Guión basado en hechos reales del llamado, "vampiro de Düsseldorf, Peter Kürten". Este individuo aterrorizo la ciudad por sus más de 9 asesinatos de niñas. En la película a pesar de que se pagaba una enorme recompensa, no se llegaba a capturar. La policía no tenia más remedio que hacer redadas por todas partes. Esto es lo que dificultaba la vida de los delincuentes de tal forma que las propias bandas deciden poner manos a la obra.

Interesante obra entre versión original y adaptación, se resiente de personajes simples, suplido con una gran variedad, especialmente a su inicio muestra un ritmo dispar, ya sea genuino o en exceso lento, avanzando hasta un repentino final poco esclarecedor. Actuaciones buenas en general, ninguna destaca en especial para algo positivo, aparte de los papeles infantiles, como evidencia una actuación antagonista tan poco creíble. Planos en ocasiones genuinos, tanto impresionantes como emotivos, pero que en general no se ven refinados, aún destacando el uso inteligente del silencio y el sonido, que genera escenas con personalidad únicas. El filme consigue mezclar en un torbellino de ideas tanto el terror de la situación, el realismo en la investigación policial y la reflexión moral con el populacho; para dar una disección maravillosa de lo que supone un reto para la sociedad civilizada, reflejando la crítica social completa y el temor al nazismo incipiente. Joya irrefutablemente pionera para su época.

Había escuchado el caso del vampiro de Düsseldorf en un notorio canal de relatos de la red y me resultó realmente pavoroso. El relato, como suelen serlo los de ese medio, fue magnífico. Me pareció entonces una buena idea recurrir al film de Fritz Lang para tener un panorama visual del caso, más aún dadas las contundentes y absolutamente mayoritarias evaluaciones que aquí presenta esta película.

Pues bien, debo señalar que aquel dicho de que "una imagen vale más que mil palabras" no se aplica a esta situación: por lo miserablemente poco que la película muestra sobre el tema y la monstruosidad humana en él implicada. En cambio, abunda en el fenómeno social que produjo. El resultado es de un aburrimiento colosal. Y prevengo que quienes se hayan quedado de la historia del vampiro de Düsseldorf con lo que Fritz Lang les ha mostrado en este trabajo se darían cuenta de lo poco y nada que saben si escucharan el relato de marras.

Hay sin duda obsolescencia en esta clase de films antiguos, pero en la presente ocasión no es sólo eso. Hay películas viejas, mudas incluso, que sobreviven a la prueba del tiempo -tantas que no cabe citar ejemplos. Esta película de Fritz Lang es mala, eso es lo que pasa; representa un tratamiento totalmente deficitario de una historia escalofriante y llena de instancias.

La razón de que un film mediocre y obsoleto resulte con tan prominentes notas en un sitio abierto y multitudinario sería materia de un estudio que no carecería de interés. Yo confieso no entenderlo, pero no me pondré a semejante investigación; y sí en cambio he capitalizado para mí que, habida cuenta de tantas experiencias de sobravaloración e infravaloración de filmes a lo largo de los años, no tiene mucho caso interiorizarse de las evaluaciones antes de decidir el visionado de un film. Es inútil. Generalmente conduce al fiasco o a perder uno quizás algo muy bueno que fue despreciado por la tribuna.

Los asesinos de niños no pueden considerarse como criminales sino mas bien como auténticos monstruos, abyectos y despreciables que al matar a esas criaturas mataron también al mismo tiempo su propio derecho a seguir viviendo.

Fritz Lang nos demuestra su gran categoría como director de cine sintetizando los hechos que conforman el argumento.

Aunque la película es muy antigua, nada menos que de 1931, y su calidad de imagen y sonido no son las mejores, el buen hacer de ese magnífico director siempre está presente.

Y que decir de la autenticidad al papel de loco desalmado que nos proporciona un genial Peter Lorre que con sus ojos saltones y su voz desgarrada pone colofón a esta obra.

Algo tan fuerte como la muerte de una persona y más la de un niño no se ve reflejada esa dureza.

Apenas hay asesinatos, a los mendigos se les escapa el asesino de una manera tan ridícula que parece que sean ciegos, parece mentira que la policía no esté al tanto de a lo que se dedican los mendigos, cuando se esconde en un ático, es de chiste que no lo encuentren.

Muy larga, una hora y 50 minutos, le sobra palabrería, le falta acción.

Cuando llega lo interesante según los espectadores ya no interesa lo que diga el acusado, la acusación o la defensa.
Qué oportuna la llegada de la policía, nada creíble, ¿y el juicio final de verdad?
Acabada con prisas y alargada innecesariamente.