La clase
Drama
François es un joven profesor de lengua francesa en un instituto conflictivo, situado en un barrio marginal. Sus alumnos tienen entre 14 y 15 años, y no duda en enfrentarse a ellos en estimulantes batallas verbales; pero el aprendizaje de la democracia puede implicar auténticos riesgos. Al comenzar el curso, los profesores, llenos de buenas intenciones, deseosos de dar la mejor educación a sus alumnos, se arman contra el desaliento. ... [+]
4 de diciembre de 2013
4 de diciembre de 2013
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Como profesor de secundaria que soy, mi análisis de la película está irremediablemente influenciado por la empatía que me suscita el profesor protagonista. La visión relativista, crítica, compleja y a la vez real que algunos profesores buscamos, huyendo de clases magistrales y memorísticas aparece perfectamente reflejada en esta película, con tintes más documentales que artísticos.
Otro gran acierto de la película es las relaciones entre los profesores; muestra una realidad amarga que cada día se puede ver en muchos centros de secundaria; diferentes metodologías, conceptos más o menos laxos de disciplina, falta de cohesión,etc. La película presenta a un claustro que trata sin éxito de remar unido. En ella aparecen los típicos profesores lastrados, cansados de un barrio marginal parisino, de años ingratos de docencia. Aparecen también antiguos idealistas tal vez cansados de sentirse impotentes, con esa sonrisa nerviosa que parece ser el preludio de un llanto de socorro.
El profesor protagonista supongo que representa un poco de todo eso, pero también- a diferencia del altivo director de la corbata (tiene cojones ir con corbata a ese centro), representa también la voluntad de enseñar una educación en valores, de empatizar con sus alumnos, de provocarlos con la finalidad de despertar sus neuronas, de hacerlos mejores.
Por todo ello es querido y odiado al mismo tiempo. La película muestra muy bien que el implicarse en este caso supone asumir riesgos, y por ello muestra- tal vez de una forma demasiado pesimista- el carácter indomable de muchos adolescentes, su mala leche, huyendo claramente de las películas fáciles y gratas de ver donde el profesor es idealizado por sus alumnos.
Otro gran acierto de la película es las relaciones entre los profesores; muestra una realidad amarga que cada día se puede ver en muchos centros de secundaria; diferentes metodologías, conceptos más o menos laxos de disciplina, falta de cohesión,etc. La película presenta a un claustro que trata sin éxito de remar unido. En ella aparecen los típicos profesores lastrados, cansados de un barrio marginal parisino, de años ingratos de docencia. Aparecen también antiguos idealistas tal vez cansados de sentirse impotentes, con esa sonrisa nerviosa que parece ser el preludio de un llanto de socorro.
El profesor protagonista supongo que representa un poco de todo eso, pero también- a diferencia del altivo director de la corbata (tiene cojones ir con corbata a ese centro), representa también la voluntad de enseñar una educación en valores, de empatizar con sus alumnos, de provocarlos con la finalidad de despertar sus neuronas, de hacerlos mejores.
Por todo ello es querido y odiado al mismo tiempo. La película muestra muy bien que el implicarse en este caso supone asumir riesgos, y por ello muestra- tal vez de una forma demasiado pesimista- el carácter indomable de muchos adolescentes, su mala leche, huyendo claramente de las películas fáciles y gratas de ver donde el profesor es idealizado por sus alumnos.
26 de diciembre de 2013
26 de diciembre de 2013
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Los problemas a la hora de educar a las generaciones más jóvenes han sido unos de los mayores quebraderos de cabeza para todas las sociedades a lo largo de la historia. El cine se ha encargado de recoger esta preocupación en películas de muy distinto signo y estilo como Rebelión en las aulas, La soledad del corredor de fondo, El club de los poetas muertos, La lengua de las mariposas, La ola, etc. La lista es tan interminable como irregulares sus resultados. A esa larga lista hay que incluir esta noble película que supone toda una original revisión de este particular subgénero cinematográfico.
