Sospechosos habituales
1995 

8.0
87,942
Thriller. Intriga
Dave Kujan (Chazz Palminteri), un agente especial del servicio de aduanas de Estados Unidos, está investigando las causas del incendio de un barco, en el puerto de San Pedro de Los Ángeles, que provocó 27 víctimas mortales, aunque todas parecen haber sido asesinadas. Su única fuente de información es Roger Kint (Kevin Spacey), un estafador lisiado que sobrevivió al incendio. En comisaría, Kint cuenta que todo comenzó seis semanas antes ... [+]
7 de agosto de 2017
7 de agosto de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El neoyorkino Bryan Singer pasó a estar en boca de todos, como muchos de sus coetáneos en el momento, gracias al Festival de Sundance, donde recibió elogios por su barato pero interesantísimo debut "Public Access", coescrito con su amigo Chris McQuarrie. Su siguiente proyecto conjunto empezaba a madurarse a partir de dos ideas:
Cinco individuos ante una rueda de reconocimiento como posible poster y la famosa frase pronunciada por el capitán Renault en "Casablanca" ("Round up the usual suspects!") como posible título. Con un presupuesto moderado, el apoyo de pequeñas productoras y un reparto que cobró menos por el respeto que tenían hacia el guión, Singer se preparó para dar el salto definitivo.
Con inusitada crudeza comienza este relato "neo-noir", en pleno astillero cuando una operación que desconocemos parece no haber terminado bien; ya empieza a distribuir el director los símbolos y escenarios esenciales para configurar el puzzle argumental que más adelante se habrá de resolver (la persistencia de la cámara en observar esas cuerdas del astillero, indicando los múltiples cabos que se deberán atar), y entre ellos un tipo misterioso, distinguido y violento, ataviado cual detective del cine negro, que pronto se configura como un enigma encarnado de existencia remota a quienes todos llamarán Keyser Soze, casi un "macguffin" en la trama.
Ya solo la secuencia inicial transcurrida en el muelle es buen indicativo del pulso tras la cámara de Singer y su gusto por expresar la esencia del misterio a través de imágenes duras pero elegantes al fin y al cabo. Todo podría haber transcurrido linealmente pero había que probar cosas nuevas y McQuarrie se apresura a dar los primeros giros; mientras en el tiempo presente los federales y policías indagan en la carnicería ocurrida en el astillero, una voz, frágil y socarrona, nos revela los sucesos que provocaron tal desastre y las personas que estuvieron implicadas en él: la de Roger "Verbal" Kint.
Este hombre, afectado de parálisis, es el narrador gracias al cual avanza la historia. Escuchar, comprender y creer o desconfiar; Singer y McQuarrie se apoyan en este concepto básico. Como en "Rasho-mon", lo más importante es prestar atención e intentar averiguar qué grado de realidad alcanza la confesión del testigo, pero si Kurosawa hacía invisibles a los jueces, para que adoptáramos su punto de vista ahora éstos se personificarán con la forma del agente de aduanas Kujan y su compañero Rabin. Una rueda de reconocimiento fue la responsable de unir a cinco criminales: McManus, Hockney, Fenster, el propio Kint y Keaton.
Muchos criticaron (y siguen criticando) el complejo guión por confeccionarse descaradamente a base de trampas, ignorando que en efecto ese es su autocomplaciente objetivo. La baza primordial de "Sospechosos Habituales" es la trampa y el enredo, desde la presentación de ese grupo de personajes donde no nos cuesta simpatizar con Keaton y creernos que él, un ex-policía corrupto que intenta dejar atrás su vida criminal, es el verdadero protagonista, el centro de los hechos...y nada más lejos de la realidad. Pero así lo quiere creer el agente Kujan y de paso el espectador.
Es entonces un ejercicio de burla dejar hablar al razonable policía que apoya sus argumentos en hechos conocidos y en sólidas teorías...no obstante hace tiempo que el cine dejó de dar la razón a los policías y se decantó más por un nihilismo proyectado por aquellos criminales que lograban ganarse al público antes que los agentes de la ley.
