El vengador del futuro
5.2
17,794
Ciencia ficción. Acción
Rekall es una empresa que puede convertir los sueños en recuerdos reales, haciendo que la frontera entre realidad y memoria se difumine. Para Douglas Quaid (Colin Farrell) la idea de hacer un viaje mental que le proporcione recuerdos de una vida como superespía puede ser la solución perfecta para contrarrestar su frustrante vida. Lo malo es que el proceso sale mal, y Quaid se convierte en un hombre perseguido por los agentes de un ... [+]
1 de diciembre de 2014
1 de diciembre de 2014
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Es difícil imaginar que un remake del "Desafío total" de los 90 pueda salir mal con una historia de ciencia ficción tan interesante y los medios técnicos actuales, pero lo han conseguido y, por si faltaba algo, no se parece mucho al "Desafío total" original.
El gran mérito de esta película son los escenarios y ambientación, tal vez incluso la actuación de Colin Farrell no está mal, pero el guión cambia la historia que copia, para peor, además dando algunas sorpresas que no estaban previstas para el espectador de un remake, y que en lugar de sorprender dan vergüenza ajena por lo aburrida y mal rodada que está esta cinta. Las dos actrices protagonistas también están de adorno, sin carisma, y se dedican a lucir palmito.
Película nada recomendable, ni para fans de la ciencia ficción.
El gran mérito de esta película son los escenarios y ambientación, tal vez incluso la actuación de Colin Farrell no está mal, pero el guión cambia la historia que copia, para peor, además dando algunas sorpresas que no estaban previstas para el espectador de un remake, y que en lugar de sorprender dan vergüenza ajena por lo aburrida y mal rodada que está esta cinta. Las dos actrices protagonistas también están de adorno, sin carisma, y se dedican a lucir palmito.
Película nada recomendable, ni para fans de la ciencia ficción.
7 de diciembre de 2014
7 de diciembre de 2014
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Remake inesperado de la película que rodó Paul Verhoeven por allá 1990 y que comportó una vuelta de tuerca en el campo de los efectos especiales. Nuevamente basándose, algo más libremente, en un breve relato complejo del escritor Philip K. Dick, la novedad por lo menos original que reporta ésta nueva visión de futuro plasmado en una antiutopía inesperada, es que nos sitúa en un escenario similar al que Ridley Scott extrajo de la imaginería de Dick en “Blade Runner”; una metrópolis
asestada por la polución en forma de gaseosa nube de polvo y en que la luz del Sol queda difuminada por la confusión generada por las luces urbanas.
Evidentemente son resonantes las diferencias aunque el espíritu de Philip K. Dick prevalece. El problema es que el film recurre al exceso y a la exageración del gran espectáculo. Magnífica aportación Bryan Cranston (el inolvidable Walter White de la también inolvidable serie Breaking Bad) en el papel de villano.
asestada por la polución en forma de gaseosa nube de polvo y en que la luz del Sol queda difuminada por la confusión generada por las luces urbanas.
Evidentemente son resonantes las diferencias aunque el espíritu de Philip K. Dick prevalece. El problema es que el film recurre al exceso y a la exageración del gran espectáculo. Magnífica aportación Bryan Cranston (el inolvidable Walter White de la también inolvidable serie Breaking Bad) en el papel de villano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En un minúsculo apartamento convive el asalariado Douglas Quayle (Colin Farrell) con su esposa Lori (Kate Beckinsale). La Tierra está dividida en dos y muchos conviven en la llamada Colonia para poder trabajar en las fábricas del otro lado del planeta. Douglas sueña con ser agente secreto y decide visitar ReKall, una empresa de entretenimiento que le injerta falsos recuerdos en su cerebro para estimularle una arriesgada vida de la que nunca disfrutará. Durante la sesión los hombres de la Cohaagen (Bryan Cranston) asaltan el lugar intentando asesinar a Quayle que, siendo traicionado por su esposa, intenta escapar de una cacería gracias a la ayuda de Melina (Jessica Biel) que encabeza la resistencia en la Colonia que se defiende de una imposible invasión de Cohaagen en la zona.