En La clase volvemos a encontrar los mismos problemas que han estado presentes a lo largo de la historia en la educación de los adolescentes: la falta de respeto a la autoridad, la negación de la utilidad de lo que se está aprendiendo, la necesidad de autoafirmarse frente a la manada, y ese ansia de rebelión y anarquía que late en el corazón de los que todavía no han tenido que sufrir ninguna de las derrotas que te va inflingiendo la vida. Todos estos conflictos son universales, forman parte de la condición humana y a lo largo de los siglos seguirán presentes. Pero todas las épocas y todos los países tienen sus particularidades, y esta Francia de comienzos del siglo XXI está marcada por los problemas derivados de la inmigración y sus hijos. El estallido de violencia de los suburbios parisinos traumatizó a una sociedad que se dio cuenta que la insatisfacción de la 2º generación de la inmigración no podía seguir siendo ignorada.
Estilísticamente hermanada con el cine de los hermanos Dardenne y Ken Loach, La clase se centra en los avatares de un profesor y su alumnado en un instituto de barrio conflictivo francés donde todo el crisol de razas y culturas que representa la Francia de hoy está reflejado entre los muros de esta pequeña aula. El aula, la clase, el lugar de batalla: un campo de batalla en el estricto sentido de la palabra donde hay una lucha constante de un profesor intentando educar a un puñado de jóvenes; una batalla decisiva, encarnizada, contra la incultura, la indolencia, la exclusión; una batalla casi perdida de antemano pero que el intrépido educador se resiste a abandonar. Esa es la palabra que mejor define al protagonista, educador. No aspira a más: educar, hacer entender la importancia del lenguaje, de la educación, del respeto. Una lucha contra la cultura de masas, los problemas familiares, contra el abismo que se ha abierto entre generaciones y razas, una lucha que intuimos perdida.
La cámara sigue a esos jóvenes con absoluta neutralidad. Son vagos, talentosos, ignorantes, listos, indolentes, cariñosos, violentos, solidarios. Se les intuye su buen corazón, sus problemas, nos hacemos partícipes de sus avatares, llegamos a entenderlos tanto como a despreciarlos. Y a través de estos sentimientos nos sentimos como su educador: impotentes, aturdidos, sin respuestas, atropellados por una generación que no entendemos, que no nos entienden pero con la cual vamos a tener que convivir. Esta película nos pone esta realidad ante nuestras narices de modo brutal, arrollador y nos descubre la triste verdad: no tenemos ningún tipo de respuesta a este desafío
En La clase volvemos a encontrar los mismos problemas que han estado presentes a lo largo de la historia en la educación de los adolescentes: la falta de respeto a la autoridad, la negación de la utilidad de lo que se está aprendiendo, la necesidad de autoafirmarse frente a la manada, y ese ansia de rebelión y anarquía que late en el corazón de los que todavía no han tenido que sufrir ninguna de las derrotas que te va inflingiendo la vida. Todos estos conflictos son universales, forman parte de la condición humana y a lo largo de los siglos seguirán presentes. Pero todas las épocas y todos los países tienen sus particularidades, y esta Francia de comienzos del siglo XXI está marcada por los problemas derivados de la inmigración y sus hijos. El estallido de violencia de los suburbios parisinos traumatizó a una sociedad que se dio cuenta que la insatisfacción de la 2º generación de la inmigración no podía seguir siendo ignorada.
Estilísticamente hermanada con el cine de los hermanos Dardenne y Ken Loach, La clase se centra en los avatares de un profesor y su alumnado en un instituto de barrio conflictivo francés donde todo el crisol de razas y culturas que representa la Francia de hoy está reflejado entre los muros de esta pequeña aula. El aula, la clase, el lugar de batalla: un campo de batalla en el estricto sentido de la palabra donde hay una lucha constante de un profesor intentando educar a un puñado de jóvenes; una batalla decisiva, encarnizada, contra la incultura, la indolencia, la exclusión; una batalla casi perdida de antemano pero que el intrépido educador se resiste a abandonar. Esa es la palabra que mejor define al protagonista, educador. No aspira a más: educar, hacer entender la importancia del lenguaje, de la educación, del respeto. Una lucha contra la cultura de masas, los problemas familiares, contra el abismo que se ha abierto entre generaciones y razas, una lucha que intuimos perdida.