Antes del concienzudo interrogatorio Kint recorre en silencio la habitación; la mirada de Spacey, como juega con ella, es vital, y el escenario constituye entonces un espacio difuso, hervidero de trucos y verdades a medias. Todo formará, como en los mejores policíacos, una cortina de humo. Si el "noir" se apoya desde siempre en el "flashback", aquí el "flashback" manipula la realidad que se pretende contar.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Gabiel Byrne, Benicio del Toro, Pete Postlethwaite, Chazz Palminteri, Kevin Pollak, Stephen Baldwin, incluso Suzy Amis y Giancarlo Esposito, que tienen papeles menores, y sobre todo ese magnético, increíble Kevin Spacey (en su brillante prefiguración del asesino psicópata de "Seven"), todos ellos exprimiendo su gran talento interpretativo bajo la mano habilidosa de Singer para la caracterización de personajes.
No es extraño que "Sospechosos Habituales" fuese un gran éxito de taquilla y el trampolín de su realizador. Apareció en el panorama cinematográfico en el momento justo: después de "Pulp Fiction" y antes de "Seven". Como esos títulos es una obra que continúa confundiendo, engañando y fascinando con una sonrisa malévola. El mejor truco del Diablo es reírse en tu cara sin decirte que lo está haciendo. Una maldita vuelta de tuerca y eres víctima de la burla mientras todo el argumento se viene abajo...pero por una vez es genial ser engañado con tan mala sombra.
Cinco individuos ante una rueda de reconocimiento como posible poster y la famosa frase pronunciada por el capitán Renault en "Casablanca" ("Round up the usual suspects!") como posible título. Con un presupuesto moderado, el apoyo de pequeñas productoras y un reparto que cobró menos por el respeto que tenían hacia el guión, Singer se preparó para dar el salto definitivo.
Con inusitada crudeza comienza este relato "neo-noir", en pleno astillero cuando una operación que desconocemos parece no haber terminado bien; ya empieza a distribuir el director los símbolos y escenarios esenciales para configurar el puzzle argumental que más adelante se habrá de resolver (la persistencia de la cámara en observar esas cuerdas del astillero, indicando los múltiples cabos que se deberán atar), y entre ellos un tipo misterioso, distinguido y violento, ataviado cual detective del cine negro, que pronto se configura como un enigma encarnado de existencia remota a quienes todos llamarán Keyser Soze, casi un "macguffin" en la trama.
Ya solo la secuencia inicial transcurrida en el muelle es buen indicativo del pulso tras la cámara de Singer y su gusto por expresar la esencia del misterio a través de imágenes duras pero elegantes al fin y al cabo. Todo podría haber transcurrido linealmente pero había que probar cosas nuevas y McQuarrie se apresura a dar los primeros giros; mientras en el tiempo presente los federales y policías indagan en la carnicería ocurrida en el astillero, una voz, frágil y socarrona, nos revela los sucesos que provocaron tal desastre y las personas que estuvieron implicadas en él: la de Roger "Verbal" Kint.
Este hombre, afectado de parálisis, es el narrador gracias al cual avanza la historia. Escuchar, comprender y creer o desconfiar; Singer y McQuarrie se apoyan en este concepto básico. Como en "Rasho-mon", lo más importante es prestar atención e intentar averiguar qué grado de realidad alcanza la confesión del testigo, pero si Kurosawa hacía invisibles a los jueces, para que adoptáramos su punto de vista ahora éstos se personificarán con la forma del agente de aduanas Kujan y su compañero Rabin. Una rueda de reconocimiento fue la responsable de unir a cinco criminales: McManus, Hockney, Fenster, el propio Kint y Keaton.
