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Carol

Romance. Drama Nueva York, años 50. Therese Belivet (Rooney Mara), una joven dependienta de una tienda de Manhattan que sueña con una vida mejor, conoce un día a Carol Aird (Cate Blanchett), una mujer elegante y sofisticada que se encuentra atrapada en un matrimonio infeliz. Entre ellas surge una atracción inmediata, cada vez más intensa y profunda, que cambiará sus vidas para siempre. (FILMAFFINITY)
Críticas 216
Críticas ordenadas por utilidad
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9
10 de enero de 2016 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace mucho tiempo, que no veía una película de este calibre, y eso que este año se salen las películas de lo buena que son, estos años ha estado un poco de bajón el cine, pero el 2015 ha resurgido con títulos como The revenant,Spotlight, Brige of spies,la posiblemente mejor película Carol,Joy..y un largo cartel.
También me ha sorprendido gratamente, que muchos actores de series renombradas, estén en estos peliculones,han visto el potencial del reparto de series y ponerlos en el cine.
Carol es un baile que crea el director para sus dos protagonistas. Los planos cortos,el arrastre de palabras en una frase,es espectacular.El porte,la elegancia de Cate es abrumadora,la mirada..todo, y Rooney tiene algo maravilloso en su mirada..queriendo descubrir todo...beber el mundo.
Soy una mera espectadora,pero el director ha hecho poesía con esta película..y muy basada,con algunos matizes, en el libro de Patricia Highsmith.
7
18 de enero de 2016 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ver esta película, tenía una condición que fácilmente es un prejuicio sobre lo que podía hallar en ella. Se trataba precisamente de que el filme se basa en una novela de la prestigiosa escritora Patricia Highsmith. El título de esa novela es The Price of Salt. Como no la he leído, entonces tenía mi inclinación marcada por aquellos relatos y novelas que sí había leído de la autora.
¡Vaya sorpresa! Carol es un filme en el que la delicadeza, el arte, los detalles, las miradas, las maneras están enrutados a mostrarnos una Patricia Highsmith irreconocible: sin mucho suspenso, sin cierta extravagancia, sin dolores que desgarren la vida y la personalidad. Aquí lo que se muestra es el placer de ir escalando en las maneras de la seducción y del amor lésbico. Entonces es cuando aparece la misma Highsmith para reivindicar sus pasiones femeninas, sus amores sáficos, sus deseos por otras mujeres y también su irreverencia y desgano para amarlas toda una vida.
Por supuesto, para lograrlo, nada mejor que la química que nos dejan ver la ya gran actriz Cate Blanchett y la hasta ahora muy sorprendente Rooney Mara.
6
28 de enero de 2016 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se puede notar el frío, desde la ventana cubierta de vaho del inicio.
Frío en la calle, y frío en una rutina de los 60, perpetuada hasta hoy, de levantarse pronto para ir a atender los trabajos, los hijos y las pocas ganas.
Es fría hasta la belleza glacial de Therese, una medida Rooney Mara, mientras continua su rutina diaria.

'Carol' es una mirada, detallada, fugaz, a los momentos en los que ese frío deja de existir.
En lo que por aquel entonces era un tiempo de mentes cerradas y absoluto seguimiento de lo que se consideraba "normal", Carol aparece como una inusual prueba de que se puede nadar a contracorriente, con su vestido rojo secuestrando nuestra mirada de una realidad de colores fríos.
El flirteo que establece con Therese no es para nada trivial: basado en miradas y sonrisas, cuando parece que a cada cliente que viene a la juguetería le cuesta demasiado sonreír o mirarte a la cara, no digamos preocuparte por tratarte como un ser humano. Una extraordinaria Cate Blanchett sabe que debe llegar y ser la anomalía interesante del día.

Un detalle sutil de sonido, una alarma sonando sin interrupción, es capaz de reflejar la impresión, verdadera e insistente, que ha dejado Carol. Es por eso que todo lo que viene más tarde no está a la altura: los amigos y novio de Therese hablan de las fantasías de fotografía que les dejan a un lado, sin darse cuenta de es por aburrimiento de sus borracheras tras el trabajo por lo que ella hace mucho que no está con ellos, ni en cuerpo ni en alma.
Son esos elementos, esbozados sin apenas recalcarlos, los que más tarde permiten que los momentos compartidos con Carol sean algo más, diferentes a todo lo que ha venido antes. Momentos en los que se siente el olor, la piel, el color rojo de unos labios, incluso la música de la radio suena por encima de la conversación, porque nada de lo que se dice es importante, no cuando por fin Therese tiene la oportunidad de estar con esa persona que le parece algo que nunca antes ha conocido.
Una fotografía blanquinegra casual, casi robada, redondea la sensación de estar haciendo algo prohibido, que nadie debería saber que sucede, ya que al ser tan bueno que no se comprendería en unos tiempos tan grises.

La sombra de los otros, los que se oponen a su cariño, no para de interponerse entre ambas.
Pero ,donde Therese solo cuenta con la ingenuidad o el desconcierto de su juventud, Carol responde con la firmeza y seguridad de alguien que lleva años sabiendo como ser feliz. A la larga, es ese pequeño bache de edad el que pondrá las cosas más difíciles y sacará a relucir las diferencias de sus respectivos momentos vitales, si bien eso solo reforzará lo extraordinario de haberse encontrado y compartirlos.
Es una historia de madurez, sí, pero de madurez afectiva, de saber lo que se quiere sin necesidad de ser lo que otros quieren que se quiera, y ambas acabarán aprendiendo de eso.

