Ida
2013 

6.9
17,265
Drama
Polonia, 1960. Anna (Agata Trzebuchowska), una novicia huérfana que está a punto de hacerse monja, descubre que tiene un pariente vivo: una hermana de su madre que no quiso hacerse cargo de ella de niña. La madre superiora obliga a Anna a visitarla antes de tomar los hábitos. La tía, una juez desencantada y alcohólica, cuenta a su sobrina que su verdadero nombre es Ida Lebenstein, que es judía y que el trágico destino de su familia se ... [+]
17 de diciembre de 2015
17 de diciembre de 2015
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Será el uso deliberado del blanco y negro, será la parsimonia de la acción, será la cara de la novicia (entre piadosa y entregada), será la historia descarnada, será el tempo lento, el montaje, el formato, será todo eso junto, que esta película trasmite, me transmite una sensación de pureza absoluta. Solo quebrada por la actuación (magnífica) de la tía de la futura monja, excesiva y el contarpunto a la perfección y el recato de ésta. En ese contrapunto interpretativo hay mucha verdad y mucha belleza. Para mí, una gran película, por la historia en sí, por cómo la aborda el director a nivel formal, por el guión, por las interpretaciones y por el desenlace. Una expiación y un sacrificio. Mucha verdad, mucho dolor insoportable.
Me recordó a Tarkovski, aunque no tengan nada que ver. Me ha encantado, de principio a fin.
Me recordó a Tarkovski, aunque no tengan nada que ver. Me ha encantado, de principio a fin.
4 de marzo de 2016
4 de marzo de 2016
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Una joven chica polaca visita a su único pariente vivo, su tía, antes de tomar la decisión más importante de su vida: Tomar los hábitos para hacerse monja de clausura en un convento de la Polonia de los años 60.
La pequeña joya del desconocido director Pawel Pawlikowski se estrenó en 2013 sin mucha parafernalia pero en 2015 arrasó en cada certamen que se proyectaba, siendo la ganadora de la mejor película europea en los Goya y, consiguiendo además el Oscar, ahí es nada, dentro de la categoría de mejor película de habla no inglesa. Con esta carta de presentación me senté en el sofá un sábado noche a verla en La 2, sin cortes publicitarios como guinda al pastel. La película gira en torno a las dos Ágatas, tía y sobrina, joven y de vuelta de todo, blanco y negro, pureza y pecado. Agata Kulesza (ya en Holywood junto a Jim Carrey) y Agata Trzebuchowska protagonizan este cuento sobre la inocencia y sobre el desencanto. Sobre las ganas de vivir y sobre las ganas de que todo acabe cuanto antes. El eterno conflicto siempre yacente entre la dorada juventud y la lúgubre vejez, el de todo un mundo por descubrir y el de toda una vida ya consumida y a la que solo le queda una última página por escribir. Y la mayoría de las veces es trágica. Una película muy recomendable para todos los públicos porque te hace pensar y te remueve por dentro. Uno es libre única y exclusivamente cuando realiza el llamado “ensayo y error”, cuando experimenta y no sólo cuando deja volar su imaginación, sino cuando baja a los infiernos y prueba. Solo así se puede tomar una decisión firme de algo. Porque todos somos tan diferentes y tan iguales a la vez que todo depende desde qué ángulo se contemple.
Sacapuntas de oro: La naturalidad de las protagonistas. La brutal fuerza que impregna la fotografía al film, que la convierte en actor protagonista. Lo estático que envuelve todo se convierte en móvil al final, soberbio. Las similitudes con La lista de Schindler.
Sacapuntas de madera: Creerse desde el principio que era una película menor. No mostrar más del convento por dentro. Que no guste al público palomitero que mide la calidad de una película por el número de efectos especiales que haya al segundo. Que no se le de más publicidad a películas así.