La cámara sigue a esos jóvenes con absoluta neutralidad. Son vagos, talentosos, ignorantes, listos, indolentes, cariñosos, violentos, solidarios. Se les intuye su buen corazón, sus problemas, nos hacemos partícipes de sus avatares, llegamos a entenderlos tanto como a despreciarlos. Y a través de estos sentimientos nos sentimos como su educador: impotentes, aturdidos, sin respuestas, atropellados por una generación que no entendemos, que no nos entienden pero con la cual vamos a tener que convivir. Esta película nos pone esta realidad ante nuestras narices de modo brutal, arrollador y nos descubre la triste verdad: no tenemos ningún tipo de respuesta a este desafío
19 de agosto de 2016
19 de agosto de 2016
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Los muros están hechos de piedra, de cemento y metal, los muros están hechos de ladrillos, de mezcla, de manos de hombres que uno a uno pusieron el block para formarlo, es un conglomerado, un acuse directo de sustantivo colectivo frío, rutinario, lleno de hastío, lleno de gritos de silencio, lleno de cansancio. Los muros también tienen un orden funcional, uno sobre otro, algo matemático, algo casi causal, si el de abajo no hace su trabajo los de arriba no funcionan, si el del centro no logra pegar bien los de los lados simplemente no tienen mas que caer, empiezo este texto así sobre esta película que me hizo reflexionar, y en mi cultura musical solo pude crear una analogía tan pop e irresistible como cuestionable, esa se basa en pensar una clase física compuesta por paredes, 4 en total con los alumnos alineándose dentro, siendo parte de un sistema educativo, si el eco irresistible de aquella canción, mítica e impasable escrita por Roger Waters es evidente en este razonamiento.
La clase o Entre muros para seguir con idea realza un realismo bárbaro que se somete a un género que se debate entre el documental y la ficción, estamos claros que Cantet no está tratando de llegar a los niveles artísticos de Truffaut y “Los 400 golpes”, y está bastante bien, porque el director francés busca dar realismo a su producto, por eso no es extraño sentirse parte como de un experimento que parece querer salirse de control, un experimento donde la dinámica y la veracidad del producto lo dicen todo. Me resulta notable ahora que escribo estas líneas que el filme se desarrolle prácticamente dentro de cuatro paredes, entre los muros, habría que detallar con mucha sutileza los requerimientos creativos del escritor del guion, porque el detalle que logra plasmar en su libreto es de no creérsela, claro punto aparte pueden merecer los actores del filme, que no solo se dejan llevar por el juego propuesto por el filme si no que contribuyen a esa realidad, mi duda sigue siendo ¿serán actores? o todo el telonero es un trabajo de docuficcion no dicho. Lo pienso por que no recuerdo ver ninguno de ellos en otros filmes franceses y sin embargo todo me parece tan familiar y conocido, obviamente porque tal vez nos vemos reflejados en ellos, en lo que en algún momento fuimos en el aula, en lo que inconscientes que éramos con esa persona que se ponía en frente y nos trataba de dar conocimiento: algo que sabemos no se puede comprar a la vuelta de la esquina.
Claro el filme está lejos de pretender idealizar la figura del profesor, al contrario lo muestra como es, como un ser humano, capaz de rozar los límites con sus alumnos en busca de lograr una democracia participativa que no puede controlar, por eso mismo, por los límites. Pero tampoco hay que decir que la obra busca culpable, creo que es sincera porque nos hace testigos, y nos muestra lo que una clase puede ser, lo que la interacción puede tener de bueno o malo, lo que significa el trabajo del educador.
También podría referirme al subtextos que el filme muestra, como el estatismo del sistema educativo para tomar decisiones, la voluble línea que hay en las relaciones docente-alumno, la realidad distinta que parecen vivir los padres hacia los hijos y su educación respectiva, pero estos temas son apenas bordeados, sería iluso pensar que en poco más de dos horas podamos abordar algo tan extenso.
Entre Muros es un filme que muestra realidad, puede tener algunos huecos a la hora de profundizar sí, pero por otra parte es imposible no sentirse parte de él, nosotros como los muros estamos ahí en las cuatro paredes, expectantes, ordenados uno con el otro, siendo testigo de lo que fuimos, de lo que pueden ser nuestros hijos, de lo que se está formando en el sistema que tenemos. Un filme realmente necesario.
