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Ben-Hur

Aventuras. Drama Antigua Roma, bajo el reinado de los emperadores Augusto y Tiberio (s. I d.C.). Judá Ben-Hur (Charlton Heston), hijo de una familia noble de Jerusalén, y Mesala (Stephen Boyd), tribuno romano que dirige los ejércitos de ocupación, son dos antiguos amigos, pero un accidente involuntario los convierte en enemigos irreconciliables: Ben-Hur es acusado de atentar contra la vida del nuevo gobernador romano, y Mesala lo encarcela a él y a su ... [+]
Críticas 154
Críticas ordenadas por utilidad
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8
12 de mayo de 2021 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ben-Hur (1959) fue una colosal producción de MGM dirigida por William Wyler que obtuvo el Oscar a mejor película. Cuenta la historia de un príncipe judío que es desterrado por los romanos y cruza su camino con Jesús. Incluye una de las escenas más fastuosas de la historia del cine.

Por Nicolás Bianchi

En la trama de Ben-Hur, que va de lo individual a lo universal, están contenidas buena parte de las cuestiones posibles de conflicto en un relato sobre lo humano como por ejemplo el amor, la traición, la venganza o el poder. En el escenario de la acción además está lateralmente expuesta la historia de Jesús y el ascenso del cristianismo. Para más elementos que le aportan grandilocuencia al relato en la película hay emperadores, esclavos, ejércitos, jeques y celebridades, si se concede el anacronismo, de la Antigüedad como Poncio Pilatos o el rey Baltasar.

Judas Ben-Hur es un príncipe de Judea que, en principio, recibe cordialmente a su amigo Messala (Stephen Boyd), designado como nuevo gobernador de la zona por el Imperio Romano. Los viejos amigos no tardan en enemistarse porque, por sobre su vínculo, uno representa al poder opresor y el otro a los oprimidos del lugar. Los judíos de Ben-Hur quieren más autonomía, ser soberanos, lo que es incompatible con la política romana.

Así es como el protagonista de la película es encarcelado, esclavizado y destinado a remar en las galeras por años. Pero el odio y el deseo de venganza lo mantienen vivo. Y también cierta ayuda divina, claro, porque cuando Ben-Hur está por flaquear es Jesús quien se le acerca, le ofrece agua para beber y la posibilidad de recomponerse. Del drama personal a la historia universal, son por lo menos tres los arcos narrativos que atraviesan la kilométrica película de 3 horas 40 minutos de duración.

El primero es el más evidente y está relacionado con la suerte del protagonista y su enfrentamiento con el Imperio Romano pero muy particularmente con Messala. Esa es la historia de traición y venganza. El segundo arco se desarrolla sobre el amor romántico. Antes de ser desterrado Ben-Hur se enamora de Esther (Haya Harareet), prometida a otro pretendiente. Como sub trama aquí también se presenta la relación del héroe con su madre y su hermana, apresadas al mismo tiempo que él y con quienes pierde contacto cuando es esclavizado.
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El tercer acto es la historia más grande, y por lo tanto la más épica aunque no tenga escenas de acción. La película comienza con una imagen que en occidente se popularizó como el pesebre, o sea el nacimiento de Cristo, y termina con la crucifixión y un milagro divino. Ben-Hur es deudor durante la odisea del gesto de Jesús que le permitió sobrevivir. Allí también reside su fuerza y su constancia para lograr lo que quiere. El porte y la presencia de Charlton Heston son gran parte del personaje que todo el tiempo se expresa con una vibración un tanto excesiva en su voz, como si todo lo que dijera fuese una frase para ser tallada en mármol o piedra.

Ben-Hur es una película colosal y fastuosa. Despliega en muchas escenas una gran cantidad de extras lo que provoca que todo lo que se ve sea gigantesco. En particular la escena de los carros, en la que el protagonista se mide contra el antagonista Messala, es una de las más complejas de la historia del cine. Fue filmada en uno de los estudios de Cinecittá en Roma, donde se reconstruyó un circo romano (en el film ubicado en Judea) y se utilizaron alrededor de 7 mil extras para el rodaje. Un año de trabajo para una escena de 9 minutos.

