WALL·EAnimación
7.9
131,601
Animación. Ciencia ficción. Romance. Infantil
En el año 2800, en un planeta Tierra devastado y sin vida, tras cientos de solitarios años haciendo aquello para lo que fue construido -limpiar el planeta de basura- el pequeño robot WALL•E (acrónimo de Waste Allocation Load Lifter Earth-Class) descubre una nueva misión en su vida (además de recolectar cosas inservibles) cuando se encuentra con una moderna y lustrosa robot exploradora llamada EVE. Ambos viajarán a lo largo de la galaxia ... [+]
9 de agosto de 2008
9 de agosto de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ingenio e imaginación es lo que le sobra a esta última obra maestra de la animación. ¿Por qué no ofrecernos un futuro devastador con un solitario androide recogiendo toda la porquería que ha dejado el hombre antes de su exilio en el espacio? Aquí entra WALL-E, una lata binocular que entabla amistad con una cucaracha y se enamora de EVA, otro prototipo más avanzado de robot. A partir de allí a la aventura de encontrar el origen a sus preguntas silenciosas; el hombre evolucionado a partir del sedentarismo, los transgénicos y el fast-food y sometido a la tecnologia que ha creado.
Lo único discutible es la apariencia del protagonista con el célebre número 5 de "Cortocircuito" y el del villano ordenador de a bordo con HAL-9000 de "2001, Una Odisea del Espacio", pero no importa. Los de Pixar les preocupa más el argumento y no el diseño, sobradamente excelente, para ir más allá del garabato y el esbozo de sus personajes. Prefieren enseñarnos a ser más conscientes de nosotros mismos sin ser catastrofistas pero sí en advertirnos que estamos creando un mundo triste, antaño maravilloso y que las creaciones más cibernéticas y avanzadas se convierten en esclavos y sirvientes de nuestro egoísmo acauchutado y alimentado por batidos de fresas, butacas voladoras e Ipods de última generación.
Y es que estamos inmersos en otras preocupaciones, en "otra galaxia" mientras mandamos la Madre Tierra al carajo, con sus desperdicios y tristeza. Y la soledad, presente, en este entrañable robot que es capaz de sugerirnos su propio cuento de hadas en un crepúsculo barrido por la contaminación y las ruinas.
Niños con corazón de adultos; coged a vuestros padres con corazón de niño (empezando por los que arrojan el cigarrillo al suelo o el papel del chiclet) y arrastradlos a la primera sala donde pasen WALL-E. En un futuro próximo no veremos prototipos como él, barriendo y recogiendo basura. Acabaremos hundidos por nuestra alta calidad de vida, eso si el CO2 (que no es nombre de androide y sinó preguntádselo a vuestros papás) no nos lo impide.
Lo único discutible es la apariencia del protagonista con el célebre número 5 de "Cortocircuito" y el del villano ordenador de a bordo con HAL-9000 de "2001, Una Odisea del Espacio", pero no importa. Los de Pixar les preocupa más el argumento y no el diseño, sobradamente excelente, para ir más allá del garabato y el esbozo de sus personajes. Prefieren enseñarnos a ser más conscientes de nosotros mismos sin ser catastrofistas pero sí en advertirnos que estamos creando un mundo triste, antaño maravilloso y que las creaciones más cibernéticas y avanzadas se convierten en esclavos y sirvientes de nuestro egoísmo acauchutado y alimentado por batidos de fresas, butacas voladoras e Ipods de última generación.
Y es que estamos inmersos en otras preocupaciones, en "otra galaxia" mientras mandamos la Madre Tierra al carajo, con sus desperdicios y tristeza. Y la soledad, presente, en este entrañable robot que es capaz de sugerirnos su propio cuento de hadas en un crepúsculo barrido por la contaminación y las ruinas.
Niños con corazón de adultos; coged a vuestros padres con corazón de niño (empezando por los que arrojan el cigarrillo al suelo o el papel del chiclet) y arrastradlos a la primera sala donde pasen WALL-E. En un futuro próximo no veremos prototipos como él, barriendo y recogiendo basura. Acabaremos hundidos por nuestra alta calidad de vida, eso si el CO2 (que no es nombre de androide y sinó preguntádselo a vuestros papás) no nos lo impide.
9 de agosto de 2008
9 de agosto de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, nos encontramos ante lo que se convertirá en una obra de referencia en no demasiado tiempo. Wall-E es, por momentos, un auténtico despliegue visual y narrativo que engrandece el cine como arte. Pixar se ha superado así misma y nos deleita con esta maravilla.
Visualmente, hay poco que comentar de la cinta de Andrew Stanton, es de una impecable factura. Wall-E significa un paso más allá en la animación digital. Sorprende en cada paso que da y deja a más de uno con la boca abierta ante la belleza y realismo de sus imágenes.