6 de marzo de 2016
6 de marzo de 2016
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Si la película original me divirtió esta logra aburrirme extremadamente. Gris, fria y con pobres interpretaciones, permanece muy por debajo de la cinta de 1990. Francamente, si no vas a superar una historia, no la reinterpretes.
Jessica Biel está inexpresiva y poco creíble, por no hablar de Colin Farrell. No me ha gustado nada.
Jessica Biel está inexpresiva y poco creíble, por no hablar de Colin Farrell. No me ha gustado nada.
2 de agosto de 2016
2 de agosto de 2016
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Es infumable esta película en comparación con la original. Si no tuviese que ver nada con la otra, como película de ciencia ficción le daría un 3 y mucho es. Es que lo han cambiado todo. Si hubiesen tenido el detalle de poner en la banda sonora el tema Mutant Dancing, me hubiesen ganado en dos puntillos más. En fin, para olvidar.
15 de febrero de 2017
15 de febrero de 2017
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En las fechas de la ya comenzada década del 2.010 EE.UU., sobre todo desde las cavernas de Hollywood, insistía en seguir ofreciéndonos revisiones de películas ya existentes.
Tan farragosas y terribles como "Pesadilla en Elm Street", "La Cena de los Idiotas", "Perros de Paja", "Furia de Titanes", "Karate Kid" o la primera entrega de "Millennium"...
La lista desde luego es larga y exige de un ibuprofeno para repasarla entera, y entre medias de todas esas aberraciones descansaba "Desafío Total"; y no es que yo sea uno de esos acérrimos que detestan los "remakes", es que, y lo puedo gritar orgulloso a viva voz, detesto su misma existencia y condición de ser. Detengámonos en la que nos ocupa; no sólo la sensación de nostalgia (esa palabra que a los detractores del "cine de antes" les encanta prostituir y usar de mala manera) mantiene viva la afición por el mítico título de Paul Verhoeven, ya que usando todos los clichés del cine de acción de su época resultó una revolución para la misma.
No podemos hablar de ficción "cyberpunk" sin mantener aquella adaptación del cuento de P.K. Dick en los puestos más altos; tiempo después, convertida ya en objeto de adoración para los fans del género (donde un servidor, que vio a sus 12 años, se incluye), mientras el director se mantiene en un largo periodo de descanso y Schwarzenegger sigue disfrutando de su nefasto cargo de gobernador planteándose regresar al cine, llegan Kurt Wimmer (el tipejo que nos demolió el cerebelo con "Ultravioleta") y Mark Bomback (el guionista de la mediocre cuarta entrega de "Jungla de Cristal") y replantean lo ya hecho por el holandés.
¿Les obligaron ciertos productores aburridos de Hollywood?, ¿no tenían nada mejor que hacer aquella tarde de sábado? Ni lo sé ni me importa, pero el caso es que el artífice de la misma "Jungla 4.0" se unió a tal barbaridad de proyecto, ese Len Wiseman perteneciente a la generación de "directores comerciales sin personalidad ni imaginación que copian mucho pero alegan que es homenaje". Más o menos eso se esforzaron en jurar y perjurar los implicados en la producción: que no se trataba de un "remake" de "Desafío Total", sino de una nueva adaptación del cuento de Dick.
Adaptación que llevó el título de la película de Verhoeven, seguía los esquemas y bases de su trama inventada y repetía ciertos instantes y personajes únicos de aquélla (pero claro, evitaron a toda costa usar el negativo término "remake" reemplazándolo por otro que reflejaba su espíritu de cobardía). Todo se construye como antes, a partir de un relato corto de final abrupto, imaginando lo que podría suceder después; aquí nos sumergimos en un planeta Tierra de guerras, miseria y avances tecnológicos donde destacan dos potencias esenciales, Australia y Gran Bretaña, unidos por un túnel. Douglas aparece ante nosotros con el físico esbelto de un Colin Farrell que, la verdad sea dicha, hace todo lo que puede y más en su papel.