Muchos criticaron (y siguen criticando) el complejo guión por confeccionarse descaradamente a base de trampas, ignorando que en efecto ese es su autocomplaciente objetivo. La baza primordial de "Sospechosos Habituales" es la trampa y el enredo, desde la presentación de ese grupo de personajes donde no nos cuesta simpatizar con Keaton y creernos que él, un ex-policía corrupto que intenta dejar atrás su vida criminal, es el verdadero protagonista, el centro de los hechos...y nada más lejos de la realidad. Pero así lo quiere creer el agente Kujan y de paso el espectador.
Es entonces un ejercicio de burla dejar hablar al razonable policía que apoya sus argumentos en hechos conocidos y en sólidas teorías...no obstante hace tiempo que el cine dejó de dar la razón a los policías y se decantó más por un nihilismo proyectado por aquellos criminales que lograban ganarse al público antes que los agentes de la ley.
Antes del concienzudo interrogatorio Kint recorre en silencio la habitación; la mirada de Spacey, como juega con ella, es vital, y el escenario constituye entonces un espacio difuso, hervidero de trucos y verdades a medias. Todo formará, como en los mejores policíacos, una cortina de humo. Si el "noir" se apoya desde siempre en el "flashback", aquí el "flashback" manipula la realidad que se pretende contar.
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Gabiel Byrne, Benicio del Toro, Pete Postlethwaite, Chazz Palminteri, Kevin Pollak, Stephen Baldwin, incluso Suzy Amis y Giancarlo Esposito, que tienen papeles menores, y sobre todo ese magnético, increíble Kevin Spacey (en su brillante prefiguración del asesino psicópata de "Seven"), todos ellos exprimiendo su gran talento interpretativo bajo la mano habilidosa de Singer para la caracterización de personajes.
No es extraño que "Sospechosos Habituales" fuese un gran éxito de taquilla y el trampolín de su realizador. Apareció en el panorama cinematográfico en el momento justo: después de "Pulp Fiction" y antes de "Seven". Como esos títulos es una obra que continúa confundiendo, engañando y fascinando con una sonrisa malévola. El mejor truco del Diablo es reírse en tu cara sin decirte que lo está haciendo. Una maldita vuelta de tuerca y eres víctima de la burla mientras todo el argumento se viene abajo...pero por una vez es genial ser engañado con tan mala sombra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En este sentido en que la sensación de paranoia se adueña no pocas veces de la narrativa, el film se inscribe en la tradición de esos "thrillers" ambivalentes y cínicos que llevaron el género a una etapa más moderna y adulta; quedan los ecos de Melville, Hitchcock y sus enredos, el "hard-boiled" clásico.
No es tanto un entretenido film de suspense con grandes dosis de acción, filmadas por Singer de manera calculada y precisa (esa memorable secuencia del asedio y asalto al coche de policía), como un relato de sombras y tensión psicológica.
El equilibrio entre ambos aspectos es digno de un maestro. El interrogatorio y la investigación por un lado y las previas andanzas de ese grupo salvaje de criminales cuya amistad basada en la avidez por el dinero choca con el carácter fuertemente individualista de cada uno de sus miembros; cinco hombres atrapados por las artimañas de ese ser de las sombras que de repente, como si se tratase de una versión moderna del maligno dr. Mabuse, se convierte en el eje de todos los acontecimientos, un maestro de ceremonias y monstruo legendario de las leyendas gangsteriles.
Ese Keyser Soze que todo lo controla y deshace a su voluntad, y sobre el cual se construirá otra perfectamente urdida cortina de humo; como afirma Kint "El mayor truco del Diablo fue convencer al Mundo de que no existía". Y así sucede, en el grupo protagonista hay un Diablo que distribuye las falsas confesiones, las evasiones y las trampas cual partida de cartas ya amañada, pero durante un primer visionado de la película resulta imposible de desenmascarar. La verdad, y eso es algo fácil de intuir, sólo se halla en un sitio clave: la sala del hospital donde se encuentra ese gángster húngaro.
