Carol
7.0
23,122
Romance. Drama
Nueva York, años 50. Therese Belivet (Rooney Mara), una joven dependienta de una tienda de Manhattan que sueña con una vida mejor, conoce un día a Carol Aird (Cate Blanchett), una mujer elegante y sofisticada que se encuentra atrapada en un matrimonio infeliz. Entre ellas surge una atracción inmediata, cada vez más intensa y profunda, que cambiará sus vidas para siempre. (FILMAFFINITY)
12 de junio de 2016
12 de junio de 2016
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es de las que causó cierto revuelo que no estuviera nominada a mejor película en los últimos oscar... pero aunque las interpretaciones son impecables es de esas de desarrollo lento, en las que pasa poco y lo que pasa no es gran cosa. Por mucho que nos coloquen la acción en un tiempo pasado, hoy en día una relación lésbica no tiene nada de particular.
3 de junio de 2018
3 de junio de 2018
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
No digo que no sea buena, la calidad interpretativa tampoco la niego ni digo que no tenga mérito. Digo que me quedé dormido viéndola (y no tenía sueño). Y digo que con la mitad del metraje hubiera bastado.
6 de mayo de 2019
6 de mayo de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha dejado muy frío. Es una historia de amor, entonces prohibido, o mal visto, con una interpretación aceptable de las dos protagonistas, aunque creo que la veterana Cate Blanchett está por encima de la joven Rooney Mara. De fondo las dificultades del matrimonio de aquella por la niña pequeña y su custodia, auténtica protagonista pasiva de la trama y por quien se puede romper la bonita relación que pasa a ser pasión aunque no se aprecia con demasiada nitidez y el ritmo de la película es rabiosamente lento.
Tampoco hay mucho más, nada que acompañe y pueda dar un vuelco. Por eso se me hace sosa y aburrida, y desesperadamente larga.
Tiene una música aceptable, un vestuario digno pero no comparto esa exhibición de buen cine que leo en los críticos más afamados. La califico de película regular,no me ha alcanzado el corazón.
Tampoco hay mucho más, nada que acompañe y pueda dar un vuelco. Por eso se me hace sosa y aburrida, y desesperadamente larga.
Tiene una música aceptable, un vestuario digno pero no comparto esa exhibición de buen cine que leo en los críticos más afamados. La califico de película regular,no me ha alcanzado el corazón.
3 de enero de 2016
3 de enero de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carol es un melodrama femenino delicado y plástico. Esa artificialidad no merma en ningún momento su poder de seducción o la fuerza de un relato sutil basado en la novela "El precio de la sal", luego homónima, de Patricia Highsmith.
En todo momento vemos una película de personajes, que habla mediante los pensamientos y la acciones de dos mujeres atraídas por la fascinación irremediable que ejercen la una sobre la otra. A la vez, y sin darse cuenta contextualiza a una sociedad, la americana de los años cincuenta, y al mismo tiempo es una película moderna contemporánea aunque esté ambientada en el pasado. Es la película imposible que habría rodado Douglas Sirk o John M. Stahl con Bette Davis o Marlene Dietrich en el papel de Carol y Audrey Hepburn en el papel de Therese. También es una película fuertemente inspirada tal y como ocurría con su referencia más directa, el clásico Breve encuentro de David Lean, en los suspiros callados, en la fugacidad y el temperamento del enamoramiento, en la sensatez en contrapunto con la pasión.
Para ello Todd Haynes ha sacado el máximo partido a su esteta estilo, a su oficio de artesano genial que planifica y ofrece los puntos de vista más bellos y estilizados pero dando todo el sentido dramático a los nada casuales planos que hacen el visionado de Carol una auténtica delicia. El amaneramiento, en el mejor sentido de la palabra, demuestra su visión por una historia, por las miradas desde las posiciones de cada personaje y aunque presa de todo ese artificio, Carol se impone como un film clásico instantáneo de los que ya no se hacen. Al contrario de como ocurría con la también espléndida Lejos del cielo, donde el género era quien regía la narrativa y el uso del aspecto visual, con esos colores brillantes tan exagerados. En este caso, los reflejos en los cristales de los coches, los objetivos de las cámaras y sus fotogramas están llenos de clase pero también de lenguaje visualmente narrativo.
Cate Blanchet y Rooney Mara están perfectas en sus personajes, la primera desde la más sofisticada clase, al principio con maneras de elegante diva de los cincuenta hasta llegar a la psique de Carol, la segunda como la pequeña y tímida muchacha que va creciendo y observando como su affair se le va de las manos y aportando toda la angustia, el proceso de madurez y el refinamiento más natural en los ojos de la actriz. Las dos son un acierto total de casting y componen unos personajes antológicos. La música de Carter Burwell crea una atmósfera magnífica, en una partitura densa, casi tangible que a veces recuerda al Phillip Glass de Las horas de Stephen Daldry pero que va adecuándose a su propio estilo para encontrar su sitio de manera rotunda y sobresaliente. La fotografía de Edward Lachman en el mejor trabajo de su carrera, añadiendo textura a su habitual determinación por la belleza y la armonía, ya demostrada en anteriores trabajos con Haynes.
