieron tan mal con "Daybreakers"... pero "Crepúsculo" y esta serie me han decepcionado...
Es cierto que los vampiros según los hemos pintado siempre son sensuales y atractivos (exceptuando a los Nosferatu evidentemente), pero ponerles como unos depravados sexuales es un poco decepcionante para aquellos a los que nos gustan los vampiros "de verdad".
La serie en sí desde luego está pensada para los morbosos en todos los sentidos, pero no para quienes les gustan los vampiros en su totalidad. Pero oigan, para gustos hicieron los colores y me parece muy bien que le quieran dar un 7 y pico a esta serie, pero no se engañen: ni estos vampiros ni los de "Crepúsculo" son vampiros, solo son gigolós con colmillos que dan risa en lugar de respeto.
6 de septiembre de 2009
6 de septiembre de 2009
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sookie es una niñata petarda, impulsiva y egoista, pretenden que te pena por su rollo "escucho voces en mi cabeza y nadie me comprende", pero la fusilarias sin dudarlo tras 10 minutos de metraje. Bill por su parte es un vampiro dandy, cool y dotado de una galantería pocas veces vista en televisión... pero también de moralidad dudosa y adicto a tomarse la justicia por su mano (no te metas con Sookie o eres hombre muerto). Con los personajes secundarios no sabría con cual empezar: Jason da pereza de puro limitado mientras que Sam aburre con su languida mirada; a Tara le pegarías dos tortas por maleducada y Arleene es la superficialidad echa persona.
Y diréis: ¿Adonde me llevan todas estas reflexiones? Normalmente no me suelen gustar aquellas series en la que de alguna manera u otra no consigo empatizar con ninguno de sus protagonistas. En la mayoria de las series suele haber un personaje cuyas actitudes, rasgos o comportamientos hacen que me sienta identificado con él. Esto hace que interiorices ese personaje como algo tuyo y vivas el desarrollo de la trama desde otra prespectiva convirtiendo el visionado en una experiencía única para ti (porque otra persona no sentiría lo mismo que sientes tú). Esto sin embargo es imposible con "True Blood": De una manera o de otra todos los personajes tienen un sentido de la moralidad que hace difícil que te identifiques con ellos. Es aquí cuando recuerdo el prefacio de Doyle en "El retrato de Dorian Gray" en el que dice que "No hay libros morales ni inmorales. Hay libros bien escritos o mal escritos, y eso es todo". Y eso es True Blood: una buena serie. Tiene una fuerza visual pocas veces vista en televisión; te absorbe y es muy díficil apartar la mirada de la pantalla.
Para la gente que sólo busca entretenimiento tiene una trama adictiva y bien llevada.
Para los que buscan algo más brinda un puente a la reflexión sobre temas como la discriminación, la perdida, el miedo a lo diferente o la peligrosidad del hedonismo (por citar sólo algunos).
Dinámica y adictiva. Sensual e indolente. Perversa e influyente.
Una de las grandes joyas que nos ha dejado la televisión. Que dure (como los vampiros) para siempre.
Y diréis: ¿Adonde me llevan todas estas reflexiones? Normalmente no me suelen gustar aquellas series en la que de alguna manera u otra no consigo empatizar con ninguno de sus protagonistas. En la mayoria de las series suele haber un personaje cuyas actitudes, rasgos o comportamientos hacen que me sienta identificado con él. Esto hace que interiorices ese personaje como algo tuyo y vivas el desarrollo de la trama desde otra prespectiva convirtiendo el visionado en una experiencía única para ti (porque otra persona no sentiría lo mismo que sientes tú). Esto sin embargo es imposible con "True Blood": De una manera o de otra todos los personajes tienen un sentido de la moralidad que hace difícil que te identifiques con ellos. Es aquí cuando recuerdo el prefacio de Doyle en "El retrato de Dorian Gray" en el que dice que "No hay libros morales ni inmorales. Hay libros bien escritos o mal escritos, y eso es todo". Y eso es True Blood: una buena serie. Tiene una fuerza visual pocas veces vista en televisión; te absorbe y es muy díficil apartar la mirada de la pantalla.