El que fuera guionista de de Toy Story o Monstruos S.A. y director de Buscando a Nemo, nos sorprende esta vez con una historia de robots en donde apenas hay diálogos. Esto, que en principio echaría atrás a muchas distribuidoras aduciendo que le restaría público y las llevaría a cambiar completamente el film (como ocurrió en su día con El zapatero y la princesa, de Richard Williams), aquí se nos presenta como uno de los puntos de mayor interés.
Tanto es así, que incluso, en determinados momentos, algunas conversaciones resultan innecesarias y fuera de lugar. El que las voces sean así de prescindibles se debe, en gran parte, a la magnífica banda sonora de Thomas Newman con la inclusión de temas del musical Hello Dolly, así como al elevado grado de expresividad de los personajes.
Para darle esa expresividad a Wall-E, los responsables del film se inspiraron en el simpático Johnny Cinco de Cortocircuito. Ya no sólo en el aspecto físico, sino también en la forma de actuar y comportarse del robot. Puede que se inspirarán demasiado, pues parece una copia del mismo, pero en tamaño reducido.
Wall-E nos muestra una imagen del mundo apocalíptica, es una visión premonitoria de lo que nos aguarda el futuro. Su mensaje puede servir de toque de atención. El film habla de un mundo donde el poder político y económico son uno, hasta los gobiernos más poderosos pertenecen a las multinacionales; en lo que algunos llamarían, un proceso de macdonalización.
En la cinta, el presidente de la mayor y única empresa que domina todos los aspectos de la sociedad, es también el presidente de los EEUU, interpretado por Fred Willard (el único actor real que aparece en Wall-E). Los humanos que hay en la película se comportan como autómatas, el libre albedrío ha desaparecido en ellos. Se mueven y actúan al son que marca la multinacional.
Al respecto, es destacable también el papel de la computadora del crucero (con la voz de Sigourney Weaver en la versión original), el cual recuerda a Hal, de 2001: una odisea del espacio.
SIGUE EN SPOLIERS (pero no tiene ninguno)
Visualmente, hay poco que comentar de la cinta de Andrew Stanton, es de una impecable factura. Wall-E significa un paso más allá en la animación digital. Sorprende en cada paso que da y deja a más de uno con la boca abierta ante la belleza y realismo de sus imágenes.
El que fuera guionista de de Toy Story o Monstruos S.A. y director de Buscando a Nemo, nos sorprende esta vez con una historia de robots en donde apenas hay diálogos. Esto, que en principio echaría atrás a muchas distribuidoras aduciendo que le restaría público y las llevaría a cambiar completamente el film (como ocurrió en su día con El zapatero y la princesa, de Richard Williams), aquí se nos presenta como uno de los puntos de mayor interés.
Tanto es así, que incluso, en determinados momentos, algunas conversaciones resultan innecesarias y fuera de lugar. El que las voces sean así de prescindibles se debe, en gran parte, a la magnífica banda sonora de Thomas Newman con la inclusión de temas del musical Hello Dolly, así como al elevado grado de expresividad de los personajes.
Para darle esa expresividad a Wall-E, los responsables del film se inspiraron en el simpático Johnny Cinco de Cortocircuito. Ya no sólo en el aspecto físico, sino también en la forma de actuar y comportarse del robot. Puede que se inspirarán demasiado, pues parece una copia del mismo, pero en tamaño reducido.
Wall-E nos muestra una imagen del mundo apocalíptica, es una visión premonitoria de lo que nos aguarda el futuro. Su mensaje puede servir de toque de atención. El film habla de un mundo donde el poder político y económico son uno, hasta los gobiernos más poderosos pertenecen a las multinacionales; en lo que algunos llamarían, un proceso de macdonalización.
En la cinta, el presidente de la mayor y única empresa que domina todos los aspectos de la sociedad, es también el presidente de los EEUU, interpretado por Fred Willard (el único actor real que aparece en Wall-E). Los humanos que hay en la película se comportan como autómatas, el libre albedrío ha desaparecido en ellos. Se mueven y actúan al son que marca la multinacional.
Al respecto, es destacable también el papel de la computadora del crucero (con la voz de Sigourney Weaver en la versión original), el cual recuerda a Hal, de 2001: una odisea del espacio.
SIGUE EN SPOLIERS (pero no tiene ninguno)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Esta crítica de la película se va diluyendo a medida que se acerca el final, pues no hay que olvidarlo, el mercado manda, con lo que termina habiendo un final “made in disney”. A uno le da la sensación de estar asistiendo a una gran obra de animación que se aleja de los tópicos infantiles y pretende ser adulta, para darse de bruces con todos esos clichés de “para toda la familia”.