Nota: 7,5 Sacapuntas
La pequeña joya del desconocido director Pawel Pawlikowski se estrenó en 2013 sin mucha parafernalia pero en 2015 arrasó en cada certamen que se proyectaba, siendo la ganadora de la mejor película europea en los Goya y, consiguiendo además el Oscar, ahí es nada, dentro de la categoría de mejor película de habla no inglesa. Con esta carta de presentación me senté en el sofá un sábado noche a verla en La 2, sin cortes publicitarios como guinda al pastel. La película gira en torno a las dos Ágatas, tía y sobrina, joven y de vuelta de todo, blanco y negro, pureza y pecado. Agata Kulesza (ya en Holywood junto a Jim Carrey) y Agata Trzebuchowska protagonizan este cuento sobre la inocencia y sobre el desencanto. Sobre las ganas de vivir y sobre las ganas de que todo acabe cuanto antes. El eterno conflicto siempre yacente entre la dorada juventud y la lúgubre vejez, el de todo un mundo por descubrir y el de toda una vida ya consumida y a la que solo le queda una última página por escribir. Y la mayoría de las veces es trágica. Una película muy recomendable para todos los públicos porque te hace pensar y te remueve por dentro. Uno es libre única y exclusivamente cuando realiza el llamado “ensayo y error”, cuando experimenta y no sólo cuando deja volar su imaginación, sino cuando baja a los infiernos y prueba. Solo así se puede tomar una decisión firme de algo. Porque todos somos tan diferentes y tan iguales a la vez que todo depende desde qué ángulo se contemple.
Sacapuntas de oro: La naturalidad de las protagonistas. La brutal fuerza que impregna la fotografía al film, que la convierte en actor protagonista. Lo estático que envuelve todo se convierte en móvil al final, soberbio. Las similitudes con La lista de Schindler.
Sacapuntas de madera: Creerse desde el principio que era una película menor. No mostrar más del convento por dentro. Que no guste al público palomitero que mide la calidad de una película por el número de efectos especiales que haya al segundo. Que no se le de más publicidad a películas así.
Nota: 7,5 Sacapuntas
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Más críticas en mi blog, El Sacapuntas del Cine.
7 de mayo de 2016
7 de mayo de 2016
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Me cuesta muy poco admirar muchas de las virtudes del film polaco "Ida". Hay algo hipnótico en su cámara, en las carreteras vacías que muestra, en el papel de la religiosidad enclaustrada y el mundo por descubrir más allá de sus muros, etc. Pawel Pawlikowski fy su equipo firman un trabajo sobresaliente en el apartado técnico, destacando el papel de la luz y su fotografía.
Es, bajo mi modesto punto de vista, el clásico film realizado para satisfacción de la crítica. Puede dar a sesudas interpretaciones por su simbología y su aroma a película de otro tiempo. No obstante, pese a la admirable labor de Agata Kulesza y Agata Trzebuchowska con dos personajes muy complicados y emocionalmente golpeados, me es más fácil admirar la historia de "Ida" que quererla.
No sé si se me escapa algún código de la época. Imagino que su trasfondo histórico tiene mucho peso para el público que viviera aquellos años terribles. De cualquier modo, la manera de desenvolverse de este viaje iniciático me hace mantenerme distante, interesado pero no cautivado por el relato.
Hay cosas del séptimo arte que uno debe volver a ver transcurrido un tiempo. Quizás "Ida" sea para mí uno de esos casos.
Es, bajo mi modesto punto de vista, el clásico film realizado para satisfacción de la crítica. Puede dar a sesudas interpretaciones por su simbología y su aroma a película de otro tiempo. No obstante, pese a la admirable labor de Agata Kulesza y Agata Trzebuchowska con dos personajes muy complicados y emocionalmente golpeados, me es más fácil admirar la historia de "Ida" que quererla.
No sé si se me escapa algún código de la época. Imagino que su trasfondo histórico tiene mucho peso para el público que viviera aquellos años terribles. De cualquier modo, la manera de desenvolverse de este viaje iniciático me hace mantenerme distante, interesado pero no cautivado por el relato.