Para la gente que sólo busca entretenimiento tiene una trama adictiva y bien llevada.
Para los que buscan algo más brinda un puente a la reflexión sobre temas como la discriminación, la perdida, el miedo a lo diferente o la peligrosidad del hedonismo (por citar sólo algunos).
Dinámica y adictiva. Sensual e indolente. Perversa e influyente.
Una de las grandes joyas que nos ha dejado la televisión. Que dure (como los vampiros) para siempre.
27 de noviembre de 2008
27 de noviembre de 2008
21 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto los doce capítulos que componen la primera temporada, no he leído, ni pienso hacerlo, (con unos capítulos de Dexter, me agencie y devore las dos novelas en la que se inspiraba), la obra de Charlaine Harris, en la cual se ha basado Alan Ball. A mi juicio el eje central de la historia es más algo romántico, que una serie de terror. Lo que me ha gustado de esta serie es el punzante humor negro, presente en prácticamente toda la historia, así como esas demenciales vidas cruzadas cajun. A partir del cuarto episodio va cogiendo cuerpo y te engancha. Alan Ball dirige los episodios 1 y 12, Michael Lehman y John Dahl, otros dos cada uno y el resto se lo reparten unos tipos, que no tengo el gusto. Lo que hace cojonuda esta historia, no es el argumento sino, el savoir faire de estos solventes directores. Muy entretenida y original, (sobre todo, el tour de force de los cuatro últimos episodios). Como está desarrollado el tema vampírico, aunque es original y novedoso, me parece un poco pueril. Si podéis, alternarla con Moonlight, que pese a ser menos “arty” y más de batalla tiene más acción chupasangre. Te acabe llenando más o menos, es de visión obligatoria.
19 de enero de 2009
19 de enero de 2009
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alan Ball ya apuntaba maneras con el guión de American Beauty, a mi juicio la mejor peli de Sam Mendes, y se consagró con la excelente y negrísima serie "A dos metros bajo tierra".
La retorcida imaginación de este genio ha creado una serie muy interesante: True Blood, un show de vampiros poco convencional y tan adictiva como la sangre de los humanos para los no-muertos, y la sangre de los vampiros para los que aún respiran. Alan Ball deja marcada su impronta, y en la serie se respira el tórrido aire sureño de un pueblecito de Luisiana. Me encanta la ambientación y la estética de True Blood, con esos planos sofocados de los protagonistas tostándose en el porche de sus chozas prefabricadas de madera, y las infinitas escenas sexuales, a veces bruscas y espontáneas, otras más tiernas, todas igualmente explícitas. También hay que mencionar la BSO, llena de temas cojonudos.
No he leído la novela que fue la fuente de inspiración de Ball, pero la historia es como mínimo curiosa: bebidas de sangre sintética, debates políticos entre asociaciones vampíricas y partidos poco dados al cambio, drogas revolucionarias sin dejar de ser naturales...
Es una serie cruel porque destripa las miserias sociales de una cultura decadente, como la nuestra: el racismo soterrado, la fe perdida, la falta de privacidad, la drogadicción, los prejucios en general, y como telón de fondo un charco de sangre al fin de cada episodio.
Quizá no alcanza las cotas de excelencia de otras obras de HBO, pero True Blood tiene muchísimo ritmo y no se requiere tanta paciencia para disfrutar de ella, como sí lo requieren Los Soprano o The Wire, aunque a la larga eso muestre las limitaciones de True Blood.
La retorcida imaginación de este genio ha creado una serie muy interesante: True Blood, un show de vampiros poco convencional y tan adictiva como la sangre de los humanos para los no-muertos, y la sangre de los vampiros para los que aún respiran. Alan Ball deja marcada su impronta, y en la serie se respira el tórrido aire sureño de un pueblecito de Luisiana. Me encanta la ambientación y la estética de True Blood, con esos planos sofocados de los protagonistas tostándose en el porche de sus chozas prefabricadas de madera, y las infinitas escenas sexuales, a veces bruscas y espontáneas, otras más tiernas, todas igualmente explícitas. También hay que mencionar la BSO, llena de temas cojonudos.