Aún así, en Wall-E, las partes más fascinantes, divertidas y conmovedoras superan con creces a los aspectos negativos que se le puedan encontrar, lo que ya es todo un logro al alcance de pocos filmes.
Aún así, en Wall-E, las partes más fascinantes, divertidas y conmovedoras superan con creces a los aspectos negativos que se le puedan encontrar, lo que ya es todo un logro al alcance de pocos filmes.
10 de agosto de 2008
10 de agosto de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué majete Walle. Lo que me gusta de Pixar es que consigue que te emocionen y enternezcan personajes que apenas hablan, sencillos en la forma, pero brillantes en el fondo. Es todo un placer ver películas así. Para mi está a la altura de Monstruos S.A. o Toy Story. Ya estoy deseando ver la próxima. La única pega que tengo que poner no es para la película. Es para la gente que se sienta en un cine, dispuesto a soltar la carcajada más alta, más a destiempo y más cantidad de veces para tener su ratito de gloria y hacernos ver al resto que es el que mejor se lo pasa. Contrólesen señores, que todos vamos a lo mismo y no hace falta echarse a reir cuando pasa un pájaro volando.
26 de agosto de 2008
26 de agosto de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bonita bonita. La verdad es que no me llamaba mucho ir a ver una peli de robots, pero su firma y las críticas que estaba recibiendo me empujaron a ir al cine. Al principio nos situa en un ambiente hostil, solitario, que recuerda al de la Guerra de las Galaxias en algunos momentos, especialmente por el uso de algunes recursos de realización propios de finales de los 70. Tiene su puntito de crítica social también, que añade un extra a todo lo demás. La historia perfecta, con sus subidones de acción, sus momentos melancólicos de lagrimilla y sus maravillosos gags.
La ternura de Wall.E se asemeja a la de E.T. e incluso (nunca pensé que se podría, pero sí) la supera. Los personajes están perfectamente complementados. La música, perfectamente elegida, con continuas alusiones a 2001 Odisea... e incluso me atrevería a decir que tiene notas musicales de Indiana Jones. No sólo musicalmente, sino que encontramos continuas alusiones a 2001 que hacen la delicia de los cinéfilos y los frikis.
Id a verla y mejor en el cine, porque es un ejemplo de cómo han avanzado las tecnicas visuales sin dejar de lado un argumento en todo momento interesante, tierno y muy divertido. Un ejemplo a seguir para todos los que hacen cine.
La ternura de Wall.E se asemeja a la de E.T. e incluso (nunca pensé que se podría, pero sí) la supera. Los personajes están perfectamente complementados. La música, perfectamente elegida, con continuas alusiones a 2001 Odisea... e incluso me atrevería a decir que tiene notas musicales de Indiana Jones. No sólo musicalmente, sino que encontramos continuas alusiones a 2001 que hacen la delicia de los cinéfilos y los frikis.
Id a verla y mejor en el cine, porque es un ejemplo de cómo han avanzado las tecnicas visuales sin dejar de lado un argumento en todo momento interesante, tierno y muy divertido. Un ejemplo a seguir para todos los que hacen cine.
31 de agosto de 2008
31 de agosto de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como buen ñoño, me he emocionado asquerosamente con la historia de amor y con el tema del ansiado cogimiento de pinzas. Pero eso no nubla mi razón. Es más, la fría realidad y el constructo rosa que se forja en mi cabeza se apoyan mutuamente, y como en una piruleta picapica, el dulzor potente se mezclaba con el regustín ácido de una historia de dominación femenina.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pc le lleva dando al onanismo toda su vida. Un día se encuentra con Apple, que busca los genes que su programa le indica. Pc hace lo posible por gustarle a la estilizada y estirada Apple, pero ella lo ignora hasta que él le muestra genes como los que buscaba. En ese momento ella los toma interesada, quedándose embarazada, pero no se hace cargo de Pc emocionalmente. Sin embargo, Pc, como buen sentimental, cuida y mima a Apple durante su estado de gestación. Todo gira alrededor del embrión de Apple, hasta el punto en el que ella se siente deprimida cuando cree haberlo perdido, pero Pc la sigue incondicionalmente pese a estar en un segundo plano. La actitud de Apple cambia cuando descubre cómo él ha cuidado de ella desinteresadamente durante la gestación, y por ende de su embrión, y se da cuenta del potencial de utilidad en sus sentimientos. Entonces, tras eyectar espuma blanca sobre la convencida Apple, Pc se consagra renunciando a la realización de sus emociones personales por la protección del ya nato fruto de la mezcla genética. Ya son una pareja.
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