Y conforme se acerca el film a su clímax, apoyado en dos situaciones igual de magníficamente bien filmadas (la operación nocturna en el astillero, con una impresionante ejecución de Singer y su equipo técnico, y las conclusiones que surgen en la oficina), más se espesa el ambiente y más bifurcaciones tiene el argumento, pues durante un pequeño tramo es Kujan el protagonista y su discurso parecerá tan certero y claro que todo parece estar resuelto. Todos los personajes tienen una versión, y que todas pueden ser igual de factibles...
De ahí que el revelador instante final de la película (uno de los más imitados y parodiados de la Historia del cine) resulte en un impactante desenlace donde el ingenio se eleva a las alturas o bien en una broma macabra de regusto "depalmaniano" donde el espectador y esos personajes que le servían de apoyo (los policías y sobre todo Kujan) deben quedar como idiotas. La sorpresa es deliciosamente retorcida, y gana en ese aspecto con cada visionado (aunque uno ya la conozca).
Después del ritmo, intenso y fluido, cortesía de un montaje soberbio a cargo de John Ottman, también responsable de la banda sonora, disfrutamos de un reparto estelar.
No es tanto un entretenido film de suspense con grandes dosis de acción, filmadas por Singer de manera calculada y precisa (esa memorable secuencia del asedio y asalto al coche de policía), como un relato de sombras y tensión psicológica.
El equilibrio entre ambos aspectos es digno de un maestro. El interrogatorio y la investigación por un lado y las previas andanzas de ese grupo salvaje de criminales cuya amistad basada en la avidez por el dinero choca con el carácter fuertemente individualista de cada uno de sus miembros; cinco hombres atrapados por las artimañas de ese ser de las sombras que de repente, como si se tratase de una versión moderna del maligno dr. Mabuse, se convierte en el eje de todos los acontecimientos, un maestro de ceremonias y monstruo legendario de las leyendas gangsteriles.
Ese Keyser Soze que todo lo controla y deshace a su voluntad, y sobre el cual se construirá otra perfectamente urdida cortina de humo; como afirma Kint "El mayor truco del Diablo fue convencer al Mundo de que no existía". Y así sucede, en el grupo protagonista hay un Diablo que distribuye las falsas confesiones, las evasiones y las trampas cual partida de cartas ya amañada, pero durante un primer visionado de la película resulta imposible de desenmascarar. La verdad, y eso es algo fácil de intuir, sólo se halla en un sitio clave: la sala del hospital donde se encuentra ese gángster húngaro.
Y conforme se acerca el film a su clímax, apoyado en dos situaciones igual de magníficamente bien filmadas (la operación nocturna en el astillero, con una impresionante ejecución de Singer y su equipo técnico, y las conclusiones que surgen en la oficina), más se espesa el ambiente y más bifurcaciones tiene el argumento, pues durante un pequeño tramo es Kujan el protagonista y su discurso parecerá tan certero y claro que todo parece estar resuelto. Todos los personajes tienen una versión, y que todas pueden ser igual de factibles...
De ahí que el revelador instante final de la película (uno de los más imitados y parodiados de la Historia del cine) resulte en un impactante desenlace donde el ingenio se eleva a las alturas o bien en una broma macabra de regusto "depalmaniano" donde el espectador y esos personajes que le servían de apoyo (los policías y sobre todo Kujan) deben quedar como idiotas. La sorpresa es deliciosamente retorcida, y gana en ese aspecto con cada visionado (aunque uno ya la conozca).
Después del ritmo, intenso y fluido, cortesía de un montaje soberbio a cargo de John Ottman, también responsable de la banda sonora, disfrutamos de un reparto estelar.
8 de mayo de 2019
8 de mayo de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una enorme trampa hecha con gracia y gusto. Interpretaciones febriles, un libreto genial y un ritmo trepidante. Un rompecabezas de los que disfrutas ver y una y otra vez. Habrá a quien le guste y a quien. Pero yo soy de los que la veneran y con gusto. No veo al cine comercial actual bordar una película como esta hoy día de nuevo.