No he leído la novela que fue la fuente de inspiración de Ball, pero la historia es como mínimo curiosa: bebidas de sangre sintética, debates políticos entre asociaciones vampíricas y partidos poco dados al cambio, drogas revolucionarias sin dejar de ser naturales...
Es una serie cruel porque destripa las miserias sociales de una cultura decadente, como la nuestra: el racismo soterrado, la fe perdida, la falta de privacidad, la drogadicción, los prejucios en general, y como telón de fondo un charco de sangre al fin de cada episodio.
Quizá no alcanza las cotas de excelencia de otras obras de HBO, pero True Blood tiene muchísimo ritmo y no se requiere tanta paciencia para disfrutar de ella, como sí lo requieren Los Soprano o The Wire, aunque a la larga eso muestre las limitaciones de True Blood.
20 de agosto de 2013
20 de agosto de 2013
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Alan Ball, el creador para la HBO de la magnífica A dos metros bajo tierra decide que va a hacer otra serie para la cadena, la verdad es que la calidad se le supone, por las buenas referencias y antecedentes de ambos.
Si además se trata de una serie de vampiros, pero dirigida al público adulto, lejos de las ñoñerías adolescentes de la Saga Crepúsculo o de Crónicas Vampíricas, pues es de agradecer.
La idea de partida es muy original: los japoneses han sido capaces de sintetizar de forma artificial y perfecta la sangre humana. Esto, además de acabar con el problema de las transfusiones y con los donantes de sangre, supongo, tiene un curioso efecto secundario, los vampiros, que han existido siempre en la sombra, ocultándose de la sociedad, deciden salir a la luz y dar a conocer su existencia, ahora que tienen una fuente de alimento “políticamente correcta”, de hecho una compañía aprovecha la ocasión y comercializa en cómodos packs de 6 la sangre artificial embotellada baja la marca TruBlood.
No es que los vampiros no sigan alimentándose de gente, pero al menos ya no tienen que hacerlo si no quieren. Y lo que es más, con la “salida del armario” de los vampiros y su aceptación social creciente, empiezan a ocurrir curiosas situaciones, como que haya humanos que quieran servir voluntariamente de fuente de alimento a los vampiros, o que empiece a existir un mercado negro para la sangre de vampiro y se trafique con ella como si de una droga más se tratara, a la que llaman V.
Lo primero es porque al parecer los vampiros y vampiresas son muy sexys y además follan como Dios, con una potencia y un aguante sobrehumanos. Y lo segundo es que la sangre de vampiro, además de tener propiedades curativas para los humanos, también proporciona una potencia física descomunal, incluido el sexo, que ni las anfetas ni la viagra ni nada de nada. O sea que con sangre de vampiro, los humanos también follan como Dios.
Y aquí empieza la historia, en Bon Temps, un ficticio pueblecito del sur profundo de los estados unidos (las analogías entre los vampiros recién salidos a la luz y los negros por un lado y los grupos más conservadores, incluido el Ku Klux Klan que se oponen a la integración por otro están presentes en la serie) situado en el norte de Louisiana, una noche, Sookie Stackhouse, una camarera de un restaurante llamado Merlotte’s observa como dos individuos tienen sometido a un guapo vampiro (Bill Compton) mientras le roban la sangre. Y decide ayudarlo.
Sookie, la protagonista de la serie, está interpretada por Anna Paquin, la niña de El Piano. ¡Hay que ver lo bien que ha crecido! Después de verla en la serie para mi ya no será más la niña de El Piano. Y además de ganarse la vida como camarera tiene una curiosa habilidad, que no siempre le resulta agradable: es capaz de leer la mente de las personas, o más bien las de los humanos, que son completamente transparentes, porque con Bill se da cuenta de que, para ella, la de los vampiros está cerrada, y son seres misteriosos. Y claro, pasa lo que tiene que pasar, a Sookie le hace tilín el vampiro, y a Bill le hace tilín la camarera rubia, y más temprano que tarde acaban en el catre.
Pero no os engañéis, aunque hay triángulo amoroso, con hombre lobo incluido también, aquí las cosas son mucho más descaradas, menos ñoñas, más explícitas y sobre todo divertidas que en Crepúsculo.