La clase o Entre muros para seguir con idea realza un realismo bárbaro que se somete a un género que se debate entre el documental y la ficción, estamos claros que Cantet no está tratando de llegar a los niveles artísticos de Truffaut y “Los 400 golpes”, y está bastante bien, porque el director francés busca dar realismo a su producto, por eso no es extraño sentirse parte como de un experimento que parece querer salirse de control, un experimento donde la dinámica y la veracidad del producto lo dicen todo. Me resulta notable ahora que escribo estas líneas que el filme se desarrolle prácticamente dentro de cuatro paredes, entre los muros, habría que detallar con mucha sutileza los requerimientos creativos del escritor del guion, porque el detalle que logra plasmar en su libreto es de no creérsela, claro punto aparte pueden merecer los actores del filme, que no solo se dejan llevar por el juego propuesto por el filme si no que contribuyen a esa realidad, mi duda sigue siendo ¿serán actores? o todo el telonero es un trabajo de docuficcion no dicho. Lo pienso por que no recuerdo ver ninguno de ellos en otros filmes franceses y sin embargo todo me parece tan familiar y conocido, obviamente porque tal vez nos vemos reflejados en ellos, en lo que en algún momento fuimos en el aula, en lo que inconscientes que éramos con esa persona que se ponía en frente y nos trataba de dar conocimiento: algo que sabemos no se puede comprar a la vuelta de la esquina.
Claro el filme está lejos de pretender idealizar la figura del profesor, al contrario lo muestra como es, como un ser humano, capaz de rozar los límites con sus alumnos en busca de lograr una democracia participativa que no puede controlar, por eso mismo, por los límites. Pero tampoco hay que decir que la obra busca culpable, creo que es sincera porque nos hace testigos, y nos muestra lo que una clase puede ser, lo que la interacción puede tener de bueno o malo, lo que significa el trabajo del educador.
También podría referirme al subtextos que el filme muestra, como el estatismo del sistema educativo para tomar decisiones, la voluble línea que hay en las relaciones docente-alumno, la realidad distinta que parecen vivir los padres hacia los hijos y su educación respectiva, pero estos temas son apenas bordeados, sería iluso pensar que en poco más de dos horas podamos abordar algo tan extenso.
Entre Muros es un filme que muestra realidad, puede tener algunos huecos a la hora de profundizar sí, pero por otra parte es imposible no sentirse parte de él, nosotros como los muros estamos ahí en las cuatro paredes, expectantes, ordenados uno con el otro, siendo testigo de lo que fuimos, de lo que pueden ser nuestros hijos, de lo que se está formando en el sistema que tenemos. Un filme realmente necesario.
1 de febrero de 2017
1 de febrero de 2017
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Esta película la empecé a ver sin haber visto los créditos iniciales, a medida que iba avanzando el metraje, mi aburrimiento iba en aumento, no sucedía nada. Esperaba algún tipo de nudo o hilo conductor, me encontraba expectante a que la película fuese valiente en concentrarse en un tema o alumno en concreto; es su mayor fallo, intenta auto denominarse película "social", "de denuncia", pero lo único que veo que muestre es los estereotipos y clichés de una clase multicultural de adolescentes marginales en un instituto de un suburbio de una gran ciudad, película predecible y algo absurda e irritante por momentos. Las actuaciones de los alumnos de sorprendente calidad (sin pasarnos) y un poco sobreactuada la de François Bégaudeau. Mi sorpresa llego al tope cuando veo que no solo fue la ganadora de la Palma de oro del festival de Cannes, si no que incluso la nominaron a un premio Óscar.
En definitiva: muy sobrevalorada, el intento de crear un poco de debate al final del film la salva del suspenso
En definitiva: muy sobrevalorada, el intento de crear un poco de debate al final del film la salva del suspenso
25 de mayo de 2017
25 de mayo de 2017
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La triunfadora en el Festival de Cannes de su edición es una película francesa que nos presenta lo duro que es el mundo de la enseñanza expuesto desde el punto de vista tanto de los profesores como de los alumnos. Una visión complicada en ambos lados y difícil de llevar.