11 de junio de 2020
11 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La acción no tiene desperdicio. Combinada con la investigación detectivesca, llena de contrasentidos, mentiras y manipulaciones no deja un momento de respiro. Lo que se ve no es lo que parece. Los personajes hacen un doble juego donde la ingenuidad sólo es una actuación. La realización es impecable. La trama es difícil de seguir pero todo tiene un sentido y las vías van convergiendo. Esta es una muestra de lo que buen cine negro. Muy recomendable.
2 de octubre de 2020
2 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una extraordinaria película que bajo su intrincada y hasta compleja trama se esconde el extraordinario guión elaborado por un Christopher McQuarrie contundente, una dirección de Brian Singer a la altura de las circunstancias e interpretaciones increíbles de un reparto de lujo. En conjunto tenemos como resultado una de las mejores películas de los 90.
En mi humilde opinión este potente thriller es la mejor demostración de como se debe potenciar una historia y como construir al mismo tiempo personajes definidos. Es cierto que la narración que se hace a modo de un "flashback" constante de todo lo sucedido es una fascinante reconstrucción de los hechos, un intrigante y envolvente "puzzle" que no decae en ningún momento, también es cierto que el espectador debe obligatoriamente estar muy atento a todo, en especial a esos "pequeños detalles" (verbales y físicos) dejados a lo largo del film por los protagonistas, porque si no lo hace corre el riesgo de "perderse" en medio de esto y llegar al final con más preguntas que respuestas. En mi caso necesité de 3 visionados más para (mas o menos) darme cuenta de lo que sucedió. Si, si, pido disculpas por ser tan "despistado" o "tonto".
Como dije al inicio el reparto es de lujo y todos increibles: Gabriel Byrne, Chazz Palminteri, Benicio del Toro, Stephen Baldwin, Pete Postlethwaite, Giancarlo Esposito, Dan Hedaya, Suzy Amis, Frank Medrano, Ron Gilbert y Kevin Pollak. Pero el que está "un paso adelante" (sin desmerecer al resto) y se luce con un increíble recital es un Kevin Spacey para aplaudirlo de pie.
Para terminar destaco las notas musicales de John Ottman en la banda sonora y la fotografía del experimentado Newton Thomas Sigel, un cercano colaborador del director.
En mi humilde opinión este potente thriller es la mejor demostración de como se debe potenciar una historia y como construir al mismo tiempo personajes definidos. Es cierto que la narración que se hace a modo de un "flashback" constante de todo lo sucedido es una fascinante reconstrucción de los hechos, un intrigante y envolvente "puzzle" que no decae en ningún momento, también es cierto que el espectador debe obligatoriamente estar muy atento a todo, en especial a esos "pequeños detalles" (verbales y físicos) dejados a lo largo del film por los protagonistas, porque si no lo hace corre el riesgo de "perderse" en medio de esto y llegar al final con más preguntas que respuestas. En mi caso necesité de 3 visionados más para (mas o menos) darme cuenta de lo que sucedió. Si, si, pido disculpas por ser tan "despistado" o "tonto".
Como dije al inicio el reparto es de lujo y todos increibles: Gabriel Byrne, Chazz Palminteri, Benicio del Toro, Stephen Baldwin, Pete Postlethwaite, Giancarlo Esposito, Dan Hedaya, Suzy Amis, Frank Medrano, Ron Gilbert y Kevin Pollak. Pero el que está "un paso adelante" (sin desmerecer al resto) y se luce con un increíble recital es un Kevin Spacey para aplaudirlo de pie.
Para terminar destaco las notas musicales de John Ottman en la banda sonora y la fotografía del experimentado Newton Thomas Sigel, un cercano colaborador del director.