Por desgracia Lori (si es una adaptación del texto original, ¿por qué no llamar Kirsten al personaje?) es la altiva y desagradable Kate Beckinsale, Selene para los fans oligofrénicos de las aventuras modernas licántropas y esposa de Wiseman, quien la configura de un modo más fuerte, más "mujer independiente de la sociedad actual" (por lo que verla en leggings practicando tenis como hacía Sharon Stone es un imposible). Al menos se respeta la imposibilidad del protagonista para escapar de la vida que arrastra, subyugado a un empleo de mala muerte donde lo importante es la titulación universitaria y las buenas influencias familiares y a un matrimonio de pura ausencia.
Un hombre asqueado en cuyos sueños es un héroe de acción, y Farrell, con su cara de perdedor resignado, convence sin problemas; muy fundamental la diferencia entre las dos Rekall: donde la antigua estaba integrada en la sociedad como una compañía seria y aceptada, la presente aparece escondida en barrios rojos denotando un aspecto clandestino e ilegal que no le favorece en absoluto (y en el camino otra sorpresa con la cual se sigue pretendiendo sustituir nuestros recuerdos por imágenes nuevas: Kaitlyn Leeb y sus tres pechos de CGI modernizando las prótesis mamarias de la encantadora Lycia Naff; vaya, esto tampoco estaba en el cuento de Dick...).
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Por desgracia la pesadilla nos tiene reservada media hora nada menos de dosis estomagantes de acción como le gusta a Wiseman, sin sesos y todo el CGI posible, tomando buena nota de Bay y los Wachowski. Clímax de nunca acabar donde Beckinsale vive hasta el último momento cuando nosotros ya hemos maquinado cien millones de formas de liquidarla...pues la lobotomía funcionó porque este producto fue un relativo éxito de taquilla, pese a marcar el final de la carrera cinematográfica del director, ahora refugiado en televisión para nuestro bien.
Estrenado en verano con objetivo de captar a la joven audiencia que en su vida había oído hablar de Verhoeven y Schwarzenegger y a los adultos que despreciaban sus recuerdos de adolescencia (sectores amplios, por lo visto). Entre todo lo malo destaca Bill Nighy, si bien su intervención es corta e insignificante; "Desafío Total", a grandes rasgos, puede ser un chip que nos quisieron implantar pero se topó con los recuerdos que teníamos de la mejor versión clásica...y el shock fue importante.
Hay quienes le han brindado una puntuación superior a 3, incluso algunos 9 y 10 han aparecido por aquí...
Pasen por consulta rápidamente para que les reconfiguren el cerebro y les implanten chips con nuevos recuerdos que borren los actuales. Aún están a tiempo.
Tan farragosas y terribles como "Pesadilla en Elm Street", "La Cena de los Idiotas", "Perros de Paja", "Furia de Titanes", "Karate Kid" o la primera entrega de "Millennium"...
La lista desde luego es larga y exige de un ibuprofeno para repasarla entera, y entre medias de todas esas aberraciones descansaba "Desafío Total"; y no es que yo sea uno de esos acérrimos que detestan los "remakes", es que, y lo puedo gritar orgulloso a viva voz, detesto su misma existencia y condición de ser. Detengámonos en la que nos ocupa; no sólo la sensación de nostalgia (esa palabra que a los detractores del "cine de antes" les encanta prostituir y usar de mala manera) mantiene viva la afición por el mítico título de Paul Verhoeven, ya que usando todos los clichés del cine de acción de su época resultó una revolución para la misma.