Hay cosas del séptimo arte que uno debe volver a ver transcurrido un tiempo. Quizás "Ida" sea para mí uno de esos casos.
29 de mayo de 2016
29 de mayo de 2016
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Excelente film, ganador del Óscar a la mejor película de habla no inglesa, que no obstante requiere del espectador medio un poco de paciencia, sobre todo al carecer de la espectacularidad que demanda el gran público.
Aquí hay muy pocos personajes y las situaciones no son excesivas. Lo importante es el fondo de la historia, aunque también, y mucho la forma.
Una forma compuesta en su mayor medida por la maravillosa fotografía en blanco y negro, obra de Lukasz Zal y Ryszard Lenczewsk, que tiene vida propia y le dota de una enorme expresividad a la cinta, gozando de vida propia.
Pero el fondo del argumento también se las trae, en primer lugar con los más profundos sentimientos de las dos protagonistas, tía y sobrina, la una abriéndose al mundo para intentar descubrir si tiene verdadera vocación, y la más mayor, ya de vuelta de todo, desencantada y hastiada de la vida cotidiana, profundamente condicionada por dolorosos y crueles hechos del pasado, donde el odio, el racismo, la incomprensión y el egoísmo fueron (y siguen siendo) moneda corriente.
Un excelente film, que hay que ver sin prisas, con paciencia, recreándose en la bellísimas imágenes, entre ellas las del final de la película.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
Aquí hay muy pocos personajes y las situaciones no son excesivas. Lo importante es el fondo de la historia, aunque también, y mucho la forma.
Una forma compuesta en su mayor medida por la maravillosa fotografía en blanco y negro, obra de Lukasz Zal y Ryszard Lenczewsk, que tiene vida propia y le dota de una enorme expresividad a la cinta, gozando de vida propia.
Pero el fondo del argumento también se las trae, en primer lugar con los más profundos sentimientos de las dos protagonistas, tía y sobrina, la una abriéndose al mundo para intentar descubrir si tiene verdadera vocación, y la más mayor, ya de vuelta de todo, desencantada y hastiada de la vida cotidiana, profundamente condicionada por dolorosos y crueles hechos del pasado, donde el odio, el racismo, la incomprensión y el egoísmo fueron (y siguen siendo) moneda corriente.
Un excelente film, que hay que ver sin prisas, con paciencia, recreándose en la bellísimas imágenes, entre ellas las del final de la película.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es
5 de octubre de 2016
5 de octubre de 2016
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La duda es la única extraña a la que debemos abrir siempre la puerta. Conocerla nos ayudará a decidir cuándo es mejor dejarla cerrada.
Una película magnífica, que no para de lanzar preguntas desde que empieza hasta su final. Ida nos recuerda de forma sencilla y directa, la importancia de conocer para aprender, de experimentar para decidir, porque una vida sin duda es una vida perdida. Una vida sin una mirada que pida respuestas es una vida que tira hacia adelante obcecada en no salirse del camino de lo convencional y lo supuestamente correcto.
La película parte de juntar a dos personajes de lo más distintos. Ida no ha conocido más mundo que el que existe dentro de los muros del convento y por su parte Wanda, parece que se ha perdido entre tanto mundo. Unir la vida de ambas provoca una explosión de descubrimientos ya que ninguna de ellas sabía nada de la otra.
Una película magnífica, que no para de lanzar preguntas desde que empieza hasta su final. Ida nos recuerda de forma sencilla y directa, la importancia de conocer para aprender, de experimentar para decidir, porque una vida sin duda es una vida perdida. Una vida sin una mirada que pida respuestas es una vida que tira hacia adelante obcecada en no salirse del camino de lo convencional y lo supuestamente correcto.