La película nos relata un año de curso escolar a través de los ojos de unos alumnos y un profesor en una clase de lengua. Una clase de niños de unos 14 años de un instituto de un barrio humilde, en el que los problemas del exterior se exponen en esos ojos de los niños, en el día a día de sus vidas.
Lo más llamativo de esta película es que mientras la veía y después de verla todavía me queda la duda si todo lo que se desarrolla es real; o es un guion. Y es que todos los intérpretes hacen de sí mismos, y está rodado de una forma que parece casi un documental. Pero no; es una película; solo aparenta ser un documental para que todo lo que se ve parezca mucho más real y cercano.
El film resulta muy interesante y convence en prácticamente todo. Uno asiste a esa clase de lengua como un alumno más, y va descubriendo a cada alumno a través de un ejercicio de autorretrato personal. Unos alumnos entre los que se encuentran algunos muy brillantes, y otros que sacan su rebeldía y coraje en cada oportunidad que tienen para poder demostrar que están por encima de las normas.
Pero la visión del profesor también es crucial. A través de sus palabras y su forma de ser uno es testigo de la dificultad de su profesión. La inmensa paciencia que debe tener para poder soportar la increíble batalla verbal que le ofrecen constantemente sus alumnos, es algo que sorprende.
Todos ellos realizan un trabajo fantástico. Y es aquí donde llega la gran pregunta. ¿Existe un guion o son escenas reales? Yo tengo mis dudas, ya que todos realizan un trabajo tan bueno que es increíblemente real; y eso hace que uno piense que pueda que no exista un guion. Pero por otro lado, uno es consciente que todo lo que se desarrolla en una ficción con base de realidad.
En fin, "La clase" es una película que funciona muy bien y convence en casi todo. Uno vuelve a una clase del instituto para aprender literatura; o debatir sobre racismo, deportes, homosexualidad, aspectos físicos y muchos temas más. Una clase donde a través de las palabras de unos alumnos y un profesor; uno es testigo de que en ese año escolar se aprende mucho más que lecciones de ortografía.
La película nos relata un año de curso escolar a través de los ojos de unos alumnos y un profesor en una clase de lengua. Una clase de niños de unos 14 años de un instituto de un barrio humilde, en el que los problemas del exterior se exponen en esos ojos de los niños, en el día a día de sus vidas.
Lo más llamativo de esta película es que mientras la veía y después de verla todavía me queda la duda si todo lo que se desarrolla es real; o es un guion. Y es que todos los intérpretes hacen de sí mismos, y está rodado de una forma que parece casi un documental. Pero no; es una película; solo aparenta ser un documental para que todo lo que se ve parezca mucho más real y cercano.
El film resulta muy interesante y convence en prácticamente todo. Uno asiste a esa clase de lengua como un alumno más, y va descubriendo a cada alumno a través de un ejercicio de autorretrato personal. Unos alumnos entre los que se encuentran algunos muy brillantes, y otros que sacan su rebeldía y coraje en cada oportunidad que tienen para poder demostrar que están por encima de las normas.
Pero la visión del profesor también es crucial. A través de sus palabras y su forma de ser uno es testigo de la dificultad de su profesión. La inmensa paciencia que debe tener para poder soportar la increíble batalla verbal que le ofrecen constantemente sus alumnos, es algo que sorprende.
Todos ellos realizan un trabajo fantástico. Y es aquí donde llega la gran pregunta. ¿Existe un guion o son escenas reales? Yo tengo mis dudas, ya que todos realizan un trabajo tan bueno que es increíblemente real; y eso hace que uno piense que pueda que no exista un guion. Pero por otro lado, uno es consciente que todo lo que se desarrolla en una ficción con base de realidad.
En fin, "La clase" es una película que funciona muy bien y convence en casi todo. Uno vuelve a una clase del instituto para aprender literatura; o debatir sobre racismo, deportes, homosexualidad, aspectos físicos y muchos temas más. Una clase donde a través de las palabras de unos alumnos y un profesor; uno es testigo de que en ese año escolar se aprende mucho más que lecciones de ortografía.
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