La llama de lo prohibido es atrayente, pero aún más lo es la de lo excitante, la que les hace encontrar a esa "chica caída del espacio" que ninguna de las dos sabía que estaba buscando.
Y la amarga ironía es que es demasiado incomprensible para quien no la ha vivido, demasiado centrada en el momento en que solo se nota el roce de la piel y las palabras, las discusiones y las apariencias dejan de importar. Observada por otros, solo será una fotografía casual, en blanco y negro, que Therese decidirá ocultar porque nadie la entendería.

"Cuándo seas mayor, entenderás que no hay que poner motivos, o aclaraciones..." le dice Carol, después de haber tenido momentos en los que ambas se miraban y nadie se daba cuenta.
Todos aprendemos esa lección, cuando vivimos esos momentos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
"... y cuándo no necesites motivos ni aclaraciones, quiero que imagines que te estaré esperando."
Y por eso va a buscarla.
Por eso, en ese momento, en ese cruce de miradas, saben que por fin se han encontrado.
8
10 de febrero de 2016 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando fui a ver "Carol", pensé que era otra película común sobre la relación lesbiana. Pero sorpresa!!!, Cate Blanchett llena la pantalla, no es regalada su nominación al Oscar a la mejor actriz en un papel principal, alguien dijo que era la mejor actuación de todas sus películas. Rooney Mara, genial, es justo que ella este nominda a mejor actriz en un papel secundario.

El vestuario, el ambiente, la fotografía, hacen sentir los años 50. Lo visual hace que los diálogos no parezcan muy importantes, casi sería posible como cine mudo. Extrañamente no fue nominada a la mejor película, creo que es mejor que otras nominadas.
9
12 de febrero de 2016 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tod Haynes es un director que se prodiga poco. Ha rodado tan sólo seis películas en veinticinco años. Se trata sin duda de un promedio escaso. Sin embargo, cada vez que presenta uno de sus proyectos intimistas y minoritarios, logra despertar la atención de los profesionales de la crítica y la del público más selecto. Sus trabajos gozan de esa clase de fama que otorgan la calidad y la distinción y que únicamente se alcanza con el paso del tiempo. Desde la interesante “Velvet Goldmine” a la clásica “Lejos del cielo”, desde la original “I´m not there” a la envolvente “Carol”, este realizador californiano se ha decantado por un tipo de cine que combina un rotundo tono irreverente en el fondo con una tradicional pulcritud dramática en la forma.
“Carol” destila elegancia en cada uno de sus planos y desprende un regusto por el melodrama de antaño muy difícil de ver en nuestros días. Con una fotografía oscura y cálida a la vez, una refinada ambientación, un exquisito vestuario y una delicada interpretación de los actores, cumple a rajatabla el manual de estilo de las tragedias de Douglas Sirk de la década de los cincuenta, aunque recurriendo a tramas más atrevidas. Haynes nos presenta con gran capacidad narrativa y apreciable estilo un tratado sobre la infelicidad de unas existencias solitarias que deben revestirse de convencionalismos para sobrevivir.
En el Nueva York de mediados del siglo pasado, dos mujeres se encuentran.
Una es una joven sin demasiados recursos que trabaja temporalmente en unos grandes almacenes, pese a que su gran pasión es la fotografía. La otra es una distinguida mujer de fuerte temperamento que pertenece a las clases altas. La primera tiene novio, mientras que la segunda está casada y es madre de una hija. Las dos son muy infelices en sus respectivas relaciones y se encuentran perdidas en la vida. Entre ambas surgirá una atracción que hará tambalear los débiles cimientos sobre los que se sostienen sus circunstancias vitales.
Una estética sumamente cuidada, un ritmo muy pausado y un constante tono melancólico envuelven una historia que simplemente se cuenta, sin pretender explicarla ni justificarla, sino exprimirla al máximo. En virtud de sus notables coincidencias con “Lejos del cielo”, parece que el cineasta se haya especializado en reflejar la desdicha de un perfil de mujer encorsetada en los clichés de su época y que se esfuerza en aparentar lo que, en realidad, no es. Aunque el argumento está basado en una novela de Patricia Highsmith, carece de las intrigas policiacas y de los crímenes truculentos con los que la célebre escritora ha alcanzado el éxito. Aparentemente más modesta en sus planteamientos, la falsa apariencia de los hechos se va desmontando a medida que avanza el metraje y nos adentra en las complejidades emocionales de los personajes. Y, por más que propone al espectador un final abierto, la triste conclusión a la que se llega es que el amor no siempre triunfa.
La película cuenta con seis nominaciones al Oscar -actriz principal, actriz de reparto, guion adaptado, fotografía, música original y vestuario-. Ha optado además a cinco Globos de Oro (incluido el de mejor película dramática) y aspira a nueve BAFTA, habiendo sido igualmente seleccionada por la crítica neoyorkina especializada como el mejor largometraje del año y recibiendo numerosos reconocimientos y distinciones por parte de la mayoría de las Asociaciones de Críticos norteamericanos.
Indudablemente, uno de sus puntos fuertes radica en la labor interpretativa de sus protagonistas, Cate Blanchett y Rooney Mara, que deleitan a los espectadores con un recital de miradas de pesadumbre y de gestos de aparente normalidad con los que disfrazan su triste realidad. Blanchett compite en la categoría principal y Mara en la secundaria aunque, como en tantas otras ocasiones, dicha clasificación es muy discutible, dada la brillantísima actuación de ambas, que sobresalen y son dignas de elogio, como ya viene siendo habitual en ellas. Rooney Mara no es tan conocida aún y, dada su juventud, cuenta con una filmografía más reducida. Sin embargo, va incorporando cada vez mejores títulos a la misma. Con “Carol” agranda su merecida condición de actriz todoterreno, capaz de añadir valor a cada proyecto en el que participa.
www.cineenpantallagrande.blogspot.com
@gerardo_perez_s
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