El último punto de grandilocuencia está dado por lo que no se ve. Las imágenes de la película están siempre en el campo terrenal. Wyler elige no mostrar el rostro del personaje de Jesús, pero lo cuenta a través de las expresiones y las reacciones de los demás. Lo mismo hace con la muerte que representa la lepra. No se ven las lesiones en la piel sino las túnicas o telas que las cubren. La épica de Ben-Hur es tan grande como la traición y la venganza o la vida y la muerte.
10
21 de abril de 2025 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El visionado de Ben-Hur permite constatar con dolor la grandeza que llegaron a tener las películas elaboradas por los grandes estudios hace más de medio siglo y en qué se ha convertido todo ahora. Podréis leer por aquí las críticas de algunos bocachanclas que nunca han entendido ni apreciado el cine. Pero hay toda una serie de hechos incontestables en Ben-Hur:
-Un trabajo excelente de guion. La película dura cerca de cuatro horas, pero los hechos están tan bien narrados, y fluyen de manera tan natural, que se pasa en un suspiro. Hay un amor verdadero por el arte de contar bien una historia y consigue que pegues los ojos a la pantalla todo el rato.
-Una espectacularidad desbordante. En aquellos años, había que competir con la televisión y crear el mejor espectáculo posible. Y con Ben-Hur, vaya si lo consiguieron. Se recrea Judea, Roma, las galeras, carreras de cuadrigas y literalmente lo que hiciese falta. Las reconstrucciones se sienten verdaderas, es como viajar en el tiempo y encontrarte justo en ese periodo histórico. El esfuerzo que esto tuvo que suponer es inimaginable. La batalla naval que aparece deja en ridículo a la de Gladiator 2, rodada 64 años después.
-Los personajes trasmiten, emocionan, tienen motivaciones, y los actores están a la altura de las expectativas. Charlton Heston está aquí descomunal y no pudo haber nadie que encarnase mejor a Ben-Hur. Se creen la historia, la viven, son la historia. Y en sus deseos y temores, emergen reflexiones sobre la venganza, la redención y el destino.
-El espectador es tratado con respeto. Aquí no hay soluciones de guion estúpidas, anacronismos "en pro del espectáculo", agenda política metida con calzador ni superioridad moral alguna. Hay seres humanos enfrentados a su condición, complejos y llenos de contradicciones.
-Y por añadido, es también una historia sobre los inicios del cristianismo, y las apariciones de Cristo están pensadas con talento, nunca se le ve la cara, se logra transmitir su magnetismo con apenas unas pinceladas y apareciendo tangencialmente a lo largo de la película.
-Añadidle a esto una de las más bellas bandas sonoras que se han creado jamás para una película. Con su pico en el "Aleluya" del final, sus trompetas, sus tambores épicos y las voces angelicales descendiendo desde el paraíso. Y fin. Insuperable.
No tengáis miedo de su duración, ni de su año, ni de ningún prejuicio que podáis albergar al respecto, ver esta película va a mejorar vuestra vida porque no hay nada mejor que deleitarse en la belleza de lo que está bien hecho.
7
14 de diciembre de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Con un estilo de filmación típico de la época en donde la grandilocuencia imperaba por todo el film, transcurre esta interminable película que por mucho tiempo fue una de las que ganó y merecidamente la mayor cantidad de premios Oscar. Aquí se desarrollan dos historia paralelas, aunque relacionadas entre sí, como son la enemistad de de un judío y un romano, amigos de la infancia, pero enfrentados por la ambición de uno de ellos y por otro el surgimiento del cristianismo con la prédica de Jesús, su persecución y posterior cruxificción. En medio de esto compartiremos los infortunios de Judas Ben Hur quien al ser desterrado debe ser esclavo y por un hecho fortuito volverá a sus tierras convertido en alguien poderoso dispuesto a darle batalla a su antiguo amigo. Es digno de mencionar una carrera de cuadrigas realmente espectacular para la época y que realza aún más un film que termina siendo, a pesar de su extensa duración, digno de ver. Dentro de las actuaciones encontramos a Charlton Heston muy habituado a estos papeles en donde su imponente presencia física estaba por sobre lo actoral, aquí cumple correctamente al igual que Jack Hawkins y Stephen Boyd, Recomendable.
7
25 de diciembre de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Pocas películas resumen el término "épico" como *Ben-Hur* de William Wyler. Con más de tres horas de duración y una escala monumental, esta adaptación de la novela de Lew Wallace no solo busca narrar una historia, sino también deslumbrar con el potencial del Hollywood clásico en su apogeo. Es un despliegue de artesanía cinematográfica al servicio del espectáculo.