El recorrido de la mirada de una persona a otra, puede cambiar el rumbo de la vida, aunque para ello se trastoque todo lo que tenías asimilado anteriormente o tu existencia pueda romperse en pedazos.
En todo momento vemos una película de personajes, que habla mediante los pensamientos y la acciones de dos mujeres atraídas por la fascinación irremediable que ejercen la una sobre la otra. A la vez, y sin darse cuenta contextualiza a una sociedad, la americana de los años cincuenta, y al mismo tiempo es una película moderna contemporánea aunque esté ambientada en el pasado. Es la película imposible que habría rodado Douglas Sirk o John M. Stahl con Bette Davis o Marlene Dietrich en el papel de Carol y Audrey Hepburn en el papel de Therese. También es una película fuertemente inspirada tal y como ocurría con su referencia más directa, el clásico Breve encuentro de David Lean, en los suspiros callados, en la fugacidad y el temperamento del enamoramiento, en la sensatez en contrapunto con la pasión.
Para ello Todd Haynes ha sacado el máximo partido a su esteta estilo, a su oficio de artesano genial que planifica y ofrece los puntos de vista más bellos y estilizados pero dando todo el sentido dramático a los nada casuales planos que hacen el visionado de Carol una auténtica delicia. El amaneramiento, en el mejor sentido de la palabra, demuestra su visión por una historia, por las miradas desde las posiciones de cada personaje y aunque presa de todo ese artificio, Carol se impone como un film clásico instantáneo de los que ya no se hacen. Al contrario de como ocurría con la también espléndida Lejos del cielo, donde el género era quien regía la narrativa y el uso del aspecto visual, con esos colores brillantes tan exagerados. En este caso, los reflejos en los cristales de los coches, los objetivos de las cámaras y sus fotogramas están llenos de clase pero también de lenguaje visualmente narrativo.
Cate Blanchet y Rooney Mara están perfectas en sus personajes, la primera desde la más sofisticada clase, al principio con maneras de elegante diva de los cincuenta hasta llegar a la psique de Carol, la segunda como la pequeña y tímida muchacha que va creciendo y observando como su affair se le va de las manos y aportando toda la angustia, el proceso de madurez y el refinamiento más natural en los ojos de la actriz. Las dos son un acierto total de casting y componen unos personajes antológicos. La música de Carter Burwell crea una atmósfera magnífica, en una partitura densa, casi tangible que a veces recuerda al Phillip Glass de Las horas de Stephen Daldry pero que va adecuándose a su propio estilo para encontrar su sitio de manera rotunda y sobresaliente. La fotografía de Edward Lachman en el mejor trabajo de su carrera, añadiendo textura a su habitual determinación por la belleza y la armonía, ya demostrada en anteriores trabajos con Haynes.
El recorrido de la mirada de una persona a otra, puede cambiar el rumbo de la vida, aunque para ello se trastoque todo lo que tenías asimilado anteriormente o tu existencia pueda romperse en pedazos.
9 de enero de 2016
9 de enero de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando ví Lejos del cielo, hace ya más de una década, me encontré ante una película de "corte clásico", que resultaba ser ante mis ojos una obra maestra de pleno siglo XXI. Algunos críticos o público le achacaban en su contra que también fuera una especie de "copia" de esos modelos de años 40 y 50: cómo diciendo que su construcción era fácil. Para nada, pensé yo. "Far from heaven" iba mucho más allá respecto a temas, fotografía, música, colores e interpretaciones. Y la clave estaba ahí. La construcción de partes y todo y viceversa era maravillosa: se trataba de un conjunto compacto. Y para lo que podía dar, no se iba para nada en exceso hacia un romanticismo típico y tópico, ya no de obras trascendentales como de telefilmes "b" actuales. Trascendendía lo que reflejaba.
Pues Haynes director, más guionista, fotografía, banda sonora... crean otro conjunto perfecto en Carol. La atmósfera de una película romántica que, semejante a "Lejos del cielo", de trama o temática compleja siempre controlada, cuándo las emociones podían desembocar en algo fácilmente desbordable o caótico. El control, en el buen sentido de la palabra, hace que el film no desfallezca y vaya creciendo, incluso, sin llegar a desbordarse. Las interpretaciones de Blanchet y Mara, la fotografía, la banda sonora...la puesta en escena generan ese "todo" creado por Haynes. La factura y construcción es un prodigio. Creo que es una obra maestra, cómo para mí lo era Lejos del cielo.
Pues Haynes director, más guionista, fotografía, banda sonora... crean otro conjunto perfecto en Carol. La atmósfera de una película romántica que, semejante a "Lejos del cielo", de trama o temática compleja siempre controlada, cuándo las emociones podían desembocar en algo fácilmente desbordable o caótico. El control, en el buen sentido de la palabra, hace que el film no desfallezca y vaya creciendo, incluso, sin llegar a desbordarse. Las interpretaciones de Blanchet y Mara, la fotografía, la banda sonora...la puesta en escena generan ese "todo" creado por Haynes. La factura y construcción es un prodigio. Creo que es una obra maestra, cómo para mí lo era Lejos del cielo.
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