La película parte de juntar a dos personajes de lo más distintos. Ida no ha conocido más mundo que el que existe dentro de los muros del convento y por su parte Wanda, parece que se ha perdido entre tanto mundo. Unir la vida de ambas provoca una explosión de descubrimientos ya que ninguna de ellas sabía nada de la otra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La misión de encontrar los restos de sus familiares es la excusa que les une y que hace que compartan camino. En ese camino es realmente fascinante observar a Ida contemplándolo todo en silencio, con esos ojos negros llenos de curiosidad. No parece aprobarlo pero no deja de mirar. Aquí es donde surge la duda. Por su parte, Wanda empieza en una especie de nube de superioridad moral de la que se irá precipitando poco a poco hasta hacerlo finalmente a ritmo de Mozart desde la ventana de su apartamento. Puede haber cierta duda sobre por qué lo hace. Desde luego, es un cúmulo de cosas y un desencanto general y cómo suele ser normal en estos casos, la principal razón es la soledad. Sin embargo, parece que ha sido precisamente Ida y el descubrimiento de los restos de su hijo los que le devolvieron de una patada a una realidad de la que ni el Vodka, la música o los hombres podrán librarle.
Quizás de esa posible culpa unida a una fortísima curiosidad, florezcan las ganas de Ida por experimentar lo que su tía hacía. Y esta es sin duda alguna la mejor parte de la película. Porque vemos a una joven que duda, que se plantea las cosas, que se da cuenta que es imposible decidir algo cuando no se conocen las opciones. Y esto es brillante. Todo se centra en esas dos breves frases que intercambian el saxofonista y nuestra protagonista en la cama.
— ¿En qué piensas? — Le pregunta él.
—No estoy pensando.
Maravilloso. No está pensando, se está dejando llevar, está viendo si ese mundo que rodeaba a su tía le atrapa, si se enamora de esa forma de vivir. Y descubre que no. Descubre que la vida que le ofrece el chico no acaba de llenarle y vuelve al convento. Pero lo hace con una cabeza tranquila, confiada en estar tomando la decisión correcta. Sabe que desde ese momento podrá hablar desde el conocimiento. Para tomar nota.
Me ha impresionado muchísimo también esa sencillez a la hora de utilizar los planos y esa cercanía que nos transmite oír todo tan de cerca. Hace que la película se convierta en algo realmente bello porque no necesita de artificios para contarnos esto e incluso yo diría que necesitamos esa sencillez y ese blanco y negro para permanecer atentos a lo más importante, que son los personajes. Las miradas, los silencios que chillan, los gestos, las provocaciones. No podemos dejar de mirar. Igual que le pasa a Ida.
Paúl Moré García
Quizás de esa posible culpa unida a una fortísima curiosidad, florezcan las ganas de Ida por experimentar lo que su tía hacía. Y esta es sin duda alguna la mejor parte de la película. Porque vemos a una joven que duda, que se plantea las cosas, que se da cuenta que es imposible decidir algo cuando no se conocen las opciones. Y esto es brillante. Todo se centra en esas dos breves frases que intercambian el saxofonista y nuestra protagonista en la cama.
— ¿En qué piensas? — Le pregunta él.
—No estoy pensando.
Maravilloso. No está pensando, se está dejando llevar, está viendo si ese mundo que rodeaba a su tía le atrapa, si se enamora de esa forma de vivir. Y descubre que no. Descubre que la vida que le ofrece el chico no acaba de llenarle y vuelve al convento. Pero lo hace con una cabeza tranquila, confiada en estar tomando la decisión correcta. Sabe que desde ese momento podrá hablar desde el conocimiento. Para tomar nota.
Me ha impresionado muchísimo también esa sencillez a la hora de utilizar los planos y esa cercanía que nos transmite oír todo tan de cerca. Hace que la película se convierta en algo realmente bello porque no necesita de artificios para contarnos esto e incluso yo diría que necesitamos esa sencillez y ese blanco y negro para permanecer atentos a lo más importante, que son los personajes. Las miradas, los silencios que chillan, los gestos, las provocaciones. No podemos dejar de mirar. Igual que le pasa a Ida.
Paúl Moré García
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