La trama sigue a Judah Ben-Hur, un príncipe judío traicionado por su amigo Messala en el contexto de la ocupación romana. Su caída, esclavitud y eventual redención están marcadas por la sutil pero poderosa figura de Cristo, que dota a la película de una dimensión espiritual que trasciende la narrativa histórica.

Wyler, aunque no imprime un sello personal, demuestra una dirección equilibrada, asegurando que todos los aspectos técnicos y narrativos brillen en armonía. Charlton Heston, en el papel principal, encarna al héroe que desciende al abismo para renacer transformado. Su actuación, más imponente que matizada, resulta adecuada para el tono de la obra, mientras que el reparto secundario cumple con profesionalidad, aunque sin grandes sorpresas.

El aspecto técnico es donde *Ben-Hur* realmente alcanza la excelencia. Desde sus majestuosos decorados y diseño de producción hasta la icónica carrera de cuadrigas, la película ofrece momentos de pura adrenalina y perfección visual. La banda sonora de Miklós Rózsa, con su intensidad emocional, encapsula tanto el drama humano como la magnitud de la historia.

Aunque deslumbrante, la película no está exenta de ciertos problemas: algunos segmentos ralentizan el ritmo y el mensaje religioso, aunque esencial, puede sentirse simplista y sermoneador. No obstante, logra explorar temas universales como la redención, el perdón y la trascendencia espiritual frente al odio y la venganza. También reflexiona sobre el contraste entre el poder terrenal de Roma, representado por Messala, y la fuerza espiritual de Cristo, sugiriendo que el verdadero poder reside en la humildad y el sacrificio.

Con mensajes claramente delineados entre el bien y el mal, *Ben-Hur* es un fiel reflejo del Hollywood preocupado por agradar a todos los públicos. Aun así, estos detalles no restan mérito a su lugar (bien ganado) como un hito del cine épico. Es un espectáculo monumental que, como su protagonista, ha resistido el paso del tiempo, consolidándose como un testimonio del poder del cine en su máxima expresión.
6
28 de mayo de 2008
10 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
-Myler compone un inmenso y deslumbrante drama histórico con tintes de aventuras en esta gran película que ya es un clásico del cine. Desde las primeras escenas de esta gran película ya se aprecia la fotografía tan hermosa y a ratos poética con la que está filmada. La trama no pierde pulso en casi ningún momento (la parte central no está a la altura del conjunto y se hace algo tediosa) y conforma una espectacular superproducción. Al mismo tiempo las escenas de batallas deslumbran por su espectacularidad y los desfiles de romanos son muy buenos. Mención aparte merece la carrera de cuádrigas, una de las escenas mejor filmadas de todo el cine.
Hablando de la actuación, todos los actores están geniales aunque siendo Charlton Heston el que parece sentirse más a gusto con su papel. Jack Hawkins como Mesala esta magnífico también aunque se ve sobrepasado por el genial Heston.
En resumen, una de las mejores películas históricas que existen y que con el paso de los años la valoraremos aún más.
Maravillosa escena final.
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spoiler:
-El final, cuando Ben-Hur se reencuentra con su madre y con su hermana ya curadas de lepra es una de las escenas más hermosas y más emotivas del séptimo arte.
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