19 de agosto de 2021
19 de agosto de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas clasificadas como ¨criminal¨ o ¨sobre crimen¨ suelen tener el aliciente de tener personajes de una moralidad diferente a la del ser humano medio, en la que se suele jugar con protagonistas que realizan hechos antagónicos. Esa es la principal razón, por la que este tipo de cine suele interesar tanto al público medio, dado que al final el cine, se ha convertido en un medio para desconectar de la realidad y entrar en historias ya sean de fantasía o de realidad, en las que el espectador pueda entretenerse con una historia.
Dicho esto, el cine criminal (últimamente) se ha convertido en tiroteos, diálogos sencillos (y en su mayoría irrisorios) y personajes sencillos, movidos por dos o tres características clichés, que han hecho a los más puretas del género (los fans de Chandler, Hammett, Leonard) acabar revisionando filmes de medio siglo atrás para conseguir entretenerse.
Y la pregunta sería ¿Qué rol juega Sospechosos Habituales en todo esto? Pues para un servidor (al que el primer visionado del filme dejó bastante frío y desconcertado, todo sea dicho) la película ha ganado con el tiempo. Ha ganado mucho.
Partimos de que la película tiene bastantes aciertos que otros filmes no tienen. La idea es sencilla (evitan jugar con complicaciones que acabarán en conclusiones surrealistas y fuera de cualquier raciocinio), lo cuál es un acierto dado que las mejores historias de criminales son aquellas que pueden ser contadas como si cualquiera pudiera haber hecho las ¨hazañas¨ que realizan los protagonistas. Los personajes son buenos (en su mayoría), no nos dan mucha información sobre ellos, pero dado que el filme se trata sobre descubrir las intenciones y que mueve a quién o qué les motiva, lo considero un acierto. Las actuaciones (a excepción de Pollak, que a un servidor sigue sin convencer) son muy acertadas (coño, incluso el Pablo Mármol de Hacendado de los Baldwin está más que competente). Spacey y Byrne están brillantes. Los diálogos son muy acertados y uno se los cree (los personajes ni siquiera tienen lealtad entre ellos, lo que hace que el espectador se haga diferentes escenarios en la cabeza). La dirección es acertada, sobre todo la parte del barco.
AH, y la idea de que se conozcan en una rueda de reconocimiento, a un servidor le PARECE COJONUDA.
Y todo esto en una película que dura menos de dos horas. Simple, sencillo y compensado.
¿Errores? Para un servidor mínimos, reitero que Pollak no me convence y quizás la motivación de Byrne...no me cuadra (¿Si tanto poder tiene la mujer con la que está que sentido tiene unirse al resto?) , pero la verdad es que son cosas nimias en comparación con la GRAN CANTIDAD DE ACIERTOS que tiene el filme.
¿A quién no gustará? Pues es como todo, hay gente que juega al GTA pasando los diálogos y las escenas cinemáticas porque la historia le importa un pimiento y quieren ir directos a la acción, muy probablemente esa clase de gente pueda encontrar Usual Suspects algo decepcionante. Avisado queda aquel que espere aquí una maraña de tiroteos y frases con una epicidad superflua. Esto es diferente.
Pero, para un servidor es HARTO RECOMENDABLE. Y desde luego que el guión acierta a la hora de compactar tanto en tan poco.
Que pena que ya CASI no se haga cine así. Ahora es todo sobre multimillonarios, yates, tiroteos y sangre a borbotones...cuando a veces los espectadores (a la nota media me remito) sólo buscan algo sencillo y realista.
Dicho esto, el cine criminal (últimamente) se ha convertido en tiroteos, diálogos sencillos (y en su mayoría irrisorios) y personajes sencillos, movidos por dos o tres características clichés, que han hecho a los más puretas del género (los fans de Chandler, Hammett, Leonard) acabar revisionando filmes de medio siglo atrás para conseguir entretenerse.
Y la pregunta sería ¿Qué rol juega Sospechosos Habituales en todo esto? Pues para un servidor (al que el primer visionado del filme dejó bastante frío y desconcertado, todo sea dicho) la película ha ganado con el tiempo. Ha ganado mucho.