Junto a Sookie la camarera, van desfilando por los capítulos de la serie los personajes recurrentes y peculiares de este pequeño pueblecito:
Tara, la chica negra, su mejor amiga y también camarera como ella en el Merlotte’s, su jefe Sam Merlotte, a los que como a muchos habitantes masculinos del pueblo, también le hace tilín su empleada Sookie. Lafayette, el primo de Tara, y el cocinero del restaurante, que no es que sea abiertamente gay, es que tiene más pluma que un pavo real...
Y Jason, el hermano de Sookie, que fue el típico guaperas jugador de fútbol en el instituto, no demasiado espabilado, y que ahora se ha convertido en el pichabrava del pueblo, porque se las lleva a todas de calle.
Y por otro lado están los vampiros. Mientras que los hay como Bill, civilizados, educados y deseosos de lograr la integración en la sociedad de los humanos, también hay otros más salvajes, menos educados, y sobre todo mucho más interesantes como personajes de villano. Por ejemplo Eric Northman (interpretado por Alexander Skarsgård) un antiguo vikingo, como indica su nombre, que actualmente tiene un bar de copas y club de alterne en el que se mezclan vampiros con humanos deseosos de experimentar nuevas sensaciones. Lamentablemente este personaje que empieza siendo un villano estupendo, a lo largo de las temporadas me lo acaban ablandando, y estropeándolo.
<sigo en el spoiler por falta de espacio sin revelar nada>
Si además se trata de una serie de vampiros, pero dirigida al público adulto, lejos de las ñoñerías adolescentes de la Saga Crepúsculo o de Crónicas Vampíricas, pues es de agradecer.
La idea de partida es muy original: los japoneses han sido capaces de sintetizar de forma artificial y perfecta la sangre humana. Esto, además de acabar con el problema de las transfusiones y con los donantes de sangre, supongo, tiene un curioso efecto secundario, los vampiros, que han existido siempre en la sombra, ocultándose de la sociedad, deciden salir a la luz y dar a conocer su existencia, ahora que tienen una fuente de alimento “políticamente correcta”, de hecho una compañía aprovecha la ocasión y comercializa en cómodos packs de 6 la sangre artificial embotellada baja la marca TruBlood.
No es que los vampiros no sigan alimentándose de gente, pero al menos ya no tienen que hacerlo si no quieren. Y lo que es más, con la “salida del armario” de los vampiros y su aceptación social creciente, empiezan a ocurrir curiosas situaciones, como que haya humanos que quieran servir voluntariamente de fuente de alimento a los vampiros, o que empiece a existir un mercado negro para la sangre de vampiro y se trafique con ella como si de una droga más se tratara, a la que llaman V.
Lo primero es porque al parecer los vampiros y vampiresas son muy sexys y además follan como Dios, con una potencia y un aguante sobrehumanos. Y lo segundo es que la sangre de vampiro, además de tener propiedades curativas para los humanos, también proporciona una potencia física descomunal, incluido el sexo, que ni las anfetas ni la viagra ni nada de nada. O sea que con sangre de vampiro, los humanos también follan como Dios.
Y aquí empieza la historia, en Bon Temps, un ficticio pueblecito del sur profundo de los estados unidos (las analogías entre los vampiros recién salidos a la luz y los negros por un lado y los grupos más conservadores, incluido el Ku Klux Klan que se oponen a la integración por otro están presentes en la serie) situado en el norte de Louisiana, una noche, Sookie Stackhouse, una camarera de un restaurante llamado Merlotte’s observa como dos individuos tienen sometido a un guapo vampiro (Bill Compton) mientras le roban la sangre. Y decide ayudarlo.
Sookie, la protagonista de la serie, está interpretada por Anna Paquin, la niña de El Piano. ¡Hay que ver lo bien que ha crecido! Después de verla en la serie para mi ya no será más la niña de El Piano. Y además de ganarse la vida como camarera tiene una curiosa habilidad, que no siempre le resulta agradable: es capaz de leer la mente de las personas, o más bien las de los humanos, que son completamente transparentes, porque con Bill se da cuenta de que, para ella, la de los vampiros está cerrada, y son seres misteriosos. Y claro, pasa lo que tiene que pasar, a Sookie le hace tilín el vampiro, y a Bill le hace tilín la camarera rubia, y más temprano que tarde acaban en el catre.