No podemos hablar de ficción "cyberpunk" sin mantener aquella adaptación del cuento de P.K. Dick en los puestos más altos; tiempo después, convertida ya en objeto de adoración para los fans del género (donde un servidor, que vio a sus 12 años, se incluye), mientras el director se mantiene en un largo periodo de descanso y Schwarzenegger sigue disfrutando de su nefasto cargo de gobernador planteándose regresar al cine, llegan Kurt Wimmer (el tipejo que nos demolió el cerebelo con "Ultravioleta") y Mark Bomback (el guionista de la mediocre cuarta entrega de "Jungla de Cristal") y replantean lo ya hecho por el holandés.
¿Les obligaron ciertos productores aburridos de Hollywood?, ¿no tenían nada mejor que hacer aquella tarde de sábado? Ni lo sé ni me importa, pero el caso es que el artífice de la misma "Jungla 4.0" se unió a tal barbaridad de proyecto, ese Len Wiseman perteneciente a la generación de "directores comerciales sin personalidad ni imaginación que copian mucho pero alegan que es homenaje". Más o menos eso se esforzaron en jurar y perjurar los implicados en la producción: que no se trataba de un "remake" de "Desafío Total", sino de una nueva adaptación del cuento de Dick.
Adaptación que llevó el título de la película de Verhoeven, seguía los esquemas y bases de su trama inventada y repetía ciertos instantes y personajes únicos de aquélla (pero claro, evitaron a toda costa usar el negativo término "remake" reemplazándolo por otro que reflejaba su espíritu de cobardía). Todo se construye como antes, a partir de un relato corto de final abrupto, imaginando lo que podría suceder después; aquí nos sumergimos en un planeta Tierra de guerras, miseria y avances tecnológicos donde destacan dos potencias esenciales, Australia y Gran Bretaña, unidos por un túnel. Douglas aparece ante nosotros con el físico esbelto de un Colin Farrell que, la verdad sea dicha, hace todo lo que puede y más en su papel.
Por desgracia Lori (si es una adaptación del texto original, ¿por qué no llamar Kirsten al personaje?) es la altiva y desagradable Kate Beckinsale, Selene para los fans oligofrénicos de las aventuras modernas licántropas y esposa de Wiseman, quien la configura de un modo más fuerte, más "mujer independiente de la sociedad actual" (por lo que verla en leggings practicando tenis como hacía Sharon Stone es un imposible). Al menos se respeta la imposibilidad del protagonista para escapar de la vida que arrastra, subyugado a un empleo de mala muerte donde lo importante es la titulación universitaria y las buenas influencias familiares y a un matrimonio de pura ausencia.
Un hombre asqueado en cuyos sueños es un héroe de acción, y Farrell, con su cara de perdedor resignado, convence sin problemas; muy fundamental la diferencia entre las dos Rekall: donde la antigua estaba integrada en la sociedad como una compañía seria y aceptada, la presente aparece escondida en barrios rojos denotando un aspecto clandestino e ilegal que no le favorece en absoluto (y en el camino otra sorpresa con la cual se sigue pretendiendo sustituir nuestros recuerdos por imágenes nuevas: Kaitlyn Leeb y sus tres pechos de CGI modernizando las prótesis mamarias de la encantadora Lycia Naff; vaya, esto tampoco estaba en el cuento de Dick...).
(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)
Por desgracia la pesadilla nos tiene reservada media hora nada menos de dosis estomagantes de acción como le gusta a Wiseman, sin sesos y todo el CGI posible, tomando buena nota de Bay y los Wachowski. Clímax de nunca acabar donde Beckinsale vive hasta el último momento cuando nosotros ya hemos maquinado cien millones de formas de liquidarla...pues la lobotomía funcionó porque este producto fue un relativo éxito de taquilla, pese a marcar el final de la carrera cinematográfica del director, ahora refugiado en televisión para nuestro bien.
Estrenado en verano con objetivo de captar a la joven audiencia que en su vida había oído hablar de Verhoeven y Schwarzenegger y a los adultos que despreciaban sus recuerdos de adolescencia (sectores amplios, por lo visto). Entre todo lo malo destaca Bill Nighy, si bien su intervención es corta e insignificante; "Desafío Total", a grandes rasgos, puede ser un chip que nos quisieron implantar pero se topó con los recuerdos que teníamos de la mejor versión clásica...y el shock fue importante.
