Ludwig, la pasión de un rey
7.4
2,048
Drama
En 1864, antes de cumplir los veinte años, Ludwig de Wittelsbach (Luis II, "el rey loco") ocupó el trono de Baviera. El joven rey era generoso y romántico y soñaba con traer la felicidad a su pueblo. Fue un gran mecenas que amaba el arte, la paz y la armonía universal. Sin embargo, por confiar en sus consejeros, llevó a Baviera a una desastrosa guerra que la dejaría en manos de Bismarck. Hasta sus más fieles colaboradores conspiraban ... [+]
4 de agosto de 2023
4 de agosto de 2023
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A mi me parece que Visconti desperdicia metraje, sobre todo en la primera mitad del film, limitándose a mostrarnos las excentricidades del rey( ahí seguramente Helmut Berger estaría en su salsa) en vez de aspectos sociopolíticos de la época, por ejemplo la gran traición de Richard Wagner, Trevor Howard sale 5 minutos escasos y de la supuesta traición, ni rastro vamos, un actor de la calidad de Trevor Howard desperdiciado, por otro lado la relación con la emperatriz Sisi ( Romy Scheider como no) se limita a un par de escenas, todo se limita a que veamos a un Helmut Berger atormentado y excéntrico yendo de un lado al otro. Menos mal que la segunda parte mejora bastante, las conspiraciones de los miembros del gobierno, un puñado de burócratas oportunistas y desleales, frente a ellos un íntegro coronel que intenta defender los derechos del rey, dan un buen ritmo, por lo menos cuentan algo interesante y real, por lo demás la puesta en escena y la belleza masculina, como es costumbre en Visconti es exquisita, aunque Helmut Berger no sale muy favorecido, en ocasiones parece un toxicómano de la cañada real. Si se hubiera profundizado un poco más en la historia, el resultado final sería mucho mejor
7 de julio de 2013
7 de julio de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me resulta bastante difícil de calificar esta película si enfoco la opinión considerando el punto de vista del director sobre la homosexualidad del personaje, el rey Luís II de Baviera, llamado también “El rey loco”. No hay duda de que Visconti quiere dejarnos claro que Luís II era homosexual, y un homosexual reprimido debido a su catolicismo y a su condición de soberano de un pueblo. Entonces, desviar la atracción del espectador hacia las dudas y obsesiones del rey acerca de la felicidad, la libertad, la belleza, y otras disquisiciones reales sobre aspectos filosóficos de la vida, puede ser una forma de imponer la estética del director a la realidad del personaje. No me cuadra que no veamos ninguna muestra de afecto del pueblo bávaro hacia su rey, cuando los personajes, en general, nos lo dan a entender. No acabo de aceptar que tratando de la vida de Luís II en todo su reinado, no aparezca su actividad de gobernante. Tengo muchas dudas en cuanto al contenido de la película que no tengo en cuanto a la formalidad cinematográfica de la misma. Visconti, gran amante de la ópera, ha querido llevar a la pantalla el reinado de Luís II como una gran ópera, al estilo de las óperas de Wagner, y no duda en utilizar todo el tiempo que considera necesario para exponer este espectáculo, aunque dudo que sea el tiempo adecuado para el espectador de una película en una sala de proyección. La ambientación es perfecta y sabe crear todo tipo de ambiente utilizando cortinas, lámparas, muebles y un sinfín de objetos que le dan el decorado adecuado a esta “ópera”. La música está perfectamente elegida para esta “ópera”, la música de Wagner que suena durante cerca de las cuatro horas que dura. Con una objeción, se repite demasiado el tema de Tristan e Isolda. Si tuviera que resumir diría que es un gran espectáculo musical y visual. Es decir, una ópera.
6 de junio de 2011
6 de junio de 2011
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía fundadas esperanzas antes de ver esta película, ya que "el ocaso de los dioses" me había impresionado profundamente, pero lo cierto es que Ludwig me decepcionó. No por los actores(magníficos Helmuth Berger, Trewor Howard, Rommy Schneider, Helmuth Griem), ni por el vestuario y ambientación histórica (impecable), sino por otra cosa; la utilización por parte de Visconti de la figura del rey Bávaro, falseándola hasta el límite del sadismo y mal gusto, para poder hacer encajar en el guión su leiv motiv; mostrar a la aristocracia en una progresiva y denigrante decadencia.
Para empezar, Ludwig II no dilapidó las arcas fiscales para la construcción de los castillos que hoy son fuente inagotable de fama, recursos y turismo para Baviera_amén del enorme desarrollo que hasta hoy ello derivó en la construcción especializada de artesanos_, sino que los financió de su propio peculio.