Pero no os engañéis, aunque hay triángulo amoroso, con hombre lobo incluido también, aquí las cosas son mucho más descaradas, menos ñoñas, más explícitas y sobre todo divertidas que en Crepúsculo.
Junto a Sookie la camarera, van desfilando por los capítulos de la serie los personajes recurrentes y peculiares de este pequeño pueblecito:
Tara, la chica negra, su mejor amiga y también camarera como ella en el Merlotte’s, su jefe Sam Merlotte, a los que como a muchos habitantes masculinos del pueblo, también le hace tilín su empleada Sookie. Lafayette, el primo de Tara, y el cocinero del restaurante, que no es que sea abiertamente gay, es que tiene más pluma que un pavo real...
Y Jason, el hermano de Sookie, que fue el típico guaperas jugador de fútbol en el instituto, no demasiado espabilado, y que ahora se ha convertido en el pichabrava del pueblo, porque se las lleva a todas de calle.
Y por otro lado están los vampiros. Mientras que los hay como Bill, civilizados, educados y deseosos de lograr la integración en la sociedad de los humanos, también hay otros más salvajes, menos educados, y sobre todo mucho más interesantes como personajes de villano. Por ejemplo Eric Northman (interpretado por Alexander Skarsgård) un antiguo vikingo, como indica su nombre, que actualmente tiene un bar de copas y club de alterne en el que se mezclan vampiros con humanos deseosos de experimentar nuevas sensaciones. Lamentablemente este personaje que empieza siendo un villano estupendo, a lo largo de las temporadas me lo acaban ablandando, y estropeándolo.
<sigo en el spoiler por falta de espacio sin revelar nada>
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las ideas de la autora son muy originales, y eso se nota en la serie, que es muy fresca y entretenida, sobre todo la primera temporada. Pero Charlaine Harris se apuntó al carro del éxito una vez publicada la primera novela, Muerto hasta el anochecer, en 2001, ha ido haciendo caja y sacando una tras otra a un ritmo de una por año, hasta llegar a la docena.
Un poco repetitivo ¿no? Pues eso es exactamente lo que le pasa a la serie. Cada temporada adapta más o menos una novela, y va degenerando al mismo ritmo. Pronto empieza a mezclarse historias y tramas paralelas de grupos de personajes secundarios que poco tienen que ver entre sí, y pronto empiezan a aparecer toda una colección de seres sobrenaturales: hombres lobos, cambiantes (que son parecidos pero que pueden adoptar la forma de cualquier animal que elijan, no solo el lobo) brujos y brujas, hadas, ménades, demonios varios,...
Y es una pena, porque estropean una buena idea, original fresca y divertida, y la degeneran a una velocidad pasmosa a base de estirar el chicle. Utilizando un término técnico: se les va la pinza.
Reseña completa en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2013/08/true-blood-se-les-va-demasiado-la-pinza.html
Un poco repetitivo ¿no? Pues eso es exactamente lo que le pasa a la serie. Cada temporada adapta más o menos una novela, y va degenerando al mismo ritmo. Pronto empieza a mezclarse historias y tramas paralelas de grupos de personajes secundarios que poco tienen que ver entre sí, y pronto empiezan a aparecer toda una colección de seres sobrenaturales: hombres lobos, cambiantes (que son parecidos pero que pueden adoptar la forma de cualquier animal que elijan, no solo el lobo) brujos y brujas, hadas, ménades, demonios varios,...
Y es una pena, porque estropean una buena idea, original fresca y divertida, y la degeneran a una velocidad pasmosa a base de estirar el chicle. Utilizando un término técnico: se les va la pinza.
Reseña completa en: http://el-pobre-cito-hablador.blogspot.com.es/2013/08/true-blood-se-les-va-demasiado-la-pinza.html
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