Hay quienes le han brindado una puntuación superior a 3, incluso algunos 9 y 10 han aparecido por aquí...
Pasen por consulta rápidamente para que les reconfiguren el cerebro y les implanten chips con nuevos recuerdos que borren los actuales. Aún están a tiempo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A partir de aquí un detalle un tanto sospechoso, que causa el cortocircuito como en el sistema de implantado de memoria en Rekall: no existe transición entre la conexión y desconexión de Douglas de los circuitos, y por ende nada nos lleva a la confusión de la original, lo que la hacía tan genial:
La nunca revelada disociación entre fantasía y realidad y la incógnita de si todo sucedía en la mente de aquél o no. Las tres brillantes cabezas de Wiseman, Wimmer y Bomback deliberan que tal cosa provocaría al público pensar, y esto es veneno para un film de acción comercial.
En términos generales nada se modifica, pero hay cambios significativos que duelen mucho; teniendo en cuenta que Richter se limitaba a perseguir a Quaid y nada más, aquí se prescinde de él y esto lo lleva a cabo Lori (porque Beckinsale es una mujer independiente de la sociedad actual y no necesita que ningún hombre la ayude), traduciéndose en un cúmulo de secuencias mareantes, movimientos sobrehumanos y efectos digitales a través de un escenario que no presenta la inventiva visual y atractiva por lo bizarro de la clásica, y copia el de "Blade Runner" sin vergüenza (pero desde los ojos de los Wachowski o Nolan con las trazas "supertecnológicas" de "Yo, Robot" y coetáneas).
Otra falla importante, además del hecho de que Marte no está por ningún sitio, es la implicación ideológica; Verhoeven es un tipo que siempre supo criticar los aspectos sociopolíticos desde un punto de vista cínico y malicioso, pero Wiseman los muestra de soslayo, perdiendo mucho peso la rebelión de la Resistencia y la represión de Cohaagen. La guinda la pone lo peor del argumento: este Douglas carece de iniciativa por averiguar la verdad como el espía que soñaba ser, y en lugar de aventurarse a investigar y encontrar prefiere que le encuentren y dejarse llevar por la mera inercia de los acontecimientos, cual títere sin conciencia, sólo otra versión del Neo "matrixiano".
En las antípodas del papel de Schwarzenegger; y en las antípodas también la Melina (vaya, ella tampoco estaba en el cuento de Dick...) de Jessica Biel, reverso sensiblero y quejumbroso de la dura y excitante Rachel Ticotin; a ésta no la encuentra el protagonista, sino al revés, mientras por detrás retumban los pasos de Beckinsale, ganándose nuestro odio más profundo a cada segundo que aparece en el metraje. De por medio están las típicas innovaciones estéticas/visuales oportunas de las que no merece la pena hablar (salvo ese móvil implantado que de algún modo presagia la invasión de la tecnología en nuestra vida cotidiana y que, de seguro, algún día se hará realidad).
Sin embargo la traca de fin de fiesta no alcanza la magnitud de todo lo anterior; incluso el carácter horrible de los personajes secundarios, la atmósfera, la acción, el estilo, la inanidad del argumento, asfixiado de corrección política, todo eso podría tener un perdón, pero no la omisión del conflicto entre Douglas y él mismo, lo que terminaba de dar lustre a la idea de desposeimiento de identidad en la versión de 1.990 y por supuesto una de sus mejores secuencias. Aquí no existe ese conflicto porque, como bien se nos ha ido señalando, el protagonista es un títere, y así lo revela el propio guión.
En lugar de un personaje de dualidades, de maldad y codicia por un lado, de bondad y heroicidad por otro, puesto a prueba y traicionado por sí mismo, traidor de sus propios principios y creencias, ahora nos lo venden lobotomizado y de encefalograma plano, víctima a todos los niveles de la maldad exterior, un personaje moralmente aceptable por su ignorancia total.