Llama la atención que durante las cuatro tediosas e irritantes horas de filmación, no exista ninguna panorámica de Neuschwanstein; claro, su belleza no calza con la imagen infame que Visconti le otorga a su creador, un eufórico, degenerado,indolente Rey, con una sonrisa cubierta de un sarro negro horrible.
Infamia que se prolonga al mostrarlo como un no monarca, llegando hasta lo inverosímil (el Rey debía firmar las leyes de Baviera, sin embargo no aparece en esa labor en toda la película), un Rey que no trabaja (Ludovico siempre pasaba un mínimo número de meses en Munich, la capital, en labores de Estado, algo que no existe en el filme).
Tal como en "Senso", "El ocaso de los Dioses" o "Muerte en Venezia", a Visconti le rinde frutos su insistente temática de la decadencia germana, pero en este caso simplemente se le pasó la mano.
Para empezar, Ludwig II no dilapidó las arcas fiscales para la construcción de los castillos que hoy son fuente inagotable de fama, recursos y turismo para Baviera_amén del enorme desarrollo que hasta hoy ello derivó en la construcción especializada de artesanos_, sino que los financió de su propio peculio.
Llama la atención que durante las cuatro tediosas e irritantes horas de filmación, no exista ninguna panorámica de Neuschwanstein; claro, su belleza no calza con la imagen infame que Visconti le otorga a su creador, un eufórico, degenerado,indolente Rey, con una sonrisa cubierta de un sarro negro horrible.
Infamia que se prolonga al mostrarlo como un no monarca, llegando hasta lo inverosímil (el Rey debía firmar las leyes de Baviera, sin embargo no aparece en esa labor en toda la película), un Rey que no trabaja (Ludovico siempre pasaba un mínimo número de meses en Munich, la capital, en labores de Estado, algo que no existe en el filme).
Tal como en "Senso", "El ocaso de los Dioses" o "Muerte en Venezia", a Visconti le rinde frutos su insistente temática de la decadencia germana, pero en este caso simplemente se le pasó la mano.
19 de enero de 2010
19 de enero de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para los aficcionados al cine(y esta sin entender mucho es buen cine) que quieran ver esta película decirles que la película es bastante densa en lo que se refiere al argumento(biográfico),y para mí un tanto pretenciosa(Visconti enamorado de Visconti), creo que las cuatro horas de metraje son excesivas...Ahora bien, la fotografía increible, la ambientación increible, cada plano super super cuidado, los decorados(esos castillos suntuosos), los exteriores, la música...tiene todo lo que convierte a una película en clásica. Antes de ver esta película ví, " Confidencias" del mismo director, donde Berger interpreta a un chuleta cultureta, rubio mantenido, y al principio me costó situarle en el papel de nuestro rey amanerado y enamorado del arte, pero a medida que transcurre la peli, a cada minuto resulta mas y mas creible bordando el papel...Resumiendo para apreciar la obra con toda la atención q merece, intentar verla de dos veces, por cierto me encanta Silvana Mangano.
9 de diciembre de 2019
9 de diciembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luis II de Baviera, que ascendió al trono cargado de ilusiones románticas, dotado de una pasión febril por el arte, sufrió una aguda degradación mental y física que le llevó a caer en la locura. Homosexual, esteta, este monarca atormentado, con una fabulosa afición por los castillos, cultivó la amistad de Wagner, profesó admiración por Isabel de Austria, y mostró un profundo desprecio por los políticos y las cosas mundanas.
Visconti narra su vida utilizando un ritmo pausado (lento, dirán algunos), que encaja perfectamente con la historia: una visión preciosista de un mundo en decadencia, donde el joven rey hipersensible acabará convertido en un individuo patético, un pobre paranoico, envejecido de forma prematura, solitario y enfermo; triste sombra que vaga por los pasillos de palacio, escondiéndose de sus sirvientes, murmurando frases sin sentido mientras con la mirada busca, incansablemente, una razón para existir.
Visconti narra su vida utilizando un ritmo pausado (lento, dirán algunos), que encaja perfectamente con la historia: una visión preciosista de un mundo en decadencia, donde el joven rey hipersensible acabará convertido en un individuo patético, un pobre paranoico, envejecido de forma prematura, solitario y enfermo; triste sombra que vaga por los pasillos de palacio, escondiéndose de sus sirvientes, murmurando frases sin sentido mientras con la mirada busca, incansablemente, una razón para existir.
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