Partimos de que la película tiene bastantes aciertos que otros filmes no tienen. La idea es sencilla (evitan jugar con complicaciones que acabarán en conclusiones surrealistas y fuera de cualquier raciocinio), lo cuál es un acierto dado que las mejores historias de criminales son aquellas que pueden ser contadas como si cualquiera pudiera haber hecho las ¨hazañas¨ que realizan los protagonistas. Los personajes son buenos (en su mayoría), no nos dan mucha información sobre ellos, pero dado que el filme se trata sobre descubrir las intenciones y que mueve a quién o qué les motiva, lo considero un acierto. Las actuaciones (a excepción de Pollak, que a un servidor sigue sin convencer) son muy acertadas (coño, incluso el Pablo Mármol de Hacendado de los Baldwin está más que competente). Spacey y Byrne están brillantes. Los diálogos son muy acertados y uno se los cree (los personajes ni siquiera tienen lealtad entre ellos, lo que hace que el espectador se haga diferentes escenarios en la cabeza). La dirección es acertada, sobre todo la parte del barco.
AH, y la idea de que se conozcan en una rueda de reconocimiento, a un servidor le PARECE COJONUDA.
Y todo esto en una película que dura menos de dos horas. Simple, sencillo y compensado.
¿Errores? Para un servidor mínimos, reitero que Pollak no me convence y quizás la motivación de Byrne...no me cuadra (¿Si tanto poder tiene la mujer con la que está que sentido tiene unirse al resto?) , pero la verdad es que son cosas nimias en comparación con la GRAN CANTIDAD DE ACIERTOS que tiene el filme.
¿A quién no gustará? Pues es como todo, hay gente que juega al GTA pasando los diálogos y las escenas cinemáticas porque la historia le importa un pimiento y quieren ir directos a la acción, muy probablemente esa clase de gente pueda encontrar Usual Suspects algo decepcionante. Avisado queda aquel que espere aquí una maraña de tiroteos y frases con una epicidad superflua. Esto es diferente.
Pero, para un servidor es HARTO RECOMENDABLE. Y desde luego que el guión acierta a la hora de compactar tanto en tan poco.
Que pena que ya CASI no se haga cine así. Ahora es todo sobre multimillonarios, yates, tiroteos y sangre a borbotones...cuando a veces los espectadores (a la nota media me remito) sólo buscan algo sencillo y realista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Aciertos:
-La historia que Kint cuenta sobre Kaiser Souze (lo de que dispare a su propia familia, etc) es cuanto menos original.
-El final, PESE A QUE HE DE ADMITIR QUE ME LO OLÍA, que placer que no hayan divagado por elementos de personaje sobrenatural o de veinticinco mil coincidencias. Puro y sencillo, el estafador se inventa una patraña y con el aspecto que tiene de inválido, todo el mundo le cree como si nada, pese a ser el ÚNICO superviviente. Acierto de pleno.
-Mayor fue mi sorpresa con el hecho de que no hubiese cocaína en el barco. Ese para mí es el punto acertado del guión. El hecho de que los personajes caigan en esa trampa. Muy bien pensado.
-La historia que Kint cuenta sobre Kaiser Souze (lo de que dispare a su propia familia, etc) es cuanto menos original.
-El final, PESE A QUE HE DE ADMITIR QUE ME LO OLÍA, que placer que no hayan divagado por elementos de personaje sobrenatural o de veinticinco mil coincidencias. Puro y sencillo, el estafador se inventa una patraña y con el aspecto que tiene de inválido, todo el mundo le cree como si nada, pese a ser el ÚNICO superviviente. Acierto de pleno.
-Mayor fue mi sorpresa con el hecho de que no hubiese cocaína en el barco. Ese para mí es el punto acertado del guión. El hecho de que los personajes caigan en esa trampa. Muy bien pensado.
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