A estas alturas del metraje se provoca en el espectador (el espectador inteligente, se entiende) el efecto inverso de la original; mientras antes queríamos que Douglas siguiera en ese mundo de ensueño y aventuras como agente doble aquí sólo deseamos que se despierte de una vez y acabe la pesadilla.
La nunca revelada disociación entre fantasía y realidad y la incógnita de si todo sucedía en la mente de aquél o no. Las tres brillantes cabezas de Wiseman, Wimmer y Bomback deliberan que tal cosa provocaría al público pensar, y esto es veneno para un film de acción comercial.
En términos generales nada se modifica, pero hay cambios significativos que duelen mucho; teniendo en cuenta que Richter se limitaba a perseguir a Quaid y nada más, aquí se prescinde de él y esto lo lleva a cabo Lori (porque Beckinsale es una mujer independiente de la sociedad actual y no necesita que ningún hombre la ayude), traduciéndose en un cúmulo de secuencias mareantes, movimientos sobrehumanos y efectos digitales a través de un escenario que no presenta la inventiva visual y atractiva por lo bizarro de la clásica, y copia el de "Blade Runner" sin vergüenza (pero desde los ojos de los Wachowski o Nolan con las trazas "supertecnológicas" de "Yo, Robot" y coetáneas).
Otra falla importante, además del hecho de que Marte no está por ningún sitio, es la implicación ideológica; Verhoeven es un tipo que siempre supo criticar los aspectos sociopolíticos desde un punto de vista cínico y malicioso, pero Wiseman los muestra de soslayo, perdiendo mucho peso la rebelión de la Resistencia y la represión de Cohaagen. La guinda la pone lo peor del argumento: este Douglas carece de iniciativa por averiguar la verdad como el espía que soñaba ser, y en lugar de aventurarse a investigar y encontrar prefiere que le encuentren y dejarse llevar por la mera inercia de los acontecimientos, cual títere sin conciencia, sólo otra versión del Neo "matrixiano".
En las antípodas del papel de Schwarzenegger; y en las antípodas también la Melina (vaya, ella tampoco estaba en el cuento de Dick...) de Jessica Biel, reverso sensiblero y quejumbroso de la dura y excitante Rachel Ticotin; a ésta no la encuentra el protagonista, sino al revés, mientras por detrás retumban los pasos de Beckinsale, ganándose nuestro odio más profundo a cada segundo que aparece en el metraje. De por medio están las típicas innovaciones estéticas/visuales oportunas de las que no merece la pena hablar (salvo ese móvil implantado que de algún modo presagia la invasión de la tecnología en nuestra vida cotidiana y que, de seguro, algún día se hará realidad).
Sin embargo la traca de fin de fiesta no alcanza la magnitud de todo lo anterior; incluso el carácter horrible de los personajes secundarios, la atmósfera, la acción, el estilo, la inanidad del argumento, asfixiado de corrección política, todo eso podría tener un perdón, pero no la omisión del conflicto entre Douglas y él mismo, lo que terminaba de dar lustre a la idea de desposeimiento de identidad en la versión de 1.990 y por supuesto una de sus mejores secuencias. Aquí no existe ese conflicto porque, como bien se nos ha ido señalando, el protagonista es un títere, y así lo revela el propio guión.
En lugar de un personaje de dualidades, de maldad y codicia por un lado, de bondad y heroicidad por otro, puesto a prueba y traicionado por sí mismo, traidor de sus propios principios y creencias, ahora nos lo venden lobotomizado y de encefalograma plano, víctima a todos los niveles de la maldad exterior, un personaje moralmente aceptable por su ignorancia total.
A estas alturas del metraje se provoca en el espectador (el espectador inteligente, se entiende) el efecto inverso de la original; mientras antes queríamos que Douglas siguiera en ese mundo de ensueño y aventuras como agente doble aquí sólo deseamos que se despierte de una vez y acabe la pesadilla.
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